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Crónica y fotos: Juli G. López La noche negra del domingo 16 de febrero seria de los alemanes GROZA, acompañados por los locales ERZSÉBET en sala SILIKONA, MADRID. A pesar […]

Groza en Barcelona: “Oscuro y frío”

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Erzsébet, la banda catalana de black metal sinfónico, fue la encargada de abrir la velada con una actuación llena de oscuridad y atmósferas sombrías, sumergiéndonos en la oscura leyenda de […]

DeWolff en Madrid: “Puro Rock”

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La noche del pasado jueves 13 estuvo marcada por una gran expectación. Desde temprano, los fans de DeWolff comenzaron a hacer cola para asegurarse un buen lugar en la sala. […]

Opeth en Copenhague: “Intensidad y maestría en cada nota”

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DeWolff en Barcelona: “El viejo y querido rock”

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Foto de portada: Miguel Capelli “¡Tengo fe en las futuras generaciones!”, fue lo primero que pensé cuando escuché a los neerlandeses de DeWolff en la sala Apolo (la 2) el […]

Tribulation en Copenhague: “Una Noche de Oscura Elegancia”

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Airbourne en Málaga: “A Piñón Fijo… Pero Demoledores”

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Los hard rockeros australianos Airbourne volvieron a demostrar anoche en Málaga, porque son una de las mejores bandas de rock ‘n’ roll dentro de la escena y como con su […]

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Tras unos seis meses de ausencia, al fin estoy presente en la ciudad condal. Esta vez, no fue para menos; Obscura llegaba un día después del lanzamiento oficial de su […]

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Amplifest 2023: “Un correcto festival de correcta distorsión”
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Casi un mes después de nuestra última estancia en Portugal, volvimos a Porto para acudir a otra fecha ineludible. Tras una espectacular edición el pasado año dividida en dos fines de semana, el Amplifest volvía con un cartel algo más discreto divido en tres días, siendo el primero una especie de warm up al que la prensa no pudimos acceder. Una pena, con lo que nos gusta la pre-party… Siempre tengo la desgracia del hype muy prematuro. Cada vez que voy a un festival la banda que más me apetece ver toca el primer día en el primer slot, y como que luego se me queda todo un poco descafeinado.

En esta ocasión mi maldición se llamaba BIG|BRAVE y me dejó el pecho abierto y una sensación de presión difícil de olvidar. Apenas hubo dos ritmos de batería perceptibles y avanzamos por el concierto a base de golpes que parecían inconexos, pero no, ese es el encanto y la dificultad que entraña llevar a cabo un directo sin dejar nada al azar. Fuerza, densidad y un canto con mesura pero a las veces estridente que te invitaba a cerrar los ojos y dejar flotar la cabeza. Todo lo que esperábamos de BIG|BRAVE se cumplió y dejaron una apertura para el recuerdo.

Cambio de sala para disfrutar de Ellereve y el encanto del shoegaze a las tres de la tarde. La cantante de Múnich nos dejó un sabor a Chelsea Wolfe o A.A. Williams que me partió el corazón y me hizo querer quedarme todo el concierto. Algo que no me pasó con Ashenspire pese a lo vistoso de la propuesta. ¿Ya podemos decir que es tendencia incluir saxo en cualquier banda de cualquier género? Se me hizo un poco bola porque me da la sensación de construirse en base a un marco muy delimitado por los instrumentos. No obstante, hubo partes que me encantaron, quizás por su reminiscencia a Chat Pile en cuanto la voz era protagonista.

Mucha pasión y energía a dolor, como la que demostró la banda local Hetta. Una propuesta muy cercana al sonido Deathwish, acelerada, ruidosa y violenta. Guitarra afilada que se fundía con algún riff de Converge por momentos. Tuve que contenerme y no mover mucho la cabeza, porque el plato fuerte vino justo después.

