

Nos despedimos del Mystic Festival 2025 con la intensidad que merecía una edición inolvidable. El cansancio acumulado tras cuatro días de música no impidió que el público se aferrara a cada instante de la jornada final, buscando grabar en su memoria colectiva lo que ha sido una auténtica celebración del metal en todas sus formas.
La jornada arrancó con Grove Street y Employed to Serve, preparando el terreno para que Landmvrks abriera el Main Stage bajo una fina lluvia que no logró frenar el entusiasmo del público. Desde Marsella, los encabezados por Flo Salfati ofrecieron una actuación arrolladora que sorprendió incluso en su prueba de sonido, tan pulcra que muchos pensaron que era una grabación de estudio. Su setlist combinó lo mejor de su nuevo trabajo The Darkest Place I’ve Ever Been —con cortes como “Sulfur”, “Creature” o “Blood Red”— con himnos como “Self-Made Blackhole”, “Lost in a Wave” y “Rainfall”, logrando un arranque de jornada verdaderamente demoledor.
El relevo lo tomaron los suizos Paleface Swiss, haciendo vibrar el Park Stage con una entrega descomunal. Fieles a su estilo de modern core, ofrecieron una de las actuaciones más intensas del día, centrada en su potente álbum Cursed, curiosamente producido por el propio Salfati. Una conexión sonora entre Francia y Suiza que dejó huella.
Mientras tanto, en los escenarios interiores, Dark Angel y Skeletal Remains mantuvieron vivo el pulso thrash y death en los escenarios Shrine y Sabbath, demostrando que el Mystic Festival no hace distinciones y ofrece metal para todos los gustos.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Paleface Swiss anuncia una nueva y extensa gira europea en 2026
La calma tensa del Main Stage fue rota por los titanes suecos Dark Tranquillity, que ofrecieron una de las actuaciones más memorables de todo el festival. Su elegancia melódica y fuerza escénica envolvieron a una audiencia entregada desde los primeros acordes, confirmando que lo suyo es arte hecho metal. El público, consciente de que estaba presenciando algo especial, se agolpaba desde todos los rincones del recinto para no perder detalle.
Los daneses CABAL aportaron su cuota de brutalidad con un set breve pero devastador, un soplo de deathcore crudo y moderno que compensó con creces la escasez del género en la jornada. Con discos como Snake Tongue o No Peace, se están consolidando como una referencia emergente en Europa.
Llegaba el turno de los finlandeses Apocalyptica, que llenaron el Main Stage con un espectáculo centrado en sus ya icónicas versiones de Metallica. “Battery”, “Enter Sandman” o “Blackened” sonaron majestuosas, convertidas en himnos de cuerdas. Paralelamente, Vader reafirmaba su trono como embajadores del metal extremo polaco, reuniendo a una masa impresionante de seguidores. Fue un duelo de titanes entre la sofisticación sinfónica y la brutalidad local.
En el Dessert Stage, Pentagram hizo historia con una de sus últimas presentaciones en Europa. Bajo una llovizna persistente y entre charcos de barro, cientos de fieles se reunieron para ver a Bobby Liebling decir adiós al continente. Fue un momento cargado de simbolismo, auténtico y crudo, como la propia esencia del doom.
La recta final del día reservaba aún sorpresas de alto voltaje. Municipal Waste destrozó literalmente el Shrine Stage con una dosis letal de crossover thrash, mientras que el tributo Blood, Fire, Death mantenía viva la llama de Bathory en el Park Stage.
Todo el festival se volcó finalmente hacia el Main Stage, preparado para acoger el show más esperado de la jornada —y posiblemente del festival entero—: el último gran directo de Sepultura. Los brasileños ofrecieron un concierto monumental, en orden cronológico, recorriendo toda su discografía desde Schizophrenia y Arise hasta los míticos Chaos A.D. y Roots. Fue también el momento de repasar la era con Derrick Green, cerrando así el círculo de un legado que ha marcado a generaciones. Andreas Kisser, Paulo Jr. y el imponente Greyson Nekrutman a la batería fueron los encargados de dar forma a este adiós, emocional y demoledor, ante una audiencia absolutamente entregada. Una despedida a la altura de una leyenda.
Como colofón, Tiamat y I Am Morbid pusieron el broche final a una edición extraordinaria, dejando una sensación compartida: ya contamos los días para que llegue el próximo Mystic Festival. Que pasen rápido los próximos 365.
