


El viernes Fuengirola se transformó en un vibrante santuario para los amantes del metal y el rock, y yo estaba allí para vivir el segundo día del Sun & Thunder Festival. A pesar del agotamiento remanente de la jornada inaugural y la persistente canícula del verano malagueño, una ardiente expectación nos galvanizó a todos los asistentes. Sabíamos que nos esperaba otra jornada épica…
Leeve encendió la tarde con un hard rock seductor que mezcló melodía y fuerza desde el primer compás. “Comrade” y “Anchor” sonaron espectaculares, mientras que la introspectiva “White Walls and Black Holes” mostró un lado más sensible. Luego, la furia irrumpió con “Shovel Shit” y “White Male Heterosexual”, y la sátira mordaz se destacó en “Duck Jump Kill” y “Mud Battered”, dejando al público contagiado de energía.
Argion, la banda asturiana de heavy/power metal surgida de DarkAge en 2014, demostró que llega fuerte en la escena española. “Soldado Errante” y “Anne Bonny” encendieron el headbanging, mientras que el himno “Águila de Sangre” unió a la multitud en una respuesta apasionada. Fue una actuación vibrante que dejó claro que su futuro es brillante.
The Electric Alley, desde Cádiz, desplegó una fusión de rock sureño, blues, soul y country. Comenzaron con la envolvente “Apache”, siguieron con la melancólica “One Lasting Light”, subieron la intensidad con “Get Electrified” y cerraron con un solo magistral en “No Control”. Salí con el eco de guitarras y una sensación de autenticidad rockera.
Con Sphinx, el heavy metal gaditano fue contundente, abriendo con “Vida Virtual” de su disco homónimo (2025), siguiendo con “Destino” (Paraíso En La Eternidad, 2005) y “Dulce Veneno” (Chronos, 2013). Continuaron con “1936” y “Momentos de Lucidez”, culminando con el emblemático “Ángel Sin Piedad” (Sphinx, 2001)—un cierre simbólico y poderoso.
Shakra, el quinteto suizo de hard rock clásico, ofreció un set directo y enérgico bajo el sol: “A Roll Of The Dice”, “Invincible” y “Raise Your Hands” conectaron de inmediato, y el nuevo sencillo “Burning Heart” mostró que su creatividad sigue viva.
Opera Magna, desde Valencia, brilló en el Thunder Stage con power metal sinfónico. Comenzaron con “Obertura 1895”, siguieron con “Heroica”, “Que el amor, la vida y la muerte así te encuentren”, “La muerte de un poeta”, “Después de ti” y “Historia”. El concierto cerró con la atmósfera oscura de “El pozo y el péndulo” y el potente colofón de “La herida”—una experiencia envolvente.
Sonata Arctica, bajo un cielo diurno, desplegó su power metal melódico. “First in Line” marcó el inicio, aceleraron con “I Have a Right”, emocionaron con “Replica” y “Wolf & Raven”, y coronaron la actuación con el inmenso “Don’t Say a Word”—una tarde visceral y vibrante.
Heidevolk, la banda holandesa de folk metal, convirtió el escenario en un viaje épico. Cantaron en neerlandés himnos como “Nehalennia”, “Winter Woede”, “Urth”, “A Wolf in My Heart”, “Schildenmuur”, “De Strijd Duurt Voort”, “Drink Met De Goden (Walhalla)” y “Drankgelag”, invitando a la comunión y la fiesta tribal.
El majestuoso cielo rojizo anunció a Týr, con su viking metal progresivo feroés. Arrancaron con “By The Sword In My Hand” (By The Light Of The Northern Star, 2009), siguieron con “Blood of Heroes”, “Axes”, “Mare of My Night”, “Hammered”, “Dragons Never Die”, “Sinklars vísa” y culminaron con “Hail To The Hammer” (How Far To Asgaard, 2002) y “Hold The Heathen Hammer High”—un saqueo cargado de épica.
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Ensiferum, los finlandeses viking metal, subieron la temperatura final del castillo. Iniciaron con “Fatherland”, siguieron con “Token of Time”, “Winter Storm Vigilantes”, “Heathen Horde”, “Stone Cold Metal”, “Andrómeda”, “Wanderer”, “Way Of The Warrior” (Two Paths, 2017) y cerraron con “In My Sword I Trust” (Unsung Heroes, 2012)—una hora de celebración, saltos, coros y jigs metálicos.
