


Cruzábamos el Canal de la Mancha rumbo al corazón de Inglaterra, donde la metrópolis del condado de Yorkshire acogería la que sería la vigésima edición de un legendario festival que sirvió como cuna de la escena hardcore durante diez años seguidos, hasta que entró en un largo hiato desde 2015 hasta esta esperada edición. Ghostfest quería volver por todo lo alto, como en sus históricas jornadas de 2008 y 2012. Y no fue para menos.
En las entrañas del Leeds University Union, dos salas subterráneas escondían el epicentro de este resurgimiento. Con aforo reducido pero intensidad máxima, el lugar fue un escenario digno de la gran y sólida escena que caracteriza a este país.
Party Cannon dio el pistoletazo de salida con absoluta prisa, ya que los escoceses hicieron lo impensable: tocar su set dos veces en un mismo día, en Ghostfest y luego como headliners en Londres. Esparciendo pura locura, no hubo mejor manera de encender esa llama que, tras diez largos años, parecía haberse extinguido.
Mientras tanto, en el segundo escenario, Veiled y False Reality iban calentando motores para la llegada de TRC al principal. Hardcore británico de la vieja escuela en su máxima expresión.
Pintglass los seguiría, llevando la energía aún más lejos, con una conexión instantánea entre la banda y el público. Se consolidaron como una de las mayores promesas de la escena inglesa para los próximos años.
Desolated fue una de las bandas más destacadas de esta jornada única. Íconos del hardcore británico, pisaron fuerte el escenario con un Tony Evans más preparado que nunca, dejando claro por qué esta edición de Ghostfest marcaría el renacimiento de una de las eternas catedrales del underground nacional.
Luego fue el turno de Xile. Los neozelandeses, asentados en York, llegaron para reemplazar —junto a Graphic Nature— a los supuestamente reunidos Landscapes, quienes tuvieron que cancelar su presentación a última hora. Aun así, los kiwis no decepcionaron en absoluto y ofrecieron un set de hardcore brutal que quedará para el recuerdo.
Street Soldier fue otra de las sorpresas del festival desde el primer minuto. Una de las bandas más esperadas del sábado, con un Scotty Hall inquieto, al igual que el resto de la alineación. Encendieron el lugar con temas como “Bully Basher” y “One Man Gang”.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Festival Summer Blast: “Noche de hardcore y resistencia”
Filth se encargó de poner la alfombra roja para una de las tres grandes cabeceras del evento. Los de Shelby, NC, abrieron su gira europea reafirmando a toda su “Gutter Gang”, en un set lleno de adrenalina y sudor, con un público completamente frenético. El clímax fue cuando sonó su aclamado “Southern Hostility”, momento en el que incluso los fotógrafos cantábamos al unísono. Sin duda, los de Dustin Mitchell tienen un brillante camino por delante.
Desde Suecia, Humanity’s Last Breath fue la traca final de esta vigésima edición. Le dieron otro color al festival, pasando del core al thall, y desplegaron su atmósfera ambiental y progresiva característica. Liderados por Tuomas Kurikka y el prodigioso Buster Odeholm, tocaron clásicos como “Instill” o “Labyrinthian”, además de temas de su más reciente álbum, abriendo así las puertas a un nuevo subgénero que poco a poco gana espacio en la escena.
La penúltima banda en actuar fueron los gigantes del deathcore americano Signs of the Swarm. Después de haberlos visto semanas antes a cientos de kilómetros en Polonia, esta vez ofrecieron un set mucho más extenso. Nos adelantaron temas de su próximo álbum “To Rid Myself of Truth”, que saldrá el 22 de agosto, dejándonos con la miel en los labios.
Los de David Simonich aprovecharon al máximo su hora de presentación para firmar una de las mejores actuaciones del festival, sin lugar a duda.
El cierre de esta gran edición de Ghostfest 2025 estuvo a cargo de los íconos del extremo británico: Ingested. Fundados en 2006, con una alineación constante entre sus fundadores (y una larga lista de músicos en vivo), vivieron uno de los momentos más impactantes del festival al anunciar la salida de su vocalista y líder desde entonces, Jason Evans.
El encargado de tomar el relevo fue Josh Davies (ex-Monasteries, Malice), quien dio vida a una nueva etapa para la banda, sin decepcionar en absoluto. Con un amplio rango vocal y una energía explosiva sobre el escenario, repasaron buena parte de su discografía moderna e interpretaron su más reciente trabajo “Altar of Flesh”. Con Lyn Jeffs ausente por problemas musculares, el único fundador presente, Sean Hynes, lideró la actuación junto a Virrueta y O’Malley, quienes también fueron anunciados como miembros oficiales en guitarra y bajo respectivamente.
El Leeds University Union se despidió de una jornada cargada de sonido, pasión y hermandad, donde tanto caras nuevas como veteranas se encontraron para vivir una cita inolvidable. La esperanza ahora es clara: que esta edición no sea un simple regreso, sino el inicio de una nueva etapa que evite otro hiato de diez años como el vivido hasta ahora.
obtener inercia para muchas más ediciones en el futuro, para así evitar otro hiato de 10 años como el que venían arrastrando hasta ahora.



