Amenra
De Doorn (2021)
Relapse Records
De Doorn (2021)
Relapse Records
Tracklist:
1. Ogentroost
2. De Dood In Bloei
3. De Evenmens
4. Het Gloren
5. Voor Immer
Salió al mundo uno de los discos más esperados del año por la audiencia ávida de música pesada. El álbum de Amenra, la banda belga de Post Metal, ya venía con el anticipo de suficientes cambios como para generar una expectativa enorme, tras más de dos décadas de existencia como conjunto creativo. Antes de adentrarnos en cada canción, repasemos todo lo que ya sabíamos y prometía algo que se distanciaría de todo lo hecho por el grupo hasta el momento.
Por empezar, el mismo título “De Doorn” (“La Espina”) nos indicaba que se interrumpiría la serie de las “Misas”: desde “Mass I” hasta “Mass VI”. Sin embargo, esto no significa que no pueda haber otra en el futuro, solamente daba la pauta de que la poética de esta obra tomaría un sentido distinto, no tan ligado a lo personal y la comunión ritual, sino a una mirada reflexiva acerca del entorno y cómo la oscuridad y la luz determinan la dinámica de nuestras existencias. El símbolo de la espina, por su parte, ya carga con una historia de significados en torno a la fragilidad y el poder, la protección y la agresividad, la salvación a través del sufrimiento.No obstante, antes de atribuir alguna inspiración vinculada a la pandemia que azota a la humanidad, hay que destacar que la composición del disco ya estaba completa antes de que este evento se desencadenara y que tuvimos la oportunidad de tenerlos en Sudamérica en los meses previos a las cuarentenas globales.
También el nombre del álbum sugería algo que terminó de confirmarse con la lista de temas y sus letras: Colin H. Van Eeckhout decidió usar su lengua materna (el neerlandés flamenco hablado en el norte de Bélgica) en lugar del inglés, algo con implicancias muy relevantes: los extensos pasajes recitados, la claridad expresiva, los momentos de canto “limpio” y la mayor profundidad del mensaje.
Te puede interesar: entrevista a Mathieu Vandekerckhove (Amenra, Syndrome, Skemer, Absent In Body) “Queremos ser uno con las personas de similar mentalidad”.
Se trata del primer trabajo editado por Relapse Records, tras dejar atrás al sello Neurot Recordings, fundado por los legendarios Neurosis. Tienen un nuevo bajista, Tim De Gieter, como miembro estable de la banda. Sobre este punto cabe una aclaración: Amenra ya tuvo al menos cuatro bajistas colaborando, en estudio o en vivo, y De Gieter, fue uno de ellos en más de una oportunidad. La cuestión que sí parece ser más significativa, es que el bajista también estuvo a cargo de la grabación en Much Luv Studio, Bélgica. La masterización fue realizada por Frank Arkright en el Abbey Road Studio de Londres. A su vez, la cantante Caro Tanghe de Oathbreaker, otra banda belga que forma parte del colectivo “Church Of Ra” participó en todo el disco, aportando su versatilidad vocal, yendo de la ternura a la desesperación lascerante. Daría la impresión de que hay una intencionalidad representativa detrás de la dialoguicidad entre géneros.
Lennart Bossu y Mathieu Vandekerckhove, los dos guitarristas, han dicho que su enfoque es tocar las notas justas, ni más, ni menos: esa es su filosofía. Y en verdad, este disco de Amenra parece ser el más minimalista. Estar ante una obra de casi 47 minutos, pero con cinco temas, haría pensar que, o se hizo algo muy barroco, o todo lo contrario. En efecto: es lo contrario. Al respecto, puede aventurarse la idea de que este es el disco de Amenra con mayor influencia de todos los proyectos paralelos de sus integrantes, desde Syndrome hasta Oathbreaker, así como de todas las incursiones folklóricas de años recientes. Aquí puede residir la fuente de la notable presencia de melodías calmas sobre las que se despliegan las frases testimoniales del vocalista.
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El viaje comienza con “Ogentroost”, donde ya nos hallamos ante esos tramos tensos de oscura densidad perforada por las notas emitidas desde la guitarra y que resuenan aisladas hasta el advenimiento de los anhelados riffs y gritos primales. También hace su aparición la voz femenina que formará parte de toda la vivencia. Le sigue “De Dood In Bloei” que remite a una conversación en un ambiente onírico.
