


Aunque hayan venido a menudo desde el 97, sus visitas en solitario nunca fueron demasiado concurridas, alternando su rol de acompañante, o como cabezas de cartel. Esta vez en una sala más pequeña, hecho que se está haciendo habitual estos últimos años en algunas bandas coetáneas. Así como Flotsam & Jetsam vino presentarnos su décimo quinto álbum en estudio, I Am The Weapon (2024).
La formación gallega Raze, (no confundir con la formación alemana de thrash, u otras con el mismo nombre, y radicadas en Chile, Brazil, Italia, Inglaterra, o Serbia) realizaron un salida fulgurante tras un Bona Nit Barna, interpretando su single de 2023 “Into the Coven”, en la que ya degustamos su fiereza thrash de nuevo cuño.
Siguieron con “Lethal Injection”, y “Grave for the Week” de su EP del mismo título editado en 2020, en la que el bajista Macaco, y el guitarra Liber, se intercambian las labores vocales, aunque fue el bajista quien llevaría el peso lirico del directo, y es que el también guitarrista de Strikeback entró en la banda en 2019.
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Se mostraron felices de actuar por vez primera en la capital catalana, antes de lanzarse con “L.O.B.” de su álbum Mankind’s Heritatge (2015), en la que la guitarra de Liber y la batería de Sebas absorben toda la erupción sónica. Un par de temas nuevos que aún no habían mostrado en directo son “Listen to the Silence”, y “So Mad”, para finalizar acto seguido con dos de sus primeras composiciones, que cumplen dieciochos años dijo Macaco, y que fueron incluidas en su primer EP “Operation Enduring Freedom”, y “Crime Scene, Do Not Cross”, siendo quizás esta última la más contundente, y elaborada del repertorio.
Clavaron sus cuarenta minutos adjudicados, dejando una buena impresión, aunque el sonido no fue del todo equilibrado en la balanza de cada uno de los intérpretes.
Con algo de retraso iniciaron su directo los australianos Hidden Intent, que por si alguna tenía alguna duda sobre su procedencia, una bandera del país oceánico cubría uno de los amplificadores. Iniciaron su descarga al igual que su nuevo álbum Terrorform (2025), con la intro “Paradox”, y “The Ruins” con el bajista y cantante Chris McEwen emulando un poco a Tom Araya, aunque sus tesituras son más cercanas al bueno de Phil Rind (Sacred Reich).
Continuaron con el tema homónimo de su tercer álbum, una coreada “Dead End Destiny”, el cual me recordó al estilo de los thrashers catalanes Crisix, y que los chavales de Radity, y Terminal Violence han decido seguir fielmente. Del mismo trabajo se marcaron “Break Point”, durante la cual, el melenudo Phil Bennett, fue cambiando de lado donde hacer coros, aunque para los solo permanecía a nuestra izquierda, donde tenía instalada su pedalera.
Intento frustrado de wall of death, que acaba en un pequeño pogo durante “A Place of Horror”, seguida por la ultra rápida “Terrorform”, tema en el que Guillermo (Angelus Apatrida) colaboró en su grabación, y de los cuales lucia una camiseta el baterista Paul Lewis.
Durante la interpretación de “Drop Bears Are Real”, Chris tuvo a bien abrir una lata de cerveza barata, y mientras sorbia de ella, Phil rasgó las cuerdas del bajo, al tiempo que el seguía articulando sus dedos sobre el mástil de su guitarra, dejándonos de piedra con otro de sus estratosféricos solos llenos de efectos. Debido al retraso que tuvieron, saltaron a una difusa “Addicted to Thrash”, salvada por la luz que irradia Phil con su brillante guitarra color pistacho, y con la que dieron por zanjada su poderosa actuación los de Adelaide, a pesar de un sonido espeso, y nebuloso, que a pesar de todo encantó al personal.
Máxima expectación para ver a los de Phoenix, Arizona, con nuevo disco bajo el brazo. Parece mentira que esta formación ochentera posea tan amplia discografía, dado que siempre han estado algo maltratados, o menospreciados por prensa y público, permaneciendo en un segundo plano de la escena thrash, aunque diría que dejaron de pertenecer a ella hace bastante tiempo, un poco como Metallica, que han ido variando estilísticamente a lo largo de sus once discos, y los que se llevaron a su bajista original Jason Newsted, tras la muerte de Cliff Burton en 1986.
Con ya tan solo dos miembros originales en sus filas, el quinteto liderado por Eric A. Knutson y Michael Gilbert, acompañados por Steve Conley a la guitarra, Bill Bodily al bajo, y el gran Ken Mary (Fifth Angel, Chastain, Impelliteri, etc.), un autentico malabarista con las baquetas, y es que el tipo no puede dejar de hacer girar las baquetas entre sus dedos durante prácticamente todo el show, otro cantar fue cuando quiso recogerlas tras lanzarlas hacia el techo, una de tres, diría que fue su estadística.