Mutoid Man, el trío más poderoso del cartel subió al escenario para no dejar nada a la imaginación. Stephen Brodsky (Cave In), Ben Koller (Converge) y Jeff Matz (High on Fire) venían presentando Mutants vía Sargent House, uno de los mejores discos de este 2023 y lo demostraron abriendo con “Call of the Void” y haciendo explotar a la audiencia desde el primer segundo. Con mucho humor superaron varios problemas técnicos mientras charlaban con el público. Temas como “Siren song”, “Date with the Devil” e incluso una cover de King Crimson demostraron la experiencia y técnica abrumadora del trío neoyorkino terminando por reventar el BüroStage con “Kiss of Death”, que sabíamos que sonaría mutantes o después. Una performance demoledora que les coronó como la mejor banda del sábado.

Tras besar a la muerte, algo moribundo me acerqué a escuchar desde lejos a Sir Richard Bishop, y digo desde lejos porque la sala de al lado se llenaba muy rápido y prácticamente era imposible acceder una vez había dado comienzo el concierto. El de Michigan, más conocido por ser guitarrista en Sun City Girls durante gran parte de su vida, dio un concierto correcto pero creo que algo descontextualizado. Si bien es cierto que es un maestro de la guitarra y la composición, se le hizo algo de noche en este cartel.

Con la oscuridad llegaron desde Francia las luces rojas de Celeste, que no estuvieron muy estables y se iban apagando poco a poco. Como cada vez que he visto a esta banda, se me acaba haciendo muy monótona. En disco suenan profundos, emotivos y densos, pero en directo acaba siendo una masa de distorsión y doble pedal de una hora de duración sin desahogos ni matices.

Algo aturdido me fui a ver a Hexvessel, y duré tres o cuatro cortes. Un directo bastante extraño más propio de una banda amateur, sin controlar los ruidos ni los acoples (y no de manera intencionada) como si se hubiesen olvidado las noise gates en Finlandia.

Y es que controlar el ruido es muy importante, sobre todo cuando sale a tocar Amenra. Un ejército devoto del “shhh” y más pendiente de increpar a quien graba con el móvil una intro que de disfrutar el concierto. Vivimos comportamientos lamentables durante la actuación de la banda belga y la sensación que me dejó es de estar haciendo algo mal. Llevo asistiendo a festivales desde que tenía que escaparme de casa con quince años y no recuerdo faltas de respeto ni empujones ni recriminaciones. La música en directo se vive de distintas maneras y sin empatía no vamos a ningún lado.

El ambiente no me dejó disfrutar demasiado de la experiencia pero Amenra sonaron impresionantes. Como si de una bofetada sin avisar se tratase, me golpearon temas como “De Evenmens” y “De Dodenakker” dejándome indefenso y sin poder cerrar los ojos atento a las proyecciones. Collin se dejó ver en más ocasiones de las que acostumbra para finalmente desaparecer entre humo consiguiendo así la redención por su show acústico del pasado año. El domingo empezaba con la expectación del fandom de Sunn O))) agolpado en la planta de arriba de la sala Hard Club de Porto esperando para escuchar la entrevista que concedió el dúo de Seattle. Mucha mística, para mi gusto excesiva, pero muy buena luz en esa parte de la sala.

Pudimos disfrutar de David Eugene Edwards a primera hora de la tarde que nos entregó una experiencia única manejando unos registros vocales espectaculares y una atmósfera dark-folk-post-punk con una iluminación acorde y trabajadísima. Escondido tras las sombras y su sombrero presentó varios temas de Hyacinth que vio la luz pocos días después del festival. Maravilloso sabor de boca para empezar la tarde. Una pena que justo después se me cayese todo al suelo con Hilary Woods. A pesar de lo que me gusta en disco, el directo fue algo decepcionante, se me hizo plano y con la sensación de que faltaban cosas.

Por suerte, la sorpresa de descubrir a la banda que venía después me volvió a sostener el día.

