

Lanzado el 8 de septiembre de 2003, Dance of Death fue el decimotercer álbum de Iron Maiden y el segundo desde la vuelta de Bruce Dickinson a la banda. Teniendo la tarea de continuar la calidad que la banda había mostrado en el anterior Brave New World, Dance of Death contiene un par de elementos bastante particulares en la discografía de Iron Maiden, siendo el único álbum con créditos de todos los músicos, “Face in the Sand” siendo la única canción con Nicko McBrain usando un doble pedal, y cerrando con “Journeyman”, la única canción completamente acústica de la banda.
Teniendo mucho para hablar sobre el álbum, invitamos a los redactores de Track To Hell para que nos cuenten sobre su canción favorita del álbum y qué es lo que la hace especial. Además, Nacho Barletta da su opinión acerca de la que debe ser la portada más infame de toda la discografía de Iron Maiden.
Canción favorita: “Dance of Death”
Dance of Death tenía la difícil misión de revalidar lo conseguido por su antecesor Brave New World (2000), el disco que marcó el retorno de Bruce Dickinson y Adrian Smith a Iron Maiden. Lo cual no era ni más ni menos que confirmar que el retorno triunfante de La Bestia con su, en aquél entonces, novedoso line-up como sexteto no había sido una casualidad y que Maiden había llegado no solo para revivir su glorioso pasado sino también para reinventarse en el Siglo XXI. ¿Objetivo cumplido? Sin dudas. De otra forma, veinte años después, la banda no tendría el presente que tiene actualmente.
Y para lograr tal cometido el disco salió a la cancha con algunas armas muy poderosas, entre ellas, la mismísima canción que le da título al disco. En efecto, “Dance of Death” es una composición conjunta entre Janick Gers y Steve Harris, con su letra surrealista (muy inspirada estéticamente en el film The Seventh Seal de Ingmar Bergman de 1957) y con una ejecución majestuosa de guitarras épicas, cambios de ritmo intrincados y estrofas muy ganadoras, hicieron de este tema una de las joyas más preciadas por los fans de Maiden con seis integrantes. Este tema, junto a “Paschendale”, conforman el tándem de las canciones más épicas y extensas de este trabajo, y sin dudas fijarían el rumbo musical de Iron Maiden en sus trabajos subsiguientes, en donde la larga longitud de sus canciones ya no serían una excepción sino la regla.
Canción favorita: “Paschendale”
Realmente, todo un desafío quedarme con un solo tema de “Dance Of Death”, ya que son varios mis predilectos. Pero amoldándome a la consigna, me quedé con tres finalistas: el tema que le da nombre al disco, “Montségur” y “Paschendale”. Finalmente, opté por este último, no solo por la letra (que relata la tercera batalla de Ypres entre el imperio británico y el alemán, en el marco de la Primera Guerra Mundial), sino porque el tema, teatral por donde se lo escuche, consta de varios actos, uno distinto del otro.
Y por si esto fuera poco, la triada Murray, Smith y Gers se despachan con un solo cada uno. Y todo en ocho minutos y medio de duración. De la pared representada por Nicko y Harris, así como del gran momento de Dickinson a lo largo y ancho del disco, aunque particularmente en este tema, sería caer en un lugar común, una clara obviedad. Básicamente, “Paschendale” es un resumen perfecto del decimotercer registro discográfico de estudio de la doncella.
Canción favorita: “Montségur”
Cuando salió Dance of Death yo tenía apenas ocho años y para nada estaba metido en el heavy metal, así que no sabría decir cómo fue la recepción del álbum en ese momento. Pero poco a poco he ido haciéndome camino a través de la discografía del nuevo milenio de Iron Maiden, y el segundo disco desde la vuelta de Bruce Dickinson al grupo me quedó en su momento a lo último. ¿Por qué? Sinceramente era la repelente portada: era verla y no querer tenerla cerca.
Yendo al disco en si, si tuviera que elegir una canción me quedaría con “Montségur”, basado en el asedio del castillo del mismo nombre en el siglo XIII. La razón es que suena como una actualización mucho más pesada del sonido clásico de la banda, sin sonar como un refrito pero tampoco como un abandono de los elementos esenciales de los ingleses. Como alguien que a muchas veces tiene problemas para escuchar los devaneos progresivos de los últimos trabajos de Maiden y tampoco quiere que salgan con la decimoquinta versión de “2 Minutes To Midnight”, “Montségur” es un interesante punto medio que me gustaría que Dickinson y compañía exploraran más seguido.
