Acaba de ver la luz este nuevo proyecto integrado por Jacob Bannon (voz), Mike McKenzie (voz y guitarra), Sean Martin (voz y guitarra), Greg Weeks (bajo) y Jon Rice (batería). El quinteto editó su primer full-length en todos los formatos, vía The Orchard Music, una división de Deathwish Inc. Si bien todos los miembros tienen amplias trayectorias en la escena de la música pesada, no caben dudas de que la figura más relevante es Jacob Bannon, vocalista de la mítica banda Converge. A su vez, la grabación y mezcla estuvieron a cargo de Kurt Ballou (guitarrista de Converge) y el impresionante arte visual fue realizado por Janusz Jurek, con aportes del propio Bannon, que también es un reconocido artista plástico.

El nombre “Umbra Vitae” (“sombra de la vida”, en Latín) fue tomado del poema de Georg Heym publicado con el mismo nombre en 1912. Se trata de una pieza literaria de carácter ominoso, según el propio Bannon, que lo inspiró a reconectarse con sus impulsos más agresivos en forma de Death Metal. Podría haber quienes no concuerden del todo con dicha definición, pero la banda dice que toca Death Metal, y por ende, en lo que a nosotros respecta, eso es lo que hacen.

El álbum comienza con unas guitarras, justamente, ominosas, en “Decadence Dissolves”, que rápidamente induce al vértigo de una música virtuosamente simple y directa, con muy buenos riffs. Lo interesante del Death Metal de la banda es que no disimula las influencias Hardcore, y eso, sinceramente, se agradece. Los solos de guitarra son sobrios y precisos.

“Ethereal Emptiness” es un track furioso, con voces que aparecen más viscerales que antes. Aquí cabe recordar que hay tres gargantas distintas involucradas en este grupo. Avanza la escucha y ya podemos anticipar que vamos a encontrarnos con una exquisita colección de riffs.

“Atheist Atheistic” sigue desplegando la propuesta con todas las cualidades que ya se fueron perfilando en los temas anteriores. La voz de Bannon no suena a lo que se “estila” en el Death Metal, pero es perfecta para la estética de la banda. La base rítmica en “Mantra of Madness” (corte de difusión con videoclip), así como en el resto de los temas, deja claro que puede alcanzar los niveles de velocidad y potencia más frecuentes en el género, intercalando pasajes que generan climas variados.

“Fear is a Fossil” es más lento y con notables armónicos de púa. Los temas son cortos: otra tradición del Hardcore. “Polluted Paradise” retoma la contundencia, alternada con momentos introspectivos, que el grupo expone como marca distintiva y se anima a introducir algunas sonoridades bastante estridentes de guitarra, con un corte abrupto cual martillazo.

Todo continúa con “Intimate Inferno”, de momentos especialmente reflexivos, hasta que todo vuelve a estallar en “Return to Zero”, una canción rabiosa con más riffs memorables. Algo tiene que quedar claro: Umbra Vitae ejecuta un Death Metal de sonido impecable, ataca sin ser brutal y, definitivamente, tiene groove.

 “Blood Blossom” sigue deleitando al oyente con más riffs de calidad y el último tema, “Shadow of Life” (traducción al inglés del nombre de la banda) cierra con oscura densidad una obra que explora las angustias individuales y sociales de una humanidad que no aprende a dejar de persistir en la decadencia moral.

El disco, que dura menos de media hora, es un debut espectacular de una banda que ofrece un Death Metal con influencias, tal vez, de Morbid Angel, Suffocation o hasta de la clásica Death; también del Hardcore o Post-Hardcore de Converge y All Pigs Must Die, y del Grindcore de Pig Destroyer, pero sin hacer Deathcore. No suena así; suena distinto, y esa es la gran conquista de Umbra Vitae con SU Death Metal.