Desde Melbourne, llegaron Divide And Dissolve para sacarnos la sonrisa más amplia del festival. La carismática Takiaya Reed, guitarrista y saxo de este dúo tan mágico, nos abrazó con sus palabras de agradecimiento y prácticamente se notó el abrazo en toda la sala. Entre los cortes doom/drone resonaron su discurso crítico y los aplausos ante el regalo que la tarde del domingo nos otorgó. Guitarras muy densas que salían de cuatro stacks para meterse en nuestra cabeza y dejarnos un leve pitido de oídos que se acentuaría con todo lo que venía…

KEN MODE fueron para mí la banda más destacada del domingo. No solo por sonido sino por actitud. Su manera de vaciarse en cada tema es quizás lo que eché más en falta en otras bandas durante esta edición del festival. Pura visceralidad la que demostraron presentando VOID, trabajo que salió el mismo fin de semana que se celebró el festival. Iba con muchas ganas de ver a esta banda y no me defraudaron en absoluto. Un directo sin ningún tipo de pega, acercándose a Botch o Kylesa, con temas a doble bajo y mojando bien la camiseta. No podíamos pedir más.

Tras la banda canadiense llegó el turno de HIDE, que habiendo escuchando algo previamente en casa ya me habían dicho poco. El directo fue prácticamente igual, con mucho flashazo en la cara y demasiado calor. El dúo industrial no lo hizo mal ni mucho menos, el sonido fue muy correcto pero no terminamos de conectar.

Una pena que el domingo se me estuviese quedando corto ya, pero si tengo que confesar algo, lo haré aquí y públicamente: no tenía ninguna gana de ver a Sunn O))). Quizás tiren mi puerta abajo en los próximos minutos y me lleven detenido, pero nunca ha sido una banda que me haya entusiasmado. Prometo ser todo lo objetivo posible: casi dos horas en las que sonaron poco más que dos acordes distintos. La foto del set up se convirtió en el meme del festival por lo de ampli-fest en el sentido más literal de la palabra. Más de veinte cabezales para terminar sonando a Big Muff. Y es que la atmósfera está muy conseguida y el humo llena la sala y te pitan los oídos y las frecuencias te envuelven, las capuchas, los cuernos saliendo tras el humo… pero me hubiese bastado con la mitad. Aguanté 55 minutos y creo que es de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. Habrá gente con más estudios o con mejor gusto que yo que dirá que fue una experiencia única y mágica, pero uno de los conciertos más insoportables de mi vida, si me preguntan. Quizás hubiese estado bien permutar los días y cerrar esta edición con Mutoid Man y Amenra para no terminar tan adormecido.

En líneas generales, se quedó un Amplifest muy discreto y obviamente gran parte de culpa la tuvo la pandemia y la creación de ese monstruo de doble fin de semana que fue el cartel del pasado año. Los cachés insultantes que vienen siendo queja de numerosos festivales este año habrán tenido que ver, desde luego, pero tengo la sensación de haber asistido más por el ambiente que por los nombres. Buen café, puestos de merchand externos al festival y hasta una tienda de pedales. La nota negativa: la gente, cada vez más pendiente de lo que importa poco y nos saca de la música. No recordaba que el Amplifest fuese eso. Salvamos por la localización inmejorable, los buffets veganos y las francesinhas. Porto siempre me toca el corazón.

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Amplifest 2023: “Un correcto festival de correcta distorsión”
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Casi un mes después de nuestra última estancia en Portugal, volvimos a Porto para acudir a otra fecha ineludible. Tras una espectacular edición el pasado año dividida en dos fines de semana, el Amplifest volvía con un cartel algo más discreto divido en tres días, siendo el primero una especie de warm up al que la prensa no pudimos acceder. Una pena, con lo que nos gusta la pre-party… Siempre tengo la desgracia del hype muy prematuro. Cada vez que voy a un festival la banda que más me apetece ver toca el primer día en el primer slot, y como que luego se me queda todo un poco descafeinado.

En esta ocasión mi maldición se llamaba BIG|BRAVE y me dejó el pecho abierto y una sensación de presión difícil de olvidar. Apenas hubo dos ritmos de batería perceptibles y avanzamos por el concierto a base de golpes que parecían inconexos, pero no, ese es el encanto y la dificultad que entraña llevar a cabo un directo sin dejar nada al azar. Fuerza, densidad y un canto con mesura pero a las veces estridente que te invitaba a cerrar los ojos y dejar flotar la cabeza. Todo lo que esperábamos de BIG|BRAVE se cumplió y dejaron una apertura para el recuerdo.

