

El domingo 17 de agosto, el Uniclub abrió sus puertas a las 18:30 para recibir una velada dedicada al metal sinfónico nacional. La ocasión no era menor: Arcane Sanctuary, la banda rosarina, llegaba a Buenos Aires para presentar oficialmente su disco debut The Traveler’s Diary, en lo que constituía apenas su segunda presentación en la capital. Una noche que prometía mucho y que, adelantamos, cumplió las expectativas con creces.
Con las puertas del venue ya abiertas, Delirium fue la encargada de dar el primer golpe de la noche. La banda, liderada por la impecable voz de Caro Greco, desplegó una propuesta de metal sinfónico que inmediatamente evocó a los grandes nombres del género: Nightwish, Eleine, Epica. No es casualidad la comparación; Delirium maneja esos códigos con naturalidad y los ejecuta con una solvencia que habla de ese trabajo en conjunto. El momento más alto de su presentación llegó con la colaboración especial de Lulia, que se sumó para interpretar una pieza que elevó notablemente el nivel de la performance. Como broche de oro, la banda cerró su set con un homenaje a Ozzy Osbourne, versionando “Mr. Crowley” y demostrando que su versatilidad va más allá del metal sinfónico puro.
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La segunda banda de la noche enfrentó el enemigo más temido de cualquier músico en vivo: los problemas técnicos. Astral Amethyst comenzó su presentación lidiando con acoples constantes y un volumen excesivamente alto que atacaba los tímpanos sin piedad. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, la perseverancia tuvo su recompensa.
Tras algunos ajustes místicos –o tal vez no tan místicos– en la consola, las últimas dos canciones de su set sonaron impecables y fueron, paradójicamente, las que mejor mostraron el verdadero potencial de la banda. El inédito “Al-Nur” fue sin dudas el momento más alto: esa introducción de aires árabes que transporta instantáneamente al oyente hacia paisajes de Medio Oriente, combinada con la voz lírica de Flor creó una atmósfera única que justificó toda la espera. “Unholy Awakening” siguió la misma línea ascendente, confirmando que Astral Amethyst tiene material de calidad y que, con los problemas técnicos resueltos, es una banda que puede ofrecer mucho al metal sinfónico nacional. El contraste entre voces limpias y guturales, bien manejado, podría ser la clave para evitar la monotonía que a veces aqueja al género.
Como cronista que ha visto a Innerforce más veces que a Iron Maiden –y eso es decir mucho–, puedo afirmar que los liderados por “Paty” nunca decepcionan. Su propuesta de heavy/power metal fue el perfecto contraste para una noche cargada de sinfonismo, inyectando la velocidad y la energía que el público necesitaba en ese momento de la velada. Además de repasar sus clásicos, la banda presentó “Invocation”, su nueva canción, que fue muy bien recibida por el público presente. La química de la banda es evidente: las muletillas y chistes de Tinchito, su sonrisa permanente, el trabajo sólido e incansable de Marce Zappa tras los parches, y el acompañamiento fiel de Marco Toba (quien llegó para reemplazar a Agus Oettel, hoy radicado en Europa) conforman una maquinaria bien aceitada que sabe cómo conectar con su audiencia. Y si, claro que hubo gente remando en el suelo cuando sonó “Galleons of Nations”, un clásico que nunca puede faltar en cada show de la “I”.
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Y llegó el momento esperado. Mientras la oscuridad del escenario gradualmente daba paso a luces tenues y la intro inicial del disco comenzaba a sonar, cada uno de los músicos fue ocupando su lugar en una puesta en escena cuidadosamente orquestada. El clímax llegó con la entrada de Juli Penacino, cubierta por una capa que ocultaba su rostro, creando esa sensación de calma oscura que antecede a la tormenta. Y tormenta fue lo que se desató a continuación. Con un sonido fuerte y claro, comenzó el show de Arcane Sanctuary, y desde el primer tema quedó claro que estábamos ante algo especial. Cada canción que transcurría superaba a la anterior, y el formato en vivo logró algo que no siempre ocurre: mejorar las versiones de estudio. Las canciones sonaron más potentes, más definidas, más vivas.
