

Albania no es un país en el que se suela pensar mucho al hablar de heavy metal, y no creo que eso sea algo injustificado: incluso con la escasa información que se puede encontrar acerca de la escena pesada albanesa, parece ser menos una “escena” y más un rejunte minúsculo de bandas desperdigadas en una variedad de estilos. Tampoco es que esté para desmerecer la tarea de grupos como Aten, Gverr o, sobre todo, Crossbones, que parecen tener una carrera respetable dentro de ese ambiente, pero no son bandas que uno se vaya a encontrar a menos que se busque específicamente “bandas de heavy metal de Albania”.
Este país balcánico no es un ambiente muy saludable para la música pesada o el rock, incluso para los estándares de países excomunistas de Europa. Sin embargo, hay un grupo específico que parece haberle escapado a este estigma y encontrado un público por fuera de sus acotadas fronteras, aunque fuera únicamente por la calidad de su único álbum y la curiosidad de su lugar de origen.
Pero antes, vamos a ponernos un poco en contexto.

Imágenes de propaganda de Enver Hoxha
Luego de la Segunda Guerra Mundial, Albania comenzó un periodo de cuarenta años de gobierno bajo el mando de Enver Hoxha, un maestro de escuela que había escalado a través del escalafón del movimiento comunista nacional hasta alcanzar el puesto de secretario del partido. Su gobierno logró modernizar el país y reconstruir la infraestructura destruida por la guerra, pero también fue uno de censura y represión, marcada por el rechazo de cualquier revisionismo de la doctrina comunista y un férreo apego al stalinismo más ortodoxo que convirtió a Albania en el país más aislado de Europa. La situación era todavía más extrema si se la comparaba con sus vecinos yugoslavos, a quienes el gobierno de Hoxha denunciaba como “revisionistas”: mientras Yugoslavia tenía una de las escenas rockeras más importantes de los países socialistas europeos, Albania prohibía cualquier expresión cultural de origen occidental, por lo que las primeras bandas de rock en albanés saldrían justamente de Yugoslavia, específicamente de Kosovo.
Esto no significa que no hubiera manera de obtener noticias, libros o música del exterior: de la misma manera que musulmanes, cristianos y demás grupos religiosos siguieron practicando sus creencias en secreto a pesar de las políticas antirreligiosas del gobierno comunista, los amantes de la música podían conseguir discos a través del contrabando. Es por eso que tiene sentido que luego de la muerte de Hoxha en 1985 y la marcha atrás de su sucesor Ramiz Alia con respecto a varias de sus políticas más extremistas, se formaran una gran cantidad de bandas de pop y rock, algo que antes hubiera sido inaudito.
Hay poca información disponible acerca de estos primeros grupos de rock albanés, siendo que pocos de ellos lograron grabar sus canciones, y de esas grabaciones no se conserva mucho, por lo que hay que agradecer a la página de The Corroseum por la información acumulada. Por lo que se puede encontrar en Internet, uno de los grupos que se formaron por esa época fue Albatros, una banda de rock que es considerada de las primeras en el país. Fue en este quinteto donde el cantante Gjergj Jorgaqi y el baterista Roland Fusha se conocerían, y serían ellos los que formarían posteriormente la banda Megahertz, que en algunos lados aparece también escrita como Megaherz.
También te puede interesar: Arqueología Metalera: Crows – The Dying Race (1991)
A diferencia de Albatros, Megahertz era una banda de heavy metal hecha y derecha, como se puede escuchar en “Ti bote e heshtur”, canción grabada en vivo en la presentación del grupo en el festival organizado por Radio Televizioni Shqiptar (los medios públicos albaneses) en 1991. El grupo también llegó a grabar tres canciones como un demo, pero es imposible de encontrar en la Internet. Junto a Jorgaqi y Fusha estaría también el guitarrista Bledar Sejko, y a fines de 1991 los tres formarían una nueva banda, a la que llamarían Thunder Way.
El uso de un nombre en inglés para la banda, o al menos uno que no sería inmediatamente obvio para los albanoparlantes, bien puede considerarse como una señal de un cambio de dirección en la carrera de estos músicos, a quienes se sumarían el bajista Mit’hat Laro, el guitarrista Dritan Xheladini (quien también había pasado por Albatros y que en algunas fuentes aparece con el nombre “Artan”) y el tecladista Alban Laro.

