Si soy totalmente sincero, a pesar de ser un gran seguidor de los californianos Incubus, nunca entendí que cierta gente los incluyera dentro del nu metal, cuando para mi la banda liderada por Brandon Boyd siempre estuvo más cerca del rock alternativo con un paralelismo más cercano a Faith No More, Red Hot Chili Peppers o incluso Jane’s Addiction y no con compañeros suyos como Deftones, Korn, Limp Bizkit o Coal Chamber, por citar bandas con las que Incubus compartieron escenario allá por la segunda mitad de los 90’s y comienzos del 2000.
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Lo que si no tiene debate es que cuando la banda lanzó un día como hoy pero hace justo dos décadas, su quinto disco de estudio A Crow Left on the Murder, la banda llegó a su cima compositiva y la madurez les toco la puerta de la mejor manera posible.
La banda californiana venía de un disco tan impecable y de quiebre como Morning View (el cual llegó a vender la friolera de 2 millones de copias solo en Estados Unidos), con lo cual había que dar un golpe sobre la mesa y no quedarse atrás y vivir de la sombra de sus dos discos anteriores, que los habían colocado como una de las bandas de rock del momento por aquellos días.
Pues con A Crow Left on The Murder, Incubus lejos de tirar por el camino sencillo, lo hicieron respetando sus ideales y entregando un gran disco de rock alternativo, con algunas de las mejores canciones de su carrera y que pusieron un punto y aparte respecto a la escena de donde venían.
Ya ese inicio rockero con “Megalomaniac” te introducía a un disco distinto, para empezar este primer single ya distaba bastante de “Nice to Know You”, el primer adelanto de Morning View, con unas guitarras mucho más desprolijas pero usadas de manera coherente tal y como pasaba en los noventa con gente como The Smashing Pumpkins o Pearl Jam, por poner dos ejemplos grandes dentro de ese sonido alternativo que predomina en este disco.
Mismo caso ocurre con el corte que da título al disco y donde ya podemos ver que la voz de Brandon Boyd sonaba de maravilla por aquellos días y que estaba muy bien secundado por el bajista Ben Kenney, recién llegado a la banda hacía unos cuantos meses y que en este primer disco ya dio muestras de lo buen músico y lo talentoso que era.
Bajando un poquito las revoluciones llegaba “Talk Shows on Mute”, una de las mejores y más hermosas canciones de Incubus en toda su carrera, que si continuaba la línea del disco anterior y que hasta podría considerarse como una progresión más adulta musicalmente de su mega hit “Drive”, salvando ciertas distancias claro.
El sencillo pero cálido solo de Mike Einziger no hace más que redondear tan hermosa y me atrevería a decir infravalorada pieza, que hoy dos décadas después hay que empezar a darle el crédito y la importancia que se merece.
Las alternativas “Agoraphobia” y “Beware! Criminal”, aportaban el toque con más nervio en la primera mitad del disco, pero es la extensa y en cierto modo prgresiva “Sick Sad Little World”, cuando Incubus nos muestran otra de las joyas de su catálogo y de este disco.
Y es que “Sick Sad Little World” es simplemente magnifica, con un comienzo muy potente, un bajo de Ben que se hace muy presente y un José Pasillas que le imprime tensión a la canción desde los parches, por no hablar de Brandon Boyd que canta de manera brillante, llegando a unas notas altas impecables y casi sin esfuerzo, sorprendiendo a cualquiera que esperase algo más ligero o radiofónico, No Incubus hicieron en este disco, lo que se esperaba de ellos, una progresión de todo lo anterior y llevándolo al siguiente paso.
El puente instrumental es simplemente una delicia para el oyente, con un gran solo de Mike y unas melodías hermosas por parte de toda la banda, para terminar la canción a toda pastilla y cerrar la primera mitad del álbum con broche de oro.
