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Bad Religion en Barcelona: “Ateísmo y herejía en un castillo de arena”
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Repitiendo una vez más como cabezas de cartel desde aquel mítico Barna’n’Roll 2022, los padres del hardcore melódico de la costa este regresan más arropados que nunca. Esta vez lo hacen acompañados por sus compatriotas de la costa oeste: los venerados y veteranos Agnostic Front. El aquelarre anticlerical se completa con los californianos Strung Out, los street punks catalanes Crim y los skater punks canadienses Belvedere.

Al igual que el día anterior, la plaza mayor del recinto turístico de El Poble Espanyol presenta una media entrada a las seis treinta de la tarde, con el astro sol pegando en las caras de los de Calgary, llegando a pedir a la organización si podían apagarlo de algún modo. 

Con Steve Rawles como único miembro permanente, acompañado por el enorme baterista Casey Lewis que luce una cresta verde, y que le pega como si no hubiera mañana, increíble el ritmo frenético que se marca. Además de un par de jóvenes melenudos, que entraron en 2019, Ryan Mumby al bajo, y Dan Wollach con sus más que chirriantes solos de guitarra.  

Al ingresar en el recinto, Belvedere ya estaban desatando su Hindsight is the Sixth Sense (2021) con las potentes “Happily Never After” y “Elephant March”. Visiblemente contento de volver a Catalunya, acompañando a  Bad Religion, el grupo continuó a toda velocidad con una descarga demoledora: “Subhuman Nature”, “Closed Doors”, “Slaves to the Pavement” y “Quicksand”, todas rescatadas del ya clásico Fast Forward Eats the Tape (2006), ese disco con un título tan fantástico como acertado. Después de tanta tralla, Casey tuvo que hacer una pausa técnica para cambiar la caja de la batería.

TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Bad Religion en Málaga: “Reinando por más de cuatro décadas y las que les quedan…”

De Twas Hell Said Former Child (2003) recuperaron, entre otras, “The Only Problem With Wishful Thinking”. Y, en un momento entrañable, el vocalista aprovechó para felicitar a su esposa por su aniversario antes de cerrar el set con un final melódico de trazas metaleras: “Brandy Wine”.

Cuarenta minutos de cera sin descanso, con desparpajo, energía y muy buen rollo general, a pesar del solazo que caía sobre el público.

Con la explosiva “Hot for Teacher” de Van Halen como intro, Strung Out irrumpió en escena a toda velocidad con “Too Close to See” y “Exhumation of Virginia Madison”. Destacó especialmente el excelente riff del guitarrista fundador Rob Ramos en “In Harm’s Way”, una crítica feroz al consumismo y al estilo de vida estadounidense, rescatada de su primer álbum Another Day in Paradise (1994). En esta misma pieza, sorprendieron al público con un inesperado guiño: un fragmento de “Walk” de Pantera, que desató la ovación general.

Trío de cartas del Exile in Oblivion (2004): arrancaron con “Analog”, siguieron con “Blueprint of the Fall”, circle pit incluido y remataron con una incendiaria “No Voice of Mine”. A continuación, un atropellado “Everything” dio paso a las palmas del público para la melancólica “Daggers”. Hubo también espacio para las buenas armonías vocales en “White Owls”, la única pieza del repertorio extraída de su décimo y más reciente álbum, Dead Rebellion (2024).

La traca final llegó con una celebradísima “Velvet Alley”, puro tupa-tupa, tras ella “Bring Out Your Dead” y una versión extra large de “Matchbook”, que dejó al público con el pulso acelerado y una sonrisa de oreja a oreja.

Pues sonido poderoso y ritmo trepidante de los californianos, excepto quizás por la voz de Jason Cruz que fue perdiendo fuelle a lo largo de los cuarenta minutos, al igual que su gorra, que acabó lanzándola al público. 

