Nuestro segundo amanecer fue un poco más noble con nosotros. Luego de asaltar sin piedad el desayuno incluido del hotel, tenía qué regresar antes de las doce del día a la Velaría para continuar con las luciferinas amenidades del evento. Un electrolit, una manzana y un toque después, ya estábamos de vuelta en la batalla.
La recibida al festival fue igual de eficiente y luego de pasar por la mesa de prensa, me introduje una vez más en el ruedo, donde para antes del medio día, decenas de asistentes ya se encontraban haciendo fila en las barras, esperando que se les sirviera la primera espuma del día. Fieles a sus principios musicales, decenas de fans ya se encontraban listos para recibir puntuales los primeros gritos de la banda que abriría el segundo día.
Matalobos
Originarios de esta misma ciudad, consentidísimos de León Doom City, esta banda de melodic doom metal ya son bien conocidos en su ciudad y en el país. Consentidos por el público local, muchos opinaron que ya era tiempo que les incluyera en este cartel, y aunque se hubiera podido agradecer un lugar un poco más privilegiado en el horario, la gran presencia escénica de esta banda no permitió mucho más que callarse y escuchar.
Con un sonido en vivo inigualable y cuidado (pude apreciar cómo no utilizaron backline y todo su show lo dieron a través del PA), nos deleitaron con piezas de sus producciones anteriores, así como del nuevo disco que se encuentran próximos a presentar y que llevará por título “Fantasmagoria Hexed Land”, un álbum temático sobre leyendas guanajuatenses, que volcará el sonido aún más hacia el folclor mexicano, como pudimos apreciar por las trompetas de las nuevas rolas.
En entrevista para Track to Hell, la banda más tarde revelaría que también se proyecta un cambio en el estilo vocal del disco para aportar más dinamismo a las composiciones. Cuando se les preguntó sobre si el doom era un estilo que por fin estaba empezando a cobrar más relevancia en México, aseguraron que aunque el estigma del género es la lentitud, lo de peso en realidad es la temática, el peso de las malas noticias. Esa es la esencia que buscan transmitir.
Ash Nazg Burz
La banda de black metal Tolkiendili de la Ciudad de México hizo gala de un black crudísimo, increíbles atmósferas y una sencilla pero eficaz ambientación escénica. Sin duda uno de los mejores exponentes en el país de su género.
Las hordas de orcos se encontraban embelesadas con la maldad del ojo siniestro que todo lo ve y fue esta misma emoción la que llevó a la banda a sublimar el segundo puesto del día y nos permitimos imaginar que fue un fin de semana importante para todos los miembros, pero en especial para Chito el guitarrista, pues luego de haber ayudado en tres canciones a Cruel Force la noche anterior debido a problemas de migración, esta fue la segunda vez que tocó el escenario en esos días.
Question
Para cuando esta banda (también queretana) salía al escenario en punto de la 1:30 de la tarde, las viejas y nuevas amistades de la horda ya se encontraban casi tan burbujeantes como sus bebidas. El sol nos estaba acompañando, una presencia no tan bienvenida luego de su agradable ausencia el día anterior. Sin embargo esto no detuvo la maldad.
La brutalidad de los mexicanos retumbó la carpa de la Velaria mientras el vomitorum seguía escupiendo y escupiendo gente hacia las fauces de la bestia. El soundtrack de este death metal a la vieja escuela era una experiencia completamente ad hoc para la congregación y el día apenas iniciaba. Poco a poco me fui acercando al centro y frente del escenario, pues uno de los acontecimientos más importantes del año estaba a punto de suceder.
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Bell Witch
Me costaría muchísimo trabajo contar cuántas madrugadas de borrachera entre semana me acompañó, arrulló y destruyó “Mirror Reaper”, la obra máxima del dueto de Seattle, que aunque ya sabía que no sería interpretado, estaba seguro que cualquier cosa que me aventaran Dylan Desmond y Jessee Shreibman a los oídos lo recibiría gustoso. Aunque quizás la palabra “gusto” pueda llegar a perder un poco su significado ante tremenda demostración de tristeza y desolación.
