La legendaria banda de punk británico vuelve a pisar con fuerza Barcelona, tras algunos años, y después de unos días bien lluviosos en toda la costa mediterránea que ha comportado numerosas desgracias personales y materiales, que en pau descansin.
Antes de rememorar viejos himnos con los de Stock on Trent, un poco de punk autóctono con la gente de Nafra, llaga en lengua catalana, que tienen como campo base La Panadella, comarca de l’Anoia, aunque los orígenes de sus miembros, y lugares donde residen son variados,
Llevan desde el 2019, pero son ya unos veteranos en esto del hardcore punk, y con un amplio bagaje a sus espaldas en la escena punk del país. Pertenecientes a bandas como Rabia Positiva, o Eskupe, donde ejerce su vocalista Zagüan, o el anterior bajista Alejo, exElectroduendes, o Karton de Vino, actualmente en Rotura, y Totalïckers junto a Letxon (Avern) qué con estos, toma asiento en la batería.
Al llegar a la sala Estraperlo de Badalona, Nafra ya habían iniciado su bombardeo con los temas “Som i Serem”, y “Catalunya Explota”, un tema que forma parte del recopilatorio homónimo en el que convergen algunas bandas de la escena punk catalana actual como Ratpenat, Dalla, Batec o Againsters, y que homenajea el mítico recopilatorio, Barcelona Explota (1991), en plena era pre olímpica donde encontrábamos formaciones de la época como Mardita Sea, Sindicato del Globo, Alambique, o Juanito Piquete, el único de ellos que sigue en funcionamiento, ahora ya sin sus Mataesquiroles, y bajo el nombre de Jo Solana Trio.
Hubo un recuerdo, y dedicatoria para el pueblo palestino, y para el País Valencià antes de atacar con “Aleaciones Eternas”, seguida por una de los míticos punkarras vascos RIP, y su “Crimen de Estado”, una versión que incluyeron en Seny i Rauxa (2021). Finalizaron sus treinta minutos adjudicados con “Morirem”, “Un Mon Millor”, “A Mort”, y “Visca el Punk i Qui él va Parir”, esta, desde su disco debut Nafra, editado un uno de enero del 2021.
Pues bastante bien para llevar meses sin ensayar juntos, aunque la nota negativa se la debe el técnico de sonido, ya que el volumen de las guitarras de Gregor (Rabia Positiva), y el ex de los Shöck y Batec, Nando era bajísimo, hecho que fragmentó el poderoso sonido que encontramos en todos sus discos.
Otros viejos conocidos son Avern, los veíamos hace unas semanas junto a sus compadres de Inerth, y ahora repiten en la sala badalonesa donde los vimos el pasado año junto a los madrileños, teloneando ambos a los todopoderosos Godflesh.
En esta ocasión tuvieron a bien, combinar de forma impaciente piezas de sus dos discos editados hasta la fecha, Witch Eye’s (2020), y Hell on Earth (2023), y las elegidas fueron “Shadows of Filth”, “Golem”, o la más black metalera de todas, a mi juicio, “Under the Weight of Pesanta”.
Tampoco faltó el tema homónimo de su último álbum, ni “Savage Soul” con una batería inicial que sonó como un cañón, y una voz especialmente lúgubre la de Javi Guerrero. Se despidieron dándonos la bendición final con ese acercamiento al punk más oscuro que es “Black Goddess”.
Unos cuarenta minutos de un black metal, el que practican los de L’Hospitalet de Llobregat, muy suigéneris dada la cantidad de influencias que destilan a través de su sucia alquitara, pero que interpretan de manera implacable, e impecable.
Llega el momento que todos esperábamos, como dijo en algún momento de su descarga Javi de Avern, y con algo de retraso, a cinco minutos de la medianoche, el quinteto anglo americano se plantaba sobre las tablas para poner en marcha su maquina del tiempo para transportarnos a los inicios del punk británico con “The Blood Runs Red” desde su primer álbum Hear Nothing, See Nothing, Say Nothing (1982).
Desde el minuto uno, ya apreciamos un cambio total en el sonido de las guitarras, en comparación a Nafra, con los hermanos Roberts al frente, afiladas como cuchillo de carnicero, dispuestos a desollarnos con sus vigorosos riffs, y los punzantes solos de Bones, situado a la izquierda del escenario, quedando el fornido Tezz a la derecha, el bajista Rainy Wainwright a su espalda, ejerciendo de enganche entre el, y la batería de Mr. Proper Caution Brigwood, que interpreta el sistema métrico D-Beat a la perfección, como no puede ser de otra manera, dado que Tezz fue su inventor y ejecutor desde el 77 al 80, y del 2001 al 2006, hasta que decidió cambiarse a la guitarra, que ya se había colgado a su paso por UK Subs, en las que hizo todos los papeles de la obra, ocupando la plaza de bajista, guitarra y baterista en distintos periodos entre 1984 y 2002, aparte de fundar junto a su hermano gemelo la banda crossover Broken Bones.