Canción favorita: “Wildest Dreams”
¿Será trampa elegir la que es no sólo la primera canción del álbum sino también la que fue el primer single? No me importa, porque “Wildest Dreams” es Iron Maiden en su estado más puro: un riff inicial como para ir calentando los motores, el bajo de Steve Harris dando cátedra, Nicko McBrain sonando como un reloj detrás de la batería y Dickinson cubriendo todo el aspecto sonoro con sus agudos. Es una excelente manera de comenzar el álbum, y también es la banda pateando la puerta y diciendo “Estamos aquí”.
Como nota aparte, visto a la distancia fue una suerte que mi primera experiencia con la canción fuera sólo auditiva y no audiovisual, porque el de “Wildest Dreams” debe ser de los peores videos de Iron Maiden, con su animación a medio camino entre una cinemática de Warcraft, un juego de Hot Wheels, una película de Bionicle y un videoclip de Creed. Por suerte, la canción está en las antípodas de ello.
BONUS TRACK: La portada del álbum
Si bien el post es para comentar acerca de la canción que más me gusta, yo quiero hacer énfasis en otra característica del álbum: La portada.
Fácilmente una de las portadas más horribles de la historia de la música. E incomprensible también: ¿Por qué hay un bebé con una máscara veneciana bailando encima de un lobo? Después de tantas portadas increíbles, ¿por qué decidieron lanzar esa cosa horrenda?
David Patchett es el responsable de semejante aberración. O casi… El mismo pidió que su nombre no figurase en los créditos del álbum, porque se utilizó una portada incompleta. Alguien del sitio web de Iron Maiden le agregó más personajes a la portada, porque al mánager le parecía “vacía”. Originalmente, la tapa tendría solo a un Eddie caracterizado como la parca.
Moraleja: La banda que se encargue del arte, y los mánagers de los negocios.
Etiquetas: 2003, Dance of Death, Heavy Metal, Iron Maiden, Track To Hell

Lanzado el 8 de septiembre de 2003, Dance of Death fue el decimotercer álbum de Iron Maiden y el segundo desde la vuelta de Bruce Dickinson a la banda. Teniendo la tarea de continuar la calidad que la banda había mostrado en el anterior Brave New World, Dance of Death contiene un par de elementos bastante particulares en la discografía de Iron Maiden, siendo el único álbum con créditos de todos los músicos, “Face in the Sand” siendo la única canción con Nicko McBrain usando un doble pedal, y cerrando con “Journeyman”, la única canción completamente acústica de la banda.
Teniendo mucho para hablar sobre el álbum, invitamos a los redactores de Track To Hell para que nos cuenten sobre su canción favorita del álbum y qué es lo que la hace especial. Además, Nacho Barletta da su opinión acerca de la que debe ser la portada más infame de toda la discografía de Iron Maiden.
Canción favorita: “Dance of Death”
Dance of Death tenía la difícil misión de revalidar lo conseguido por su antecesor Brave New World (2000), el disco que marcó el retorno de Bruce Dickinson y Adrian Smith a Iron Maiden. Lo cual no era ni más ni menos que confirmar que el retorno triunfante de La Bestia con su, en aquél entonces, novedoso line-up como sexteto no había sido una casualidad y que Maiden había llegado no solo para revivir su glorioso pasado sino también para reinventarse en el Siglo XXI. ¿Objetivo cumplido? Sin dudas. De otra forma, veinte años después, la banda no tendría el presente que tiene actualmente.
Y para lograr tal cometido el disco salió a la cancha con algunas armas muy poderosas, entre ellas, la mismísima canción que le da título al disco. En efecto, “Dance of Death” es una composición conjunta entre Janick Gers y Steve Harris, con su letra surrealista (muy inspirada estéticamente en el film The Seventh Seal de Ingmar Bergman de 1957) y con una ejecución majestuosa de guitarras épicas, cambios de ritmo intrincados y estrofas muy ganadoras, hicieron de este tema una de las joyas más preciadas por los fans de Maiden con seis integrantes. Este tema, junto a “Paschendale”, conforman el tándem de las canciones más épicas y extensas de este trabajo, y sin dudas fijarían el rumbo musical de Iron Maiden en sus trabajos subsiguientes, en donde la larga longitud de sus canciones ya no serían una excepción sino la regla.
