

Los californianos Downset volvieron a Barcelona veinte años después de su anterior visita, y treinta desde aquella primera vez que los vimos, acompañando a Pantera en la vesánica actuación de 1994 durante la gira Far Beyond Vulgar European Tour, cuando Anselmo provocó algún que otro altercado con la prensa gráfica. La Deskomunal fue finalmente el recinto elegido para albergar la segunda fecha del Summer Alive 2025. En un principio iba a ser en Wolf, pero la baja venta de entradas obligó a este cambio de última hora. La primera fecha del festival la encabezó el ex Earth Crisis, Karl Buechner, con sus Freya, junto a Right Time, Go Veterans, y otras formaciones en distintas ciudades como The Blackening o los prodigiosos Radity.
En familia comenzó la larga sesión de hardcore de un jueves de julio con los chicos de Savage Sound Syndicate, jóvenes músicos formados en el Conservatorio, algo que se nota por su dominio instrumental. Llegué al final de su actuación, cuando interpretaban un tema en castellano titulado “Diablo”, donde el vocalista lució su destreza con la flauta travesera en un duelo de notas y riffs con el guitarrista. Aunque la mayoría de sus composiciones son en inglés, la siguiente y última canción cerró sus treinta minutos de show. Instrumentistas notables, con claras influencias de RHCP y RATM, bandas noventeras que, pese a seguir vigentes, no sé si hoy son la mejor opción estilística. Algo similar me sucedió al ver a los algo más maduros Eat Your Enemy, de Vilafranca del Penedès, con una propuesta parecida.
Más contundentes fueron Botijo, cuarteto que crece día a día en popularidad gracias a su puesta en escena desenfadada, cargada de ironía, sarcasmo y buen humor. Sorprendieron con una intro de Detective en Hollywood y una voz en off, al estilo de Def Con Dos. Arrancaron con “Damelikemierda”, retrato ácido de las redes sociales, y siguieron con “Fuera de Lugar” y “Donde Está Wally”, de Alma de Cántaro (2022), durante la cual aparecieron en la pista un par de Wallys saltando entre el público. Mención especial para el baterista, que pese a quemaduras en una mano el día anterior, tocó con fuerza sin vendajes ni guantes. Luego llegaron “Jaleo en la Petanca”, la caótica “Replicate and Duplicate” y una oda a los cuñados con “Hablan sin Saber”. Repartieron collares de macarrones para “Shadows Loco”, montaron una conga liderada por el guitarrista, mientras el bajista tomó la guitarra y el vocalista se hizo cargo del bajo, todo al ritmo de “Txus” de La Polla Records. Cerraron con “Los Calvos Fantásticos” un show participativo de cuarenta minutos, no apto para tímidos, con botijos de agua para el público al pie del escenario. Su música fusiona distintos matices del metal, recordando a Koma, Def Con Dos o El Reno Renardo. Hardcore metal amasado en L’Hospitalet de Llobregat desde 2019.
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Llegó el turno de los veteranos del hardcore catalán, Nunnery, que hace un par de años rompieron su silencio monacal con el EP Ahead. Fue mi primera vez viéndolos tras muchos años. Algo cambiados, repasaron su discografía, desde sus inicios con Lengua Armada hasta su nuevo material como “Gritar al Cielo” y “Ruido”, en castellano, como explicó su carismático frontman Dani: “porque tenemos una edad, y es más fácil así”. Incluso bromearon sobre cantarlas en catalán, lengua que Dani usó para dirigirse al público. Abrieron con “Straitjacket” y cerraron con “Friends”, sumando temas de su debut Friends At Work (2005) como “Heads Down”, “Narcolepsy” y “Fall Into the Storm”, además de adelantos en castellano y cortes de Ahead como “Gold Light”, “Disconnect” o “Mind Waste”. Ya en su EP de 2023 mostraron nuevas tesituras, y ahora apuestan por un giro idiomático que marcará el presente y futuro de esta banda de Terrassa, igual que en sus inicios dejaron atrás el hardcore melódico.
Finalmente, subieron al escenario los californianos Downset, liderados por Rogelio Lozano, único miembro original tras la salida de Rey Oropeza en 2023. Aunque hubo rumores de su regreso para este tour europeo, el puesto quedó en manos de un rubio larguirucho con camiseta de baloncesto, que cumplió dignamente aunque sin la agresividad de Rey o de Neil Roemer, su sustituto anterior. A las diez y veinticuatro comenzaron con cuatro temas de Do We Speak a Dead Language (1996): “Enpower”, “Fire”, “Eyes Shut Tight” y “Keep on Breathing”, con un centenar de fans entregados. Siguieron repasando Check Your People (2000) con “Play Big”, “Coming Back” y “Pure Trauma”, que desató un pogo violento al estilo del moshing moderno, hoy más asociado al metalcore y beatdown hardcore. Luego llegó la ultra rápida “Against the Spirits” y la coreada “Together”. Rogelio, con gorra de Worst (banda hardcore de Brasil con la que compartieron fechas en Francia), preguntó “¿Dónde está mi gente?” antes de la última canción.
Pensé que vendrían bises, ya que llevaban apenas media hora, pero al sonar la frase “Anger, hostility towards the opposition”, entendí que era el cierre. Incomprensible terminar así, a las once en punto, cuando el show estaba previsto hasta las once y cuarto o, como máximo, once y veinte. Según parece, recortaron para partir cuanto antes hacia Santander, próxima parada a setecientos kilómetros. Podrían haber invertido el orden y dejar a Nunnery para el final. Tampoco entendí la resignación del público ante lo breve del show, que hasta entonces venía siendo intenso y notable, pero acabó sabiendo a poco.