“De Evenmens” fue el primer corte de difusión con un videoclip animado hecho por Dehn Sora, de Throane, otro proyecto de la Church Of Ra. Este artista también hizo un visualizer para “Ogentroost” luego del lanzamiento del álbum. Es el track con uno de los riffs más logrados y pregnantes.El recitado es largo y transmite intensidad afectiva. Tanto el tema como el video tienen reminiscencias de Tool, en especial, la parte en la que Colin canta melódicamente. Si vamos a hablar de referencias, también hay que decir que el arte de tapa tiene ecos de “October Rust” (1996) de Type O Negative. Caro Tanghe desata todo el poder de su garganta en esta ocasión.
En “Het Gloren” encontraremos un tema de corporeidad definida desde el principio, y algunos de los riffs más memorables del disco. Tiene un corte abrupto con un fragmento recitado, pero es el discurso en “Voor Immer”, el que sobresale por transcurrir hasta la mitad del track, acompañado por un bajo y unas guitarras muy sutiles que llevan al estallido catártico final en las formas de esos riffs tan propios de Amenra y que, quizás, terminan resultando escasos, en esta ocasión, para la parte del público más afín al impacto sonoro. “Voor Immer” fue el segundo corte con video propio, realizado en base a imágenes tomadas durante el célebre “Ritual de Fuego” realizado por la banda.
No tendría motivos para afirmar que estamos ante la “obra maestra” de Amenra, en especial considerando la excelencia de sus dos discos anteriores, “Mass V” (2012) –en el que estuvo de invitado el mismísimo Scott Kelly de Neurosis- y “MassVI” (2017), pero es obvio que se trata de un trabajo diferente, un paso más en su experiencia grupal de convertir los sentimientos y pensamientos en arte. Habiendo dicho esto, “De Doorn” resplandece ya mismo como una gigantesca pira ardiente en el paisaje musical de este año que seguiremos recorriendo, aunque sin esperar otra fuente de iluminación tan intensa en lo que resta del camino, sino más bien, volviendo una y otra vez a esta señal en la noche.
Amenra
De Doorn (2021)
Relapse Records
De Doorn (2021)
Relapse Records
Tracklist:
1. Ogentroost
2. De Dood In Bloei
3. De Evenmens
4. Het Gloren
5. Voor Immer
Salió al mundo uno de los discos más esperados del año por la audiencia ávida de música pesada. El álbum de Amenra, la banda belga de Post Metal, ya venía con el anticipo de suficientes cambios como para generar una expectativa enorme, tras más de dos décadas de existencia como conjunto creativo. Antes de adentrarnos en cada canción, repasemos todo lo que ya sabíamos y prometía algo que se distanciaría de todo lo hecho por el grupo hasta el momento.
Por empezar, el mismo título “De Doorn” (“La Espina”) nos indicaba que se interrumpiría la serie de las “Misas”: desde “Mass I” hasta “Mass VI”. Sin embargo, esto no significa que no pueda haber otra en el futuro, solamente daba la pauta de que la poética de esta obra tomaría un sentido distinto, no tan ligado a lo personal y la comunión ritual, sino a una mirada reflexiva acerca del entorno y cómo la oscuridad y la luz determinan la dinámica de nuestras existencias. El símbolo de la espina, por su parte, ya carga con una historia de significados en torno a la fragilidad y el poder, la protección y la agresividad, la salvación a través del sufrimiento.No obstante, antes de atribuir alguna inspiración vinculada a la pandemia que azota a la humanidad, hay que destacar que la composición del disco ya estaba completa antes de que este evento se desencadenara y que tuvimos la oportunidad de tenerlos en Sudamérica en los meses previos a las cuarentenas globales.
También el nombre del álbum sugería algo que terminó de confirmarse con la lista de temas y sus letras: Colin H. Van Eeckhout decidió usar su lengua materna (el neerlandés flamenco hablado en el norte de Bélgica) en lugar del inglés, algo con implicancias muy relevantes: los extensos pasajes recitados, la claridad expresiva, los momentos de canto “limpio” y la mayor profundidad del mensaje.