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Pero vamos con su disfuncional repertorio, que tras unos breves pasajes de la banda sonora de Batman empezó como debe ser, con la vibrante y lasciva “Hammerhead”, corte que abre su disco debut Doomsday from Deceiver (1986), tras este orgasmo general, la dedicada a la banda favorita de Eric, “Iron Maiden”, y la primera en caer de No Place for Disgrace (1988), con “Dreams of Death”, para la cual Eric dejará aparcadas sus gafas de filtro anaranjado, antes de presentar la machacona y chirriante “Brace for Impact”, además de informarnos que llevan ya tres días en Barcelona, visitando catedrales, yendo a la playa, al casino, y como no, emborrachándose.
Despojado también de su chaleco customizado con el logo de la banda siguieron con heavy metal al estilo Priest de “Primal”, del cual nos dijo Eric han hecho el correspondiente video clip. Otra de I Am the Weapon, es la thrashera “New Kind of Hero”, que pesar de su melancólica apertura, es una pieza terriblemente intensa marcada por el golpeo incesante de Andy Mary.
Pasamos a respirar otro aire, tanto con “Smoked Out” desde su excelente y ecléctico quinto álbum Drift (1995), como con la progresiva “The Walls”, de su penúltimo trabajo Blood in the Water (2021), para volver al golpe de martillo con “Demolition Man”, única piedra extraída de ese The End of Chaos (2019), al igual que hacen con “Suffer the Masses” desde ese When the Storm Comes Down, donde empezaron a experimentar con el progresivo, y en el que se aprecian ciertas reminiscencias de bandas tipo Queensrÿche.
A partir de aquí ya realizamos un retorno a los ochenta, con Eric presentando el siguiente versículo como la más antigua de sus composiciones, la bíblica “Live, You Die”, escrita en el 1983, y que contó con una tremenda participación de los fans. Otro hachazo que también figuraba en su primera demo es “She Took an Axe”, y en la que diría que Gilbert hizo coros por única vez, para finiquitar con “No Place for Disgrace” con Eric alucinando de la respuesta de la audiencia, un par de cientos grosso modo, con la que se despiden. O al menos eso parecía visto su setlist, pero supongo que decidieron que nos merecíamos algo más, y volvieron con otro clásico de su primer disco, llevándonos a la locura máxima con “Desecrator”, dejando más que satisfecha a una audiencia entregada a la causa, a pesar de los giros de guion, y de timón a los que ya nos tienen acostumbrado el quinteto norteamericano. Demoledores una vez más.




Aunque hayan venido a menudo desde el 97, sus visitas en solitario nunca fueron demasiado concurridas, alternando su rol de acompañante, o como cabezas de cartel. Esta vez en una sala más pequeña, hecho que se está haciendo habitual estos últimos años en algunas bandas coetáneas. Así como Flotsam & Jetsam vino presentarnos su décimo quinto álbum en estudio, I Am The Weapon (2024).
La formación gallega Raze, (no confundir con la formación alemana de thrash, u otras con el mismo nombre, y radicadas en Chile, Brazil, Italia, Inglaterra, o Serbia) realizaron un salida fulgurante tras un Bona Nit Barna, interpretando su single de 2023 “Into the Coven”, en la que ya degustamos su fiereza thrash de nuevo cuño.
Siguieron con “Lethal Injection”, y “Grave for the Week” de su EP del mismo título editado en 2020, en la que el bajista Macaco, y el guitarra Liber, se intercambian las labores vocales, aunque fue el bajista quien llevaría el peso lirico del directo, y es que el también guitarrista de Strikeback entró en la banda en 2019.
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Se mostraron felices de actuar por vez primera en la capital catalana, antes de lanzarse con “L.O.B.” de su álbum Mankind’s Heritatge (2015), en la que la guitarra de Liber y la batería de Sebas absorben toda la erupción sónica. Un par de temas nuevos que aún no habían mostrado en directo son “Listen to the Silence”, y “So Mad”, para finalizar acto seguido con dos de sus primeras composiciones, que cumplen dieciochos años dijo Macaco, y que fueron incluidas en su primer EP “Operation Enduring Freedom”, y “Crime Scene, Do Not Cross”, siendo quizás esta última la más contundente, y elaborada del repertorio.
Clavaron sus cuarenta minutos adjudicados, dejando una buena impresión, aunque el sonido no fue del todo equilibrado en la balanza de cada uno de los intérpretes.
Con algo de retraso iniciaron su directo los australianos Hidden Intent, que por si alguna tenía alguna duda sobre su procedencia, una bandera del país oceánico cubría uno de los amplificadores. Iniciaron su descarga al igual que su nuevo álbum Terrorform (2025), con la intro “Paradox”, y “The Ruins” con el bajista y cantante Chris McEwen emulando un poco a Tom Araya, aunque sus tesituras son más cercanas al bueno de Phil Rind (Sacred Reich).
