

Foto de Portada: CuervoDeth (Gentileza Metal-Argento)
“Ayer deseo, hoy realidad“, cantaba Claudio O’Connor en aquella canción de Hermética del disco Víctimas del Vaciamiento. Traigo ante ustedes, estimados lectores, la referencia a ese anhelo compartido por muchos (y me incluyo) que fue el poder presenciar en vivo a estos monstruos del black metal nórdico. The Kovenant se presentó en Buenos Aires en una noche cargada de emoción y así lo vivimos. Todos deseamos alguna vez en ver a este supergrupo noruego y nuestras plegarias al dios Satanás se hicieron realidad.
Con puntualidad suiza, Matan S.A. salió al escenario a las 19:20 y mostraron su carta de presentación en una noche oscura y fría. Con el porte de Wata en las voces, el gran ex cantante de Pandemia se plantó sobre el escenario junto a sus compañeros para desatar todo su death metal ante una muy buena cantidad de público que se acercó temprano al local porteño. Tras recorrer el material de sus tres álbumes de estudio, los oriundos de la zona sur de la Provincia de Buenos Aires se despidieron bajo una lluvia de aplausos, habiendo sido el aperitivo perfecto para lo que vendría después y demostrando que la escena argentina sigue teniendo nombres que merecen todo el respeto.
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Cuando las luces se apagaron para dar paso a The Kovenant, El Teatrito se transformó en algo completamente diferente. Estábamos ante una de esas bandas que, sin exagerar, ayudaron a definir lo que conocemos como black metal sinfónico. Formados en 1993 como Covenant (antes del cambio legal de nombre), estos noruegos llegaron a Buenos Aires con toda la historia a cuestas incluyendo a sus grandes figuras luego de muchisimos años de hiato.
Lo que vivimos aquella jornada fue algo que pocos shows pueden ofrecer, un recorrido completo por la evolución de una banda que nunca tuvo miedo de experimentar. Los noruegos arrancaron ejecutando integramente el “Nexus Polaris“ (1998), ese disco que es considerado una obra maestra del black metal sinfónico y que sigue siendo un punto de referencia 27 años después de su lanzamiento.
El sonido fue impecable desde el primer acorde, la producción en vivo logró capturar esa grandeza cósmica que caracteriza al disco, con cada elemento perfectamente balanceado. Los gruñidos helados de Nagash, las voces operísticas de Sarah, los teclados atmosféricos de Sverd, y esa base rítmica demoledora por parte de Hellhammer, nos recordó por qué este álbum sigue siendo influyente.
Después de deleitarnos con los clásicos del black metal sinfónico, la banda nos llevó por un viaje completamente diferente. Sonaron temas de sus discos más experimentales y electrónicos, esos trabajos donde exploraron territorios que después bandas como Rammstein convertirían en su marca registrada. Ver cómo una banda puede reinventarse completamente sin perder su esencia tuvo su lado mágico y no avergonzó ni al más “trve”. Esta transformación sonora no fue solo un cambio de repertorio, sino una demostración de versatilidad artística que pocas bandas pueden permitirse. Los sintetizadores tomaron protagonismo, los elementos industriales se hicieron presentes, y por momentos parecía que estábamos en un show completamente diferente. Pero la calidad interpretativa se mantuvo intacta.
La presentación de cada integrante fue un momento especial en sí mismo. Cuando anunciaron las credenciales de cada músico, entre las filas podemos encontrar a Nagash (Troll), Sverdel (Arcturus), Ghul (Mayhem), Hellhammer (Mayhem, Mortem, Arcturus y más) el público respondía con aplausos que iban in crescendo según la importancia de las bandas mencionadas. Pero cuando llegó el turno de Sarah Jezebel Deva, la reina del metal lírico, la diosa de las voces femeninas que ha colaborado con Cradle of Filth, Therion, Mortiis y tantos otros proyectos legendarios, El Teatrito prácticamente se vino abajo. Los aplausos fueron ensordecedores, y con justa razón.
Como si quisieran recordarnos de dónde venían y hacia dónde siempre pueden volver, The Kovenant cerró la noche a puro black metal. Fue el momento más intenso del show, donde la nostalgia se mezcló con la brutalidad sonora que caracterizó sus inicios. El contraste con la sección electrónica fue perfecto, nos demostraron que pueden ser cualquier cosa que se propongan, pero sus raíces siempre estarán en el metal extremo noruego. Sarah brilló durante todo el show, su voz se mantiene poderosa y se complementa perfectamente con los registros guturales de su compañero creando esa atmósfera operística que hace único a este proyecto.
Salir de El Teatrito después de semejante demostración fue como despertar de un sueño. No todos los días tenés la oportunidad de ver en vivo a pioneros de un género, y menos aún a una formación con músicos que han sido parte fundamental de la escena.
The Kovenant demostró que las leyendas siguen siendo leyendas por algo. Su capacidad de conectar con el público, de llevar adelante un show técnicamente impecable y emocionalmente intenso por más de una hora, confirmó por qué seguimos hablando de ellos más de 30 años después de su formación. A pesar de la tormenta de Santa Rosa, el Teatrito se llenó de gente que sabía exactamente lo que iba a presenciar. Y todos nos fuimos con la sensación de haber vivido algo especial, de esos shows que quedan grabados en la memoria mucho tiempo después de que se apaguen las luces.