Fantasmales, la dinámica entre ambos artistas se percibe íntima, casi solitaria. Cada uno un microcosmos de entonaciones y atmósferas. Retumbando todas y cada una de las células de nuestros cuerpos, con apenas un bajo, una batería (y algunas secuencias), ni siquiera importó la sorpresa de apreciar que ellos no gritaban en vivo las letras de sus canciones, limitándose solamente a cantar los pasajes limpios, pues el trance definitivo, aquel hechizo espectral de dolor que nos compartieron durante poco más de media hora, fue suficiente para conmover hasta al thrasher más rasposo del recinto (quisiera pensar). Definitivamente una entrada gloriosa para las bandas internacionales, aunque de nuevo, este es un proyecto que se hubiera apreciado mucho mejor con una noche más avanzada, no a las 2 de la tarde. Potato-poteito.
Witherfall
Me hubiera gustado decir que el heavy/prog de los angelinos me conmovió y sorprendió, pero siendo honestos, me pareció la presentación más débil de todo el festival. Una banda que en realidad sí pareció haber salido del fondo del barril, y aunque bajo ninguna manera es una mala banda, no conozco a nadie que haya dicho “a huevo, Witherfall, la banda que estaba esperando”, aunque sus fans ha de tener, de seguro, ojalá lo hayan disfrutado. A mi me parecieron pasables, pero se me escapó el valor agregado que suelen tener las bandas de este festival. Echo la culpa, de nuevo, a mi ignorancia.
Schirenc Plays Pungent Stench
En cuanto menos me di cuenta, Don Cochino se encontraba empezando los primeros acordes de aquellas viejas canciones que le ganaron notoriedad en el mundo de la porquería por allá en los años noventa.
Sin duda una de las presentaciones más de culto del festival, aquellos grooves y tupas resultaban realmente divertidos, y el público pareció opinar lo mismo. Sin embargo, hubo algún elemento de sencillez que no terminó de conectar conmigo, y aunque fue una buena presentación, me quedo con las grabaciones en vivo. De esto no culpo al sonido del festival, puesto que fue demostrado banda tras banda que se encontraba a la altura, pero quizás al mismo gusto sonoro de la banda. De todas formas fue un muy buen rato.
Pagan Altar
De cualquier forma, en cuanto los checos se bajaban del escenario y como si me hubieran prendido un cuete por el rabo, me deslicé tan rápido como pude hacia la mejor zona que pude porque, una vez más, estábamos a punto de escuchar historia.
Siendo una banda perdida de la ya legendaria escena del NWOBHM, esta banda por primera vez fundada a finales de los setenta de la voz de Terry Jones y su hijo Alan, no encontraron el verdadero aclamo del público hasta su segundo álbum “Lords of Hypocrisy”, placa que los llevó a empezar a girar en serio, dentro y fuera de su país por primera vez luego de décadas.
Aunque Terry abandonaría este plano en 2015, su reemplazo Brendan Radigan aprovechó lo ya construido para expandir el sonido de la banda en vivo, hasta lograr una presentación hipnotizante, mágica, severa y rockera. Doom en su máximo expresión de altísimo calibre y definitivamente una de las presentaciones más espectaculares del género que he visto. Aunque pareciera ser una banda un poco desconocida, sí que había numerosas personas luciendo sus parches y playeras de la banda y los que fuimos parte del recital podemos sentirnos definitivamente afortunados, pues no sabemos cuánto tiempo el mundo podrá seguir gozando de esta fuerza titánica, aunque esperamos que muchos años más (y que incluya una gira completa por Latinoamérica).
Tulus
Otra de mis naqueces y estupideces fue la opinión inquebrantable de que Tulus es una de las bandas de black metal más genéricas que he visto en vivo. De verdad, nada malo con ellos, pero ya lo he visto y ya lo he escuchado. En algún punto pensé que uno de sus riffs era, de plano, un cover de “Pagan Fears” de Mayhem. Pero, de nuevo, soy ignorante, ¿yo qué sé? Me alegra que haya gente que los haya disfrutado.
