


Espectacular festival el organizado para el 11S, Diada Nacional de Catalunya, en la que se rememora la perdida de libertades a manos de los ejércitos, castellano y francés, en la Guerra de Sucesión (1701-1714). Para tan magna ocasión armaron un cartel de piedra picada, con formaciones que se expresan única y exclusivamente la lengua catalana, todo ello bajo el epígrafe de la primera estrofa de nuestro himno, Catalunya Triomfant…
Así que, junto a los veteranos Vidres a la Sang, como reclamo, unas bandas también surgidas durante el nuevo siglo, de estilos variopintos y policromáticos dentro del metal extremo catalán, desde el Grindcore al Doom, pasando por el Black y el Death Metal con Udol, Siroll, Assot, Bocc y Ósserp.
Con estas seis formaciones en ristre, la apertura de puertas se producía a las cinco de la tarde, y la primera de las descargas llegaba con Assot, surgidos de entre los inmortales Moksha, con los que comparten al vocalista Guillem Funollet, así como batería en su origen, y a los que vi acompañando a nada más, y nada menos que a Sepultura y Berri Txarrak en La Garriga en 2012, apodados por algunos como los Entombed del Baix Montseny.
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Los de Breda, pueblito situado a los pies de la montaña del Montseny, y su parque natural, basan sus textos en leyendas del mencionado macizo, hechos históricos y leyendas varias. Tras desearnos una feliz Diada, comenzaron su atronador directo con “Espasa de Virtut” de su álbum debut Bullen les Calderes (2012), y dejándonos bien escaldados a base de cucharadas de Death’n Roll, como “Gat Mesquer”, “El Senyor de la Foscor” o “La Serp de Montsoriu”. Del split compartido con Osserp hicieron la dedicada al Rey Ramon Berenguer III, más conocido como el “Cap de Estopes”.
Aunque lo que predominaron fueron los latigazos escupidos desde su Territori Hostil (2014), caso de “El Niu del Guerrer”, “El Sot de l’Infern”, “Montclús Maleït”, “1714”, o la que le da título y sirvió para cerrar su rocosa actuación de cuarenta minutos sin fisuras, una demencial apisonadora que se despidió con un ¡Adeu, i puta Espanya¡, bien celebrado por una sala Paralel 62 prácticamente llena.
Siroll, desde Cardona, ultima población que cayó bajo el yugo borbónico el dieciocho de septiembre del 1714, separaron el grano de la paja en su excelente disco Al Gra! el pasado año, así que tuvieron a bien, desgranar algunos gajos de este, pocos, tras una intro remezclada pseudo maquinera de Els Segadors. Aparte del tema homónimo, “Al Gra”, también cayeron la pegajosa “Plou Poc, Pero pel que Plou, Plou Prou”, una especie de dicho catalán, y fuego para monarquía española en “Acció”.
Desde hace unos meses en formato de cuarteto, tras la marcha de Jaume, y con solo la guitarra de Venty, se mostraron bien rodados, y super compenetrados, con un efectivo juego de luces propio, humo, y otros efectos, con su vocalista Gou, muy activo, que se enfundó una camiseta pro Palestina en la parte final para los hachazos “Més Llenya al Foc”, “Dret i Deure”, y “Odi a l’Amor”. Se despidieron del respetable, tras cuarenta minutos, con Gou reclamando Poder pel Poble. Intratables estos satánicos montañeses.
El tercero en discordia sería el trio Bocc, y su crónica negra barcelonesa cimentada sobre su álbum de 2022, Dolça Mort en els Llims del Rec Comtal, un antiguo canal de regadío que canalizaba el agua del rio Besòs hasta precisamente, mi población, Sant Andreu de Palomar.
Lo de los barceloneses fue un puro terremoto, todo empezó a temblar desde la inicial “Camp de Cremats”, debido a la contundencia con la que le pega Linares a la batería, al igual que su excelente nuevo bajista, Andreu. Con el relato que da título a su único álbum, y con “Sota la Creu” nos llevaron hasta las catacumbas más lúgubres y sombrías que te puedas imaginar.
