

El tercer día en Gdánsk nos recibía con cielos encapotados y un ambiente que presagiaba intensidad. Con el cuerpo aún resentido tras el caos melódico del día anterior, el recinto del Mystic abría sus puertas a una jornada marcada por la contundencia, la teatralidad y la celebración de cuatro décadas de historia viva del metal.
Green Lung era el encargado de arrancar el escenario principal. La banda británica demostró por qué su ascenso ha sido tan meteórico dentro del doom-rock más accesible. En un set cargado de mística, riffs setenteros y cánticos ocultistas, destacaron temas como “Let the Devil In“, “Leaders of the Blind” y la potente “The Forest Church“.
A pocos metros, los neoyorquinos Stray From The Path ponía a prueba la resistencia matinal del Park Stage en la que anunciaban como su última gira por festivales europeos. “Guillotine“, “
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Los que sí sabían de girar y romper cuellos eran Signs of the Swarm, que en el Shrine Stage desplegaron su deathcore ultratécnico con una precisión quirúrgica. “Tower of Torsos“, “Amongst the Low & Empty” y “Pray for Death” retumbaron como mazazos en la sala, liderados por un David Simonich que no tuvo piedad en su ejecución vocal. Tendremos la oportunidad de verlos de nuevo este próximo 21 de Junio en Leeds.
La tormenta era inevitable, tanto fuera como dentro del recinto. Y fue precisamente Jinjer quien tuvo que enfrentarse a la lluvia en su regreso a tierras polacas. El aguacero no disuadió a los miles de fieles que se congregaron en el Main Stage para ver a Tatiana Shmayluk y compañía. “Vortex“, “Wallflower” y “Pisces” fueron algunas de las joyas que cayeron una tras otra, acompañadas por rayos naturales y eléctricos. Un momento que quedará grabado en la memoria colectiva de los 25 años del festival.
En paralelo, Hatebreed hacía lo que mejor sabe en el Park Stage: destruir. Jamey Jasta arengaba a las masas mientras lanzaban trallazos como “Destroy Everything“, “Live for This” y el himno imperecedero “I Will Be Heard“. Cada breakdown era un martillazo, y cada grito un mensaje de resistencia.
Y si Hatebreed representaba la furia, Opeth trajo la introspección. En un set cuidadosamente equilibrado, Mikael Åkerfeldt y los suyos ofrecieron una clase magistral de técnica y sensibilidad. Desde la progresiva y etérea “Ghost of Perdition“, pasando por la melancólica “Windowpane“, hasta cerrar con la aplastante “Deliverance“, los suecos reafirmaron por qué son una de las bandas más respetadas de la escena internacional.
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Ya entrada la noche, el tiempo se detenía por un momento para rendir tributo a la historia viva del metal. W.A.S.P. subía al escenario con un Blackie Lawless que, a pesar de los años, sigue sabiendo cómo cautivar a una multitud. Clásicos como “L.O.V.E. Machine“, “Wild Child” y por supuesto, “I Wanna Be Somebody“, encendieron una oleada de nostalgia y pasión entre generaciones mezcladas, con la gente preguntándose por quién estaba cortando cebollas…
Y cuando parecía que el listón no podía subir más, King Diamond se encargó de demostrar lo contrario. La noche cerraba con un espectáculo visual y teatral como solo él sabe ofrecer. Con una escenografía digna de una obra de horror gótico y su característico falsete, el danés recorrió joyas como “Welcome Home“, “Sleepless Nights” y “Abigail“, mientras el público coreaba, asombrado por la intensidad y el dramatismo.
Ahora sí, tocaba prepararse para la última jornada, la que cerrará esta edición tan especial de este festival tan especial.
Etiquetas: Jinjer, Mystic Festival, Mystic Festival 2025, Opeth, polonia, WASP

El tercer día en Gdánsk nos recibía con cielos encapotados y un ambiente que presagiaba intensidad. Con el cuerpo aún resentido tras el caos melódico del día anterior, el recinto del Mystic abría sus puertas a una jornada marcada por la contundencia, la teatralidad y la celebración de cuatro décadas de historia viva del metal.
Green Lung era el encargado de arrancar el escenario principal. La banda británica demostró por qué su ascenso ha sido tan meteórico dentro del doom-rock más accesible. En un set cargado de mística, riffs setenteros y cánticos ocultistas, destacaron temas como “Let the Devil In“, “Leaders of the Blind” y la potente “The Forest Church“.
A pocos metros, los neoyorquinos Stray From The Path ponía a prueba la resistencia matinal del Park Stage en la que anunciaban como su última gira por festivales europeos. “Guillotine“, “
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La tormenta era inevitable, tanto fuera como dentro del recinto. Y fue precisamente Jinjer quien tuvo que enfrentarse a la lluvia en su regreso a tierras polacas. El aguacero no disuadió a los miles de fieles que se congregaron en el Main Stage para ver a Tatiana Shmayluk y compañía. “Vortex“, “Wallflower” y “Pisces” fueron algunas de las joyas que cayeron una tras otra, acompañadas por rayos naturales y eléctricos. Un momento que quedará grabado en la memoria colectiva de los 25 años del festival.
En paralelo, Hatebreed hacía lo que mejor sabe en el Park Stage: destruir. Jamey Jasta arengaba a las masas mientras lanzaban trallazos como “Destroy Everything“, “Live for This” y el himno imperecedero “I Will Be Heard“. Cada breakdown era un martillazo, y cada grito un mensaje de resistencia.
Y si Hatebreed representaba la furia, Opeth trajo la introspección. En un set cuidadosamente equilibrado, Mikael Åkerfeldt y los suyos ofrecieron una clase magistral de técnica y sensibilidad. Desde la progresiva y etérea “Ghost of Perdition“, pasando por la melancólica “Windowpane“, hasta cerrar con la aplastante “Deliverance“, los suecos reafirmaron por qué son una de las bandas más respetadas de la escena internacional.
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Ya entrada la noche, el tiempo se detenía por un momento para rendir tributo a la historia viva del metal. W.A.S.P. subía al escenario con un Blackie Lawless que, a pesar de los años, sigue sabiendo cómo cautivar a una multitud. Clásicos como “L.O.V.E. Machine“, “Wild Child” y por supuesto, “I Wanna Be Somebody“, encendieron una oleada de nostalgia y pasión entre generaciones mezcladas, con la gente preguntándose por quién estaba cortando cebollas…
Y cuando parecía que el listón no podía subir más, King Diamond se encargó de demostrar lo contrario. La noche cerraba con un espectáculo visual y teatral como solo él sabe ofrecer. Con una escenografía digna de una obra de horror gótico y su característico falsete, el danés recorrió joyas como “Welcome Home“, “Sleepless Nights” y “Abigail“, mientras el público coreaba, asombrado por la intensidad y el dramatismo.
Ahora sí, tocaba prepararse para la última jornada, la que cerrará esta edición tan especial de este festival tan especial.
Etiquetas: Jinjer, Mystic Festival, Mystic Festival 2025, Opeth, polonia, WASP