Hellripper
Para estas alturas yo también empezaba a sentirme burbujeante y ante el recordatorio de que estábamos a punto de empezar la masacra de las cabras, mi corazón se aceleró y ante la falta de semejante animal, solo pensé en seguir bebiendo.
Directos desde Escocia, este proyecto que nació en algún punto de 2014 de la mano de James McBain es una de las bandas más jóvenes de este festival que principalmente atrae a grupos y público con algunas más décadas en su historia y a pesar de esto, se notaba la expectativa por verles.
En conferencia de prensa, uno de los miembros del ensamble en vivo nos recordó que hace tan solo unos 6 años, la banda se encontraba dando sus pininos en algún auditorio apenas tan grande como la carpa de prensa, pero que ahora se encontraba liderando festivales alrededor del mundo y aseguraron sentirse contentos de la respuesta tan positiva de la gente (pues se sabe que fue una de las bandas que más fotos se tomó con los espectadores antes y después de su presentación). También nos recordaron de aquella fama de salvajes dentro y fuera del moshipit que tanto nos causa orgullo a los mexicanos. Sin duda su presentación no debió defraudarlos y es que con una de las baterías más precisas y desenfranadas de ambas jornadas y aquellos riffs desgarradores que solo un desgraciado puede ofrecer, el público se encontró completamente fuera de sí durante todo el set.
Psychonaut 4
La oscuridad ya se había hecho presente para este momento y a las 7:45 muchos nos encontrábamos afilando nuestras navajas de afeitar para el tremendo acto de desprecio propio que la banda más grande Georgia estaba a punto de escupirnos.
Ante la falta del vocalista Graf (por razones no especificadas) las vocales serían proporcionadas por una leyenda del DSBM que si mi yo de 12 años supiera que estaríamos a punto de ver, se estaría cagando para dentro, pues Lord Lokhraed, líder de Nocturnal Depression (quienes, por cierto, se encuentran planeando un tour por nuestro país durante el mes de octubre), se encargaría de dar vida a estas tonadas lúgubres y llenas de baja autoestima.
Un espectáculo que sorprendió por su emoción y cercanía, seminales para cualquier amante de la música depresiva, Psychonaut 4 es un proyecto que sorprende en vivo, pues uno no espera semejante desplante de energía acompañado de un odio tan crudo y lúgubres melodías. Lo único malo, es que el fin de este espectáculo auguraba el inicio del fin de la edición 2024.
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Solstafir
No me causa empacho decir que para el momento en que esta banda de Islandia, tan esperada por todo el público mexicano, salía al escenario, yo ya me encontraba fumigado, y no me causa empacho justamente porque a pesar de esto y también a pesar que fue una de esas bandas de las que sabía prácticamente cero antes del espectáculo, logró cautivarme y conquistar mi atención durante todo su set.
Muy parecidos en concepto y ejecución a mis consentidos Enslaved, es una banda que a pesar de venir de una escena y un sonido en particular (el black metal escandinavo), han logrado trascender barreras tanto ideológicas como creativas, ofreciéndonos una música que suena trascendental, sin perder esa agresión primordial elemental en cualquier banda de metal.
Unos amos sobre el escenario, con un show totalmente calculado (aunque algo austero), saben desenvolverse con tal naturalidad en su instrumento que aún les queda energía y ambición para realizar actos dignos del Cirque du Soleil, como un equilibrismo admirable por parte del cantante, que recorrió desde la zona de controles, hasta el frente del escenario, con la gracia de una gacela fantasmal.
Gorgoroth
Este fue un caso tristísimo, pues me arruinaron su propia presentación. A pesar de encontrarme muy mono yo hasta adelante a punto de satisfacer mis deseos de violencia sónica reminiscentes de mis años de secundaria, el avistar un conocido símbolo de odio en el cinturón de Hoest (también vocal de Taake), en específico un Totenkopf, arruinó por completo mi experiencia.
Me parece completamente lamentable que dicho elemento haya manchado un escenario tan profesional y cuidado, y son cosas que de ninguna manera tienen cabida en una sociedad civilizada. A su vez, son cosas con las que agradecería que el festival tenga más cuidado en un futuro, pues durante el desenvolvimiento del mismo, me fue posible apreciar entre el público playeras de vistosas bandas de NSBM, así como incluso suásticas, y definitivamente no queremos que el Candelabrum se vuelva un hervidero para la extrema derecha. Un asco.