Hasta arrojarnos a “La Forja dels Cranis”, y presentando una nueva composición incluida en el avance de su nuevo EP, el denominado Promo 2025 de tres tracks, con la denominada “Anima d’Acer”, en la que cantó Andreu. Final agónico a lo Voivod con “Icones del Fracàs”, desde su EP del 2024, La Forja dels Cranis. Era la primera vez que los veía, ya que hace algún tiempo en lo Blokes Fantasma a los que mostraron su apoyo con dos banderolas, no llegué a tiempo para ver uno de sus mastodónticos y tremebundos directos.
La cuarta formación en saltar a escena fueron el dúo de batería y guitarra Udol (aullido), formados en 2013 por Adrià y Roke, aunque su primer álbum no llegaría hasta hace dos años, un disco conceptual titulado El Regne, (el reino).
Abrieron su atribulada actuación con más sombras que luces, con la que cierra el disco, “L’Incendi”, y no solo por la oscuridad en la que se desenvuelven, sino por el sonido algo pasado de vueltas, a partir del segundo corte, durante el que tuvieron que parar maquinas por falta de sonido por monitores, con una calmada “El Pacte”. Siguieron con “El Regne”, que hizo retumbar los cimientos de la sala, una algo más pausada, “Ombres”, y final con “L’Execució”, exhumado de su 153 Lliures i 17 Salaris, su segundo EP, editado en 2017.
Pues bien, por los Candelmass de Caldes de Montbui, a pesar de su sobrepasado sonido, quizás es que en primera línea se escuchaba en demasía. Debido a los problemas técnicos, se pasaron de sus treinta minutos, aunque solo interpretaron 5 canciones, obligando a los roadies a realizar el cambio de equipo en apenas quince minutos, y así poder cumplir con un horario que se cumplió a rajatabla durante toda la jornada.
Los maestros del catalonian death, Vidres a la Sang ocuparon un papel preponderante en el cartel y en duración, virtuosos en su autodenominado estilo negre metall mort, y a los que no veía desde la que fue una de las primeras incursiones de los de Terrassa en la capital, en 2007 en la sala Mephisto, ahora Bóveda, y en la que su alma mater Eloi aun gozaba de una buena melena, junto al también guitarrista Albert, que la conserva intacta.
Con ellos el nivel musical y técnico subió varios escalafones, con seis discos en su haber, y unos veinte años en esto, a pesar de su hiatus de casi ocho años (2010-18). Y es que su black death metal técnico pausado e intrincado de sus últimos trabajos, contrasta con sus voraces composiciones primigenias más blackies, caso de “Terra i Tu”, o “Amb Tota la Rancúnia”, desde su primer y segundo álbum respectivamente. Pero, también gozamos y sufrimos de su última hornada con el lirismo inicial de un malsonante “Màrtirs”, o el black melódico en “Records de l’Oblit”, desde su sexto, y ultimo lanzamiento hasta la fecha, Virtut del Desencís (2024). Así como, del anterior a este, Fragments de l’Esdevenir” (2022) del que extrajeron “Salveu-me els Ulls”, una abrupta mirada vital al final de la existencia.
Visto en perspectiva, otra factor variante fue la atmosfera creada gracias a los juegos de luces cruzadas rojizas y brillantes, oscuridad salvaje para unos sesenta minutos marcados por los ritmos trepidantes que ejecuta el baterista Manel Rodriguez, junto al nuevo bajista Cristian, el cual se hace cargo también de lanzar intros en “Òrbita del Cor”, de su disco de retorno Set de Sang (2018). Seguida por “Som”, única extracción de la que da título a su tercer disco, y que fue acompañada por palmas en su parte central. Cerraron con una coreadísima “Vents Bufen a Favor”, tema que abre su disco de regreso, y con el que nos hicieron definitivamente añicos nuestros oídos. Coraje, gloria y honor para los egarenses en su vuelta en negro.
Como colofón, la vorágine creada por esa mutante formación compuesta por dos guitarras, dos vocalistas, y batería que es Ósserp, la unión de las palabras catalanas, oso y serpiente, y que se autodefinen como hijos de Napalm Death, nietos de Bolthrower, y sobrinos de Entombed.