Ahí es donde entro en danza el vocalista norteamericano Jeff Janiak, primero con la banda de Anthony, en 2012, y después pasando a ser el frontman de Discharge en 2014, y desde entonces ahí lo tenemos interpretando todos los clásicos de ese primer elepé, como la celebrada “Protest and Survive”, que Anthrax hizo suya en su disco Attack of the Killer Bees, u otras cargadas de mensaje político como “Drunk With Power”, o “The Possibility of Life Destruction”, se dejaron en el tintero el tema que los Metallica escogieron para abrir su Garage Inc. (1998), y que a buen seguro les habrá proporcionado suculentos royalties, al igual que “The More I See” que los británicos tampoco incluirían en un setlist conformado por veintidós cortes.
De sus EPs anteriores a ese álbum debut del 82, cayeron como bloques de hormigón armado “Fight Back”, “Realities of War”, “Never Again”, “Ain’t No Feeble Bastard”, “A Look at Tomorrow”, o la terminal “Decontrol”, que se convertiría en un desenfrenado y sudoroso pogo fuera de todo control, todas ellas con una lirica bien escueta, con apenas cuatro líneas de texto como la resolutiva, y energética “State Violence/State Control”.
De su disco de reunificación de 2002, y denominado como él propio grupo nos tonificaron con “Accessories by Molotov”, “You Deserve Me”, “Hype Overload” y “Corpse of Decadence”, escogiendo de su último trabajo hasta la fecha, ya con JJ al frente, End of Days (2016) “Hatebomb” y “New World Order”. Nada en absoluto, como no podía ser de otra forma, de sus discos heavies del periodo 86 al 99 sin los Roberts al frente, tres discos prescindibles en los que tratan de sonar a Led Zeppelin en el primero, luego a AC/DC, hasta llegar experimentar con el Thrash Metal Core en el Shootin’ Up the World (1993), este último, ya sin ninguno de los miembros fundadores, pero en todos ellos con Cal Morris a la voz cantante.
Resumiendo, una hora aproximada de punk y hardcore con una batería a piñón fijo interpretando una veintena de composiciones sin tregua, apenas si para tomar un sorbo de agua, con dos guitarras creando un muro insoldable e inquebrantable, con un bajo que a pesar de su estado físico ejecuta sus partes con solidez, y un vocalista algo más joven que el resto, pero ya bregado en mil batallas que anda como Pedro por su casa. Todos juntos crean una especie de vorágine musical que nos conduce a toda velocidad en un viaje sin retorno hacia un final incierto.
La legendaria banda de punk británico vuelve a pisar con fuerza Barcelona, tras algunos años, y después de unos días bien lluviosos en toda la costa mediterránea que ha comportado numerosas desgracias personales y materiales, que en pau descansin.
Antes de rememorar viejos himnos con los de Stock on Trent, un poco de punk autóctono con la gente de Nafra, llaga en lengua catalana, que tienen como campo base La Panadella, comarca de l’Anoia, aunque los orígenes de sus miembros, y lugares donde residen son variados,
Llevan desde el 2019, pero son ya unos veteranos en esto del hardcore punk, y con un amplio bagaje a sus espaldas en la escena punk del país. Pertenecientes a bandas como Rabia Positiva, o Eskupe, donde ejerce su vocalista Zagüan, o el anterior bajista Alejo, exElectroduendes, o Karton de Vino, actualmente en Rotura, y Totalïckers junto a Letxon (Avern) qué con estos, toma asiento en la batería.
Al llegar a la sala Estraperlo de Badalona, Nafra ya habían iniciado su bombardeo con los temas “Som i Serem”, y “Catalunya Explota”, un tema que forma parte del recopilatorio homónimo en el que convergen algunas bandas de la escena punk catalana actual como Ratpenat, Dalla, Batec o Againsters, y que homenajea el mítico recopilatorio, Barcelona Explota (1991), en plena era pre olímpica donde encontrábamos formaciones de la época como Mardita Sea, Sindicato del Globo, Alambique, o Juanito Piquete, el único de ellos que sigue en funcionamiento, ahora ya sin sus Mataesquiroles, y bajo el nombre de Jo Solana Trio.
Hubo un recuerdo, y dedicatoria para el pueblo palestino, y para el País Valencià antes de atacar con “Aleaciones Eternas”, seguida por una de los míticos punkarras vascos RIP, y su “Crimen de Estado”, una versión que incluyeron en Seny i Rauxa (2021). Finalizaron sus treinta minutos adjudicados con “Morirem”, “Un Mon Millor”, “A Mort”, y “Visca el Punk i Qui él va Parir”, esta, desde su disco debut Nafra, editado un uno de enero del 2021.
Pues bastante bien para llevar meses sin ensayar juntos, aunque la nota negativa se la debe el técnico de sonido, ya que el volumen de las guitarras de Gregor (Rabia Positiva), y el ex de los Shöck y Batec, Nando era bajísimo, hecho que fragmentó el poderoso sonido que encontramos en todos sus discos.
