Foto: JOHN McMURTRIE
En 1999 y con el mundo debatiéndose si el futuro paso a un año de tres ceros haría que las computadoras enloquecieran y los aviones chocaran, el mundo metalero vivía uno de sus momentos más álgidos, porque luego de seis años de ausencia Bruce Dickinson volvía a las filas de Iron Maiden, la banda que todo el mundo decía que nunca debería haber abandonado. No volvía solo sino que con él traía a Adrian Smith, quien había dejado al grupo en 1990. Esta nueva formación de sexteto, con tres guitarras al frente, se mantiene al día de hoy, con seis discos bajo el brazo.
En nuestro post comunitario de mayo, en Track To Hell decidimos dar nuestra opinión acerca de cuál es la mejor canción de Iron Maiden de esta segunda etapa de Bruce Dickinson junto a la banda británica, eligiendo un track de alguno de los seis álbumes de estudio que editaron desde el 2000 en adelante, desde Brave New World del 2000 hasta el flamante Senjutsu de 2021.
“Paschendale” (Dance of Death – 2003)
Aunque en estos días Maiden intente todo lo posible por hacer que la gente se olvide de sus dos álbumes junto al patilludo Blaze Bayley, es llamativo cómo la banda mantuvo algunas tendencias de The X Factor y Virtual XI durante la segunda etapa de Bruce en el grupo, en especial la tendencia más progresiva de las canciones. Lamentablemente me parece que este cambio en la composición terminó degenerando en que ahora Steve Harris y compañía compongan refritos de clásicos pero el doble de largos, tal cual me pareció que hicieron en Senjutsu, pero al menos hasta A Matter of Life and Death las cosas todavía estaban en orden.
Sin embargo, mi elección proviene de Dance of Death, aquel disco con la tapa más fea de la historia de Maiden y con el que, por eso, haya una tendencia a subestimar a primera vista. Aparte de ser el último álbum donde el ahora sexteto se permitió componer un par de canciones de duración razonable, su octava canción “Paschendale” es una de las mejores ejecuciones “épicas” de la era post Y2K de la banda. Una composición compleja y una historia extremadamente oscura sobre muerte y destrucción en la Primera Guerra Mundial, es una gran muestra de cómo Maiden lograba incorporar nuevas ideas sin abandonar su sonido clásico, y adaptar ese sonido sin que suene a reciclaje, con grandes melodías de guitarra y un acompañamiento de orquesta de corte épico.
“Dance of Death” (Dance of Death – 2003)
Hay muchas canciones del Maiden del Siglo XXI que me encantan pero digamos que “The Wickerman” o “Blood Brothers” se han tornado algo recurrentes en sus últimos setlists, y digamos que ya tienen ganado el lugar de clásicos obvios. Por eso, para no caer en lugares comunes, guardo un especial cariño por “Dance of Death”. No solamente por la majestuosidad de la canción en sí, que tiene una de los mejores armonías de guitarra en toda la discografía de Maiden, sino porque tengo muy presente el recuerdo de cuando la tocaron en vivo en Vélez en 2011, durante la gira de The Final Frontier. Ya la habían estrenado en 2004 en ese mismo estadio, pero en 2011, en medio de una gira de presentación de otro disco, “Dance of Death” fue una de las más vitoreadas sin vergüenza alguna frente a los clásicos más oxidados de la Doncella.
Es otra muestra cabal de que Maiden es una banda que está más vigente que nunca pese a los empecinados en sostener que su carrera hoy en día se sustenta solamente con sus clásicos. Hay alguna gente que prefiere el sonido más directo que desarrollaron en los 80s, con esos himnos de batalla que marcaron a generaciones enteras, y está muy bien. Pero a la banda ya no le interesa hacer eso. Ya no tienen que demostrarle nada a nadie. Ya quieren escaparle a las salidas cómodas y fáciles para sumergirse en extensos desarrollos instrumentales, no de manera virtuosa como Dream Theater, pero sí de manera elegante. ¿Que si en pos de ese objetivo han perdido algo de fuerza? Puede ser. Pero la intensidad de la música de Maiden hoy pasa por otro lado. “Dance of Death” es un claro ejemplo.