Turno ahora para los locales Crim, que jugaban en casa, hasta el batería se enfundó la camiseta del Barça con la soga, que representa el logo del grupo, aunque son de Tarragona, y supongo del Nastic, antes que del FCB, un cáncer para el resto de clubs catalanes. Empezaron con “Blau Cel, Vermell Sang”, desde su disco homónimo de 2016, y en el que cimentaron su actuación, con un total de seis temas, aunque la siguiente fue el estreno del single “Carnets de Punk”.

La pegadiza “Una Canço i Una Promesa”, la tintineante “Benvingut Enemic” dedicado a los empresarios explotadores, y que mientras tanto provocó un pequeño circle pit, fueron las siguientes. Dos de su cuarto álbum Cançons de Mort (2023), “Vam Riure Tant” y la dedicada a su comarca, “Patrimoni Mundial” de la contaminación ambiental.

La que dedicaron a su tío, el que fuera bajista de Leño, y avezado productor Toni Urbano, con “Maneres de Viure”. Para “Hibern Etern” Adrià pone la voz tan ronca que cuesta entender la letra, empalada a una vertiginosamente coreada “Vaixells de Paper”. 

Amenazan con acabar antes de hacernos tomar “Verí Caducat”, pero aún no era la hora de tirar la toalla, así que un par más, “Castell de Sorra”, y finalmente la que da título a su disco de 2018, “Pare Nostre que Esteu a l’Infern” donde ponen en duda la existencia de Dios, pero no la de esas cucarachas pederastas, y con tantas guerras en su nombre, en las que siempre están de lado de los vencedores, o deseando que explote el Vaticano en mil pedazos. 

Pues sí señor, sus cuarenta y cinco minutos, no podían ser sino mortales de necesidad, un tren azul y grana que dejó temblando el viejo castillo de cartón piedra. 

Acostumbrados a verlos en sus últimas visitas en pequeñas salas con capacidad para unas cuatrocientas personas, como Estraperlo, Mephisto, o hace ya algo más en el Garatge Club. Verlos ante una multitud de cinco mil punks se hace algo extraño, pero Agnostic Front, rebautizados durante los ochenta por el fanzine punk de izquierdas Maxinumrockanroll, como Agnazi Front debido a los dudosos comportamientos en el Lower East Side que llegaban a oídos del fanzine radicado en California, aunque todo cambio con la llegada del NYC SHARP. Pero bueno, como decía, la banda liderada por Vinnie Stigma y Roger Miret están más que acostumbrados a tocar en festivales de gran formato como, por ejemplo, Resurrection o Hellfest.

Abrieron con la instrumental “AF Stomp”, única en sonár del Get Loud (2019), para proseguir con “The Eliminator”, escrita por Peter Steele mientras estaba en Carnivore, y es que el de Brooklyn colaboró con Stigma en varias composiciones del disco Cause for Alarm (1986). 

Roger agita al personal, para presentar una recortada “A Mi Manera”, en un castellano muy poco ortodoxo, y la homónima de ese mismo álbum, “My Life My Way”. Le siguen “Only in America” y “Old New York” de su The American Dream Died (2015) con Vinnie alzando su guitarra con un brazo. Roger dedica ahora a sus amigos y familia, “For My Family” del Warriors (2017), mientras que durante “Friend or Foe” montaron un circle pit junto al público con Stigma en el centro tocando, increíble.

Tan increíble, como brutal fue “Victim in Pain”, que da nombre a su álbum debut de 1984, y en cuya portada figura la famosa fotografía en la que un miembro de la SS, dispara a un judío arrodillado ante una fosa común. Del mismo LP, y tan espeluznante como la foto resonó “Your Mistake”.

De los míticos anti nazis hardcore punks Oi, Iron Cross de Washington, se marcaron a ritmo Oi, “Crucified”, y Roger abandona el escenario para que Vinnie monte su show cantando “Paulie the Dog”, y “Power”.