Cambio de sala para disfrutar de Ellereve y el encanto del shoegaze a las tres de la tarde. La cantante de Múnich nos dejó un sabor a Chelsea Wolfe o A.A. Williams que me partió el corazón y me hizo querer quedarme todo el concierto. Algo que no me pasó con Ashenspire pese a lo vistoso de la propuesta. ¿Ya podemos decir que es tendencia incluir saxo en cualquier banda de cualquier género? Se me hizo un poco bola porque me da la sensación de construirse en base a un marco muy delimitado por los instrumentos. No obstante, hubo partes que me encantaron, quizás por su reminiscencia a Chat Pile en cuanto la voz era protagonista.

Mucha pasión y energía a dolor, como la que demostró la banda local Hetta. Una propuesta muy cercana al sonido Deathwish, acelerada, ruidosa y violenta. Guitarra afilada que se fundía con algún riff de Converge por momentos. Tuve que contenerme y no mover mucho la cabeza, porque el plato fuerte vino justo después.

Mutoid Man, el trío más poderoso del cartel subió al escenario para no dejar nada a la imaginación. Stephen Brodsky (Cave In), Ben Koller (Converge) y Jeff Matz (High on Fire) venían presentando Mutants vía Sargent House, uno de los mejores discos de este 2023 y lo demostraron abriendo con “Call of the Void” y haciendo explotar a la audiencia desde el primer segundo. Con mucho humor superaron varios problemas técnicos mientras charlaban con el público. Temas como “Siren song”, “Date with the Devil” e incluso una cover de King Crimson demostraron la experiencia y técnica abrumadora del trío neoyorkino terminando por reventar el BüroStage con “Kiss of Death”, que sabíamos que sonaría mutantes o después. Una performance demoledora que les coronó como la mejor banda del sábado.

Tras besar a la muerte, algo moribundo me acerqué a escuchar desde lejos a Sir Richard Bishop, y digo desde lejos porque la sala de al lado se llenaba muy rápido y prácticamente era imposible acceder una vez había dado comienzo el concierto. El de Michigan, más conocido por ser guitarrista en Sun City Girls durante gran parte de su vida, dio un concierto correcto pero creo que algo descontextualizado. Si bien es cierto que es un maestro de la guitarra y la composición, se le hizo algo de noche en este cartel.

Con la oscuridad llegaron desde Francia las luces rojas de Celeste, que no estuvieron muy estables y se iban apagando poco a poco. Como cada vez que he visto a esta banda, se me acaba haciendo muy monótona. En disco suenan profundos, emotivos y densos, pero en directo acaba siendo una masa de distorsión y doble pedal de una hora de duración sin desahogos ni matices.

Algo aturdido me fui a ver a Hexvessel, y duré tres o cuatro cortes. Un directo bastante extraño más propio de una banda amateur, sin controlar los ruidos ni los acoples (y no de manera intencionada) como si se hubiesen olvidado las noise gates en Finlandia.

Y es que controlar el ruido es muy importante, sobre todo cuando sale a tocar Amenra. Un ejército devoto del “shhh” y más pendiente de increpar a quien graba con el móvil una intro que de disfrutar el concierto. Vivimos comportamientos lamentables durante la actuación de la banda belga y la sensación que me dejó es de estar haciendo algo mal. Llevo asistiendo a festivales desde que tenía que escaparme de casa con quince años y no recuerdo faltas de respeto ni empujones ni recriminaciones. La música en directo se vive de distintas maneras y sin empatía no vamos a ningún lado.

El ambiente no me dejó disfrutar demasiado de la experiencia pero Amenra sonaron impresionantes. Como si de una bofetada sin avisar se tratase, me golpearon temas como “De Evenmens” y “De Dodenakker” dejándome indefenso y sin poder cerrar los ojos atento a las proyecciones. Collin se dejó ver en más ocasiones de las que acostumbra para finalmente desaparecer entre humo consiguiendo así la redención por su show acústico del pasado año. El domingo empezaba con la expectación del fandom de Sunn O))) agolpado en la planta de arriba de la sala Hard Club de Porto esperando para escuchar la entrevista que concedió el dúo de Seattle. Mucha mística, para mi gusto excesiva, pero muy buena luz en esa parte de la sala.