Otros viejos conocidos son Avern, los veíamos hace unas semanas junto a sus compadres de Inerth, y ahora repiten en la sala badalonesa donde los vimos el pasado año junto a los madrileños, teloneando ambos a los todopoderosos Godflesh.
En esta ocasión tuvieron a bien, combinar de forma impaciente piezas de sus dos discos editados hasta la fecha, Witch Eye’s (2020), y Hell on Earth (2023), y las elegidas fueron “Shadows of Filth”, “Golem”, o la más black metalera de todas, a mi juicio, “Under the Weight of Pesanta”.
Tampoco faltó el tema homónimo de su último álbum, ni “Savage Soul” con una batería inicial que sonó como un cañón, y una voz especialmente lúgubre la de Javi Guerrero. Se despidieron dándonos la bendición final con ese acercamiento al punk más oscuro que es “Black Goddess”.
Unos cuarenta minutos de un black metal, el que practican los de L’Hospitalet de Llobregat, muy suigéneris dada la cantidad de influencias que destilan a través de su sucia alquitara, pero que interpretan de manera implacable, e impecable.
Llega el momento que todos esperábamos, como dijo en algún momento de su descarga Javi de Avern, y con algo de retraso, a cinco minutos de la medianoche, el quinteto anglo americano se plantaba sobre las tablas para poner en marcha su maquina del tiempo para transportarnos a los inicios del punk británico con “The Blood Runs Red” desde su primer álbum Hear Nothing, See Nothing, Say Nothing (1982).
Desde el minuto uno, ya apreciamos un cambio total en el sonido de las guitarras, en comparación a Nafra, con los hermanos Roberts al frente, afiladas como cuchillo de carnicero, dispuestos a desollarnos con sus vigorosos riffs, y los punzantes solos de Bones, situado a la izquierda del escenario, quedando el fornido Tezz a la derecha, el bajista Rainy Wainwright a su espalda, ejerciendo de enganche entre el, y la batería de Mr. Proper Caution Brigwood, que interpreta el sistema métrico D-Beat a la perfección, como no puede ser de otra manera, dado que Tezz fue su inventor y ejecutor desde el 77 al 80, y del 2001 al 2006, hasta que decidió cambiarse a la guitarra, que ya se había colgado a su paso por UK Subs, en las que hizo todos los papeles de la obra, ocupando la plaza de bajista, guitarra y baterista en distintos periodos entre 1984 y 2002, aparte de fundar junto a su hermano gemelo la banda crossover Broken Bones.
Ahí es donde entro en danza el vocalista norteamericano Jeff Janiak, primero con la banda de Anthony, en 2012, y después pasando a ser el frontman de Discharge en 2014, y desde entonces ahí lo tenemos interpretando todos los clásicos de ese primer elepé, como la celebrada “Protest and Survive”, que Anthrax hizo suya en su disco Attack of the Killer Bees, u otras cargadas de mensaje político como “Drunk With Power”, o “The Possibility of Life Destruction”, se dejaron en el tintero el tema que los Metallica escogieron para abrir su Garage Inc. (1998), y que a buen seguro les habrá proporcionado suculentos royalties, al igual que “The More I See” que los británicos tampoco incluirían en un setlist conformado por veintidós cortes.
De sus EPs anteriores a ese álbum debut del 82, cayeron como bloques de hormigón armado “Fight Back”, “Realities of War”, “Never Again”, “Ain’t No Feeble Bastard”, “A Look at Tomorrow”, o la terminal “Decontrol”, que se convertiría en un desenfrenado y sudoroso pogo fuera de todo control, todas ellas con una lirica bien escueta, con apenas cuatro líneas de texto como la resolutiva, y energética “State Violence/State Control”.
De su disco de reunificación de 2002, y denominado como él propio grupo nos tonificaron con “Accessories by Molotov”, “You Deserve Me”, “Hype Overload” y “Corpse of Decadence”, escogiendo de su último trabajo hasta la fecha, ya con JJ al frente, End of Days (2016) “Hatebomb” y “New World Order”. Nada en absoluto, como no podía ser de otra forma, de sus discos heavies del periodo 86 al 99 sin los Roberts al frente, tres discos prescindibles en los que tratan de sonar a Led Zeppelin en el primero, luego a AC/DC, hasta llegar experimentar con el Thrash Metal Core en el Shootin’ Up the World (1993), este último, ya sin ninguno de los miembros fundadores, pero en todos ellos con Cal Morris a la voz cantante.
Resumiendo, una hora aproximada de punk y hardcore con una batería a piñón fijo interpretando una veintena de composiciones sin tregua, apenas si para tomar un sorbo de agua, con dos guitarras creando un muro insoldable e inquebrantable, con un bajo que a pesar de su estado físico ejecuta sus partes con solidez, y un vocalista algo más joven que el resto, pero ya bregado en mil batallas que anda como Pedro por su casa. Todos juntos crean una especie de vorágine musical que nos conduce a toda velocidad en un viaje sin retorno hacia un final incierto.