Como siempre que veo a la formación barcelonesa, hay algún que otro cambio, o ausencia, en la primera aun con formación de bajo y guitarra, y Xavi a la voz, pero sin uno de sus front men, Vali. En la segunda junto a Godflesh y demás, ja con dobles guitarras, pero sin Vali de nuevo, y ahora a la tercera me encuentro por fin al corpulento vocalista, pero no a Xavi, y con el guitarrista de Hemophagia, Gerard, que substituye a Benja.
Tras este galimatías, vamos con su brutal actuación que comenzaron como de costumbre con “Cavalcant l’Ossa Menor”, una incandescente constelación death grindcore atronadora de su último álbum, El Cant de la Sibil.la (2022). Del mismo nos ofrecen una penetrante “La Rèmora”, para pasar al disco Al Meu Pas s’Alça la Mort (2017) con “Caça Furtiva”, seguida por el exiguo screamo “Haemo”, de apenas un minuto, perseguida por “El Rival Més Fort”, y “L’Engany”, un escabroso y profundo agujero donde el Ósserp vuelve a tener protagonismo en los textos, para seguidamente trincharnos los huesos “Amb el Cap Ben Alt”.
Vali avisa que quedan dos temas más, uno de ellos será desde el trabajo Sang i Sutge (2015), “La Tomba de l’Ós”, y doblegarnos definitivamente esculpiendo piedra con “Jo no Ploro els Martirs”, como trepanación final de una sesión de apenas una media hora inconmensurable.
A la salida se cantó de forma espontánea el himno de Catalunya, entre banderas independentistas y algún que otro exabrupto contra el estado español, lo normal en estas combustiones populares. En fin, un excelente para la organización, así que esperemos qué debido al éxito obtenido, con alrededor de un millar de asistentes, y se repita el próximo año con nuevas bandas, y es que oferta hay mucha, y variada, con bandas como Forja, Angoixa, Turment Nocturn, Cruz, Braindrag, Redimoni, Kop, Falç de Fetillera, Indar, Tempestat, Dentelllada, Cultum Mortis, Santacreu, Saüc, Foscor, Goliat, Noctambuls, Icestorm, etcétera. O quizás incluir alguna de las que lo hacen en inglés como mis queridos Avern, u otros como los incipientes Radity o Terminal Violence.




Espectacular festival el organizado para el 11S, Diada Nacional de Catalunya, en la que se rememora la perdida de libertades a manos de los ejércitos, castellano y francés, en la Guerra de Sucesión (1701-1714). Para tan magna ocasión armaron un cartel de piedra picada, con formaciones que se expresan única y exclusivamente la lengua catalana, todo ello bajo el epígrafe de la primera estrofa de nuestro himno, Catalunya Triomfant…
Así que, junto a los veteranos Vidres a la Sang, como reclamo, unas bandas también surgidas durante el nuevo siglo, de estilos variopintos y policromáticos dentro del metal extremo catalán, desde el Grindcore al Doom, pasando por el Black y el Death Metal con Udol, Siroll, Assot, Bocc y Ósserp.
Con estas seis formaciones en ristre, la apertura de puertas se producía a las cinco de la tarde, y la primera de las descargas llegaba con Assot, surgidos de entre los inmortales Moksha, con los que comparten al vocalista Guillem Funollet, así como batería en su origen, y a los que vi acompañando a nada más, y nada menos que a Sepultura y Berri Txarrak en La Garriga en 2012, apodados por algunos como los Entombed del Baix Montseny.
TAMBIEN TE PUEDE INTERESAR: Move Your Fucking Brain 2025: “Contra toda adversidad”
Los de Breda, pueblito situado a los pies de la montaña del Montseny, y su parque natural, basan sus textos en leyendas del mencionado macizo, hechos históricos y leyendas varias. Tras desearnos una feliz Diada, comenzaron su atronador directo con “Espasa de Virtut” de su álbum debut Bullen les Calderes (2012), y dejándonos bien escaldados a base de cucharadas de Death’n Roll, como “Gat Mesquer”, “El Senyor de la Foscor” o “La Serp de Montsoriu”. Del split compartido con Osserp hicieron la dedicada al Rey Ramon Berenguer III, más conocido como el “Cap de Estopes”.
Aunque lo que predominaron fueron los latigazos escupidos desde su Territori Hostil (2014), caso de “El Niu del Guerrer”, “El Sot de l’Infern”, “Montclús Maleït”, “1714”, o la que le da título y sirvió para cerrar su rocosa actuación de cuarenta minutos sin fisuras, una demencial apisonadora que se despidió con un ¡Adeu, i puta Espanya¡, bien celebrado por una sala Paralel 62 prácticamente llena.
