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Destruction en Buenos Aires: “Invasión thrashera”
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Foto de portada: Facundo Rodríguez, gentileza Metal-Argento

De los grandes del thrash alemán de los ochentas, Destruction han sido los que la han tenido más complicada en cuanto a su carrera. No es que los otros la hayan tenido fácil, ya que tanto ellos como Kreator y Sodom pasaron por una gran cantidad de cambios de formación, un periodo experimental bastante polémico en los noventas (en el caso de Destruction, ni siquiera lo consideran parte de su discografía oficial) y un retorno a las raíces thrasheras con la llegada del nuevo milenio, pero a diferencia de los otros creo que ninguno de los lanzamientos de Destruction de esta nueva etapa puede considerarse a la altura de su obra de los ochentas: no tienen un Violent Revolution o un M-16 en ese periodo. 

A todo esto la salida del guitarrista Mike Sifringer en 2021, el último miembro que había estado en todas las formaciones, no auguraba lo mejor para el futuro de Destruction. Pero el cantante y bajista Schmier, ahora como único líder y único integrante de la formación original, se sacó un as de la manga y sumó de manera sorpresiva al argentino Martín Furia para cubrir el puesto detrás de la seis cuerdas. Parece que la llegada del ex JesusMartyr le dio un respiro de aire fresco al cuarteto, porque Diabolical (2022) recibió críticas un poco mejores que los trabajos anteriores. 

Ese álbum ya los había traído a Argentina en 2022, pero el 11 de octubre de este año era momento de tenerlos de vuelta por acá, ahora celebrando nada menos que 40 años de carrera con un repaso de su discografía en Arena Sur, un recinto en el barrio porteño de Pompeya al que nunca había ido pero que va acumulando varias presentaciones de grupos importantes. La responsabilidad de la previa recaería en nada menos que cuatro bandas, un número que puede parecer excesivo si no se experimentó la no muy lejana fecha de Sodom.

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Ratos de Porão en Buenos Aires: “Festejo não tem fim”

A poco de abiertas las puertas a las 18 horas, con una cantidad decente de gente esperando para ser una fecha de miércoles, sería el cuarteto Frantic. Recuerdo haberlos visto cuando se presentaron en Zárate en el marco del Furia Metal Fest, en parte porque es complicado olvidarse de un grupo con un baterista que también oficia de cantante. Pero estos oriundos de Haedo tienen mucho más en su propuesta que su particular distribución de las tareas: pilas de riffs sobre pilas de riffs, estribillos pegadizos y una actitud extremadamente entretenida y divertida sin caer en la parodia o en el chiste barato. Su “heavy methrash” da para corear o arrancar un mosh con el que tengas al lado, sea un conocido o no, y es una banda que representa una de las luminarias más interesantes de la escena actual argentina.

Siguieron en la lista unos invitados de muy lejos, porque los fueguinos Warfare plantaron la bandera del metal del fin del mundo en Arena Sur. Formada por gente con vasta experiencia en el sonido pesado, el grupo de Río Grande está promocionando su debut Respiro Venganza, con el estilo crudo y directo que se puede esperar de canciones con títulos como “Sepulcro inconsciente” y “Muerte a la religión”. Aunque no sean tan pegadizos como sus predecesores, Warfare lo compensan con unos riffs bien pesados y esa actitud contestataria típica del buen metal argentino. Yo recomiendo ponerles unas fichas porque tienen el talento para más.

Los terceros en la lista fueron unos viejos conocidos que debieron sumarse a último momento a la fiesta, ya que Tungsteno cubrió el puesto dejado por Lethal a pocas semanas de que se diera la fecha, al punto tal de que todos los flyers todavía mencionaban a estos últimos como teloneros. Pero no les pesó la tarea, dando lugar a una fiesta de puro thrash ochentero hecho en el siglo XXI. 