Thunder Way en el festival de la RTSH
Sería con esta formación que el grupo se presentaría en 1992 nuevamente en el festival de la RTSH, donde fueron presentados bajo el nombre de “Thandar Uej”, adaptando su nombre en inglés a la ortografía y pronunciación albanesa. Fue en esa ocasión que el grupo tocó su canción “Legjenda e Heroit”, que todo indica que fue la única canción en albanés que Thunder Way llegaría a presentar. El sexteto quedó en último lugar en esa competición, de acuerdo con un artículo de diciembre de 2012, y también resultó en una de sus pocas presentaciones grabadas, donde se pueden ver las reacciones de los músicos de la orquesta ubicada detrás de la banda, más acostumbrados a acompañar el pop ligero más típico de estos festivales de la canción. Y algo similar pasaría durante la presentación del grupo en un programa llamado 12 Vallzime Pa Nje Te Shtune, donde Thunder Way interpretaron la canción “She’s A Fire”.

Formación de la banda en “The Order Executors”, en una imagen incluida en el cassette
Poco después, Gjergj Jorgaqi se iría de Thunder Way, dando inicio a la banda Crazy Diamond y más tarde comenzando una carrera solista como cantautor pop que sigue hasta el día de hoy. El grupo encontró un reemplazo en Elton Deda, quien venía de ser tecladista de la banda de hard rock Tingulli I Zjarrte y que ahora cantaba en Aneroid. Con esta formación ya establecida, en 1993 Thunder Way viajaron a la ciudad de Skopie, capital de la vecina y recientemente independizada Macedonia, para grabar su primer demo.
The Order Executors fue editado ese mismo año, en una tirada de 1000 cassettes lanzada de manera independiente que casi todos los registros señalan como el primer álbum editado por una banda de heavy metal albanesa. Y apenas uno apreta “play” es fácil notar que el disco estaba originalmente pensado como un demo, porque el sonido es bastante precario: a la batería le falta fuerza y tiene un volumen bastante bajo, el bajo tiene poca presencia y las guitarras tienen un tono ruidoso y casi diría chillón comparable con el de Detestation de los japoneses G.I.S.M e Irae Melanox de los italianos Adramelch, otros dos discos de culto editados durante la década anterior y con producciones similares. Además, escuchando la pronunciación de Elton Deda y leyendo las letras es muy obvio que el inglés no es el primer idioma de los compositores, con una cantidad enorme de frases que parecen haber sido traducidas palabra por palabra del albanés, e incluso teniendo una canción con un título como “Crimes With Prepensation”, palabra que no parece haber sido usada antes ni después en la historia de la música y estoy seguro que ni siquiera existe en diccionario alguno del inglés.
Por suerte, The Order Executors tiene suficiente contenido como para justificar su estatus de álbum de culto, algo que va más allá de las circunstancias que llevaron a su aparición. Las referencias más obvias para lo hecho por Thunder Way son los alemanes Helloween y Blind Guardian, específicamente en los primeros trabajos de ambos grupos cuando las influencias speedmetaleras eran mucho más obvias. Otra comparación también serían otras bandas de países de la esfera comunista, como los húngaros Pokolgép o los rusos Credo y Magnit.
También te puede interesar: Arqueología Metalera: Scald – Will of the Gods is a Great Power (1997)