“If Eternity Should Fail” (The Book Of Souls – 2015)
Como describe mi compañero Juan Manuel Guarino aquí arriba, hay muchísimas canciones de Iron Maiden del siglo XXI que me encantan, lo que hace difícil elegir un solo tema. En esta selección no me voy a basar en la composición, letra ni nada técnico, solo me llevaré por la emoción que me genera particularmente “If Eternity Should Fail”, canción apertura de The Book Of Souls (2015).
Si bien de por si es una canción que me gusta mucho del disco, lo que la hace más especial es que es una de las canciones con las cuales el grupo abrió su gira de The Book of Souls World Tour, donde el magistral Dickinson aparece encapuchado cantando a lo lejos del escenario con una especie de vasija grande de la que sale humo, para luego de un apagón salir toda la banda con el clásico galope maideano. Si a ese comienzo le sumás que fue mi primera vez acreditado como fotógrafo en un concierto de los británicos, se le suma el resto de emoción que me hacía falta para seleccionar esta canción como la mejor de la segunda etapa de Bruce Dickinson frente a La Doncella.
“Blood Brothers” (Brave New World – 2000)
No cabe duda que si hablamos de Iron Maiden, lo hacemos de una de las formaciones más importantes en la historia del heavy metal y su vocalista Bruce Dickinson, uno de los mejores y más talentosos vocalistas dentro del estilo.
Por eso, cuando decidió volver en 1999, todos y cuando digo todos es todos los fanáticos de la doncella de hierro, lo celebraron como si de la vuelta de Michael Jordan a los Bulls en 1996 se tratase.
Elegí “Blood Brothers” del disco Brave New World (2000), el primero con Dickinson tras su regreso, ya que es un corte muy poderoso y cuya letra habla de sobreponerse a los malos momentos y hacerse más fuerte durante los mismos.
Quizás, al escucharla, te invada esa sensación de que la unión siempre va a hacer la fuerza y contando con los tuyos siempre podrás salir adelante.
“The Wicker Man” (Brave New World – 2000)
“For the Greater Good of God” me parece la mejor. La construcción del tema, tenso, oscuro, cómo explota y los pasajes instrumentales. Y la letra claro, entre la crítica religiosa y la temática bélica, constante esta última en A Matter Of Life And Death.
Foto: JOHN McMURTRIE
En 1999 y con el mundo debatiéndose si el futuro paso a un año de tres ceros haría que las computadoras enloquecieran y los aviones chocaran, el mundo metalero vivía uno de sus momentos más álgidos, porque luego de seis años de ausencia Bruce Dickinson volvía a las filas de Iron Maiden, la banda que todo el mundo decía que nunca debería haber abandonado. No volvía solo sino que con él traía a Adrian Smith, quien había dejado al grupo en 1990. Esta nueva formación de sexteto, con tres guitarras al frente, se mantiene al día de hoy, con seis discos bajo el brazo.
En nuestro post comunitario de mayo, en Track To Hell decidimos dar nuestra opinión acerca de cuál es la mejor canción de Iron Maiden de esta segunda etapa de Bruce Dickinson junto a la banda británica, eligiendo un track de alguno de los seis álbumes de estudio que editaron desde el 2000 en adelante, desde Brave New World del 2000 hasta el flamante Senjutsu de 2021.
“Paschendale” (Dance of Death – 2003)
Aunque en estos días Maiden intente todo lo posible por hacer que la gente se olvide de sus dos álbumes junto al patilludo Blaze Bayley, es llamativo cómo la banda mantuvo algunas tendencias de The X Factor y Virtual XI durante la segunda etapa de Bruce en el grupo, en especial la tendencia más progresiva de las canciones. Lamentablemente me parece que este cambio en la composición terminó degenerando en que ahora Steve Harris y compañía compongan refritos de clásicos pero el doble de largos, tal cual me pareció que hicieron en Senjutsu, pero al menos hasta A Matter of Life and Death las cosas todavía estaban en orden.
Sin embargo, mi elección proviene de Dance of Death, aquel disco con la tapa más fea de la historia de Maiden y con el que, por eso, haya una tendencia a subestimar a primera vista. Aparte de ser el último álbum donde el ahora sexteto se permitió componer un par de canciones de duración razonable, su octava canción “Paschendale” es una de las mejores ejecuciones “épicas” de la era post Y2K de la banda. Una composición compleja y una historia extremadamente oscura sobre muerte y destrucción en la Primera Guerra Mundial, es una gran muestra de cómo Maiden lograba incorporar nuevas ideas sin abandonar su sonido clásico, y adaptar ese sonido sin que suene a reciclaje, con grandes melodías de guitarra y un acompañamiento de orquesta de corte épico.