Un abrazo entre Roger y Vinnie da paso a “Gotta Go” y sus inmensos coros, pasando a la tremenda “Police State”, y un circle wall of death para “Addiction”. Antes de acabar recordando a los añorados Joey, Dee Dee, Tommy, y Johnny Ramone, y a las bandas que están hoy aquí, con Crim le falló la memoria y les llamó Crime, en inglés, para acto seguido echarse una fantástico cover de “Blitzkrieg Bop”. Impresionantes, dejándose la piel como siempre.

He visto a Bad Religion un montón de veces desde aquella primera entrevista que le hice a Greg Hetson, junto a un recién incorporado Brian Baker, allá por 1994, durante su segunda visita a la capital catalana. Esta nueva actuación en la ciudad condal parece ser ya la decimocuarta desde 1993, sin contar aquel memorable show en el Dr. Music Festival del ’96.

TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Baron Rojo en Barcelona: “Resistiendo al paso del tiempo”

Y, con todo el cariño y respeto que les tengo, creo que esta ha sido la actuación más floja de todas las que he visto de los angelinos, con esto no quiero decir que haya sido mala, ni mucho menos, pero, sea por el repertorio, el público ajeno, el cansancio o el tremendo show previo de Agnostic Front, los padres del hardcore melódico no lograron romper como en otras ocasiones, y cedieron la partida ante los de Nueva York.

En un recinto que se quedó pequeño, Greg Raffin comenzó sin voz para “Recipe of Hate”. Por suerte, fue solo un problema técnico rápidamente solucionado, aunque debo decir que en algunas melodías mantuvo su registro vocal en notas bastante bajas. Después de recordar que están celebrando su gira 45 years doing what you want, continuaron con “Supersonic”, “You’re the Goverment”, la relajada “Candidate”, la infalible “No Control”, tras la que Jay Bentley abandono su bajo y el escenario para ir hacia las primeras filas, pidiendo disculpas a su vuelta. Al cabo de unos minutos siguieron con una calmada “Struck a Nerve”, seguida por “New Dark Ages”, y pisando un poco el acelerador para “Modern Men”, y “My Sanity”, para volver a aflojar con “Faith Alone” y “I Want to Conquer the World”, para venirse arriba con “Fuck Armageddon …This is Hell”, la recontra melódica “Fields of Mars”, y la rompedora “Do What You Want”.

Un pequeño stop antes de que Greg nos introduzca con “True North”, siendo una prodigiosa “Atomic Garden” quien despierta a la mayoría del letargo, y hasta llegar a cantar con “Generator”, descolocandonos al presentarla como Like a Rock. Los coros continúan con “You”, y se multiplican con el himno “21st Century (Digital Boy)”, seguida por unas palabras de Graffin deseando que todos los días fueran como un sábado por la noche en Barcelona, antes de contagiarnos con “Infected”, una magnifica “Cease”, y sin cesar, nos aplicaron su particular “Anesthesia”. Supieron cerrar con oficio y eficacia, tirando de clásicos para asegurar un final siempre resultón, con “Sorrow” y la inevitable aparición de “American Jesus”.

Cumplieron, pero poco más: los años de carretera pasan factura, y llegaron justos de batería a este último show peninsular. Fueron ochenta minutos llenos de altibajos, acentuados por la ausencia de algunos de sus himnos más coréales. Al parecer, los californianos manejan un repertorio de alrededor de cien canciones y disponen de cuatro o cinco setlists distintos, que adaptan según el lugar o el tipo de festival. No sé si el del sábado en Iberona, Poble Espanyol para los turistas, era la versión light, pero lo pareció.

Veremos qué nos depara la próxima visita del veterano grupo de Los Ángeles. La leyenda sigue viva, aunque esta vez no brillara con la fuerza de antaño.

 

 

 

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Al igual que el día anterior, la plaza mayor del recinto turístico de El Poble Espanyol presenta una media entrada a las seis treinta de la tarde, con el astro sol pegando en las caras de los de Calgary, llegando a pedir a la organización si podían apagarlo de algún modo. 

Con Steve Rawles como único miembro permanente, acompañado por el enorme baterista Casey Lewis que luce una cresta verde, y que le pega como si no hubiera mañana, increíble el ritmo frenético que se marca. Además de un par de jóvenes melenudos, que entraron en 2019, Ryan Mumby al bajo, y Dan Wollach con sus más que chirriantes solos de guitarra.  

