
I feel the everblack festering within me (2025)
Century Media
Tracklist:
1. Prison of Flesh
2. Oblivion
3. In Darkness
4. Unbreakable
5. Glenwood
6. Lionheart
7. Death Can Take Me
8. War Machine
9. A Nameless Hymn
10. Forevermore

Lorna Shore vuelven a abrir las puertas del abismo con su reciente I Feel The Everblack Festering Within Me, un álbum que no busca sorprendernos con giros radicales, sino reafirmar por qué hoy son la banda insignia del deathcore sinfónico a nivel mundial. Si Pain Remains (2022) fue el terremoto que los puso en la cima, este nuevo trabajo es el la continuación, un eco oscuro que sigue resonando, más pulido, más devastador, más seguro de sí mismo.
Desde el inicio, el disco suena como un ritual de exorcismo, aunque con aspectos repetitivos en comparación al anterior LP. Los de Will Ramos se presentan con un rugido inhumano en “The Age of Suffering”, y la banda se despliega detrás con un muro de riffs que no perdona, todo hay que decirlo. No hay introducción amable: te lanzan directamente contra el fuego, y la producción de Josh Schroeder hace que cada detalle —del blast beat al último coro sinfónico— te golpee en el pecho.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Between The Buried And Me – The Blue Nowhere (2025)
“Lionheart” es quizá el tema que mejor resume la propuesta: un balance calculado entre grandilocuencia y violencia, con una orquesta que se expande a lo épico antes de romperse en un breakdown diseñado para arrasar festivales. En contraste, “Glenwood” se siente como un respiro envenenado: atmosférica, lenta, casi melancólica, pero construida para que la tensión te estrangule antes de liberar la furia final. Y “Forevermore” alcanza el punto en el que belleza y brutalidad conviven en un mismo espacio, dejando cicatrices y melodías imposibles de borrar.
Aunque como mencionaba antes, no todo es perfecto. Hay momentos en los que el álbum cae en la repetición: estructuras que recuerdan demasiado a Pain Remains, pasajes que, pese a la épica, suenan como variaciones de una fórmula ya conocida. Con más de una hora de duración, la saturación es inevitable y algunos cortes pierden impacto frente a los que sí alcanzan la grandeza.
Pero incluso con esos tropiezos, Lorna demuestra que ha encontrado un lenguaje propio. Aquí no hay riffs al azar: cada breakdown, cada capa orquestal, cada silencio previo a la tormenta está pensado para que el oyente quede atrapado. Es un disco que no innova, pero refuerza un reinado.
I Feel The Everblack Festering Within Me, no será recordado como la revolución de la banda, pero sí como la confirmación de que queramos o no, domina hoy un territorio que nadie más pisa con tanta seguridad. Brutal, excesivo, grandilocuente: exactamente lo que sus fieles esperaban.

I feel the everblack festering within me (2025)
Century Media
Tracklist:
1. Prison of Flesh
2. Oblivion
3. In Darkness
4. Unbreakable
5. Glenwood
6. Lionheart
7. Death Can Take Me
8. War Machine
9. A Nameless Hymn
10. Forevermore

Lorna Shore vuelven a abrir las puertas del abismo con su reciente I Feel The Everblack Festering Within Me, un álbum que no busca sorprendernos con giros radicales, sino reafirmar por qué hoy son la banda insignia del deathcore sinfónico a nivel mundial. Si Pain Remains (2022) fue el terremoto que los puso en la cima, este nuevo trabajo es el la continuación, un eco oscuro que sigue resonando, más pulido, más devastador, más seguro de sí mismo.
Desde el inicio, el disco suena como un ritual de exorcismo, aunque con aspectos repetitivos en comparación al anterior LP. Los de Will Ramos se presentan con un rugido inhumano en “The Age of Suffering”, y la banda se despliega detrás con un muro de riffs que no perdona, todo hay que decirlo. No hay introducción amable: te lanzan directamente contra el fuego, y la producción de Josh Schroeder hace que cada detalle —del blast beat al último coro sinfónico— te golpee en el pecho.
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“Lionheart” es quizá el tema que mejor resume la propuesta: un balance calculado entre grandilocuencia y violencia, con una orquesta que se expande a lo épico antes de romperse en un breakdown diseñado para arrasar festivales. En contraste, “Glenwood” se siente como un respiro envenenado: atmosférica, lenta, casi melancólica, pero construida para que la tensión te estrangule antes de liberar la furia final. Y “Forevermore” alcanza el punto en el que belleza y brutalidad conviven en un mismo espacio, dejando cicatrices y melodías imposibles de borrar.
Aunque como mencionaba antes, no todo es perfecto. Hay momentos en los que el álbum cae en la repetición: estructuras que recuerdan demasiado a Pain Remains, pasajes que, pese a la épica, suenan como variaciones de una fórmula ya conocida. Con más de una hora de duración, la saturación es inevitable y algunos cortes pierden impacto frente a los que sí alcanzan la grandeza.
Pero incluso con esos tropiezos, Lorna demuestra que ha encontrado un lenguaje propio. Aquí no hay riffs al azar: cada breakdown, cada capa orquestal, cada silencio previo a la tormenta está pensado para que el oyente quede atrapado. Es un disco que no innova, pero refuerza un reinado.
I Feel The Everblack Festering Within Me, no será recordado como la revolución de la banda, pero sí como la confirmación de que queramos o no, domina hoy un territorio que nadie más pisa con tanta seguridad. Brutal, excesivo, grandilocuente: exactamente lo que sus fieles esperaban.