Tapa de la edición en cassette de “The Order Executors”
Además, es claro que hay una dirección épica en las canciones, no sólo porque en promedio estén cerca de los seis minutos sino también por el estilo ultra melódico y complejo de los riffs: ni siquiera el ruido de la grabación es capaz de tapar la enorme cantidad de detalles, como el buen rango de la voz de Deda y la manera en la que, a pesar de las letras y su pronunciación, logra expresar la energía heroica que este power / speed metal necesita de parte de las voces, o el acompañamiento de los teclados. Pero la gran estrella del álbum son las guitarras de Sejko y Xheladini, que escupen riffs a diestra y siniestra y llenan de tintes neoclásicos cada canción, como la inicial “Nothing Else To Try” y la acelerada “Future Punishments”, e incluso se salen de ese modelo en un track como “The Devil’s Rule”, con una atmósfera misteriosa que no se suele ver mucho en el estilo.
Incluso si antes no tuve nada bueno para decir de la producción, es interesante escuchar este estilo de música compleja y melódica con una producción tan cruda: con el paso de la década de los noventas, el estándar del power metal se hizo más profesional y cada vez más grupos buscaron ese sonido ultra limpio que les permitiera demostrar cada detalle de los teclados, los solos neoclásicos y el rango enorme de sus cantantes, pero discos como The Order Executors llevan al oyente a una era donde se grababa con lo que se tenía a mano, no había productores especializados en este estilo y muchas veces todo terminaba sonando como grabado en un garage incluso si uno había conseguido el mejor estudio del país. A fin de cuentas, es la mezcla entre las características amateurs y el profesionalismo extremo de la música lo que termina dándole ese toque tan especial al disco.
Así que hablamos de un grupo de músicos muy talentosos tanto al tocar como al componer, que además tienen un disco bajo el brazo, terreno por donde mejorar y expandirse, y encima sin mucha competencia en su país de origen. Claramente Thunder Way tenían todas las de ganar, y según varias fuentes en 1995 el grupo quedaría en el primer puesto en un festival de rock en Albania, aunque no parece haber más detalles que ese. Pero las circunstancias terminarían poniéndole piedras en el camino a la carrera del sexteto.
Ese mismo año, Elton Deda anunció su salida de Thunder Way. Todo indica que esto se debió a la misma razón por la que su antecesor Gjergj Jorgaqi se había ido: sus gustos musicales iban a contramano con los del resto de la banda, y el cantante quería dedicarse a su carrera solista pop. Pero a pesar de que la banda podría haber buscado un reemplazo, se le sumó un obstáculo todavía más complicado: de acuerdo con una biografía oficial de la página española de Eurovisión, el mánager de Thunder Way habría estafado a la banda, quedándose con el dinero de las ventas. Así que estando sin cantante y sin dinero, Thunder Way se terminarían separando en 1995.
Es muy complicado encontrar qué hicieron la mayoría de los músicos de Thunder Way luego de ponerle punto final a la banda. Por ejemplo, se sabe que el baterista Roland Fusha tendría un breve paso por el grupo de heavy metal albanés Centaur, llegando a grabar en su disco debut Mr. Centaur de 1995, pero después de eso las pistas se terminan.

Tapa de “Warzone I”, el compilado de Metal Invader
Sin embargo, sería el guitarrista Bledar Sejko el que tendría una carrera más larga hasta el día de hoy: luego de vivir en Grecia e Italia, tuvo su paso por programas de la televisión albanesa, y en 2011 sería parte de los músicos de apoyo de la cantante albanesa Aurela Gaçe durante su presentación en el Festival de Eurovisión, cantando su canción “Feel The Passion”. Y 2013, Sejko se presentaría como representante de su país en el mismo festival, junto al cantante montenegrino de origen albanés Adrian Lulgjuraj, cantando “Identitet”.
Por otro lado, The Order Executors no volvería a reeditarse por muchos años, con la aparición de la canción “Nothing Else to Try” en el compilado Warzone I de la revista griega Metal Invader como uno de los pocos lanzamientos oficiales por fuera del álbum. Pero fue la Internet la que le daría una segunda oportunidad al álbum: la aparición de los foros online y de sitios como Metal Archives le dio una visibilidad enorme a escenas regionales que no hubieran podido llegar a un público tan grande de otra manera, y la idea de buscar bandas de los países más insólitos y menos hablados por el público metalero común se hizo más fácil que nunca. O al menos esa es la razón más plausible detrás de la popularidad online de este álbum, siendo muy fácil encontrar grupos de fans pequeños pero muy dedicados.
Y tal es así que en 2019 el álbum estuvo por primera vez disponible a través de Bandcamp, y al año siguiente se dio su primera edición oficial en CD, a casi tres décadas de su lanzamiento original, a través de la productora Thunderflash Productions, otorgando así una nueva oportunidad a esta joya oculta del heavy metal de los confines del mundo.