Personalmente admito que no puedo evitar tener un sesgo con la banda, habiéndolos escuchado cuando recién habían sacado un par de demos que alguien había subido a Taringa, pero es obvio por qué Tungsteno pueden considerarse los líderes del revival del thrash en Argentina: tienen una energía contagiosa en cada una de sus canciones. Apenas arranca un clásico como “Escuadrón del thrash” uno sabe que va a tener que alejarse del centro del público o sumarse al terrible moshpit que este va a generar, y eso mismo fue lo que ocurrió con la gran cantidad de metaleros con chalecos de parches que había en el recinto. Aunque su set se vio acortado por un problema con una de la guitarras, lo que se pudo ver fue de gran calidad por parte del quinteto de Buenos Aires.

Para ir cerrando la previa podríamos decir que la organización del evento logró revivir a un muerto o despertar a una bestia dormida, dependiendo de cómo queramos verlo, aunque fuera por alrededor de media hora. Esto fue porque en el escenario tuvimos a Metralla, quienes se reunieron tras varios años para poder telonear a Destruction. La situación interna del grupo no me es súper clara, con el cambio de nombre a Mecánica en 2017 y su separación en 2022 tras apenas un disco bajo ese nombre, pero fue uno de los grandes atractivos de la fecha aparte de los alemanes. Repasando sus dos álbumes y con buena respuesta del público, veremos si esto termina dando pie a más reuniones.

Ya con esos ítems tachados, era momento del plato fuerte de la noche. Destruction salieron rompiendo todo con “Curse The Gods”, directo de su segundo álbum Eternal Devastation de 1986. Un doble bombo feroz a cargo del canadiense Randy Black, por momentos excesivamente alto en la mezcla, anunciaba la brutalidad que tendría el set, y vaya que la tuvo al ver a la gente dejando el cuerpo en el mosh que se armó en medio del público, con un círculo enorme para dar espacio a los que saltaban y se chocaban unos con otros en ese ritual thrashero. “Death Trap”, de Infernal Overkill, siguió la carnicería inicial, con el dueto de guitarras de Furia y el suizo/bosnio Damir Eskić (sí, Schmier es el único integrante alemán de la banda) mostrándose aceitado y poderoso.

Schmier dedicó algunas palabras al público antes de desatar otra lluvia infernal de riffs con el clásico “Nailed To The Cross”, el primero de la “segunda etapa” de la discografía de Destruction de la noche, pero lamentablemente era complicado entenderle, en parte por el ruido de la gente y en parte porque su voz es complicada de entender incluso fuera del contexto de una canción. Más allá de eso, se aprecia la comunicación con la gente, alentando al público a cantar y a hacer mosh, con la seguidilla de “Mad Butcher”, “Life Without Sense”, “Release From Agony”, “Antichrist” y “Thrash Attack” dejando a muchos con el cuerpo adolorido. Es difícil hablar de manera individual de cada una de ellas, siendo que Destruction mantienen siempre la energía y son un reloj suizo al momento de thrashear.

“Eternal Ban” nos hizo volver a Eternal Devastation, aunque creo que el solo de guitarra improvisado metido en el medio queda un tanto colgado más allá de darle un respiro al resto de los músicos. Peor la siguiente “Armageddonizer” nos encarrila de vuelta, mientras que los sonidos de motosierra propios de una película clase B nos anuncian la brutal “The Butcher Strikes Back”, de aquel All Hell Breaks Loose que marcara la vuelta de Destruction a los caminos del thrash. La primera parte de la noche se cerraría con otra seguidilla sacada de Infernal Overkill con “Tormentor”, que tendría un solo de batería por parte de Black más corto y directo que el de guitarra, y “Bestial Invasion”, con la banda retirándose con agradecimientos de por medio.

¿Quedará de más decir que la noche no se terminaría ahí? Obviamente esto daba pie a que la gente pidiera que el cuarteto regresara para los bises, y ni lerdos ni perezosos los residentes de Weil am Rhein volvieron al escenario de Arena Sur para ir quemando los últimos cartuchos. Estos serían “Diabolical”, que sería la única sacada de su último álbum, y más tarde “Total Desaster”, que nos lleva a ese primerísimo EP Sentence of Death y su tapa icónica con esos tres chicos que apenas habían alcanzado la mayoría de edad enfundados en cuero y cinturones de balas. 

