
Ekpyrosis (2025)
Disembodied Records
Tracklist:
1. Ekpyrosis (Instrumental)
2. Regresión Al Caos
3. Tripalium
4. Logia Obscena
5. Arconte Egregor
6. Silencio Sepulcral
7. El Fin De Los Miedos
8. El Verdugo De Sí Mismo
9. Inefable
En el vasto paisaje del metal argentino, pocas bandas pueden hablar con la autoridad que tiene Avernal. Treinta años después de su formación, el grupo sigue siendo una columna vertebral del death metal local, una entidad que nunca se disolvió en la nostalgia ni se dejó absorber por el tiempo. Ekpyrosis, su nuevo trabajo, no es solo un disco: es una declaración de vigencia y supervivencia.
Producido por la banda junto a Jaime Gómez Arellano (Cathedral, Hexvessel, Moonspell), Ekpyrosis irradia crudeza, no hay retoques ni compresiones digitales que aplanen la emoción. Todo suena vivo, como si cada instrumento estuviera a centímetros del oyente.
Desde el inicio, la instrumental “Ekpyrosis” le da pie a “Regresión Al Caos” que llega con su ataque directo: riffs ásperos con una producción que prioriza la energía sobre la pulcritud. El sonido tiene una densidad que recuerda a los viejos días del death metal clásico, pero con un temple actual. “Tripalium” introduce un aire ritual donde las guitarras abren camino a uno de los momentos más intensos del álbum. Luego, “Logia Obscena” trae un aire más rockero, evocando una mezcla de groove y agresión. En el tramo final, “El Verdugo De Sí Mismo” e “Inefable” cierran el viaje con un tono apocalíptico y a la vez liberador.
Cristian Rodríguez entrega una de sus interpretaciones más sólidas, cargada de furia mientras que la ejecución técnica del resto de la banda está en su punto más equilibrado. Las guitarras de Gonzalo Varela y Federico Ramos sostienen el peso emocional del disco mediante esos riffs sólidos y sumando melodías que emergen entre la oscuridad. El bajo de Tulio Navia es el ancla que da espesor, mientras German Rodríguez en la batería evita el exceso de velocidad.
Todo suena sin adornos ni artificios y podemos encontrar que se privilegia el impacto y la coherencia por encima del lucimiento individual. La producción, por su parte, mantiene un balance clásico con un toque analógico.
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En un contexto donde muchas bandas argentinas de los noventa se disolvieron o quedaron atrapadas en el recuerdo, Avernal representa lo contrario: una permanencia activa. Si en Réquiem para los Rebeldes la banda había alcanzado un pico de agresión, y en Tzompantli exploraba el costado ritual y místico, Ekpyrosis se erige como el punto de equilibrio entre ambos. Es un álbum introspectivo que no busca impresionar sino afirmar una identidad. Su sonido puede dialogar con el death metal europeo o el groove sudamericano, pero su corazón está en Buenos Aires, en la crudeza del asfalto, en la urgencia de un país que no deja de arder.
No hay intención de complacer a nadie más que a sí mismos, y en esa honestidad radica su poder. Lo que podría sonar previsible en manos de otros, en Avernal se convierte en convicción, en la confirmación de que la fuerza no está en reinventar la rueda, sino en hacerla girar con la misma furia de siempre.
En tiempos de saturación sonora y fórmulas previsibles, este disco no es una pieza del pasado, sino una declaración del presente. Avernal no mira atrás ni hacia afuera: mira hacia adentro, hacia ese fuego que nunca se apaga, y lo deja arder hasta que todo —incluso ellos mismos— vuelva a renacer de las cenizas.

Ekpyrosis (2025)
Disembodied Records
Tracklist:
1. Ekpyrosis (Instrumental)
2. Regresión Al Caos
3. Tripalium
4. Logia Obscena
5. Arconte Egregor
6. Silencio Sepulcral
7. El Fin De Los Miedos
8. El Verdugo De Sí Mismo
9. Inefable
En el vasto paisaje del metal argentino, pocas bandas pueden hablar con la autoridad que tiene Avernal. Treinta años después de su formación, el grupo sigue siendo una columna vertebral del death metal local, una entidad que nunca se disolvió en la nostalgia ni se dejó absorber por el tiempo. Ekpyrosis, su nuevo trabajo, no es solo un disco: es una declaración de vigencia y supervivencia.
Producido por la banda junto a Jaime Gómez Arellano (Cathedral, Hexvessel, Moonspell), Ekpyrosis irradia crudeza, no hay retoques ni compresiones digitales que aplanen la emoción. Todo suena vivo, como si cada instrumento estuviera a centímetros del oyente.
Desde el inicio, la instrumental “Ekpyrosis” le da pie a “Regresión Al Caos” que llega con su ataque directo: riffs ásperos con una producción que prioriza la energía sobre la pulcritud. El sonido tiene una densidad que recuerda a los viejos días del death metal clásico, pero con un temple actual. “Tripalium” introduce un aire ritual donde las guitarras abren camino a uno de los momentos más intensos del álbum. Luego, “Logia Obscena” trae un aire más rockero, evocando una mezcla de groove y agresión. En el tramo final, “El Verdugo De Sí Mismo” e “Inefable” cierran el viaje con un tono apocalíptico y a la vez liberador.
Cristian Rodríguez entrega una de sus interpretaciones más sólidas, cargada de furia mientras que la ejecución técnica del resto de la banda está en su punto más equilibrado. Las guitarras de Gonzalo Varela y Federico Ramos sostienen el peso emocional del disco mediante esos riffs sólidos y sumando melodías que emergen entre la oscuridad. El bajo de Tulio Navia es el ancla que da espesor, mientras German Rodríguez en la batería evita el exceso de velocidad.
Todo suena sin adornos ni artificios y podemos encontrar que se privilegia el impacto y la coherencia por encima del lucimiento individual. La producción, por su parte, mantiene un balance clásico con un toque analógico.
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En un contexto donde muchas bandas argentinas de los noventa se disolvieron o quedaron atrapadas en el recuerdo, Avernal representa lo contrario: una permanencia activa. Si en Réquiem para los Rebeldes la banda había alcanzado un pico de agresión, y en Tzompantli exploraba el costado ritual y místico, Ekpyrosis se erige como el punto de equilibrio entre ambos. Es un álbum introspectivo que no busca impresionar sino afirmar una identidad. Su sonido puede dialogar con el death metal europeo o el groove sudamericano, pero su corazón está en Buenos Aires, en la crudeza del asfalto, en la urgencia de un país que no deja de arder.
No hay intención de complacer a nadie más que a sí mismos, y en esa honestidad radica su poder. Lo que podría sonar previsible en manos de otros, en Avernal se convierte en convicción, en la confirmación de que la fuerza no está en reinventar la rueda, sino en hacerla girar con la misma furia de siempre.
En tiempos de saturación sonora y fórmulas previsibles, este disco no es una pieza del pasado, sino una declaración del presente. Avernal no mira atrás ni hacia afuera: mira hacia adentro, hacia ese fuego que nunca se apaga, y lo deja arder hasta que todo —incluso ellos mismos— vuelva a renacer de las cenizas.