Albania no es un país en el que se suela pensar mucho al hablar de heavy metal, y no creo que eso sea algo injustificado: incluso con la escasa información que se puede encontrar acerca de la escena pesada albanesa, parece ser menos una “escena” y más un rejunte minúsculo de bandas desperdigadas en una variedad de estilos. Tampoco es que esté para desmerecer la tarea de grupos como Aten, Gverr o, sobre todo, Crossbones, que parecen tener una carrera respetable dentro de ese ambiente, pero no son bandas que uno se vaya a encontrar a menos que se busque específicamente “bandas de heavy metal de Albania”.
Este país balcánico no es un ambiente muy saludable para la música pesada o el rock, incluso para los estándares de países excomunistas de Europa. Sin embargo, hay un grupo específico que parece haberle escapado a este estigma y encontrado un público por fuera de sus acotadas fronteras, aunque fuera únicamente por la calidad de su único álbum y la curiosidad de su lugar de origen.
Pero antes, vamos a ponernos un poco en contexto.

Imágenes de propaganda de Enver Hoxha
Luego de la Segunda Guerra Mundial, Albania comenzó un periodo de cuarenta años de gobierno bajo el mando de Enver Hoxha, un maestro de escuela que había escalado a través del escalafón del movimiento comunista nacional hasta alcanzar el puesto de secretario del partido. Su gobierno logró modernizar el país y reconstruir la infraestructura destruida por la guerra, pero también fue uno de censura y represión, marcada por el rechazo de cualquier revisionismo de la doctrina comunista y un férreo apego al stalinismo más ortodoxo que convirtió a Albania en el país más aislado de Europa. La situación era todavía más extrema si se la comparaba con sus vecinos yugoslavos, a quienes el gobierno de Hoxha denunciaba como “revisionistas”: mientras Yugoslavia tenía una de las escenas rockeras más importantes de los países socialistas europeos, Albania prohibía cualquier expresión cultural de origen occidental, por lo que las primeras bandas de rock en albanés saldrían justamente de Yugoslavia, específicamente de Kosovo.
Esto no significa que no hubiera manera de obtener noticias, libros o música del exterior: de la misma manera que musulmanes, cristianos y demás grupos religiosos siguieron practicando sus creencias en secreto a pesar de las políticas antirreligiosas del gobierno comunista, los amantes de la música podían conseguir discos a través del contrabando. Es por eso que tiene sentido que luego de la muerte de Hoxha en 1985 y la marcha atrás de su sucesor Ramiz Alia con respecto a varias de sus políticas más extremistas, se formaran una gran cantidad de bandas de pop y rock, algo que antes hubiera sido inaudito.
Hay poca información disponible acerca de estos primeros grupos de rock albanés, siendo que pocos de ellos lograron grabar sus canciones, y de esas grabaciones no se conserva mucho, por lo que hay que agradecer a la página de The Corroseum por la información acumulada. Por lo que se puede encontrar en Internet, uno de los grupos que se formaron por esa época fue Albatros, una banda de rock que es considerada de las primeras en el país. Fue en este quinteto donde el cantante Gjergj Jorgaqi y el baterista Roland Fusha se conocerían, y serían ellos los que formarían posteriormente la banda Megahertz, que en algunos lados aparece también escrita como Megaherz.
También te puede interesar: Arqueología Metalera: Crows – The Dying Race (1991)
A diferencia de Albatros, Megahertz era una banda de heavy metal hecha y derecha, como se puede escuchar en “Ti bote e heshtur”, canción grabada en vivo en la presentación del grupo en el festival organizado por Radio Televizioni Shqiptar (los medios públicos albaneses) en 1991. El grupo también llegó a grabar tres canciones como un demo, pero es imposible de encontrar en la Internet. Junto a Jorgaqi y Fusha estaría también el guitarrista Bledar Sejko, y a fines de 1991 los tres formarían una nueva banda, a la que llamarían Thunder Way.
El uso de un nombre en inglés para la banda, o al menos uno que no sería inmediatamente obvio para los albanoparlantes, bien puede considerarse como una señal de un cambio de dirección en la carrera de estos músicos, a quienes se sumarían el bajista Mit’hat Laro, el guitarrista Dritan Xheladini (quien también había pasado por Albatros y que en algunas fuentes aparece con el nombre “Artan”) y el tecladista Alban Laro.