La voz de Juli brilló durante toda la presentación, mostrando un registro y una presencia escénica que hablan de una artista madura y consciente de sus capacidades. La ejecución de cada músico estuvo a la altura: Francisco y Luciano crearon texturas complejas pero accesibles, mientras que Jereremías mantuvo la base rítmica con la precisión de un metrónomo humano.
No todo fue perfecto, claro está. La labor del guitarrista se vió afectada (según su percepción) y tuvo que solicitar en varias ocasiones al sonidista que verificara la salida de su monitor, ya que no se escuchaba correctamente en el escenario. Un problema similar afectó al bajista, cuyo instrumento se escuchaba con diferentes niveles de volumen dependiendo del momento. Sin embargo, estos pequeños inconvenientes técnicos no lograron empañar lo que fue, objetivamente, un show espectacular, hasta se dieron el lujazo de interpretar el tema de Kate Bush, “Running Up That Hill” pieza central de la serie Stranger Things.
Durante la presentación, los músicos revelaron un dato que explica mucho sobre la calidad del material presentado: el disco tardó 16 años en completarse. Como bromeamos después, incluso les ganaron a Tool en tiempos de producción, pero el resultado justifica esa paciencia. Cada tema, cada arreglo, cada detalle suena pulido y pensado, producto de años de trabajo, ensayo y perfeccionamiento.
Al finalizar la noche, quedó una sensación de optimismo respecto al futuro del metal nacional. Arcane Sanctuary no solo presentó un disco; demostró que en Argentina siguen apareciendo bandas con alto nivel técnico, ambición artística y el profesionalismo necesario para competir en cualquier escenario.
Un especial reconocimiento a Luigi de Guerra Interna y a Paula Andersen por la invitación a esta velada única, y sobre todo por su incansable labor difundiendo y apoyando a la escena local, que sin dudas merece el aplauso y el reconocimiento de toda la comunidad.
Fotos de Gonzalo Soutric
- Astral Amethyst
- Innerforce
- Arcane Sanctuary


El domingo 17 de agosto, el Uniclub abrió sus puertas a las 18:30 para recibir una velada dedicada al metal sinfónico nacional. La ocasión no era menor: Arcane Sanctuary, la banda rosarina, llegaba a Buenos Aires para presentar oficialmente su disco debut The Traveler’s Diary, en lo que constituía apenas su segunda presentación en la capital. Una noche que prometía mucho y que, adelantamos, cumplió las expectativas con creces.
Con las puertas del venue ya abiertas, Delirium fue la encargada de dar el primer golpe de la noche. La banda, liderada por la impecable voz de Caro Greco, desplegó una propuesta de metal sinfónico que inmediatamente evocó a los grandes nombres del género: Nightwish, Eleine, Epica. No es casualidad la comparación; Delirium maneja esos códigos con naturalidad y los ejecuta con una solvencia que habla de ese trabajo en conjunto. El momento más alto de su presentación llegó con la colaboración especial de Lulia, que se sumó para interpretar una pieza que elevó notablemente el nivel de la performance. Como broche de oro, la banda cerró su set con un homenaje a Ozzy Osbourne, versionando “Mr. Crowley” y demostrando que su versatilidad va más allá del metal sinfónico puro.
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La segunda banda de la noche enfrentó el enemigo más temido de cualquier músico en vivo: los problemas técnicos. Astral Amethyst comenzó su presentación lidiando con acoples constantes y un volumen excesivamente alto que atacaba los tímpanos sin piedad. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, la perseverancia tuvo su recompensa.
Tras algunos ajustes místicos –o tal vez no tan místicos– en la consola, las últimas dos canciones de su set sonaron impecables y fueron, paradójicamente, las que mejor mostraron el verdadero potencial de la banda. El inédito “Al-Nur” fue sin dudas el momento más alto: esa introducción de aires árabes que transporta instantáneamente al oyente hacia paisajes de Medio Oriente, combinada con la voz lírica de Flor creó una atmósfera única que justificó toda la espera. “Unholy Awakening” siguió la misma línea ascendente, confirmando que Astral Amethyst tiene material de calidad y que, con los problemas técnicos resueltos, es una banda que puede ofrecer mucho al metal sinfónico nacional. El contraste entre voces limpias y guturales, bien manejado, podría ser la clave para evitar la monotonía que a veces aqueja al género.