La última explosión de thrash vendría de la mano del himno “Thrash till Death”, de The Antichrist (2001), que dejó a varios en el suelo a causa del mosh y la violencia (siempre dentro de los límites aceptables, claro está) que desató entre la gente. Con un par de palabras de parte de Martín Furia de por medio, Destruction completaron su octavo concierto en tierras argentinas, en la que fue una noche de pura energía thrashera.

Con el frío extremo de la noche porteña ayudando a refrescarse un poco tras esa noche brutal y prepararse para ir directo a la cama y dormir lo que se pudiera, la gente se debe haber ido más que satisfecha. Está claro que Destruction tienen sus cosas, con sus canciones que parecen ir casi todas a la misma velocidad, pero también es obvio que su lugar como uno de los grandes del thrash germano está más que justificado. En esta nueva etapa de la banda, esperemos que tengan la oportunidad de demostrar toda la experiencia de su legado en estudio y tenerlos de vuelta por acá lo antes posible.

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Destruction en Buenos Aires: “Invasión thrashera”
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Foto de portada: Facundo Rodríguez, gentileza Metal-Argento

De los grandes del thrash alemán de los ochentas, Destruction han sido los que la han tenido más complicada en cuanto a su carrera. No es que los otros la hayan tenido fácil, ya que tanto ellos como Kreator y Sodom pasaron por una gran cantidad de cambios de formación, un periodo experimental bastante polémico en los noventas (en el caso de Destruction, ni siquiera lo consideran parte de su discografía oficial) y un retorno a las raíces thrasheras con la llegada del nuevo milenio, pero a diferencia de los otros creo que ninguno de los lanzamientos de Destruction de esta nueva etapa puede considerarse a la altura de su obra de los ochentas: no tienen un Violent Revolution o un M-16 en ese periodo. 

A todo esto la salida del guitarrista Mike Sifringer en 2021, el último miembro que había estado en todas las formaciones, no auguraba lo mejor para el futuro de Destruction. Pero el cantante y bajista Schmier, ahora como único líder y único integrante de la formación original, se sacó un as de la manga y sumó de manera sorpresiva al argentino Martín Furia para cubrir el puesto detrás de la seis cuerdas. Parece que la llegada del ex JesusMartyr le dio un respiro de aire fresco al cuarteto, porque Diabolical (2022) recibió críticas un poco mejores que los trabajos anteriores. 

Ese álbum ya los había traído a Argentina en 2022, pero el 11 de octubre de este año era momento de tenerlos de vuelta por acá, ahora celebrando nada menos que 40 años de carrera con un repaso de su discografía en Arena Sur, un recinto en el barrio porteño de Pompeya al que nunca había ido pero que va acumulando varias presentaciones de grupos importantes. La responsabilidad de la previa recaería en nada menos que cuatro bandas, un número que puede parecer excesivo si no se experimentó la no muy lejana fecha de Sodom.

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A poco de abiertas las puertas a las 18 horas, con una cantidad decente de gente esperando para ser una fecha de miércoles, sería el cuarteto Frantic. Recuerdo haberlos visto cuando se presentaron en Zárate en el marco del Furia Metal Fest, en parte porque es complicado olvidarse de un grupo con un baterista que también oficia de cantante. Pero estos oriundos de Haedo tienen mucho más en su propuesta que su particular distribución de las tareas: pilas de riffs sobre pilas de riffs, estribillos pegadizos y una actitud extremadamente entretenida y divertida sin caer en la parodia o en el chiste barato. Su “heavy methrash” da para corear o arrancar un mosh con el que tengas al lado, sea un conocido o no, y es una banda que representa una de las luminarias más interesantes de la escena actual argentina.

Siguieron en la lista unos invitados de muy lejos, porque los fueguinos Warfare plantaron la bandera del metal del fin del mundo en Arena Sur. Formada por gente con vasta experiencia en el sonido pesado, el grupo de Río Grande está promocionando su debut Respiro Venganza, con el estilo crudo y directo que se puede esperar de canciones con títulos como “Sepulcro inconsciente” y “Muerte a la religión”. Aunque no sean tan pegadizos como sus predecesores, Warfare lo compensan con unos riffs bien pesados y esa actitud contestataria típica del buen metal argentino. Yo recomiendo ponerles unas fichas porque tienen el talento para más.