Tras una interesante “Pistola”, con “Southern Girl”, tenemos otro de los momentos más destacados del disco, con un estribillo precioso y que te transporta a una tarde de otoño caminando por las calles y pensando en aquella persona que anhelas, con un Brandon Boyd de nuevo muy bien en las voces, con los diversos recursos que usa y que todos le dan un toque bonito a la canción.
Cuando más arriba hablaba de que Incubus eran muchos más alternativos que sus compañeros de escena, lo decía con conocimiento de causa y es que en cortes como “Priceless” y “Zee Deveel”, la influencia de gente como Mike Patton o Perry Farrell, se deja ver y ponen la nota funk rockera al disco, recordándonos a su primera época pero con un sonido mucho mejor ejecutado.
El solo de Mike en “Priceless” es sencillamente brillante y es imposible que no se te dibuje una sonrisa al escucharlo.
El disco a pesar de contar con catorce temas y llegar hasta los 58 minutos de duración, tiene el gran acierto de no hacerse demasiado largo ya que cada corte aporta algo distinto al anterior y es que “Here in My Room”, pone ahora si, la gran balada que pedía el disco y que cierra el universo del mismo, antes de que la rockera “Leech” ponga el punto y final a un disco que quizás no sea tan inmediato como el anterior, pero que si le das el tiempo necesario acabará conquistándote.
Si Morning View era la luz del día, A Crow Left On The Murder es un bello atardecer de otoño con destellos de luz entre las nubes y del cual la banda supo sacarle el mayor provecho y regalarnos un disco hermoso, intenso y que cerraría una etapa brillante para ellos de la mejor manera antes de que la dispersión llegase al seno del grupo.
Incubus lograron la cima de su madurez creativa y es muy gratificante saber que tras muchos años sin escuchar este disco completo, sigue sonando tan bien y es tan completo e interesante como cuando lo fui a comprar a la tienda hace justo dos décadas.
Etiquetas: 20th Anniversary, A Crow Left On The Murder, Epic/Immortal Records, Especial, Incubus, Rock Alternativo
Si soy totalmente sincero, a pesar de ser un gran seguidor de los californianos Incubus, nunca entendí que cierta gente los incluyera dentro del nu metal, cuando para mi la banda liderada por Brandon Boyd siempre estuvo más cerca del rock alternativo con un paralelismo más cercano a Faith No More, Red Hot Chili Peppers o incluso Jane’s Addiction y no con compañeros suyos como Deftones, Korn, Limp Bizkit o Coal Chamber, por citar bandas con las que Incubus compartieron escenario allá por la segunda mitad de los 90’s y comienzos del 2000.
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Lo que si no tiene debate es que cuando la banda lanzó un día como hoy pero hace justo dos décadas, su quinto disco de estudio A Crow Left on the Murder, la banda llegó a su cima compositiva y la madurez les toco la puerta de la mejor manera posible.
La banda californiana venía de un disco tan impecable y de quiebre como Morning View (el cual llegó a vender la friolera de 2 millones de copias solo en Estados Unidos), con lo cual había que dar un golpe sobre la mesa y no quedarse atrás y vivir de la sombra de sus dos discos anteriores, que los habían colocado como una de las bandas de rock del momento por aquellos días.
Pues con A Crow Left on The Murder, Incubus lejos de tirar por el camino sencillo, lo hicieron respetando sus ideales y entregando un gran disco de rock alternativo, con algunas de las mejores canciones de su carrera y que pusieron un punto y aparte respecto a la escena de donde venían.
Ya ese inicio rockero con “Megalomaniac” te introducía a un disco distinto, para empezar este primer single ya distaba bastante de “Nice to Know You”, el primer adelanto de Morning View, con unas guitarras mucho más desprolijas pero usadas de manera coherente tal y como pasaba en los noventa con gente como The Smashing Pumpkins o Pearl Jam, por poner dos ejemplos grandes dentro de ese sonido alternativo que predomina en este disco.