Canción favorita: “Paschendale”
Realmente, todo un desafío quedarme con un solo tema de “Dance Of Death”, ya que son varios mis predilectos. Pero amoldándome a la consigna, me quedé con tres finalistas: el tema que le da nombre al disco, “Montségur” y “Paschendale”. Finalmente, opté por este último, no solo por la letra (que relata la tercera batalla de Ypres entre el imperio británico y el alemán, en el marco de la Primera Guerra Mundial), sino porque el tema, teatral por donde se lo escuche, consta de varios actos, uno distinto del otro.
Y por si esto fuera poco, la triada Murray, Smith y Gers se despachan con un solo cada uno. Y todo en ocho minutos y medio de duración. De la pared representada por Nicko y Harris, así como del gran momento de Dickinson a lo largo y ancho del disco, aunque particularmente en este tema, sería caer en un lugar común, una clara obviedad. Básicamente, “Paschendale” es un resumen perfecto del decimotercer registro discográfico de estudio de la doncella.
Canción favorita: “Montségur”
Cuando salió Dance of Death yo tenía apenas ocho años y para nada estaba metido en el heavy metal, así que no sabría decir cómo fue la recepción del álbum en ese momento. Pero poco a poco he ido haciéndome camino a través de la discografía del nuevo milenio de Iron Maiden, y el segundo disco desde la vuelta de Bruce Dickinson al grupo me quedó en su momento a lo último. ¿Por qué? Sinceramente era la repelente portada: era verla y no querer tenerla cerca.
Yendo al disco en si, si tuviera que elegir una canción me quedaría con “Montségur”, basado en el asedio del castillo del mismo nombre en el siglo XIII. La razón es que suena como una actualización mucho más pesada del sonido clásico de la banda, sin sonar como un refrito pero tampoco como un abandono de los elementos esenciales de los ingleses. Como alguien que a muchas veces tiene problemas para escuchar los devaneos progresivos de los últimos trabajos de Maiden y tampoco quiere que salgan con la decimoquinta versión de “2 Minutes To Midnight”, “Montségur” es un interesante punto medio que me gustaría que Dickinson y compañía exploraran más seguido.
Canción favorita: “Wildest Dreams”
¿Será trampa elegir la que es no sólo la primera canción del álbum sino también la que fue el primer single? No me importa, porque “Wildest Dreams” es Iron Maiden en su estado más puro: un riff inicial como para ir calentando los motores, el bajo de Steve Harris dando cátedra, Nicko McBrain sonando como un reloj detrás de la batería y Dickinson cubriendo todo el aspecto sonoro con sus agudos. Es una excelente manera de comenzar el álbum, y también es la banda pateando la puerta y diciendo “Estamos aquí”.
Como nota aparte, visto a la distancia fue una suerte que mi primera experiencia con la canción fuera sólo auditiva y no audiovisual, porque el de “Wildest Dreams” debe ser de los peores videos de Iron Maiden, con su animación a medio camino entre una cinemática de Warcraft, un juego de Hot Wheels, una película de Bionicle y un videoclip de Creed. Por suerte, la canción está en las antípodas de ello.
BONUS TRACK: La portada del álbum
Si bien el post es para comentar acerca de la canción que más me gusta, yo quiero hacer énfasis en otra característica del álbum: La portada.
Fácilmente una de las portadas más horribles de la historia de la música. E incomprensible también: ¿Por qué hay un bebé con una máscara veneciana bailando encima de un lobo? Después de tantas portadas increíbles, ¿por qué decidieron lanzar esa cosa horrenda?
David Patchett es el responsable de semejante aberración. O casi… El mismo pidió que su nombre no figurase en los créditos del álbum, porque se utilizó una portada incompleta. Alguien del sitio web de Iron Maiden le agregó más personajes a la portada, porque al mánager le parecía “vacía”. Originalmente, la tapa tendría solo a un Eddie caracterizado como la parca.
Moraleja: La banda que se encargue del arte, y los mánagers de los negocios.
Etiquetas: 2003, Dance of Death, Heavy Metal, Iron Maiden, Track To Hell