Etiquetas: Arcturus, Black Metal, Emperor, Hellhammer, Mayhem, Sarah Jezabel Deva, The Kovenant, Ulver

Foto de Portada: CuervoDeth (Gentileza Metal-Argento)
“Ayer deseo, hoy realidad“, cantaba Claudio O’Connor en aquella canción de Hermética del disco Víctimas del Vaciamiento. Traigo ante ustedes, estimados lectores, la referencia a ese anhelo compartido por muchos (y me incluyo) que fue el poder presenciar en vivo a estos monstruos del black metal nórdico. The Kovenant se presentó en Buenos Aires en una noche cargada de emoción y así lo vivimos. Todos deseamos alguna vez en ver a este supergrupo noruego y nuestras plegarias al dios Satanás se hicieron realidad.
Con puntualidad suiza, Matan S.A. salió al escenario a las 19:20 y mostraron su carta de presentación en una noche oscura y fría. Con el porte de Wata en las voces, el gran ex cantante de Pandemia se plantó sobre el escenario junto a sus compañeros para desatar todo su death metal ante una muy buena cantidad de público que se acercó temprano al local porteño. Tras recorrer el material de sus tres álbumes de estudio, los oriundos de la zona sur de la Provincia de Buenos Aires se despidieron bajo una lluvia de aplausos, habiendo sido el aperitivo perfecto para lo que vendría después y demostrando que la escena argentina sigue teniendo nombres que merecen todo el respeto.
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Cuando las luces se apagaron para dar paso a The Kovenant, El Teatrito se transformó en algo completamente diferente. Estábamos ante una de esas bandas que, sin exagerar, ayudaron a definir lo que conocemos como black metal sinfónico. Formados en 1993 como Covenant (antes del cambio legal de nombre), estos noruegos llegaron a Buenos Aires con toda la historia a cuestas incluyendo a sus grandes figuras luego de muchisimos años de hiato.
Lo que vivimos aquella jornada fue algo que pocos shows pueden ofrecer, un recorrido completo por la evolución de una banda que nunca tuvo miedo de experimentar. Los noruegos arrancaron ejecutando integramente el “Nexus Polaris“ (1998), ese disco que es considerado una obra maestra del black metal sinfónico y que sigue siendo un punto de referencia 27 años después de su lanzamiento.
El sonido fue impecable desde el primer acorde, la producción en vivo logró capturar esa grandeza cósmica que caracteriza al disco, con cada elemento perfectamente balanceado. Los gruñidos helados de Nagash, las voces operísticas de Sarah, los teclados atmosféricos de Sverd, y esa base rítmica demoledora por parte de Hellhammer, nos recordó por qué este álbum sigue siendo influyente.
Después de deleitarnos con los clásicos del black metal sinfónico, la banda nos llevó por un viaje completamente diferente. Sonaron temas de sus discos más experimentales y electrónicos, esos trabajos donde exploraron territorios que después bandas como Rammstein convertirían en su marca registrada. Ver cómo una banda puede reinventarse completamente sin perder su esencia tuvo su lado mágico y no avergonzó ni al más “trve”. Esta transformación sonora no fue solo un cambio de repertorio, sino una demostración de versatilidad artística que pocas bandas pueden permitirse. Los sintetizadores tomaron protagonismo, los elementos industriales se hicieron presentes, y por momentos parecía que estábamos en un show completamente diferente. Pero la calidad interpretativa se mantuvo intacta.
La presentación de cada integrante fue un momento especial en sí mismo. Cuando anunciaron las credenciales de cada músico, entre las filas podemos encontrar a Nagash (Troll), Sverdel (Arcturus), Ghul (Mayhem), Hellhammer (Mayhem, Mortem, Arcturus y más) el público respondía con aplausos que iban in crescendo según la importancia de las bandas mencionadas. Pero cuando llegó el turno de Sarah Jezebel Deva, la reina del metal lírico, la diosa de las voces femeninas que ha colaborado con Cradle of Filth, Therion, Mortiis y tantos otros proyectos legendarios, El Teatrito prácticamente se vino abajo. Los aplausos fueron ensordecedores, y con justa razón.
Como si quisieran recordarnos de dónde venían y hacia dónde siempre pueden volver, The Kovenant cerró la noche a puro black metal. Fue el momento más intenso del show, donde la nostalgia se mezcló con la brutalidad sonora que caracterizó sus inicios. El contraste con la sección electrónica fue perfecto, nos demostraron que pueden ser cualquier cosa que se propongan, pero sus raíces siempre estarán en el metal extremo noruego. Sarah brilló durante todo el show, su voz se mantiene poderosa y se complementa perfectamente con los registros guturales de su compañero creando esa atmósfera operística que hace único a este proyecto.
Salir de El Teatrito después de semejante demostración fue como despertar de un sueño. No todos los días tenés la oportunidad de ver en vivo a pioneros de un género, y menos aún a una formación con músicos que han sido parte fundamental de la escena.
The Kovenant demostró que las leyendas siguen siendo leyendas por algo. Su capacidad de conectar con el público, de llevar adelante un show técnicamente impecable y emocionalmente intenso por más de una hora, confirmó por qué seguimos hablando de ellos más de 30 años después de su formación. A pesar de la tormenta de Santa Rosa, el Teatrito se llenó de gente que sabía exactamente lo que iba a presenciar. Y todos nos fuimos con la sensación de haber vivido algo especial, de esos shows que quedan grabados en la memoria mucho tiempo después de que se apaguen las luces.
Etiquetas: Arcturus, Black Metal, Emperor, Hellhammer, Mayhem, Sarah Jezabel Deva, The Kovenant, Ulver