Mismo caso ocurre con el corte que da título al disco y donde ya podemos ver que la voz de Brandon Boyd sonaba de maravilla por aquellos días y que estaba muy bien secundado por el bajista Ben Kenney, recién llegado a la banda hacía unos cuantos meses y que en este primer disco ya dio muestras de lo buen músico y lo talentoso que era.
Bajando un poquito las revoluciones llegaba “Talk Shows on Mute”, una de las mejores y más hermosas canciones de Incubus en toda su carrera, que si continuaba la línea del disco anterior y que hasta podría considerarse como una progresión más adulta musicalmente de su mega hit “Drive”, salvando ciertas distancias claro.
El sencillo pero cálido solo de Mike Einziger no hace más que redondear tan hermosa y me atrevería a decir infravalorada pieza, que hoy dos décadas después hay que empezar a darle el crédito y la importancia que se merece.
Las alternativas “Agoraphobia” y “Beware! Criminal”, aportaban el toque con más nervio en la primera mitad del disco, pero es la extensa y en cierto modo prgresiva “Sick Sad Little World”, cuando Incubus nos muestran otra de las joyas de su catálogo y de este disco.
Y es que “Sick Sad Little World” es simplemente magnifica, con un comienzo muy potente, un bajo de Ben que se hace muy presente y un José Pasillas que le imprime tensión a la canción desde los parches, por no hablar de Brandon Boyd que canta de manera brillante, llegando a unas notas altas impecables y casi sin esfuerzo, sorprendiendo a cualquiera que esperase algo más ligero o radiofónico, No Incubus hicieron en este disco, lo que se esperaba de ellos, una progresión de todo lo anterior y llevándolo al siguiente paso.
El puente instrumental es simplemente una delicia para el oyente, con un gran solo de Mike y unas melodías hermosas por parte de toda la banda, para terminar la canción a toda pastilla y cerrar la primera mitad del álbum con broche de oro.
Tras una interesante “Pistola”, con “Southern Girl”, tenemos otro de los momentos más destacados del disco, con un estribillo precioso y que te transporta a una tarde de otoño caminando por las calles y pensando en aquella persona que anhelas, con un Brandon Boyd de nuevo muy bien en las voces, con los diversos recursos que usa y que todos le dan un toque bonito a la canción.
Cuando más arriba hablaba de que Incubus eran muchos más alternativos que sus compañeros de escena, lo decía con conocimiento de causa y es que en cortes como “Priceless” y “Zee Deveel”, la influencia de gente como Mike Patton o Perry Farrell, se deja ver y ponen la nota funk rockera al disco, recordándonos a su primera época pero con un sonido mucho mejor ejecutado.
El solo de Mike en “Priceless” es sencillamente brillante y es imposible que no se te dibuje una sonrisa al escucharlo.
El disco a pesar de contar con catorce temas y llegar hasta los 58 minutos de duración, tiene el gran acierto de no hacerse demasiado largo ya que cada corte aporta algo distinto al anterior y es que “Here in My Room”, pone ahora si, la gran balada que pedía el disco y que cierra el universo del mismo, antes de que la rockera “Leech” ponga el punto y final a un disco que quizás no sea tan inmediato como el anterior, pero que si le das el tiempo necesario acabará conquistándote.
Si Morning View era la luz del día, A Crow Left On The Murder es un bello atardecer de otoño con destellos de luz entre las nubes y del cual la banda supo sacarle el mayor provecho y regalarnos un disco hermoso, intenso y que cerraría una etapa brillante para ellos de la mejor manera antes de que la dispersión llegase al seno del grupo.
Incubus lograron la cima de su madurez creativa y es muy gratificante saber que tras muchos años sin escuchar este disco completo, sigue sonando tan bien y es tan completo e interesante como cuando lo fui a comprar a la tienda hace justo dos décadas.
Etiquetas: 20th Anniversary, A Crow Left On The Murder, Epic/Immortal Records, Especial, Incubus, Rock Alternativo