Exodus
De verdad, ¿qué podemos decir de Exodus que no se haya dicho antes? Definitivamente no es una de mis bandas favoritas, pues mi gusto por ese tipo de thrash tan consagrado se lo reservo a cosas más posers como Megadeth y Metallica, pero su presentación gigante, monolítica, con precisión láser ha sido leyenda por décadas y sin duda alguna, fue un excelente cierre para uno de los más excelentes festivales que ha visto México en toda su historia.
De la misma manera y como muchos otros medios afirman, es difícil decir algo más sobre el Candelabrum que no se haya dicho ya: que su línea curatorial, que su ubicación, que si la comida es mala, que si el VIP vale la pena. ¿Y saben qué? Todo es cierto. Lo curioso aquí es contemplar que haya un evento en el que las cosas no sean una maraña de desperfectos, polémicas, pagos incumplidos y estafas y que a todos nos vuele la cabeza. La realidad de esto es que el festival organizado por Khezia y compañía, hacen lo mínimo indispensable para un evento de calidad mundial y todos los celebramos por ello, ¿merecen ser celebrados por ello? ¡Sin duda! Pero también debemos de pensar que el verdadero problema de todo esto es que la vara se encuentra en el subsuelo.
¿Hay detalles que cuidar? Siempre, en particular me parece más grave y de prestar atención la creciente influencia de la extrema derecha tanto en bandas como fanáticos del género, pero esto no es un problema que se reduzca a este festival. El asunto de la comida, e incluso la falta de claridad en cuanto a las zonas VIP en las que podemos acceder como prensa son cuestiones mucho más al alcance de los organizadores, pero que de verdad se convierten en pecata minuta al recordar el cariño y la dedicación que se nota que se le tiene a este proyecto. Se decreta a través de Track to Hell Candelabrum para mil años.
Nuestro segundo amanecer fue un poco más noble con nosotros. Luego de asaltar sin piedad el desayuno incluido del hotel, tenía qué regresar antes de las doce del día a la Velaría para continuar con las luciferinas amenidades del evento. Un electrolit, una manzana y un toque después, ya estábamos de vuelta en la batalla.
La recibida al festival fue igual de eficiente y luego de pasar por la mesa de prensa, me introduje una vez más en el ruedo, donde para antes del medio día, decenas de asistentes ya se encontraban haciendo fila en las barras, esperando que se les sirviera la primera espuma del día. Fieles a sus principios musicales, decenas de fans ya se encontraban listos para recibir puntuales los primeros gritos de la banda que abriría el segundo día.
Matalobos
Originarios de esta misma ciudad, consentidísimos de León Doom City, esta banda de melodic doom metal ya son bien conocidos en su ciudad y en el país. Consentidos por el público local, muchos opinaron que ya era tiempo que les incluyera en este cartel, y aunque se hubiera podido agradecer un lugar un poco más privilegiado en el horario, la gran presencia escénica de esta banda no permitió mucho más que callarse y escuchar.
Con un sonido en vivo inigualable y cuidado (pude apreciar cómo no utilizaron backline y todo su show lo dieron a través del PA), nos deleitaron con piezas de sus producciones anteriores, así como del nuevo disco que se encuentran próximos a presentar y que llevará por título “Fantasmagoria Hexed Land”, un álbum temático sobre leyendas guanajuatenses, que volcará el sonido aún más hacia el folclor mexicano, como pudimos apreciar por las trompetas de las nuevas rolas.
En entrevista para Track to Hell, la banda más tarde revelaría que también se proyecta un cambio en el estilo vocal del disco para aportar más dinamismo a las composiciones. Cuando se les preguntó sobre si el doom era un estilo que por fin estaba empezando a cobrar más relevancia en México, aseguraron que aunque el estigma del género es la lentitud, lo de peso en realidad es la temática, el peso de las malas noticias. Esa es la esencia que buscan transmitir.
