

La máquina imparable de Tobias Sammet nos convocó temprano en Razzmatazz para en casi tres horas repasarnos la historia de Avantasia. Y vaya si lo hizo. Aquella tarde del 11 de abril, Barcelona fue testigo de cómo una visión musical concebida en estudio cobraba una dimensión estratosférica sobre las tablas. Realmente no se logra dimensionar la calidad musical a través de un disco, pero llevado a un en vivo es una locura que trataremos de desengranar a la mejor forma posible.
Desde el instante en que las luces se atenuaron y una atmósfera épica inundó el recinto, la promesa de una noche grandiosa se hizo palpable. La intro instrumental fue la antesala perfecta para la embestida de “Creepshow”, un golpe de energía que marcó el inicio de una travesía de casi tres horas a través del universo sonoro de Avantasia. Tobias, con su carisma arrollador, no solo lideró la banda con su voz potente, sino que también actuó como un maestro de ceremonias entusiasta, guiando al público a través de los intrincados pasajes de su ópera rock.
El secreto de la magia de Avantasia en directo reside, sin duda, en su impresionante elenco de vocalistas invitados. Cada aparición fue un nuevo acto en esta ópera metalera, aportando su propio matiz y energía a las composiciones. La fuerza vocal de Adrienne Cowan en “Reach Out for the Light” resonó con poderío, mientras que Tommy Karevik (Kamelot) añadió una capa de dramatismo palpable en “The Witch”. El torrente vocal de Herbie Langhans en “Devil in the Belfry” sacudió los cimientos de Razzmatazz, demostrando la versatilidad y la riqueza de registros que la banda despliega en vivo.
Los momentos de emoción también fueron protagonistas. La calidez en la voz de Eric Martin (Mr. Big) en la balada “What’s Left of Me” conmovió al público, y su dueto con Sammet en la poderosa “Dying for an Angel” fue un ejemplo de conexión genuina. Kenny Leckremo (H.E.A.T.) aportó su vibrante energía en “Against the Wind” y su química con Karevik en “The Wicked Symphony” fue uno de los puntos álgidos, permitiendo que ambos brillaran con luz propia.
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El setlist fue un equilibrio perfecto entre la presentación del nuevo álbum, “Here Be Dragons”, y la revisitación de clásicos atemporales. Temas como el que le da nombre la última placa, con un Tommy Karevik entregado, y la atmosférica “Avalon”, interpretada con pasión por Adrienne, demostraron la calidad del material reciente. Sin embargo, la euforia se desató con la llegada de himnos como “Let the Storm Descend Upon You”, con un Ronnie Atkins y un Herbie Langhans desatados, y la siempre vibrante “The Scarecrow”, coreada con fervor por la audiencia.
Ronnie Atkins (Pretty Maids) se erigió como uno de los pilares de la noche, irradiando energía y emoción en cada interpretación, dejando una marca imborrable en “Phantasmagoria” y “Promised Land”. Chiara Tricarico también cautivó al público con su sentida “Farewell”. Y en el clímax teatral de “Death Is Just a Feeling”, la transformación de Sammet en un personaje oscuro y dramático añadió una dimensión visual fascinante al espectáculo.
Los bises fueron un epílogo mágico. Tobias Sammet al piano en la íntima “Lucifer” creó un silencio reverente en la sala, antes de que la energía volviera a desbordarse con “Lost in Space”. El cierre apoteósico con “Sign of the Angels”, reuniendo a todos los vocalistas sobre el escenario en una explosión coral, fue la guinda perfecta para una noche que trascendió la mera ejecución musical.
Avantasia en directo es una experiencia que va más allá de la escucha de sus álbumes. Es una inmersión total en un universo de fantasía y poderío musical, donde cada canción es un acto y cada voz, un personaje inolvidable. La dedicación de Sammet y la calidad de sus colaboradores convierten cada concierto en un evento único, demostrando que la locura musical de Avantasia solo se puede comprender plenamente viviéndola en directo.
Barcelona fue testigo de ello, y aquellos que estuvimos allí podemos afirmar que fuimos parte de algo realmente especial.