Los terceros en la lista fueron unos viejos conocidos que debieron sumarse a último momento a la fiesta, ya que Tungsteno cubrió el puesto dejado por Lethal a pocas semanas de que se diera la fecha, al punto tal de que todos los flyers todavía mencionaban a estos últimos como teloneros. Pero no les pesó la tarea, dando lugar a una fiesta de puro thrash ochentero hecho en el siglo XXI. 

Personalmente admito que no puedo evitar tener un sesgo con la banda, habiéndolos escuchado cuando recién habían sacado un par de demos que alguien había subido a Taringa, pero es obvio por qué Tungsteno pueden considerarse los líderes del revival del thrash en Argentina: tienen una energía contagiosa en cada una de sus canciones. Apenas arranca un clásico como “Escuadrón del thrash” uno sabe que va a tener que alejarse del centro del público o sumarse al terrible moshpit que este va a generar, y eso mismo fue lo que ocurrió con la gran cantidad de metaleros con chalecos de parches que había en el recinto. Aunque su set se vio acortado por un problema con una de la guitarras, lo que se pudo ver fue de gran calidad por parte del quinteto de Buenos Aires.

Para ir cerrando la previa podríamos decir que la organización del evento logró revivir a un muerto o despertar a una bestia dormida, dependiendo de cómo queramos verlo, aunque fuera por alrededor de media hora. Esto fue porque en el escenario tuvimos a Metralla, quienes se reunieron tras varios años para poder telonear a Destruction. La situación interna del grupo no me es súper clara, con el cambio de nombre a Mecánica en 2017 y su separación en 2022 tras apenas un disco bajo ese nombre, pero fue uno de los grandes atractivos de la fecha aparte de los alemanes. Repasando sus dos álbumes y con buena respuesta del público, veremos si esto termina dando pie a más reuniones.

Ya con esos ítems tachados, era momento del plato fuerte de la noche. Destruction salieron rompiendo todo con “Curse The Gods”, directo de su segundo álbum Eternal Devastation de 1986. Un doble bombo feroz a cargo del canadiense Randy Black, por momentos excesivamente alto en la mezcla, anunciaba la brutalidad que tendría el set, y vaya que la tuvo al ver a la gente dejando el cuerpo en el mosh que se armó en medio del público, con un círculo enorme para dar espacio a los que saltaban y se chocaban unos con otros en ese ritual thrashero. “Death Trap”, de Infernal Overkill, siguió la carnicería inicial, con el dueto de guitarras de Furia y el suizo/bosnio Damir Eskić (sí, Schmier es el único integrante alemán de la banda) mostrándose aceitado y poderoso.

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¿Quedará de más decir que la noche no se terminaría ahí? Obviamente esto daba pie a que la gente pidiera que el cuarteto regresara para los bises, y ni lerdos ni perezosos los residentes de Weil am Rhein volvieron al escenario de Arena Sur para ir quemando los últimos cartuchos. Estos serían “Diabolical”, que sería la única sacada de su último álbum, y más tarde “Total Desaster”, que nos lleva a ese primerísimo EP Sentence of Death y su tapa icónica con esos tres chicos que apenas habían alcanzado la mayoría de edad enfundados en cuero y cinturones de balas. 

La última explosión de thrash vendría de la mano del himno “Thrash till Death”, de The Antichrist (2001), que dejó a varios en el suelo a causa del mosh y la violencia (siempre dentro de los límites aceptables, claro está) que desató entre la gente. Con un par de palabras de parte de Martín Furia de por medio, Destruction completaron su octavo concierto en tierras argentinas, en la que fue una noche de pura energía thrashera.

Con el frío extremo de la noche porteña ayudando a refrescarse un poco tras esa noche brutal y prepararse para ir directo a la cama y dormir lo que se pudiera, la gente se debe haber ido más que satisfecha. Está claro que Destruction tienen sus cosas, con sus canciones que parecen ir casi todas a la misma velocidad, pero también es obvio que su lugar como uno de los grandes del thrash germano está más que justificado. En esta nueva etapa de la banda, esperemos que tengan la oportunidad de demostrar toda la experiencia de su legado en estudio y tenerlos de vuelta por acá lo antes posible.

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