El escenario principal se transformó en un monumento de acero con Accept. Desde “The Reckoning” y “Humanoid”, pasando por “Restless and Wild”, “London Leatherboys”, “Straight Up Jack”, hasta el festín de clásicos “Metal Heart”, “Breaker”, “Princess of the Dawn” y “I’m a Rebel”, concluyendo con “Fast as a Shark” y “Balls to the Wall”—un muro de sonido impecable, intenso y glorioso.
Vita Imana, los madrileños, irrumpieron con brutalidad, arrancando souls con “Animal”, arrastrándonos con “Godwana”, “Un Nuevo Sol”, “Sistema Nervioso” y culminando en un medley final devastador. Fue un ritual primitivo que disolvió cualquier barrera entre público y banda.
W.A.S.P., con Blackie Lawless como maestro de ceremonias, entregó un espectáculo monumental. A pesar del retraso, descargaron clásicos inmortales: “I Wanna Be Somebody”, “School Daze”, “Wild Child”, “Blind in Texas”, y el medley con “Inside the Electric Circus / I Don’t Need No Doctor / Scream Until You Like It”. Fue un show teatral, provocador y majestuoso, probablemente lo mejor del festival.
Saurom, cerrando el evento, tejió mundos con folk, rock y heavy, entre humor y fantasía. Interpretaron “No Seré Yo”, “El Lazarillo De Tormes”, “El rey que no sabía mandar” y “El círculo juglar”, agradeciendo al público con emoción y recibiendo diez minutos extra. Un cierre mágico y emotivo.
Vhäldemar, desde Barakaldo, consumaron el cierre con brutalidad: arrancaron con el demoledor “Dreambreaker”, siguieron con “Devil’s Child” (Sanctuary of Death, 2024), “Metalizer”, “Death to the Wizard”, “Old King’s Visions Part V (“1366”)”, “Bastards” (Metal Of The World, 2011), “Fear”, “Howling at the Moon” y “The Old Man”. El encore coronó con un huracán sonoro que cerró el festival en llamas.
El día superó todas las expectativas; bandas frescas, leyendas consagradas, folk épico, vikingos, rituales primitivos y heavy clásico formaron un mosaico que resonará mucho después de apagarse los amplificadores. El metal, en todas sus formas, sigue más vivo y vibrante que nunca.




El viernes Fuengirola se transformó en un vibrante santuario para los amantes del metal y el rock, y yo estaba allí para vivir el segundo día del Sun & Thunder Festival. A pesar del agotamiento remanente de la jornada inaugural y la persistente canícula del verano malagueño, una ardiente expectación nos galvanizó a todos los asistentes. Sabíamos que nos esperaba otra jornada épica…
Leeve encendió la tarde con un hard rock seductor que mezcló melodía y fuerza desde el primer compás. “Comrade” y “Anchor” sonaron espectaculares, mientras que la introspectiva “White Walls and Black Holes” mostró un lado más sensible. Luego, la furia irrumpió con “Shovel Shit” y “White Male Heterosexual”, y la sátira mordaz se destacó en “Duck Jump Kill” y “Mud Battered”, dejando al público contagiado de energía.
Argion, la banda asturiana de heavy/power metal surgida de DarkAge en 2014, demostró que llega fuerte en la escena española. “Soldado Errante” y “Anne Bonny” encendieron el headbanging, mientras que el himno “Águila de Sangre” unió a la multitud en una respuesta apasionada. Fue una actuación vibrante que dejó claro que su futuro es brillante.
The Electric Alley, desde Cádiz, desplegó una fusión de rock sureño, blues, soul y country. Comenzaron con la envolvente “Apache”, siguieron con la melancólica “One Lasting Light”, subieron la intensidad con “Get Electrified” y cerraron con un solo magistral en “No Control”. Salí con el eco de guitarras y una sensación de autenticidad rockera.
Con Sphinx, el heavy metal gaditano fue contundente, abriendo con “Vida Virtual” de su disco homónimo (2025), siguiendo con “Destino” (Paraíso En La Eternidad, 2005) y “Dulce Veneno” (Chronos, 2013). Continuaron con “1936” y “Momentos de Lucidez”, culminando con el emblemático “Ángel Sin Piedad” (Sphinx, 2001)—un cierre simbólico y poderoso.
Shakra, el quinteto suizo de hard rock clásico, ofreció un set directo y enérgico bajo el sol: “A Roll Of The Dice”, “Invincible” y “Raise Your Hands” conectaron de inmediato, y el nuevo sencillo “Burning Heart” mostró que su creatividad sigue viva.