Etiquetas: Mystic Festival 2025, Paleface Swiss, Pentagram, polonia, Sepultura

Nos despedimos del Mystic Festival 2025 con la intensidad que merecía una edición inolvidable. El cansancio acumulado tras cuatro días de música no impidió que el público se aferrara a cada instante de la jornada final, buscando grabar en su memoria colectiva lo que ha sido una auténtica celebración del metal en todas sus formas.
La jornada arrancó con Grove Street y Employed to Serve, preparando el terreno para que Landmvrks abriera el Main Stage bajo una fina lluvia que no logró frenar el entusiasmo del público. Desde Marsella, los encabezados por Flo Salfati ofrecieron una actuación arrolladora que sorprendió incluso en su prueba de sonido, tan pulcra que muchos pensaron que era una grabación de estudio. Su setlist combinó lo mejor de su nuevo trabajo The Darkest Place I’ve Ever Been —con cortes como “Sulfur”, “Creature” o “Blood Red”— con himnos como “Self-Made Blackhole”, “Lost in a Wave” y “Rainfall”, logrando un arranque de jornada verdaderamente demoledor.
El relevo lo tomaron los suizos Paleface Swiss, haciendo vibrar el Park Stage con una entrega descomunal. Fieles a su estilo de modern core, ofrecieron una de las actuaciones más intensas del día, centrada en su potente álbum Cursed, curiosamente producido por el propio Salfati. Una conexión sonora entre Francia y Suiza que dejó huella.
Mientras tanto, en los escenarios interiores, Dark Angel y Skeletal Remains mantuvieron vivo el pulso thrash y death en los escenarios Shrine y Sabbath, demostrando que el Mystic Festival no hace distinciones y ofrece metal para todos los gustos.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Paleface Swiss anuncia una nueva y extensa gira europea en 2026
La calma tensa del Main Stage fue rota por los titanes suecos Dark Tranquillity, que ofrecieron una de las actuaciones más memorables de todo el festival. Su elegancia melódica y fuerza escénica envolvieron a una audiencia entregada desde los primeros acordes, confirmando que lo suyo es arte hecho metal. El público, consciente de que estaba presenciando algo especial, se agolpaba desde todos los rincones del recinto para no perder detalle.
Los daneses CABAL aportaron su cuota de brutalidad con un set breve pero devastador, un soplo de deathcore crudo y moderno que compensó con creces la escasez del género en la jornada. Con discos como Snake Tongue o No Peace, se están consolidando como una referencia emergente en Europa.
Llegaba el turno de los finlandeses Apocalyptica, que llenaron el Main Stage con un espectáculo centrado en sus ya icónicas versiones de Metallica. “Battery”, “Enter Sandman” o “Blackened” sonaron majestuosas, convertidas en himnos de cuerdas. Paralelamente, Vader reafirmaba su trono como embajadores del metal extremo polaco, reuniendo a una masa impresionante de seguidores. Fue un duelo de titanes entre la sofisticación sinfónica y la brutalidad local.
En el Dessert Stage, Pentagram hizo historia con una de sus últimas presentaciones en Europa. Bajo una llovizna persistente y entre charcos de barro, cientos de fieles se reunieron para ver a Bobby Liebling decir adiós al continente. Fue un momento cargado de simbolismo, auténtico y crudo, como la propia esencia del doom.
La recta final del día reservaba aún sorpresas de alto voltaje. Municipal Waste destrozó literalmente el Shrine Stage con una dosis letal de crossover thrash, mientras que el tributo Blood, Fire, Death mantenía viva la llama de Bathory en el Park Stage.
Todo el festival se volcó finalmente hacia el Main Stage, preparado para acoger el show más esperado de la jornada —y posiblemente del festival entero—: el último gran directo de Sepultura. Los brasileños ofrecieron un concierto monumental, en orden cronológico, recorriendo toda su discografía desde Schizophrenia y Arise hasta los míticos Chaos A.D. y Roots. Fue también el momento de repasar la era con Derrick Green, cerrando así el círculo de un legado que ha marcado a generaciones. Andreas Kisser, Paulo Jr. y el imponente Greyson Nekrutman a la batería fueron los encargados de dar forma a este adiós, emocional y demoledor, ante una audiencia absolutamente entregada. Una despedida a la altura de una leyenda.
Como colofón, Tiamat y I Am Morbid pusieron el broche final a una edición extraordinaria, dejando una sensación compartida: ya contamos los días para que llegue el próximo Mystic Festival. Que pasen rápido los próximos 365.
Etiquetas: Mystic Festival 2025, Paleface Swiss, Pentagram, polonia, Sepultura