


El histórico Foment Martinenc, fundado en 1877, se convirtió en el escenario de un esperado ritual de metal extremo encabezado por los legendarios Ancient, acompañados por los devastadores Noctem y los locales Fogos.
Desde Noruega, Ancient llegaban con su Svartalvheim & The Cainian Chronicle Tour 2025, un viaje por las raíces del black metal. Junto a ellos, Noctem, la banda valenciana que lleva años devastando escenarios a nivel internacional, reafirmó por qué Beleth y los suyos son una referencia obligada en el metal más oscuro y extremo. Por su parte, Fogos abrieron la noche con una poderosa dosis de black metal de la vieja escuela, presentando su aclamado debut Corpses and Ashes, editado de forma independiente en 2024.
Jugar en casa siempre es especial, y Fogos lo aprovecharon al máximo. Su descarga, de poco menos de una hora, fue una muestra contundente de lo que pueden ofrecer. A pesar de ciertos problemas con la mezcla —las guitarras quedaron en ocasiones eclipsadas por la batería y la voz atronadora de Saten Haz In Um—, la intensidad fue in crescendo. La interpretación de Khíone calentó el ambiente, y aunque la banda mantuvo una presencia algo estática, la entrega de su vocalista y temas como Deímos, Exís, la emotiva Dysnomía y la tenebrosa Eídolon cerraron su actuación por todo lo alto. Un debut en directo potente, con mucho futuro por delante.
El cambio de set fue breve, y pronto Noctem tomó el relevo como la gran atracción nacional de la noche. La puesta en escena —cargada de pancartas, maquillaje y atmósfera— desbordó el espacio del Ateneu. Desde el primer tema, The Black Consecration, la banda rugió como una bestia perfectamente engrasada. El sonido fue crudo, demoledor, aunque a veces enturbiado por un exceso de reverb. El setlist recorrió sus últimos tres trabajos, destacando cortes como Credo Certe Ne Cras, The Submission Discipline, Sulphur y la teatral We Are Omega, donde Beleth protagonizó uno de los momentos más impactantes al simular una crucifixión bañado en sangre. Cerraron con fuerza con Let That Is Dead Sleep Forever y el himno final A Cruce Salus, dejando claro que Noctem no tiene techo.
Y entonces llegó el momento culminante: la aparición de Ancient, emblemas del black metal noruego desde 1992. Lo que ocurrió en el Foment Martinenc fue más que un concierto; fue una ceremonia, un descenso a las profundidades de lo oculto. Con un set centrado en Svartalvheim (1994) y The Cainian Chronicle (1996), Ancient tejió un relato mitológico de sombras y caos.
Desde los primeros compases de Ponderous Moonlighting, el ambiente se volvió denso, casi místico. Lord Kaiaphas (Valério Costa) evocó con su voz gutural relatos de Caín y Lilith, mientras Zel (Magnus Garvik) pintaba paisajes sonoros con riffs densos y envolventes. Temas como Disciplines of Caine, Zillah and the Crone y At the Infernal Portal (Canto III) transportaron al público a un plano ritual y ancestral.
El clímax llegó con el encore: Trumps of an Archangel, The Call of the Absu Deep, y los estremecedores Eerily Howling Winds y 13 Candles sellaron una experiencia única. Fue una noche donde el black metal se convirtió en rito, en arte oscuro, en memoria viva de un género que sigue latiendo en las sombras.



El histórico Foment Martinenc, fundado en 1877, se convirtió en el escenario de un esperado ritual de metal extremo encabezado por los legendarios Ancient, acompañados por los devastadores Noctem y los locales Fogos.
Desde Noruega, Ancient llegaban con su Svartalvheim & The Cainian Chronicle Tour 2025, un viaje por las raíces del black metal. Junto a ellos, Noctem, la banda valenciana que lleva años devastando escenarios a nivel internacional, reafirmó por qué Beleth y los suyos son una referencia obligada en el metal más oscuro y extremo. Por su parte, Fogos abrieron la noche con una poderosa dosis de black metal de la vieja escuela, presentando su aclamado debut Corpses and Ashes, editado de forma independiente en 2024.
Jugar en casa siempre es especial, y Fogos lo aprovecharon al máximo. Su descarga, de poco menos de una hora, fue una muestra contundente de lo que pueden ofrecer. A pesar de ciertos problemas con la mezcla —las guitarras quedaron en ocasiones eclipsadas por la batería y la voz atronadora de Saten Haz In Um—, la intensidad fue in crescendo. La interpretación de Khíone calentó el ambiente, y aunque la banda mantuvo una presencia algo estática, la entrega de su vocalista y temas como Deímos, Exís, la emotiva Dysnomía y la tenebrosa Eídolon cerraron su actuación por todo lo alto. Un debut en directo potente, con mucho futuro por delante.
El cambio de set fue breve, y pronto Noctem tomó el relevo como la gran atracción nacional de la noche. La puesta en escena —cargada de pancartas, maquillaje y atmósfera— desbordó el espacio del Ateneu. Desde el primer tema, The Black Consecration, la banda rugió como una bestia perfectamente engrasada. El sonido fue crudo, demoledor, aunque a veces enturbiado por un exceso de reverb. El setlist recorrió sus últimos tres trabajos, destacando cortes como Credo Certe Ne Cras, The Submission Discipline, Sulphur y la teatral We Are Omega, donde Beleth protagonizó uno de los momentos más impactantes al simular una crucifixión bañado en sangre. Cerraron con fuerza con Let That Is Dead Sleep Forever y el himno final A Cruce Salus, dejando claro que Noctem no tiene techo.
Y entonces llegó el momento culminante: la aparición de Ancient, emblemas del black metal noruego desde 1992. Lo que ocurrió en el Foment Martinenc fue más que un concierto; fue una ceremonia, un descenso a las profundidades de lo oculto. Con un set centrado en Svartalvheim (1994) y The Cainian Chronicle (1996), Ancient tejió un relato mitológico de sombras y caos.
Desde los primeros compases de Ponderous Moonlighting, el ambiente se volvió denso, casi místico. Lord Kaiaphas (Valério Costa) evocó con su voz gutural relatos de Caín y Lilith, mientras Zel (Magnus Garvik) pintaba paisajes sonoros con riffs densos y envolventes. Temas como Disciplines of Caine, Zillah and the Crone y At the Infernal Portal (Canto III) transportaron al público a un plano ritual y ancestral.
El clímax llegó con el encore: Trumps of an Archangel, The Call of the Absu Deep, y los estremecedores Eerily Howling Winds y 13 Candles sellaron una experiencia única. Fue una noche donde el black metal se convirtió en rito, en arte oscuro, en memoria viva de un género que sigue latiendo en las sombras.