Pudimos disfrutar de David Eugene Edwards a primera hora de la tarde que nos entregó una experiencia única manejando unos registros vocales espectaculares y una atmósfera dark-folk-post-punk con una iluminación acorde y trabajadísima. Escondido tras las sombras y su sombrero presentó varios temas de Hyacinth que vio la luz pocos días después del festival. Maravilloso sabor de boca para empezar la tarde. Una pena que justo después se me cayese todo al suelo con Hilary Woods. A pesar de lo que me gusta en disco, el directo fue algo decepcionante, se me hizo plano y con la sensación de que faltaban cosas.

Por suerte, la sorpresa de descubrir a la banda que venía después me volvió a sostener el día.

Desde Melbourne, llegaron Divide And Dissolve para sacarnos la sonrisa más amplia del festival. La carismática Takiaya Reed, guitarrista y saxo de este dúo tan mágico, nos abrazó con sus palabras de agradecimiento y prácticamente se notó el abrazo en toda la sala. Entre los cortes doom/drone resonaron su discurso crítico y los aplausos ante el regalo que la tarde del domingo nos otorgó. Guitarras muy densas que salían de cuatro stacks para meterse en nuestra cabeza y dejarnos un leve pitido de oídos que se acentuaría con todo lo que venía…

KEN MODE fueron para mí la banda más destacada del domingo. No solo por sonido sino por actitud. Su manera de vaciarse en cada tema es quizás lo que eché más en falta en otras bandas durante esta edición del festival. Pura visceralidad la que demostraron presentando VOID, trabajo que salió el mismo fin de semana que se celebró el festival. Iba con muchas ganas de ver a esta banda y no me defraudaron en absoluto. Un directo sin ningún tipo de pega, acercándose a Botch o Kylesa, con temas a doble bajo y mojando bien la camiseta. No podíamos pedir más.

Tras la banda canadiense llegó el turno de HIDE, que habiendo escuchando algo previamente en casa ya me habían dicho poco. El directo fue prácticamente igual, con mucho flashazo en la cara y demasiado calor. El dúo industrial no lo hizo mal ni mucho menos, el sonido fue muy correcto pero no terminamos de conectar.

Una pena que el domingo se me estuviese quedando corto ya, pero si tengo que confesar algo, lo haré aquí y públicamente: no tenía ninguna gana de ver a Sunn O))). Quizás tiren mi puerta abajo en los próximos minutos y me lleven detenido, pero nunca ha sido una banda que me haya entusiasmado. Prometo ser todo lo objetivo posible: casi dos horas en las que sonaron poco más que dos acordes distintos. La foto del set up se convirtió en el meme del festival por lo de ampli-fest en el sentido más literal de la palabra. Más de veinte cabezales para terminar sonando a Big Muff. Y es que la atmósfera está muy conseguida y el humo llena la sala y te pitan los oídos y las frecuencias te envuelven, las capuchas, los cuernos saliendo tras el humo… pero me hubiese bastado con la mitad. Aguanté 55 minutos y creo que es de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. Habrá gente con más estudios o con mejor gusto que yo que dirá que fue una experiencia única y mágica, pero uno de los conciertos más insoportables de mi vida, si me preguntan. Quizás hubiese estado bien permutar los días y cerrar esta edición con Mutoid Man y Amenra para no terminar tan adormecido.

En líneas generales, se quedó un Amplifest muy discreto y obviamente gran parte de culpa la tuvo la pandemia y la creación de ese monstruo de doble fin de semana que fue el cartel del pasado año. Los cachés insultantes que vienen siendo queja de numerosos festivales este año habrán tenido que ver, desde luego, pero tengo la sensación de haber asistido más por el ambiente que por los nombres. Buen café, puestos de merchand externos al festival y hasta una tienda de pedales. La nota negativa: la gente, cada vez más pendiente de lo que importa poco y nos saca de la música. No recordaba que el Amplifest fuese eso. Salvamos por la localización inmejorable, los buffets veganos y las francesinhas. Porto siempre me toca el corazón.

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