Al ingresar en el recinto, Belvedere ya estaban desatando su Hindsight is the Sixth Sense (2021) con las potentes “Happily Never After” y “Elephant March”. Visiblemente contento de volver a Catalunya, acompañando a  Bad Religion, el grupo continuó a toda velocidad con una descarga demoledora: “Subhuman Nature”, “Closed Doors”, “Slaves to the Pavement” y “Quicksand”, todas rescatadas del ya clásico Fast Forward Eats the Tape (2006), ese disco con un título tan fantástico como acertado. Después de tanta tralla, Casey tuvo que hacer una pausa técnica para cambiar la caja de la batería.

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Cuarenta minutos de cera sin descanso, con desparpajo, energía y muy buen rollo general, a pesar del solazo que caía sobre el público.

Con la explosiva “Hot for Teacher” de Van Halen como intro, Strung Out irrumpió en escena a toda velocidad con “Too Close to See” y “Exhumation of Virginia Madison”. Destacó especialmente el excelente riff del guitarrista fundador Rob Ramos en “In Harm’s Way”, una crítica feroz al consumismo y al estilo de vida estadounidense, rescatada de su primer álbum Another Day in Paradise (1994). En esta misma pieza, sorprendieron al público con un inesperado guiño: un fragmento de “Walk” de Pantera, que desató la ovación general.

Trío de cartas del Exile in Oblivion (2004): arrancaron con “Analog”, siguieron con “Blueprint of the Fall”, circle pit incluido y remataron con una incendiaria “No Voice of Mine”. A continuación, un atropellado “Everything” dio paso a las palmas del público para la melancólica “Daggers”. Hubo también espacio para las buenas armonías vocales en “White Owls”, la única pieza del repertorio extraída de su décimo y más reciente álbum, Dead Rebellion (2024).

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Pues sonido poderoso y ritmo trepidante de los californianos, excepto quizás por la voz de Jason Cruz que fue perdiendo fuelle a lo largo de los cuarenta minutos, al igual que su gorra, que acabó lanzándola al público. 

Turno ahora para los locales Crim, que jugaban en casa, hasta el batería se enfundó la camiseta del Barça con la soga, que representa el logo del grupo, aunque son de Tarragona, y supongo del Nastic, antes que del FCB, un cáncer para el resto de clubs catalanes. Empezaron con “Blau Cel, Vermell Sang”, desde su disco homónimo de 2016, y en el que cimentaron su actuación, con un total de seis temas, aunque la siguiente fue el estreno del single “Carnets de Punk”.

La pegadiza “Una Canço i Una Promesa”, la tintineante “Benvingut Enemic” dedicado a los empresarios explotadores, y que mientras tanto provocó un pequeño circle pit, fueron las siguientes. Dos de su cuarto álbum Cançons de Mort (2023), “Vam Riure Tant” y la dedicada a su comarca, “Patrimoni Mundial” de la contaminación ambiental.

La que dedicaron a su tío, el que fuera bajista de Leño, y avezado productor Toni Urbano, con “Maneres de Viure”. Para “Hibern Etern” Adrià pone la voz tan ronca que cuesta entender la letra, empalada a una vertiginosamente coreada “Vaixells de Paper”. 

Amenazan con acabar antes de hacernos tomar “Verí Caducat”, pero aún no era la hora de tirar la toalla, así que un par más, “Castell de Sorra”, y finalmente la que da título a su disco de 2018, “Pare Nostre que Esteu a l’Infern” donde ponen en duda la existencia de Dios, pero no la de esas cucarachas pederastas, y con tantas guerras en su nombre, en las que siempre están de lado de los vencedores, o deseando que explote el Vaticano en mil pedazos. 

Pues sí señor, sus cuarenta y cinco minutos, no podían ser sino mortales de necesidad, un tren azul y grana que dejó temblando el viejo castillo de cartón piedra. 