“Dance of Death” (Dance of Death – 2003)
Hay muchas canciones del Maiden del Siglo XXI que me encantan pero digamos que “The Wickerman” o “Blood Brothers” se han tornado algo recurrentes en sus últimos setlists, y digamos que ya tienen ganado el lugar de clásicos obvios. Por eso, para no caer en lugares comunes, guardo un especial cariño por “Dance of Death”. No solamente por la majestuosidad de la canción en sí, que tiene una de los mejores armonías de guitarra en toda la discografía de Maiden, sino porque tengo muy presente el recuerdo de cuando la tocaron en vivo en Vélez en 2011, durante la gira de The Final Frontier. Ya la habían estrenado en 2004 en ese mismo estadio, pero en 2011, en medio de una gira de presentación de otro disco, “Dance of Death” fue una de las más vitoreadas sin vergüenza alguna frente a los clásicos más oxidados de la Doncella.
Es otra muestra cabal de que Maiden es una banda que está más vigente que nunca pese a los empecinados en sostener que su carrera hoy en día se sustenta solamente con sus clásicos. Hay alguna gente que prefiere el sonido más directo que desarrollaron en los 80s, con esos himnos de batalla que marcaron a generaciones enteras, y está muy bien. Pero a la banda ya no le interesa hacer eso. Ya no tienen que demostrarle nada a nadie. Ya quieren escaparle a las salidas cómodas y fáciles para sumergirse en extensos desarrollos instrumentales, no de manera virtuosa como Dream Theater, pero sí de manera elegante. ¿Que si en pos de ese objetivo han perdido algo de fuerza? Puede ser. Pero la intensidad de la música de Maiden hoy pasa por otro lado. “Dance of Death” es un claro ejemplo.
“If Eternity Should Fail” (The Book Of Souls – 2015)
Como describe mi compañero Juan Manuel Guarino aquí arriba, hay muchísimas canciones de Iron Maiden del siglo XXI que me encantan, lo que hace difícil elegir un solo tema. En esta selección no me voy a basar en la composición, letra ni nada técnico, solo me llevaré por la emoción que me genera particularmente “If Eternity Should Fail”, canción apertura de The Book Of Souls (2015).
Si bien de por si es una canción que me gusta mucho del disco, lo que la hace más especial es que es una de las canciones con las cuales el grupo abrió su gira de The Book of Souls World Tour, donde el magistral Dickinson aparece encapuchado cantando a lo lejos del escenario con una especie de vasija grande de la que sale humo, para luego de un apagón salir toda la banda con el clásico galope maideano. Si a ese comienzo le sumás que fue mi primera vez acreditado como fotógrafo en un concierto de los británicos, se le suma el resto de emoción que me hacía falta para seleccionar esta canción como la mejor de la segunda etapa de Bruce Dickinson frente a La Doncella.
“Blood Brothers” (Brave New World – 2000)
No cabe duda que si hablamos de Iron Maiden, lo hacemos de una de las formaciones más importantes en la historia del heavy metal y su vocalista Bruce Dickinson, uno de los mejores y más talentosos vocalistas dentro del estilo.
Por eso, cuando decidió volver en 1999, todos y cuando digo todos es todos los fanáticos de la doncella de hierro, lo celebraron como si de la vuelta de Michael Jordan a los Bulls en 1996 se tratase.
Elegí “Blood Brothers” del disco Brave New World (2000), el primero con Dickinson tras su regreso, ya que es un corte muy poderoso y cuya letra habla de sobreponerse a los malos momentos y hacerse más fuerte durante los mismos.
Quizás, al escucharla, te invada esa sensación de que la unión siempre va a hacer la fuerza y contando con los tuyos siempre podrás salir adelante.
“The Wicker Man” (Brave New World – 2000)
“For the Greater Good of God” me parece la mejor. La construcción del tema, tenso, oscuro, cómo explota y los pasajes instrumentales. Y la letra claro, entre la crítica religiosa y la temática bélica, constante esta última en A Matter Of Life And Death.