Cruzábamos el Canal de la Mancha rumbo al corazón de Inglaterra, donde la metrópolis del condado de Yorkshire acogería la que sería la vigésima edición de un legendario festival que sirvió como cuna de la escena hardcore durante diez años seguidos, hasta que entró en un largo hiato desde 2015 hasta esta esperada edición. Ghostfest quería volver por todo lo alto, como en sus históricas jornadas de 2008 y 2012. Y no fue para menos.
En las entrañas del Leeds University Union, dos salas subterráneas escondían el epicentro de este resurgimiento. Con aforo reducido pero intensidad máxima, el lugar fue un escenario digno de la gran y sólida escena que caracteriza a este país.
Party Cannon dio el pistoletazo de salida con absoluta prisa, ya que los escoceses hicieron lo impensable: tocar su set dos veces en un mismo día, en Ghostfest y luego como headliners en Londres. Esparciendo pura locura, no hubo mejor manera de encender esa llama que, tras diez largos años, parecía haberse extinguido.
Mientras tanto, en el segundo escenario, Veiled y False Reality iban calentando motores para la llegada de TRC al principal. Hardcore británico de la vieja escuela en su máxima expresión.
Pintglass los seguiría, llevando la energía aún más lejos, con una conexión instantánea entre la banda y el público. Se consolidaron como una de las mayores promesas de la escena inglesa para los próximos años.
Desolated fue una de las bandas más destacadas de esta jornada única. Íconos del hardcore británico, pisaron fuerte el escenario con un Tony Evans más preparado que nunca, dejando claro por qué esta edición de Ghostfest marcaría el renacimiento de una de las eternas catedrales del underground nacional.
Luego fue el turno de Xile. Los neozelandeses, asentados en York, llegaron para reemplazar —junto a Graphic Nature— a los supuestamente reunidos Landscapes, quienes tuvieron que cancelar su presentación a última hora. Aun así, los kiwis no decepcionaron en absoluto y ofrecieron un set de hardcore brutal que quedará para el recuerdo.
Street Soldier fue otra de las sorpresas del festival desde el primer minuto. Una de las bandas más esperadas del sábado, con un Scotty Hall inquieto, al igual que el resto de la alineación. Encendieron el lugar con temas como “Bully Basher” y “One Man Gang”.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Festival Summer Blast: “Noche de hardcore y resistencia”
Filth se encargó de poner la alfombra roja para una de las tres grandes cabeceras del evento. Los de Shelby, NC, abrieron su gira europea reafirmando a toda su “Gutter Gang”, en un set lleno de adrenalina y sudor, con un público completamente frenético. El clímax fue cuando sonó su aclamado “Southern Hostility”, momento en el que incluso los fotógrafos cantábamos al unísono. Sin duda, los de Dustin Mitchell tienen un brillante camino por delante.
Desde Suecia, Humanity’s Last Breath fue la traca final de esta vigésima edición. Le dieron otro color al festival, pasando del core al thall, y desplegaron su atmósfera ambiental y progresiva característica. Liderados por Tuomas Kurikka y el prodigioso Buster Odeholm, tocaron clásicos como “Instill” o “Labyrinthian”, además de temas de su más reciente álbum, abriendo así las puertas a un nuevo subgénero que poco a poco gana espacio en la escena.
La penúltima banda en actuar fueron los gigantes del deathcore americano Signs of the Swarm. Después de haberlos visto semanas antes a cientos de kilómetros en Polonia, esta vez ofrecieron un set mucho más extenso. Nos adelantaron temas de su próximo álbum “To Rid Myself of Truth”, que saldrá el 22 de agosto, dejándonos con la miel en los labios.
Los de David Simonich aprovecharon al máximo su hora de presentación para firmar una de las mejores actuaciones del festival, sin lugar a duda.
El cierre de esta gran edición de Ghostfest 2025 estuvo a cargo de los íconos del extremo británico: Ingested. Fundados en 2006, con una alineación constante entre sus fundadores (y una larga lista de músicos en vivo), vivieron uno de los momentos más impactantes del festival al anunciar la salida de su vocalista y líder desde entonces, Jason Evans.
El encargado de tomar el relevo fue Josh Davies (ex-Monasteries, Malice), quien dio vida a una nueva etapa para la banda, sin decepcionar en absoluto. Con un amplio rango vocal y una energía explosiva sobre el escenario, repasaron buena parte de su discografía moderna e interpretaron su más reciente trabajo “Altar of Flesh”. Con Lyn Jeffs ausente por problemas musculares, el único fundador presente, Sean Hynes, lideró la actuación junto a Virrueta y O’Malley, quienes también fueron anunciados como miembros oficiales en guitarra y bajo respectivamente.
El Leeds University Union se despidió de una jornada cargada de sonido, pasión y hermandad, donde tanto caras nuevas como veteranas se encontraron para vivir una cita inolvidable. La esperanza ahora es clara: que esta edición no sea un simple regreso, sino el inicio de una nueva etapa que evite otro hiato de diez años como el vivido hasta ahora.
obtener inercia para muchas más ediciones en el futuro, para así evitar otro hiato de 10 años como el que venían arrastrando hasta ahora.