Ash Nazg Burz
La banda de black metal Tolkiendili de la Ciudad de México hizo gala de un black crudísimo, increíbles atmósferas y una sencilla pero eficaz ambientación escénica. Sin duda uno de los mejores exponentes en el país de su género.
Las hordas de orcos se encontraban embelesadas con la maldad del ojo siniestro que todo lo ve y fue esta misma emoción la que llevó a la banda a sublimar el segundo puesto del día y nos permitimos imaginar que fue un fin de semana importante para todos los miembros, pero en especial para Chito el guitarrista, pues luego de haber ayudado en tres canciones a Cruel Force la noche anterior debido a problemas de migración, esta fue la segunda vez que tocó el escenario en esos días.
Question
Para cuando esta banda (también queretana) salía al escenario en punto de la 1:30 de la tarde, las viejas y nuevas amistades de la horda ya se encontraban casi tan burbujeantes como sus bebidas. El sol nos estaba acompañando, una presencia no tan bienvenida luego de su agradable ausencia el día anterior. Sin embargo esto no detuvo la maldad.
La brutalidad de los mexicanos retumbó la carpa de la Velaria mientras el vomitorum seguía escupiendo y escupiendo gente hacia las fauces de la bestia. El soundtrack de este death metal a la vieja escuela era una experiencia completamente ad hoc para la congregación y el día apenas iniciaba. Poco a poco me fui acercando al centro y frente del escenario, pues uno de los acontecimientos más importantes del año estaba a punto de suceder.
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Bell Witch
Me costaría muchísimo trabajo contar cuántas madrugadas de borrachera entre semana me acompañó, arrulló y destruyó “Mirror Reaper”, la obra máxima del dueto de Seattle, que aunque ya sabía que no sería interpretado, estaba seguro que cualquier cosa que me aventaran Dylan Desmond y Jessee Shreibman a los oídos lo recibiría gustoso. Aunque quizás la palabra “gusto” pueda llegar a perder un poco su significado ante tremenda demostración de tristeza y desolación.
Fantasmales, la dinámica entre ambos artistas se percibe íntima, casi solitaria. Cada uno un microcosmos de entonaciones y atmósferas. Retumbando todas y cada una de las células de nuestros cuerpos, con apenas un bajo, una batería (y algunas secuencias), ni siquiera importó la sorpresa de apreciar que ellos no gritaban en vivo las letras de sus canciones, limitándose solamente a cantar los pasajes limpios, pues el trance definitivo, aquel hechizo espectral de dolor que nos compartieron durante poco más de media hora, fue suficiente para conmover hasta al thrasher más rasposo del recinto (quisiera pensar). Definitivamente una entrada gloriosa para las bandas internacionales, aunque de nuevo, este es un proyecto que se hubiera apreciado mucho mejor con una noche más avanzada, no a las 2 de la tarde. Potato-poteito.
Witherfall
Me hubiera gustado decir que el heavy/prog de los angelinos me conmovió y sorprendió, pero siendo honestos, me pareció la presentación más débil de todo el festival. Una banda que en realidad sí pareció haber salido del fondo del barril, y aunque bajo ninguna manera es una mala banda, no conozco a nadie que haya dicho “a huevo, Witherfall, la banda que estaba esperando”, aunque sus fans ha de tener, de seguro, ojalá lo hayan disfrutado. A mi me parecieron pasables, pero se me escapó el valor agregado que suelen tener las bandas de este festival. Echo la culpa, de nuevo, a mi ignorancia.
Schirenc Plays Pungent Stench
En cuanto menos me di cuenta, Don Cochino se encontraba empezando los primeros acordes de aquellas viejas canciones que le ganaron notoriedad en el mundo de la porquería por allá en los años noventa.
Sin duda una de las presentaciones más de culto del festival, aquellos grooves y tupas resultaban realmente divertidos, y el público pareció opinar lo mismo. Sin embargo, hubo algún elemento de sencillez que no terminó de conectar conmigo, y aunque fue una buena presentación, me quedo con las grabaciones en vivo. De esto no culpo al sonido del festival, puesto que fue demostrado banda tras banda que se encontraba a la altura, pero quizás al mismo gusto sonoro de la banda. De todas formas fue un muy buen rato.