Continuaron con el tema homónimo de su tercer álbum, una coreada “Dead End Destiny”, el cual me recordó al estilo de los thrashers catalanes Crisix, y que los chavales de Radity, y Terminal Violence han decido seguir fielmente. Del mismo trabajo se marcaron “Break Point”, durante la cual, el melenudo Phil Bennett, fue cambiando de lado donde hacer coros, aunque para los solo permanecía a nuestra izquierda, donde tenía instalada su pedalera.
Intento frustrado de wall of death, que acaba en un pequeño pogo durante “A Place of Horror”, seguida por la ultra rápida “Terrorform”, tema en el que Guillermo (Angelus Apatrida) colaboró en su grabación, y de los cuales lucia una camiseta el baterista Paul Lewis.
Durante la interpretación de “Drop Bears Are Real”, Chris tuvo a bien abrir una lata de cerveza barata, y mientras sorbia de ella, Phil rasgó las cuerdas del bajo, al tiempo que el seguía articulando sus dedos sobre el mástil de su guitarra, dejándonos de piedra con otro de sus estratosféricos solos llenos de efectos. Debido al retraso que tuvieron, saltaron a una difusa “Addicted to Thrash”, salvada por la luz que irradia Phil con su brillante guitarra color pistacho, y con la que dieron por zanjada su poderosa actuación los de Adelaide, a pesar de un sonido espeso, y nebuloso, que a pesar de todo encantó al personal.
Máxima expectación para ver a los de Phoenix, Arizona, con nuevo disco bajo el brazo. Parece mentira que esta formación ochentera posea tan amplia discografía, dado que siempre han estado algo maltratados, o menospreciados por prensa y público, permaneciendo en un segundo plano de la escena thrash, aunque diría que dejaron de pertenecer a ella hace bastante tiempo, un poco como Metallica, que han ido variando estilísticamente a lo largo de sus once discos, y los que se llevaron a su bajista original Jason Newsted, tras la muerte de Cliff Burton en 1986.
Con ya tan solo dos miembros originales en sus filas, el quinteto liderado por Eric A. Knutson y Michael Gilbert, acompañados por Steve Conley a la guitarra, Bill Bodily al bajo, y el gran Ken Mary (Fifth Angel, Chastain, Impelliteri, etc.), un autentico malabarista con las baquetas, y es que el tipo no puede dejar de hacer girar las baquetas entre sus dedos durante prácticamente todo el show, otro cantar fue cuando quiso recogerlas tras lanzarlas hacia el techo, una de tres, diría que fue su estadística.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Cradle of Filth en Buenos Aires: “Cuando el Drama Se Transforma en Espectáculo”
Pero vamos con su disfuncional repertorio, que tras unos breves pasajes de la banda sonora de Batman empezó como debe ser, con la vibrante y lasciva “Hammerhead”, corte que abre su disco debut Doomsday from Deceiver (1986), tras este orgasmo general, la dedicada a la banda favorita de Eric, “Iron Maiden”, y la primera en caer de No Place for Disgrace (1988), con “Dreams of Death”, para la cual Eric dejará aparcadas sus gafas de filtro anaranjado, antes de presentar la machacona y chirriante “Brace for Impact”, además de informarnos que llevan ya tres días en Barcelona, visitando catedrales, yendo a la playa, al casino, y como no, emborrachándose.
Despojado también de su chaleco customizado con el logo de la banda siguieron con heavy metal al estilo Priest de “Primal”, del cual nos dijo Eric han hecho el correspondiente video clip. Otra de I Am the Weapon, es la thrashera “New Kind of Hero”, que pesar de su melancólica apertura, es una pieza terriblemente intensa marcada por el golpeo incesante de Andy Mary.
Pasamos a respirar otro aire, tanto con “Smoked Out” desde su excelente y ecléctico quinto álbum Drift (1995), como con la progresiva “The Walls”, de su penúltimo trabajo Blood in the Water (2021), para volver al golpe de martillo con “Demolition Man”, única piedra extraída de ese The End of Chaos (2019), al igual que hacen con “Suffer the Masses” desde ese When the Storm Comes Down, donde empezaron a experimentar con el progresivo, y en el que se aprecian ciertas reminiscencias de bandas tipo Queensrÿche.
A partir de aquí ya realizamos un retorno a los ochenta, con Eric presentando el siguiente versículo como la más antigua de sus composiciones, la bíblica “Live, You Die”, escrita en el 1983, y que contó con una tremenda participación de los fans. Otro hachazo que también figuraba en su primera demo es “She Took an Axe”, y en la que diría que Gilbert hizo coros por única vez, para finiquitar con “No Place for Disgrace” con Eric alucinando de la respuesta de la audiencia, un par de cientos grosso modo, con la que se despiden. O al menos eso parecía visto su setlist, pero supongo que decidieron que nos merecíamos algo más, y volvieron con otro clásico de su primer disco, llevándonos a la locura máxima con “Desecrator”, dejando más que satisfecha a una audiencia entregada a la causa, a pesar de los giros de guion, y de timón a los que ya nos tienen acostumbrado el quinteto norteamericano. Demoledores una vez más.