Como cronista que ha visto a Innerforce más veces que a Iron Maiden –y eso es decir mucho–, puedo afirmar que los liderados por “Paty” nunca decepcionan. Su propuesta de heavy/power metal fue el perfecto contraste para una noche cargada de sinfonismo, inyectando la velocidad y la energía que el público necesitaba en ese momento de la velada. Además de repasar sus clásicos, la banda presentó “Invocation”, su nueva canción, que fue muy bien recibida por el público presente. La química de la banda es evidente: las muletillas y chistes de Tinchito, su sonrisa permanente, el trabajo sólido e incansable de Marce Zappa tras los parches, y el acompañamiento fiel de Marco Toba (quien llegó para reemplazar a Agus Oettel, hoy radicado en Europa) conforman una maquinaria bien aceitada que sabe cómo conectar con su audiencia. Y si, claro que hubo gente remando en el suelo cuando sonó “Galleons of Nations”, un clásico que nunca puede faltar en cada show de la “I”.
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Y llegó el momento esperado. Mientras la oscuridad del escenario gradualmente daba paso a luces tenues y la intro inicial del disco comenzaba a sonar, cada uno de los músicos fue ocupando su lugar en una puesta en escena cuidadosamente orquestada. El clímax llegó con la entrada de Juli Penacino, cubierta por una capa que ocultaba su rostro, creando esa sensación de calma oscura que antecede a la tormenta. Y tormenta fue lo que se desató a continuación. Con un sonido fuerte y claro, comenzó el show de Arcane Sanctuary, y desde el primer tema quedó claro que estábamos ante algo especial. Cada canción que transcurría superaba a la anterior, y el formato en vivo logró algo que no siempre ocurre: mejorar las versiones de estudio. Las canciones sonaron más potentes, más definidas, más vivas.
La voz de Juli brilló durante toda la presentación, mostrando un registro y una presencia escénica que hablan de una artista madura y consciente de sus capacidades. La ejecución de cada músico estuvo a la altura: Francisco y Luciano crearon texturas complejas pero accesibles, mientras que Jereremías mantuvo la base rítmica con la precisión de un metrónomo humano.
No todo fue perfecto, claro está. La labor del guitarrista se vió afectada (según su percepción) y tuvo que solicitar en varias ocasiones al sonidista que verificara la salida de su monitor, ya que no se escuchaba correctamente en el escenario. Un problema similar afectó al bajista, cuyo instrumento se escuchaba con diferentes niveles de volumen dependiendo del momento. Sin embargo, estos pequeños inconvenientes técnicos no lograron empañar lo que fue, objetivamente, un show espectacular, hasta se dieron el lujazo de interpretar el tema de Kate Bush, “Running Up That Hill” pieza central de la serie Stranger Things.
Durante la presentación, los músicos revelaron un dato que explica mucho sobre la calidad del material presentado: el disco tardó 16 años en completarse. Como bromeamos después, incluso les ganaron a Tool en tiempos de producción, pero el resultado justifica esa paciencia. Cada tema, cada arreglo, cada detalle suena pulido y pensado, producto de años de trabajo, ensayo y perfeccionamiento.
Al finalizar la noche, quedó una sensación de optimismo respecto al futuro del metal nacional. Arcane Sanctuary no solo presentó un disco; demostró que en Argentina siguen apareciendo bandas con alto nivel técnico, ambición artística y el profesionalismo necesario para competir en cualquier escenario.
Un especial reconocimiento a Luigi de Guerra Interna y a Paula Andersen por la invitación a esta velada única, y sobre todo por su incansable labor difundiendo y apoyando a la escena local, que sin dudas merece el aplauso y el reconocimiento de toda la comunidad.
Fotos de Gonzalo Soutric
- Astral Amethyst
- Innerforce
- Arcane Sanctuary