Pagan Altar
De cualquier forma, en cuanto los checos se bajaban del escenario y como si me hubieran prendido un cuete por el rabo, me deslicé tan rápido como pude hacia la mejor zona que pude porque, una vez más, estábamos a punto de escuchar historia.
Siendo una banda perdida de la ya legendaria escena del NWOBHM, esta banda por primera vez fundada a finales de los setenta de la voz de Terry Jones y su hijo Alan, no encontraron el verdadero aclamo del público hasta su segundo álbum “Lords of Hypocrisy”, placa que los llevó a empezar a girar en serio, dentro y fuera de su país por primera vez luego de décadas.
Aunque Terry abandonaría este plano en 2015, su reemplazo Brendan Radigan aprovechó lo ya construido para expandir el sonido de la banda en vivo, hasta lograr una presentación hipnotizante, mágica, severa y rockera. Doom en su máximo expresión de altísimo calibre y definitivamente una de las presentaciones más espectaculares del género que he visto. Aunque pareciera ser una banda un poco desconocida, sí que había numerosas personas luciendo sus parches y playeras de la banda y los que fuimos parte del recital podemos sentirnos definitivamente afortunados, pues no sabemos cuánto tiempo el mundo podrá seguir gozando de esta fuerza titánica, aunque esperamos que muchos años más (y que incluya una gira completa por Latinoamérica).
Tulus
Otra de mis naqueces y estupideces fue la opinión inquebrantable de que Tulus es una de las bandas de black metal más genéricas que he visto en vivo. De verdad, nada malo con ellos, pero ya lo he visto y ya lo he escuchado. En algún punto pensé que uno de sus riffs era, de plano, un cover de “Pagan Fears” de Mayhem. Pero, de nuevo, soy ignorante, ¿yo qué sé? Me alegra que haya gente que los haya disfrutado.
Hellripper
Para estas alturas yo también empezaba a sentirme burbujeante y ante el recordatorio de que estábamos a punto de empezar la masacra de las cabras, mi corazón se aceleró y ante la falta de semejante animal, solo pensé en seguir bebiendo.
Directos desde Escocia, este proyecto que nació en algún punto de 2014 de la mano de James McBain es una de las bandas más jóvenes de este festival que principalmente atrae a grupos y público con algunas más décadas en su historia y a pesar de esto, se notaba la expectativa por verles.
En conferencia de prensa, uno de los miembros del ensamble en vivo nos recordó que hace tan solo unos 6 años, la banda se encontraba dando sus pininos en algún auditorio apenas tan grande como la carpa de prensa, pero que ahora se encontraba liderando festivales alrededor del mundo y aseguraron sentirse contentos de la respuesta tan positiva de la gente (pues se sabe que fue una de las bandas que más fotos se tomó con los espectadores antes y después de su presentación). También nos recordaron de aquella fama de salvajes dentro y fuera del moshipit que tanto nos causa orgullo a los mexicanos. Sin duda su presentación no debió defraudarlos y es que con una de las baterías más precisas y desenfranadas de ambas jornadas y aquellos riffs desgarradores que solo un desgraciado puede ofrecer, el público se encontró completamente fuera de sí durante todo el set.
Psychonaut 4
La oscuridad ya se había hecho presente para este momento y a las 7:45 muchos nos encontrábamos afilando nuestras navajas de afeitar para el tremendo acto de desprecio propio que la banda más grande Georgia estaba a punto de escupirnos.
Ante la falta del vocalista Graf (por razones no especificadas) las vocales serían proporcionadas por una leyenda del DSBM que si mi yo de 12 años supiera que estaríamos a punto de ver, se estaría cagando para dentro, pues Lord Lokhraed, líder de Nocturnal Depression (quienes, por cierto, se encuentran planeando un tour por nuestro país durante el mes de octubre), se encargaría de dar vida a estas tonadas lúgubres y llenas de baja autoestima.