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Se trata del primer trabajo editado por Relapse Records, tras dejar atrás al sello Neurot Recordings, fundado por los legendarios Neurosis. Tienen un nuevo bajista, Tim De Gieter, como miembro estable de la banda. Sobre este punto cabe una aclaración: Amenra ya tuvo al menos cuatro bajistas colaborando, en estudio o en vivo, y De Gieter, fue uno de ellos en más de una oportunidad. La cuestión que sí parece ser más significativa, es que el bajista también estuvo a cargo de la grabación en Much Luv Studio, Bélgica. La masterización fue realizada por Frank Arkright en el Abbey Road Studio de Londres. A su vez, la cantante Caro Tanghe de Oathbreaker, otra banda belga que forma parte del colectivo “Church Of Ra” participó en todo el disco, aportando su versatilidad vocal, yendo de la ternura a la desesperación lascerante. Daría la impresión de que hay una intencionalidad representativa detrás de la dialoguicidad entre géneros.
Lennart Bossu y Mathieu Vandekerckhove, los dos guitarristas, han dicho que su enfoque es tocar las notas justas, ni más, ni menos: esa es su filosofía. Y en verdad, este disco de Amenra parece ser el más minimalista. Estar ante una obra de casi 47 minutos, pero con cinco temas, haría pensar que, o se hizo algo muy barroco, o todo lo contrario. En efecto: es lo contrario. Al respecto, puede aventurarse la idea de que este es el disco de Amenra con mayor influencia de todos los proyectos paralelos de sus integrantes, desde Syndrome hasta Oathbreaker, así como de todas las incursiones folklóricas de años recientes. Aquí puede residir la fuente de la notable presencia de melodías calmas sobre las que se despliegan las frases testimoniales del vocalista.
Te puede interesar: reseña Cult Of Luna – The Raging River (2021)
El viaje comienza con “Ogentroost”, donde ya nos hallamos ante esos tramos tensos de oscura densidad perforada por las notas emitidas desde la guitarra y que resuenan aisladas hasta el advenimiento de los anhelados riffs y gritos primales. También hace su aparición la voz femenina que formará parte de toda la vivencia. Le sigue “De Dood In Bloei” que remite a una conversación en un ambiente onírico.
“De Evenmens” fue el primer corte de difusión con un videoclip animado hecho por Dehn Sora, de Throane, otro proyecto de la Church Of Ra. Este artista también hizo un visualizer para “Ogentroost” luego del lanzamiento del álbum. Es el track con uno de los riffs más logrados y pregnantes.El recitado es largo y transmite intensidad afectiva. Tanto el tema como el video tienen reminiscencias de Tool, en especial, la parte en la que Colin canta melódicamente. Si vamos a hablar de referencias, también hay que decir que el arte de tapa tiene ecos de “October Rust” (1996) de Type O Negative. Caro Tanghe desata todo el poder de su garganta en esta ocasión.
En “Het Gloren” encontraremos un tema de corporeidad definida desde el principio, y algunos de los riffs más memorables del disco. Tiene un corte abrupto con un fragmento recitado, pero es el discurso en “Voor Immer”, el que sobresale por transcurrir hasta la mitad del track, acompañado por un bajo y unas guitarras muy sutiles que llevan al estallido catártico final en las formas de esos riffs tan propios de Amenra y que, quizás, terminan resultando escasos, en esta ocasión, para la parte del público más afín al impacto sonoro. “Voor Immer” fue el segundo corte con video propio, realizado en base a imágenes tomadas durante el célebre “Ritual de Fuego” realizado por la banda.
No tendría motivos para afirmar que estamos ante la “obra maestra” de Amenra, en especial considerando la excelencia de sus dos discos anteriores, “Mass V” (2012) –en el que estuvo de invitado el mismísimo Scott Kelly de Neurosis- y “MassVI” (2017), pero es obvio que se trata de un trabajo diferente, un paso más en su experiencia grupal de convertir los sentimientos y pensamientos en arte. Habiendo dicho esto, “De Doorn” resplandece ya mismo como una gigantesca pira ardiente en el paisaje musical de este año que seguiremos recorriendo, aunque sin esperar otra fuente de iluminación tan intensa en lo que resta del camino, sino más bien, volviendo una y otra vez a esta señal en la noche.