

La noche del martes en Madrid fue una celebración del punk en todas sus vertientes, con las actuaciones de Belvedere, Crim, Strung Out, Agnostic Front y los legendarios Bad Religion. El Movistar Arena se convirtió en un hervidero de energía, himnos y actitud rebelde.
Abriendo la noche, Belvedere ofreció una descarga de punk rock enérgico y saltarín. Caracterizados por sus ritmos rápidos, melodías pegadizas y estribillos coreables, los canadienses no escatimaron esfuerzos para meter al público en el concierto. Destacó la participación vocal del batería, con un registro más rasgado, y la costumbre de la banda de cantar las letras fuera del micrófono, contagiando su entusiasmo. A pesar de la escasa afluencia inicial de público, Belvedere cumplió a la perfección con su horario, anticipando la maratón punk que estaba por venir. La iluminación, con luces epilépticas y múltiples haces, añadió un toque frenético y dejando fotos espectaculares. Destacar que a pesar de que eran pocos en la pista se les sintió ruidosos en su apoyo. Una banda muy disfrutable como apertivo.
Los catalanes de Crim tomaron el relevo con un punk rock más contundente y rabioso. Aunque estáticos en el escenario, cada tema transmitía una intensidad palpable. La puesta en escena se vio reforzada por un telón de fondo con reminiscencias a vidrieras ojivales de iglesia, adornado con cuatro animales (mapache, lobo, mantis y cuervo) ataviados con mantos, creando una atmósfera visual impactante. Las luces, inicialmente rojas, evolucionaron hacia un despliegue de haces cambiantes y parpadeantes, iluminando a cada miembro de la banda. El sonido, aunque mejorable, permitió apreciar la voz desgarrada y profunda del cantante, así como los coros graves. A medida que avanzaba su actuación, el público se fue animando, con los primeros bailes y vítores. Como curiosidad, Crim fue el segundo grupo de la noche en contar con el batería haciendo coros desde su atalaya. Su despedida, una blasfemia gritada al cielo, dejó una huella de rebeldía en el ambiente, buen resumen de lo que sería todo el evento.
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Con la pista del Movistar Arena mucho más concurrida, Strung Out aportó su visión del punk rock melódico, con influencias del hardcore y el metal. La banda californiana derrochó energía en el escenario, con saltos y gestos que acompañaban sus temas. El sonido, en esta ocasión, pareció menos nítido que en las actuaciones anteriores, resultando en un conjunto más ruidoso. Los coros, en ocasiones, parecieron desajustados en el tempo. A pesar de estas deficiencias técnicas, el público disfrutó de su actuación, coreando cada tema y celebrando el mashup con Pantera. La iluminación, más calmada, combinó haces en movimiento con focos cálidos que creaban sombras peculiares sobre los rostros de los músicos. La locura se desató con los últimos temas, con el público saltando y coreando cada línea con los brazos en alto. Un lujo la visita de la mítica banda que se dejó todo en el escenario.
Los neoyorquinos Agnostic Front, leyenda viva del hardcore punk, irrumpieron en el escenario con una energía arrolladora. Desde el primer momento, demostraron estar en plena forma, a pesar de sus años de trayectoria. Sin florituras, su actuación fue una descarga de hardcore clásico, crudo y directo. Por primera vez en la noche, las letras atronaron en todo el Movistar Arena, con himnos gritados con orgullo, puño en alto, pecho inflado, actitud punk total. La banda cerró su actuación con una versión del “Blitzkrieg Bop” de los Ramones, un clásico que puso a todo el mundo a corear el mítico “¡Hey! ¡Ho! ¡Let’s go!”.
El plato fuerte de la noche llegó con Bad Religion, una institución del punk rock con 45 años de historia a sus espaldas. Más que un concierto, su actuación fue una lección magistral de cómo mantener intacta la actitud punk a lo largo de las décadas. Himnos combativos como “American Jesus“, “Sorrow” y “Generator” sonaron con la fuerza de un trueno, conectando con varias generaciones de fans. La banda demostró que su energía y su compromiso con la rebeldía siguen tan vivos como siempre. Su extensa discografía, plagada de clásicos, ha marcado la banda sonora de varias generaciones, y su directo en Madrid fue una prueba irrefutable de su vigencia.