La máquina imparable de Tobias Sammet nos convocó temprano en Razzmatazz para en casi tres horas repasarnos la historia de Avantasia. Y vaya si lo hizo. Aquella tarde del 11 de abril, Barcelona fue testigo de cómo una visión musical concebida en estudio cobraba una dimensión estratosférica sobre las tablas. Realmente no se logra dimensionar la calidad musical a través de un disco, pero llevado a un en vivo es una locura que trataremos de desengranar a la mejor forma posible.
Desde el instante en que las luces se atenuaron y una atmósfera épica inundó el recinto, la promesa de una noche grandiosa se hizo palpable. La intro instrumental fue la antesala perfecta para la embestida de “Creepshow”, un golpe de energía que marcó el inicio de una travesía de casi tres horas a través del universo sonoro de Avantasia. Tobias, con su carisma arrollador, no solo lideró la banda con su voz potente, sino que también actuó como un maestro de ceremonias entusiasta, guiando al público a través de los intrincados pasajes de su ópera rock.
El secreto de la magia de Avantasia en directo reside, sin duda, en su impresionante elenco de vocalistas invitados. Cada aparición fue un nuevo acto en esta ópera metalera, aportando su propio matiz y energía a las composiciones. La fuerza vocal de Adrienne Cowan en “Reach Out for the Light” resonó con poderío, mientras que Tommy Karevik (Kamelot) añadió una capa de dramatismo palpable en “The Witch”. El torrente vocal de Herbie Langhans en “Devil in the Belfry” sacudió los cimientos de Razzmatazz, demostrando la versatilidad y la riqueza de registros que la banda despliega en vivo.
Los momentos de emoción también fueron protagonistas. La calidez en la voz de Eric Martin (Mr. Big) en la balada “What’s Left of Me” conmovió al público, y su dueto con Sammet en la poderosa “Dying for an Angel” fue un ejemplo de conexión genuina. Kenny Leckremo (H.E.A.T.) aportó su vibrante energía en “Against the Wind” y su química con Karevik en “The Wicked Symphony” fue uno de los puntos álgidos, permitiendo que ambos brillaran con luz propia.
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El setlist fue un equilibrio perfecto entre la presentación del nuevo álbum, “Here Be Dragons”, y la revisitación de clásicos atemporales. Temas como el que le da nombre la última placa, con un Tommy Karevik entregado, y la atmosférica “Avalon”, interpretada con pasión por Adrienne, demostraron la calidad del material reciente. Sin embargo, la euforia se desató con la llegada de himnos como “Let the Storm Descend Upon You”, con un Ronnie Atkins y un Herbie Langhans desatados, y la siempre vibrante “The Scarecrow”, coreada con fervor por la audiencia.
Ronnie Atkins (Pretty Maids) se erigió como uno de los pilares de la noche, irradiando energía y emoción en cada interpretación, dejando una marca imborrable en “Phantasmagoria” y “Promised Land”. Chiara Tricarico también cautivó al público con su sentida “Farewell”. Y en el clímax teatral de “Death Is Just a Feeling”, la transformación de Sammet en un personaje oscuro y dramático añadió una dimensión visual fascinante al espectáculo.
Los bises fueron un epílogo mágico. Tobias Sammet al piano en la íntima “Lucifer” creó un silencio reverente en la sala, antes de que la energía volviera a desbordarse con “Lost in Space”. El cierre apoteósico con “Sign of the Angels”, reuniendo a todos los vocalistas sobre el escenario en una explosión coral, fue la guinda perfecta para una noche que trascendió la mera ejecución musical.
Avantasia en directo es una experiencia que va más allá de la escucha de sus álbumes. Es una inmersión total en un universo de fantasía y poderío musical, donde cada canción es un acto y cada voz, un personaje inolvidable. La dedicación de Sammet y la calidad de sus colaboradores convierten cada concierto en un evento único, demostrando que la locura musical de Avantasia solo se puede comprender plenamente viviéndola en directo.
Barcelona fue testigo de ello, y aquellos que estuvimos allí podemos afirmar que fuimos parte de algo realmente especial.