Thunder Way en el festival de la RTSH
Sería con esta formación que el grupo se presentaría en 1992 nuevamente en el festival de la RTSH, donde fueron presentados bajo el nombre de “Thandar Uej”, adaptando su nombre en inglés a la ortografía y pronunciación albanesa. Fue en esa ocasión que el grupo tocó su canción “Legjenda e Heroit”, que todo indica que fue la única canción en albanés que Thunder Way llegaría a presentar. El sexteto quedó en último lugar en esa competición, de acuerdo con un artículo de diciembre de 2012, y también resultó en una de sus pocas presentaciones grabadas, donde se pueden ver las reacciones de los músicos de la orquesta ubicada detrás de la banda, más acostumbrados a acompañar el pop ligero más típico de estos festivales de la canción. Y algo similar pasaría durante la presentación del grupo en un programa llamado 12 Vallzime Pa Nje Te Shtune, donde Thunder Way interpretaron la canción “She’s A Fire”.

Formación de la banda en “The Order Executors”, en una imagen incluida en el cassette
Poco después, Gjergj Jorgaqi se iría de Thunder Way, dando inicio a la banda Crazy Diamond y más tarde comenzando una carrera solista como cantautor pop que sigue hasta el día de hoy. El grupo encontró un reemplazo en Elton Deda, quien venía de ser tecladista de la banda de hard rock Tingulli I Zjarrte y que ahora cantaba en Aneroid. Con esta formación ya establecida, en 1993 Thunder Way viajaron a la ciudad de Skopie, capital de la vecina y recientemente independizada Macedonia, para grabar su primer demo.
The Order Executors fue editado ese mismo año, en una tirada de 1000 cassettes lanzada de manera independiente que casi todos los registros señalan como el primer álbum editado por una banda de heavy metal albanesa. Y apenas uno apreta “play” es fácil notar que el disco estaba originalmente pensado como un demo, porque el sonido es bastante precario: a la batería le falta fuerza y tiene un volumen bastante bajo, el bajo tiene poca presencia y las guitarras tienen un tono ruidoso y casi diría chillón comparable con el de Detestation de los japoneses G.I.S.M e Irae Melanox de los italianos Adramelch, otros dos discos de culto editados durante la década anterior y con producciones similares. Además, escuchando la pronunciación de Elton Deda y leyendo las letras es muy obvio que el inglés no es el primer idioma de los compositores, con una cantidad enorme de frases que parecen haber sido traducidas palabra por palabra del albanés, e incluso teniendo una canción con un título como “Crimes With Prepensation”, palabra que no parece haber sido usada antes ni después en la historia de la música y estoy seguro que ni siquiera existe en diccionario alguno del inglés.
Por suerte, The Order Executors tiene suficiente contenido como para justificar su estatus de álbum de culto, algo que va más allá de las circunstancias que llevaron a su aparición. Las referencias más obvias para lo hecho por Thunder Way son los alemanes Helloween y Blind Guardian, específicamente en los primeros trabajos de ambos grupos cuando las influencias speedmetaleras eran mucho más obvias. Otra comparación también serían otras bandas de países de la esfera comunista, como los húngaros Pokolgép o los rusos Credo y Magnit.
También te puede interesar: Arqueología Metalera: Scald – Will of the Gods is a Great Power (1997)