Opera Magna, desde Valencia, brilló en el Thunder Stage con power metal sinfónico. Comenzaron con “Obertura 1895”, siguieron con “Heroica”, “Que el amor, la vida y la muerte así te encuentren”, “La muerte de un poeta”, “Después de ti” y “Historia”. El concierto cerró con la atmósfera oscura de “El pozo y el péndulo” y el potente colofón de “La herida”—una experiencia envolvente.
Sonata Arctica, bajo un cielo diurno, desplegó su power metal melódico. “First in Line” marcó el inicio, aceleraron con “I Have a Right”, emocionaron con “Replica” y “Wolf & Raven”, y coronaron la actuación con el inmenso “Don’t Say a Word”—una tarde visceral y vibrante.
Heidevolk, la banda holandesa de folk metal, convirtió el escenario en un viaje épico. Cantaron en neerlandés himnos como “Nehalennia”, “Winter Woede”, “Urth”, “A Wolf in My Heart”, “Schildenmuur”, “De Strijd Duurt Voort”, “Drink Met De Goden (Walhalla)” y “Drankgelag”, invitando a la comunión y la fiesta tribal.
El majestuoso cielo rojizo anunció a Týr, con su viking metal progresivo feroés. Arrancaron con “By The Sword In My Hand” (By The Light Of The Northern Star, 2009), siguieron con “Blood of Heroes”, “Axes”, “Mare of My Night”, “Hammered”, “Dragons Never Die”, “Sinklars vísa” y culminaron con “Hail To The Hammer” (How Far To Asgaard, 2002) y “Hold The Heathen Hammer High”—un saqueo cargado de épica.
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Ensiferum, los finlandeses viking metal, subieron la temperatura final del castillo. Iniciaron con “Fatherland”, siguieron con “Token of Time”, “Winter Storm Vigilantes”, “Heathen Horde”, “Stone Cold Metal”, “Andrómeda”, “Wanderer”, “Way Of The Warrior” (Two Paths, 2017) y cerraron con “In My Sword I Trust” (Unsung Heroes, 2012)—una hora de celebración, saltos, coros y jigs metálicos.
El escenario principal se transformó en un monumento de acero con Accept. Desde “The Reckoning” y “Humanoid”, pasando por “Restless and Wild”, “London Leatherboys”, “Straight Up Jack”, hasta el festín de clásicos “Metal Heart”, “Breaker”, “Princess of the Dawn” y “I’m a Rebel”, concluyendo con “Fast as a Shark” y “Balls to the Wall”—un muro de sonido impecable, intenso y glorioso.
Vita Imana, los madrileños, irrumpieron con brutalidad, arrancando souls con “Animal”, arrastrándonos con “Godwana”, “Un Nuevo Sol”, “Sistema Nervioso” y culminando en un medley final devastador. Fue un ritual primitivo que disolvió cualquier barrera entre público y banda.
W.A.S.P., con Blackie Lawless como maestro de ceremonias, entregó un espectáculo monumental. A pesar del retraso, descargaron clásicos inmortales: “I Wanna Be Somebody”, “School Daze”, “Wild Child”, “Blind in Texas”, y el medley con “Inside the Electric Circus / I Don’t Need No Doctor / Scream Until You Like It”. Fue un show teatral, provocador y majestuoso, probablemente lo mejor del festival.
Saurom, cerrando el evento, tejió mundos con folk, rock y heavy, entre humor y fantasía. Interpretaron “No Seré Yo”, “El Lazarillo De Tormes”, “El rey que no sabía mandar” y “El círculo juglar”, agradeciendo al público con emoción y recibiendo diez minutos extra. Un cierre mágico y emotivo.
Vhäldemar, desde Barakaldo, consumaron el cierre con brutalidad: arrancaron con el demoledor “Dreambreaker”, siguieron con “Devil’s Child” (Sanctuary of Death, 2024), “Metalizer”, “Death to the Wizard”, “Old King’s Visions Part V (“1366”)”, “Bastards” (Metal Of The World, 2011), “Fear”, “Howling at the Moon” y “The Old Man”. El encore coronó con un huracán sonoro que cerró el festival en llamas.
El día superó todas las expectativas; bandas frescas, leyendas consagradas, folk épico, vikingos, rituales primitivos y heavy clásico formaron un mosaico que resonará mucho después de apagarse los amplificadores. El metal, en todas sus formas, sigue más vivo y vibrante que nunca.