Etiquetas: Agnostic Front, Bad Religion, Baldevere, Crim, madrid, Movistar Arena, Punk, rock, Strung Out


La noche del martes en Madrid fue una celebración del punk en todas sus vertientes, con las actuaciones de Belvedere, Crim, Strung Out, Agnostic Front y los legendarios Bad Religion. El Movistar Arena se convirtió en un hervidero de energía, himnos y actitud rebelde.
Abriendo la noche, Belvedere ofreció una descarga de punk rock enérgico y saltarín. Caracterizados por sus ritmos rápidos, melodías pegadizas y estribillos coreables, los canadienses no escatimaron esfuerzos para meter al público en el concierto. Destacó la participación vocal del batería, con un registro más rasgado, y la costumbre de la banda de cantar las letras fuera del micrófono, contagiando su entusiasmo. A pesar de la escasa afluencia inicial de público, Belvedere cumplió a la perfección con su horario, anticipando la maratón punk que estaba por venir. La iluminación, con luces epilépticas y múltiples haces, añadió un toque frenético y dejando fotos espectaculares. Destacar que a pesar de que eran pocos en la pista se les sintió ruidosos en su apoyo. Una banda muy disfrutable como apertivo.
Los catalanes de Crim tomaron el relevo con un punk rock más contundente y rabioso. Aunque estáticos en el escenario, cada tema transmitía una intensidad palpable. La puesta en escena se vio reforzada por un telón de fondo con reminiscencias a vidrieras ojivales de iglesia, adornado con cuatro animales (mapache, lobo, mantis y cuervo) ataviados con mantos, creando una atmósfera visual impactante. Las luces, inicialmente rojas, evolucionaron hacia un despliegue de haces cambiantes y parpadeantes, iluminando a cada miembro de la banda. El sonido, aunque mejorable, permitió apreciar la voz desgarrada y profunda del cantante, así como los coros graves. A medida que avanzaba su actuación, el público se fue animando, con los primeros bailes y vítores. Como curiosidad, Crim fue el segundo grupo de la noche en contar con el batería haciendo coros desde su atalaya. Su despedida, una blasfemia gritada al cielo, dejó una huella de rebeldía en el ambiente, buen resumen de lo que sería todo el evento.
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Con la pista del Movistar Arena mucho más concurrida, Strung Out aportó su visión del punk rock melódico, con influencias del hardcore y el metal. La banda californiana derrochó energía en el escenario, con saltos y gestos que acompañaban sus temas. El sonido, en esta ocasión, pareció menos nítido que en las actuaciones anteriores, resultando en un conjunto más ruidoso. Los coros, en ocasiones, parecieron desajustados en el tempo. A pesar de estas deficiencias técnicas, el público disfrutó de su actuación, coreando cada tema y celebrando el mashup con Pantera. La iluminación, más calmada, combinó haces en movimiento con focos cálidos que creaban sombras peculiares sobre los rostros de los músicos. La locura se desató con los últimos temas, con el público saltando y coreando cada línea con los brazos en alto. Un lujo la visita de la mítica banda que se dejó todo en el escenario.
Los neoyorquinos Agnostic Front, leyenda viva del hardcore punk, irrumpieron en el escenario con una energía arrolladora. Desde el primer momento, demostraron estar en plena forma, a pesar de sus años de trayectoria. Sin florituras, su actuación fue una descarga de hardcore clásico, crudo y directo. Por primera vez en la noche, las letras atronaron en todo el Movistar Arena, con himnos gritados con orgullo, puño en alto, pecho inflado, actitud punk total. La banda cerró su actuación con una versión del “Blitzkrieg Bop” de los Ramones, un clásico que puso a todo el mundo a corear el mítico “¡Hey! ¡Ho! ¡Let’s go!”.
El plato fuerte de la noche llegó con Bad Religion, una institución del punk rock con 45 años de historia a sus espaldas. Más que un concierto, su actuación fue una lección magistral de cómo mantener intacta la actitud punk a lo largo de las décadas. Himnos combativos como “American Jesus“, “Sorrow” y “Generator” sonaron con la fuerza de un trueno, conectando con varias generaciones de fans. La banda demostró que su energía y su compromiso con la rebeldía siguen tan vivos como siempre. Su extensa discografía, plagada de clásicos, ha marcado la banda sonora de varias generaciones, y su directo en Madrid fue una prueba irrefutable de su vigencia.
Etiquetas: Agnostic Front, Bad Religion, Baldevere, Crim, madrid, Movistar Arena, Punk, rock, Strung Out