Siroll, desde Cardona, ultima población que cayó bajo el yugo borbónico el dieciocho de septiembre del 1714, separaron el grano de la paja en su excelente disco Al Gra! el pasado año, así que tuvieron a bien, desgranar algunos gajos de este, pocos, tras una intro remezclada pseudo maquinera de Els Segadors. Aparte del tema homónimo, “Al Gra”, también cayeron la pegajosa “Plou Poc, Pero pel que Plou, Plou Prou”, una especie de dicho catalán, y fuego para monarquía española en “Acció”.
Desde hace unos meses en formato de cuarteto, tras la marcha de Jaume, y con solo la guitarra de Venty, se mostraron bien rodados, y super compenetrados, con un efectivo juego de luces propio, humo, y otros efectos, con su vocalista Gou, muy activo, que se enfundó una camiseta pro Palestina en la parte final para los hachazos “Més Llenya al Foc”, “Dret i Deure”, y “Odi a l’Amor”. Se despidieron del respetable, tras cuarenta minutos, con Gou reclamando Poder pel Poble. Intratables estos satánicos montañeses.
El tercero en discordia sería el trio Bocc, y su crónica negra barcelonesa cimentada sobre su álbum de 2022, Dolça Mort en els Llims del Rec Comtal, un antiguo canal de regadío que canalizaba el agua del rio Besòs hasta precisamente, mi población, Sant Andreu de Palomar.
Lo de los barceloneses fue un puro terremoto, todo empezó a temblar desde la inicial “Camp de Cremats”, debido a la contundencia con la que le pega Linares a la batería, al igual que su excelente nuevo bajista, Andreu. Con el relato que da título a su único álbum, y con “Sota la Creu” nos llevaron hasta las catacumbas más lúgubres y sombrías que te puedas imaginar.
Hasta arrojarnos a “La Forja dels Cranis”, y presentando una nueva composición incluida en el avance de su nuevo EP, el denominado Promo 2025 de tres tracks, con la denominada “Anima d’Acer”, en la que cantó Andreu. Final agónico a lo Voivod con “Icones del Fracàs”, desde su EP del 2024, La Forja dels Cranis. Era la primera vez que los veía, ya que hace algún tiempo en lo Blokes Fantasma a los que mostraron su apoyo con dos banderolas, no llegué a tiempo para ver uno de sus mastodónticos y tremebundos directos.
La cuarta formación en saltar a escena fueron el dúo de batería y guitarra Udol (aullido), formados en 2013 por Adrià y Roke, aunque su primer álbum no llegaría hasta hace dos años, un disco conceptual titulado El Regne, (el reino).
Abrieron su atribulada actuación con más sombras que luces, con la que cierra el disco, “L’Incendi”, y no solo por la oscuridad en la que se desenvuelven, sino por el sonido algo pasado de vueltas, a partir del segundo corte, durante el que tuvieron que parar maquinas por falta de sonido por monitores, con una calmada “El Pacte”. Siguieron con “El Regne”, que hizo retumbar los cimientos de la sala, una algo más pausada, “Ombres”, y final con “L’Execució”, exhumado de su 153 Lliures i 17 Salaris, su segundo EP, editado en 2017.
Pues bien, por los Candelmass de Caldes de Montbui, a pesar de su sobrepasado sonido, quizás es que en primera línea se escuchaba en demasía. Debido a los problemas técnicos, se pasaron de sus treinta minutos, aunque solo interpretaron 5 canciones, obligando a los roadies a realizar el cambio de equipo en apenas quince minutos, y así poder cumplir con un horario que se cumplió a rajatabla durante toda la jornada.
Los maestros del catalonian death, Vidres a la Sang ocuparon un papel preponderante en el cartel y en duración, virtuosos en su autodenominado estilo negre metall mort, y a los que no veía desde la que fue una de las primeras incursiones de los de Terrassa en la capital, en 2007 en la sala Mephisto, ahora Bóveda, y en la que su alma mater Eloi aun gozaba de una buena melena, junto al también guitarrista Albert, que la conserva intacta.