Los californianos Downset volvieron a Barcelona veinte años después de su anterior visita, y treinta desde aquella primera vez que los vimos, acompañando a Pantera en la vesánica actuación de 1994 durante la gira Far Beyond Vulgar European Tour, cuando Anselmo provocó algún que otro altercado con la prensa gráfica. La Deskomunal fue finalmente el recinto elegido para albergar la segunda fecha del Summer Alive 2025. En un principio iba a ser en Wolf, pero la baja venta de entradas obligó a este cambio de última hora. La primera fecha del festival la encabezó el ex Earth Crisis, Karl Buechner, con sus Freya, junto a Right Time, Go Veterans, y otras formaciones en distintas ciudades como The Blackening o los prodigiosos Radity.
En familia comenzó la larga sesión de hardcore de un jueves de julio con los chicos de Savage Sound Syndicate, jóvenes músicos formados en el Conservatorio, algo que se nota por su dominio instrumental. Llegué al final de su actuación, cuando interpretaban un tema en castellano titulado “Diablo”, donde el vocalista lució su destreza con la flauta travesera en un duelo de notas y riffs con el guitarrista. Aunque la mayoría de sus composiciones son en inglés, la siguiente y última canción cerró sus treinta minutos de show. Instrumentistas notables, con claras influencias de RHCP y RATM, bandas noventeras que, pese a seguir vigentes, no sé si hoy son la mejor opción estilística. Algo similar me sucedió al ver a los algo más maduros Eat Your Enemy, de Vilafranca del Penedès, con una propuesta parecida.
Más contundentes fueron Botijo, cuarteto que crece día a día en popularidad gracias a su puesta en escena desenfadada, cargada de ironía, sarcasmo y buen humor. Sorprendieron con una intro de Detective en Hollywood y una voz en off, al estilo de Def Con Dos. Arrancaron con “Damelikemierda”, retrato ácido de las redes sociales, y siguieron con “Fuera de Lugar” y “Donde Está Wally”, de Alma de Cántaro (2022), durante la cual aparecieron en la pista un par de Wallys saltando entre el público. Mención especial para el baterista, que pese a quemaduras en una mano el día anterior, tocó con fuerza sin vendajes ni guantes. Luego llegaron “Jaleo en la Petanca”, la caótica “Replicate and Duplicate” y una oda a los cuñados con “Hablan sin Saber”. Repartieron collares de macarrones para “Shadows Loco”, montaron una conga liderada por el guitarrista, mientras el bajista tomó la guitarra y el vocalista se hizo cargo del bajo, todo al ritmo de “Txus” de La Polla Records. Cerraron con “Los Calvos Fantásticos” un show participativo de cuarenta minutos, no apto para tímidos, con botijos de agua para el público al pie del escenario. Su música fusiona distintos matices del metal, recordando a Koma, Def Con Dos o El Reno Renardo. Hardcore metal amasado en L’Hospitalet de Llobregat desde 2019.
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Llegó el turno de los veteranos del hardcore catalán, Nunnery, que hace un par de años rompieron su silencio monacal con el EP Ahead. Fue mi primera vez viéndolos tras muchos años. Algo cambiados, repasaron su discografía, desde sus inicios con Lengua Armada hasta su nuevo material como “Gritar al Cielo” y “Ruido”, en castellano, como explicó su carismático frontman Dani: “porque tenemos una edad, y es más fácil así”. Incluso bromearon sobre cantarlas en catalán, lengua que Dani usó para dirigirse al público. Abrieron con “Straitjacket” y cerraron con “Friends”, sumando temas de su debut Friends At Work (2005) como “Heads Down”, “Narcolepsy” y “Fall Into the Storm”, además de adelantos en castellano y cortes de Ahead como “Gold Light”, “Disconnect” o “Mind Waste”. Ya en su EP de 2023 mostraron nuevas tesituras, y ahora apuestan por un giro idiomático que marcará el presente y futuro de esta banda de Terrassa, igual que en sus inicios dejaron atrás el hardcore melódico.
Finalmente, subieron al escenario los californianos Downset, liderados por Rogelio Lozano, único miembro original tras la salida de Rey Oropeza en 2023. Aunque hubo rumores de su regreso para este tour europeo, el puesto quedó en manos de un rubio larguirucho con camiseta de baloncesto, que cumplió dignamente aunque sin la agresividad de Rey o de Neil Roemer, su sustituto anterior. A las diez y veinticuatro comenzaron con cuatro temas de Do We Speak a Dead Language (1996): “Enpower”, “Fire”, “Eyes Shut Tight” y “Keep on Breathing”, con un centenar de fans entregados. Siguieron repasando Check Your People (2000) con “Play Big”, “Coming Back” y “Pure Trauma”, que desató un pogo violento al estilo del moshing moderno, hoy más asociado al metalcore y beatdown hardcore. Luego llegó la ultra rápida “Against the Spirits” y la coreada “Together”. Rogelio, con gorra de Worst (banda hardcore de Brasil con la que compartieron fechas en Francia), preguntó “¿Dónde está mi gente?” antes de la última canción.
Pensé que vendrían bises, ya que llevaban apenas media hora, pero al sonar la frase “Anger, hostility towards the opposition”, entendí que era el cierre. Incomprensible terminar así, a las once en punto, cuando el show estaba previsto hasta las once y cuarto o, como máximo, once y veinte. Según parece, recortaron para partir cuanto antes hacia Santander, próxima parada a setecientos kilómetros. Podrían haber invertido el orden y dejar a Nunnery para el final. Tampoco entendí la resignación del público ante lo breve del show, que hasta entonces venía siendo intenso y notable, pero acabó sabiendo a poco.
