


Seis años de espera pueden parecer una eternidad, pero la recompensa mereció la pena. Lacuna Coil regresó a Barcelona tras su última visita en 2019 —aquel entonces presentando el potente Black Anima—, y lo hizo por todo lo alto en la sala Apolo, dentro de la gira europea de su nuevo trabajo, Sleepless Empire. La expectación era palpable y el público, numeroso y entregado, respondió con una energía que convirtió la noche en una celebración del metal moderno. Para abrir boca, Nonpoint se encargaron de prender la mecha con una actuación tan intensa como imprevisible.
A Nonpoint apenas les bastaron unos minutos para ganarse a la audiencia. La banda norteamericana, con raíces puertorriqueñas y más de veinticinco años de carretera, ofreció un vendaval de groove, actitud y precisión. Elías Soriano, carismático al frente, y Robb Rivera, demoledor a la batería, lideraron una formación que sonó compacta y sin fisuras. Temas como “Breaking Skin” y “What A Day” pusieron a saltar a toda la sala, mientras “Rabia” y “Buscándome” añadieron un toque étnico inesperado. El cierre con “Ruthless” y “Bullet With A Name” dejó el ambiente en ebullición, dejando la pista lista para el plato fuerte de la noche.
Con puntualidad milanesa, Lacuna Coil tomó el relevo entre luces rojas y un ambiente casi ceremonial. “Layers Of Time” y “Reckless”, extraídas de Black Anima, sirvieron como declaración de intenciones: precisión, energía y una compenetración absoluta. Cristina Scabbia, en plena forma vocal, dominó el escenario con elegancia y potencia, mientras Andrea Ferro equilibraba la balanza con su fiereza habitual. La nueva incorporación de Daniele Salomone a la guitarra y la solidez de Richard Meiz en la batería consolidaron el mejor sonido en directo que la banda ha mostrado en años.
El repertorio fue un viaje por las distintas etapas de su carrera. “Hosting The Shadow”, de Sleepless Empire, resonó con una fuerza arrolladora, y clásicos como “Die And Rise” o “Spellbound” se sintieron como viejos amigos reencontrados. Hubo espacio también para sorpresas como “Intoxicated”, una joya rescatada que hizo vibrar a los más veteranos. “In The Meantime” y “Downfall” aportaron matices atmosféricos y demostraron la madurez sonora que Lacuna Coil ha alcanzado. Aunque algunos echaron de menos piezas de In A Reverie o Unleashed Memories, la intensidad del conjunto disipó cualquier nostalgia.
La recta final fue una descarga sin respiro. “The House Of Shame” y “Blood, Sweat, Dust” incendiaron la sala, seguidas por las contundentes “Gravity” y “Oxygen”, mientras el público coreaba con fervor “Nothing Stands In Our Way”, convertida ya en todo un himno. En los bises, “The Siege” abrió paso a la pegajosa “I Wish You Were Dead”, y el clímax llegó con “Swamped (XX)” y la envolvente “Never Dawn”, que puso punto final a una noche redonda entre aplausos y sonrisas.
El regreso de Lacuna Coil a Barcelona no fue solo un concierto: fue una reivindicación. La banda italiana atraviesa un momento de forma impecable, con una cohesión y una presencia escénica que la sitúan en su mejor etapa. Si Sleepless Empire marcó un nuevo capítulo en su trayectoria, esta actuación lo confirmó: los milaneses no solo están de vuelta, sino más vivos y poderosos que nunca.



Seis años de espera pueden parecer una eternidad, pero la recompensa mereció la pena. Lacuna Coil regresó a Barcelona tras su última visita en 2019 —aquel entonces presentando el potente Black Anima—, y lo hizo por todo lo alto en la sala Apolo, dentro de la gira europea de su nuevo trabajo, Sleepless Empire. La expectación era palpable y el público, numeroso y entregado, respondió con una energía que convirtió la noche en una celebración del metal moderno. Para abrir boca, Nonpoint se encargaron de prender la mecha con una actuación tan intensa como imprevisible.
A Nonpoint apenas les bastaron unos minutos para ganarse a la audiencia. La banda norteamericana, con raíces puertorriqueñas y más de veinticinco años de carretera, ofreció un vendaval de groove, actitud y precisión. Elías Soriano, carismático al frente, y Robb Rivera, demoledor a la batería, lideraron una formación que sonó compacta y sin fisuras. Temas como “Breaking Skin” y “What A Day” pusieron a saltar a toda la sala, mientras “Rabia” y “Buscándome” añadieron un toque étnico inesperado. El cierre con “Ruthless” y “Bullet With A Name” dejó el ambiente en ebullición, dejando la pista lista para el plato fuerte de la noche.
Con puntualidad milanesa, Lacuna Coil tomó el relevo entre luces rojas y un ambiente casi ceremonial. “Layers Of Time” y “Reckless”, extraídas de Black Anima, sirvieron como declaración de intenciones: precisión, energía y una compenetración absoluta. Cristina Scabbia, en plena forma vocal, dominó el escenario con elegancia y potencia, mientras Andrea Ferro equilibraba la balanza con su fiereza habitual. La nueva incorporación de Daniele Salomone a la guitarra y la solidez de Richard Meiz en la batería consolidaron el mejor sonido en directo que la banda ha mostrado en años.
El repertorio fue un viaje por las distintas etapas de su carrera. “Hosting The Shadow”, de Sleepless Empire, resonó con una fuerza arrolladora, y clásicos como “Die And Rise” o “Spellbound” se sintieron como viejos amigos reencontrados. Hubo espacio también para sorpresas como “Intoxicated”, una joya rescatada que hizo vibrar a los más veteranos. “In The Meantime” y “Downfall” aportaron matices atmosféricos y demostraron la madurez sonora que Lacuna Coil ha alcanzado. Aunque algunos echaron de menos piezas de In A Reverie o Unleashed Memories, la intensidad del conjunto disipó cualquier nostalgia.
La recta final fue una descarga sin respiro. “The House Of Shame” y “Blood, Sweat, Dust” incendiaron la sala, seguidas por las contundentes “Gravity” y “Oxygen”, mientras el público coreaba con fervor “Nothing Stands In Our Way”, convertida ya en todo un himno. En los bises, “The Siege” abrió paso a la pegajosa “I Wish You Were Dead”, y el clímax llegó con “Swamped (XX)” y la envolvente “Never Dawn”, que puso punto final a una noche redonda entre aplausos y sonrisas.
El regreso de Lacuna Coil a Barcelona no fue solo un concierto: fue una reivindicación. La banda italiana atraviesa un momento de forma impecable, con una cohesión y una presencia escénica que la sitúan en su mejor etapa. Si Sleepless Empire marcó un nuevo capítulo en su trayectoria, esta actuación lo confirmó: los milaneses no solo están de vuelta, sino más vivos y poderosos que nunca.