Con ellos el nivel musical y técnico subió varios escalafones, con seis discos en su haber, y unos veinte años en esto, a pesar de su hiatus de casi ocho años (2010-18). Y es que su black death metal técnico pausado e intrincado de sus últimos trabajos, contrasta con sus voraces composiciones primigenias más blackies, caso de “Terra i Tu”, o “Amb Tota la Rancúnia”, desde su primer y segundo álbum respectivamente. Pero, también gozamos y sufrimos de su última hornada con el lirismo inicial de un malsonante “Màrtirs”, o el black melódico en “Records de l’Oblit”, desde su sexto, y ultimo lanzamiento hasta la fecha, Virtut del Desencís (2024). Así como, del anterior a este, Fragments de l’Esdevenir” (2022) del que extrajeron “Salveu-me els Ulls”, una abrupta mirada vital al final de la existencia.
Visto en perspectiva, otra factor variante fue la atmosfera creada gracias a los juegos de luces cruzadas rojizas y brillantes, oscuridad salvaje para unos sesenta minutos marcados por los ritmos trepidantes que ejecuta el baterista Manel Rodriguez, junto al nuevo bajista Cristian, el cual se hace cargo también de lanzar intros en “Òrbita del Cor”, de su disco de retorno Set de Sang (2018). Seguida por “Som”, única extracción de la que da título a su tercer disco, y que fue acompañada por palmas en su parte central. Cerraron con una coreadísima “Vents Bufen a Favor”, tema que abre su disco de regreso, y con el que nos hicieron definitivamente añicos nuestros oídos. Coraje, gloria y honor para los egarenses en su vuelta en negro.
Como colofón, la vorágine creada por esa mutante formación compuesta por dos guitarras, dos vocalistas, y batería que es Ósserp, la unión de las palabras catalanas, oso y serpiente, y que se autodefinen como hijos de Napalm Death, nietos de Bolthrower, y sobrinos de Entombed.
Como siempre que veo a la formación barcelonesa, hay algún que otro cambio, o ausencia, en la primera aun con formación de bajo y guitarra, y Xavi a la voz, pero sin uno de sus front men, Vali. En la segunda junto a Godflesh y demás, ja con dobles guitarras, pero sin Vali de nuevo, y ahora a la tercera me encuentro por fin al corpulento vocalista, pero no a Xavi, y con el guitarrista de Hemophagia, Gerard, que substituye a Benja.
Tras este galimatías, vamos con su brutal actuación que comenzaron como de costumbre con “Cavalcant l’Ossa Menor”, una incandescente constelación death grindcore atronadora de su último álbum, El Cant de la Sibil.la (2022). Del mismo nos ofrecen una penetrante “La Rèmora”, para pasar al disco Al Meu Pas s’Alça la Mort (2017) con “Caça Furtiva”, seguida por el exiguo screamo “Haemo”, de apenas un minuto, perseguida por “El Rival Més Fort”, y “L’Engany”, un escabroso y profundo agujero donde el Ósserp vuelve a tener protagonismo en los textos, para seguidamente trincharnos los huesos “Amb el Cap Ben Alt”.
Vali avisa que quedan dos temas más, uno de ellos será desde el trabajo Sang i Sutge (2015), “La Tomba de l’Ós”, y doblegarnos definitivamente esculpiendo piedra con “Jo no Ploro els Martirs”, como trepanación final de una sesión de apenas una media hora inconmensurable.
A la salida se cantó de forma espontánea el himno de Catalunya, entre banderas independentistas y algún que otro exabrupto contra el estado español, lo normal en estas combustiones populares. En fin, un excelente para la organización, así que esperemos qué debido al éxito obtenido, con alrededor de un millar de asistentes, y se repita el próximo año con nuevas bandas, y es que oferta hay mucha, y variada, con bandas como Forja, Angoixa, Turment Nocturn, Cruz, Braindrag, Redimoni, Kop, Falç de Fetillera, Indar, Tempestat, Dentelllada, Cultum Mortis, Santacreu, Saüc, Foscor, Goliat, Noctambuls, Icestorm, etcétera. O quizás incluir alguna de las que lo hacen en inglés como mis queridos Avern, u otros como los incipientes Radity o Terminal Violence.