Acostumbrados a verlos en sus últimas visitas en pequeñas salas con capacidad para unas cuatrocientas personas, como Estraperlo, Mephisto, o hace ya algo más en el Garatge Club. Verlos ante una multitud de cinco mil punks se hace algo extraño, pero Agnostic Front, rebautizados durante los ochenta por el fanzine punk de izquierdas Maxinumrockanroll, como Agnazi Front debido a los dudosos comportamientos en el Lower East Side que llegaban a oídos del fanzine radicado en California, aunque todo cambio con la llegada del NYC SHARP. Pero bueno, como decía, la banda liderada por Vinnie Stigma y Roger Miret están más que acostumbrados a tocar en festivales de gran formato como, por ejemplo, Resurrection o Hellfest.

Abrieron con la instrumental “AF Stomp”, única en sonár del Get Loud (2019), para proseguir con “The Eliminator”, escrita por Peter Steele mientras estaba en Carnivore, y es que el de Brooklyn colaboró con Stigma en varias composiciones del disco Cause for Alarm (1986). 

Roger agita al personal, para presentar una recortada “A Mi Manera”, en un castellano muy poco ortodoxo, y la homónima de ese mismo álbum, “My Life My Way”. Le siguen “Only in America” y “Old New York” de su The American Dream Died (2015) con Vinnie alzando su guitarra con un brazo. Roger dedica ahora a sus amigos y familia, “For My Family” del Warriors (2017), mientras que durante “Friend or Foe” montaron un circle pit junto al público con Stigma en el centro tocando, increíble.

Tan increíble, como brutal fue “Victim in Pain”, que da nombre a su álbum debut de 1984, y en cuya portada figura la famosa fotografía en la que un miembro de la SS, dispara a un judío arrodillado ante una fosa común. Del mismo LP, y tan espeluznante como la foto resonó “Your Mistake”.

De los míticos anti nazis hardcore punks Oi, Iron Cross de Washington, se marcaron a ritmo Oi, “Crucified”, y Roger abandona el escenario para que Vinnie monte su show cantando “Paulie the Dog”, y “Power”.

Un abrazo entre Roger y Vinnie da paso a “Gotta Go” y sus inmensos coros, pasando a la tremenda “Police State”, y un circle wall of death para “Addiction”. Antes de acabar recordando a los añorados Joey, Dee Dee, Tommy, y Johnny Ramone, y a las bandas que están hoy aquí, con Crim le falló la memoria y les llamó Crime, en inglés, para acto seguido echarse una fantástico cover de “Blitzkrieg Bop”. Impresionantes, dejándose la piel como siempre.

He visto a Bad Religion un montón de veces desde aquella primera entrevista que le hice a Greg Hetson, junto a un recién incorporado Brian Baker, allá por 1994, durante su segunda visita a la capital catalana. Esta nueva actuación en la ciudad condal parece ser ya la decimocuarta desde 1993, sin contar aquel memorable show en el Dr. Music Festival del ’96.

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En un recinto que se quedó pequeño, Greg Raffin comenzó sin voz para “Recipe of Hate”. Por suerte, fue solo un problema técnico rápidamente solucionado, aunque debo decir que en algunas melodías mantuvo su registro vocal en notas bastante bajas. Después de recordar que están celebrando su gira 45 years doing what you want, continuaron con “Supersonic”, “You’re the Goverment”, la relajada “Candidate”, la infalible “No Control”, tras la que Jay Bentley abandono su bajo y el escenario para ir hacia las primeras filas, pidiendo disculpas a su vuelta. Al cabo de unos minutos siguieron con una calmada “Struck a Nerve”, seguida por “New Dark Ages”, y pisando un poco el acelerador para “Modern Men”, y “My Sanity”, para volver a aflojar con “Faith Alone” y “I Want to Conquer the World”, para venirse arriba con “Fuck Armageddon …This is Hell”, la recontra melódica “Fields of Mars”, y la rompedora “Do What You Want”.

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