Un espectáculo que sorprendió por su emoción y cercanía, seminales para cualquier amante de la música depresiva, Psychonaut 4 es un proyecto que sorprende en vivo, pues uno no espera semejante desplante de energía acompañado de un odio tan crudo y lúgubres melodías. Lo único malo, es que el fin de este espectáculo auguraba el inicio del fin de la edición 2024.
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Solstafir
No me causa empacho decir que para el momento en que esta banda de Islandia, tan esperada por todo el público mexicano, salía al escenario, yo ya me encontraba fumigado, y no me causa empacho justamente porque a pesar de esto y también a pesar que fue una de esas bandas de las que sabía prácticamente cero antes del espectáculo, logró cautivarme y conquistar mi atención durante todo su set.
Muy parecidos en concepto y ejecución a mis consentidos Enslaved, es una banda que a pesar de venir de una escena y un sonido en particular (el black metal escandinavo), han logrado trascender barreras tanto ideológicas como creativas, ofreciéndonos una música que suena trascendental, sin perder esa agresión primordial elemental en cualquier banda de metal.
Unos amos sobre el escenario, con un show totalmente calculado (aunque algo austero), saben desenvolverse con tal naturalidad en su instrumento que aún les queda energía y ambición para realizar actos dignos del Cirque du Soleil, como un equilibrismo admirable por parte del cantante, que recorrió desde la zona de controles, hasta el frente del escenario, con la gracia de una gacela fantasmal.
Gorgoroth
Este fue un caso tristísimo, pues me arruinaron su propia presentación. A pesar de encontrarme muy mono yo hasta adelante a punto de satisfacer mis deseos de violencia sónica reminiscentes de mis años de secundaria, el avistar un conocido símbolo de odio en el cinturón de Hoest (también vocal de Taake), en específico un Totenkopf, arruinó por completo mi experiencia.
Me parece completamente lamentable que dicho elemento haya manchado un escenario tan profesional y cuidado, y son cosas que de ninguna manera tienen cabida en una sociedad civilizada. A su vez, son cosas con las que agradecería que el festival tenga más cuidado en un futuro, pues durante el desenvolvimiento del mismo, me fue posible apreciar entre el público playeras de vistosas bandas de NSBM, así como incluso suásticas, y definitivamente no queremos que el Candelabrum se vuelva un hervidero para la extrema derecha. Un asco.
Exodus
De verdad, ¿qué podemos decir de Exodus que no se haya dicho antes? Definitivamente no es una de mis bandas favoritas, pues mi gusto por ese tipo de thrash tan consagrado se lo reservo a cosas más posers como Megadeth y Metallica, pero su presentación gigante, monolítica, con precisión láser ha sido leyenda por décadas y sin duda alguna, fue un excelente cierre para uno de los más excelentes festivales que ha visto México en toda su historia.
De la misma manera y como muchos otros medios afirman, es difícil decir algo más sobre el Candelabrum que no se haya dicho ya: que su línea curatorial, que su ubicación, que si la comida es mala, que si el VIP vale la pena. ¿Y saben qué? Todo es cierto. Lo curioso aquí es contemplar que haya un evento en el que las cosas no sean una maraña de desperfectos, polémicas, pagos incumplidos y estafas y que a todos nos vuele la cabeza. La realidad de esto es que el festival organizado por Khezia y compañía, hacen lo mínimo indispensable para un evento de calidad mundial y todos los celebramos por ello, ¿merecen ser celebrados por ello? ¡Sin duda! Pero también debemos de pensar que el verdadero problema de todo esto es que la vara se encuentra en el subsuelo.
¿Hay detalles que cuidar? Siempre, en particular me parece más grave y de prestar atención la creciente influencia de la extrema derecha tanto en bandas como fanáticos del género, pero esto no es un problema que se reduzca a este festival. El asunto de la comida, e incluso la falta de claridad en cuanto a las zonas VIP en las que podemos acceder como prensa son cuestiones mucho más al alcance de los organizadores, pero que de verdad se convierten en pecata minuta al recordar el cariño y la dedicación que se nota que se le tiene a este proyecto. Se decreta a través de Track to Hell Candelabrum para mil años.
