Los suecos Eleine vuelven este 2023 con su cuarto esfuerzo discográfico y para demostrar que su evolución sigue viento en popa combinado sus raíces más oscuras, con elementos sinfónicos y un toque de modernidad que los diferencia de sus compañeros de profesión.

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En estos 10 nuevos cortes vamos a poder encontrar, en resumidas cuentas, la esencia de Eleine y como han evolucionado respecto a sus trabajos anteriores, añadiendo ese toque extra que los ha convertido en una de las bandas contemporáneas más destacadas en su Suecia natal.

El disco abre fuego con “Never Forget”, un corte moderno, pero con esos arreglos sinfónicos que son una delicia para el oyente y le dan este toque épico para arrancar el álbum con la fuerza justa para atrapar al oyente desde el primer segundo en el que pulsas play.

Madeleine Liljestam nos vuelve a embelesar con su espectacular voz, tanto en los pasajes más melódicos como en los más operísticos y Rikard Ekberg, es el contrapunto perfecto para su compañera con esos guturales heredados de bandas como In Flames o Ensiferum.

“Stand by the Flame”, es la siguiente y es un corte que comienza de forma pesada con una batería bastante potente y donde Madeleine brilla al momento de ponerse frente al micrófono, quizás recordando un poco a la última etapa de Lacuna Coil, sobre todo porque el sonido es bastante actual y la base es bien metalera.

Rikard nos deleita con un breve, pero muy efectivo solo de guitarra que redondea esta pieza cuya letra nos habla de no rendirse ante las adversidades y luchar por lo que uno desea sin importar cuantas piedras haya en el camino.

“We Are Legion”, es uno de los singles elegidos del disco y ya lo hemos escuchado varias veces, con ese inicio tan barroco nos recuerda al sonido más “típico” de la banda y se entiende porque ha sido elegida como single, con Rikard arrancando la canción de forma gutural, para que Maddie le conteste en la parte melódica y estallen juntos en el estribillo.

Estoy convencido de que, si hiciera otra gira acústica como el año pasado, esta sería de las piezas más sencillas de convertir al formato desenchufado y quedaría tan bien como en la versión de este álbum.

“Blood In Their Eyes”, es una de las mejores piezas del álbum sin duda alguna, en 3 minutos y 19 segundos, la banda plasma la energía que tienen y es imposible no rendirse ante la magia vocal de Madeleine, una chica que domina con solvencia cualquier tono que le toque interpretar en sus canciones.

La guitarra de Rikard ahora sí que suena más afilada y hará las delicias de los que hemos disfrutado con sus tres discos anteriores.

“Vemod” oxigena el disco antes de la recta final, con una suerte de interludio instrumental que deja paso a “Through The Mist”, un corte que comienza de manera lenta pero que enseguida coge ritmo y se transforma en un poderoso track cargado de guitarras afiladas (por dios, como se nota que han crecido escuchando a bandas como Dark Tranquillity o Children of Bodom)y un Rikard muy agresivo a la voz pero perfectamente secundado por Maddie, con su aterciopelada voz y un estribillo que se te quedará en la cabeza desde la primera escucha.

Por el contrario “Suffering” quizás sea algo menos destacada que la anterior, pero igualmente mantiene ese grado de intensidad musical que se ha podido ver a lo largo del disco, este corte quizás gane más puntos en el directo y su toque melancólico pueda captar a algún seguidor actual de bandas como Evanescence o incluso Within Temptation.

Las últimas dos piezas, son ya conocidas por los que seguimos la trayectoria de Eleine y es que “War Das Alles”, presenta un poco lo que ya hemos visto a lo largo de estas nuevas canciones de la banda y quizás destaque sobre todo la parte gutural de Rikard y la particularidad de que el estribillo está cantado en alemán, algo que sin duda sorprenderá al oyente cuando escuche esta canción.

Y por su parte, el corte que da título al disco pone el broche de oro al mismo y un cierre más que notable ya que se trata de una de las mejores piezas del álbum, condensando lo mejor de la banda y sacándole el máximo partido posible, con una base bien cañera (hacia el final hay doble bombo espectacular que debería sonar de muerte en directo), un Rikard brillante a las seis cuerdas y Madeleine dando lo mejor de sí misma en un estribillo que está escrito en oro y que seguramente sea de las piezas más celebradas por sus seguidores en la próxima gira de la banda este otoño.

Para quién esté familiarizado con la música de Eleine, el disco es una evolución natural de su anterior trabajo sin desviarse mucho de la senda compositiva que los caracteriza, pero con algunos destellos de evolución que veremos donde los llevan, porque con un disco tan sólido como este, creo estar seguro de que ahora mismo Eleine no tienen techo y su futuro se antoja brillante.