Tapa de la edición en cassette de “The Order Executors”
Además, es claro que hay una dirección épica en las canciones, no sólo porque en promedio estén cerca de los seis minutos sino también por el estilo ultra melódico y complejo de los riffs: ni siquiera el ruido de la grabación es capaz de tapar la enorme cantidad de detalles, como el buen rango de la voz de Deda y la manera en la que, a pesar de las letras y su pronunciación, logra expresar la energía heroica que este power / speed metal necesita de parte de las voces, o el acompañamiento de los teclados. Pero la gran estrella del álbum son las guitarras de Sejko y Xheladini, que escupen riffs a diestra y siniestra y llenan de tintes neoclásicos cada canción, como la inicial “Nothing Else To Try” y la acelerada “Future Punishments”, e incluso se salen de ese modelo en un track como “The Devil’s Rule”, con una atmósfera misteriosa que no se suele ver mucho en el estilo.
Incluso si antes no tuve nada bueno para decir de la producción, es interesante escuchar este estilo de música compleja y melódica con una producción tan cruda: con el paso de la década de los noventas, el estándar del power metal se hizo más profesional y cada vez más grupos buscaron ese sonido ultra limpio que les permitiera demostrar cada detalle de los teclados, los solos neoclásicos y el rango enorme de sus cantantes, pero discos como The Order Executors llevan al oyente a una era donde se grababa con lo que se tenía a mano, no había productores especializados en este estilo y muchas veces todo terminaba sonando como grabado en un garage incluso si uno había conseguido el mejor estudio del país. A fin de cuentas, es la mezcla entre las características amateurs y el profesionalismo extremo de la música lo que termina dándole ese toque tan especial al disco.
Así que hablamos de un grupo de músicos muy talentosos tanto al tocar como al componer, que además tienen un disco bajo el brazo, terreno por donde mejorar y expandirse, y encima sin mucha competencia en su país de origen. Claramente Thunder Way tenían todas las de ganar, y según varias fuentes en 1995 el grupo quedaría en el primer puesto en un festival de rock en Albania, aunque no parece haber más detalles que ese. Pero las circunstancias terminarían poniéndole piedras en el camino a la carrera del sexteto.
Ese mismo año, Elton Deda anunció su salida de Thunder Way. Todo indica que esto se debió a la misma razón por la que su antecesor Gjergj Jorgaqi se había ido: sus gustos musicales iban a contramano con los del resto de la banda, y el cantante quería dedicarse a su carrera solista pop. Pero a pesar de que la banda podría haber buscado un reemplazo, se le sumó un obstáculo todavía más complicado: de acuerdo con una biografía oficial de la página española de Eurovisión, el mánager de Thunder Way habría estafado a la banda, quedándose con el dinero de las ventas. Así que estando sin cantante y sin dinero, Thunder Way se terminarían separando en 1995.
Es muy complicado encontrar qué hicieron la mayoría de los músicos de Thunder Way luego de ponerle punto final a la banda. Por ejemplo, se sabe que el baterista Roland Fusha tendría un breve paso por el grupo de heavy metal albanés Centaur, llegando a grabar en su disco debut Mr. Centaur de 1995, pero después de eso las pistas se terminan.

Tapa de “Warzone I”, el compilado de Metal Invader
Sin embargo, sería el guitarrista Bledar Sejko el que tendría una carrera más larga hasta el día de hoy: luego de vivir en Grecia e Italia, tuvo su paso por programas de la televisión albanesa, y en 2011 sería parte de los músicos de apoyo de la cantante albanesa Aurela Gaçe durante su presentación en el Festival de Eurovisión, cantando su canción “Feel The Passion”. Y 2013, Sejko se presentaría como representante de su país en el mismo festival, junto al cantante montenegrino de origen albanés Adrian Lulgjuraj, cantando “Identitet”.
Por otro lado, The Order Executors no volvería a reeditarse por muchos años, con la aparición de la canción “Nothing Else to Try” en el compilado Warzone I de la revista griega Metal Invader como uno de los pocos lanzamientos oficiales por fuera del álbum. Pero fue la Internet la que le daría una segunda oportunidad al álbum: la aparición de los foros online y de sitios como Metal Archives le dio una visibilidad enorme a escenas regionales que no hubieran podido llegar a un público tan grande de otra manera, y la idea de buscar bandas de los países más insólitos y menos hablados por el público metalero común se hizo más fácil que nunca. O al menos esa es la razón más plausible detrás de la popularidad online de este álbum, siendo muy fácil encontrar grupos de fans pequeños pero muy dedicados.
Y tal es así que en 2019 el álbum estuvo por primera vez disponible a través de Bandcamp, y al año siguiente se dio su primera edición oficial en CD, a casi tres décadas de su lanzamiento original, a través de la productora Thunderflash Productions, otorgando así una nueva oportunidad a esta joya oculta del heavy metal de los confines del mundo.