El trío francés Fange lanzó el pasado 24 de abril su álbum “Pudeur”. La banda la integran Antoine Perron (bajo/voz), Benjamin Moreau (Guitarra/voz/máquinas) y Mathias Jungbluth (voz/letras) desde el 2013 y desde entonces no han parado en su creación musical. Sus melodías conjugan elementos de sludge, industrial, algo de hardcore, Death y Doom metal; fuertes distorsiones y recargados riffs hacen de cada uno de sus cuatro álbumes algo único. Este trio ha tenido una constante producción desde sus inicios, prueba de ello son sus dos EP (2014-2015) y sus cuatro álbumes; grabados con diferencia de un año cada uno. Algo particular de la banda es que todos sus integrantes cantan y todas sus letras están en su idioma natal.

Todos sus álbumes: Purge (2016), Pourrissoir (2017), Punir (2019) y el que hablamos en esta reseña ”Pudeur” (2020) fueron lanzados bajo el sello Throatruiner Récords. Podemos decir que su último trabajo musical es muestra de la evolución musical de este trio. Un álbum de 39 minutos de duración en el que encontramos abundancia de vigorosos riffs y texturas de sonido industrial; voces ácidas y atmósferas disonantes.

El álbum arranca con el tema ”Soleils vaincus” (soles derrotados), más de 4 minutos de escabrosos sonidos y armonías que viajan a través de guitarras escalofriantes. Una atmósfera agresiva y cambiante que sin respiro conduce a ”Cafard céleste”, track No. 2 del álbum. Aquí, más densidad y desgarre provocan estallidos cerebrales, baterías reptantes y explosión de sonidos con visos de industrial. Las voces acompañan sin mesura y al unísono toda la cabalgata sonora.

La maquinaria pesada de Benjamin Moreau da inicio al tercer tema del álbum: ”Á tombeaux ouvert”, este es un tema corto en el que se siente con intensidad la influencia de la música electrónica y experimental, la canción se desarrolla en un ambiente de cierta angustia y agresividad. Es un tema bastante industrial y recargado. Siguiendo la línea industrial llega el cuarto track: ”Génuflexion”. Este es el tema más largo de todo el álbum (7:40min). La guitarra aquí se vuelve inclemente y acecha de la mano de ataques malignos por parte de Benjamin. Sonidos de sierra y descomposición acompañan la letra de la canción que habla de la descomposición y miseria humana.

La rebeldía y el surrealismo sonoro no dan tregua. El quinto tema del álbum: ”Croix de paille”, es una avalancha desmedida y saturada de melodías. Las máquinas suenan con más pesadez, aquí el Death Metal se percibe con más fuerza gracias a melodías mas espesas en el bajo y en la guitarra. Para el sexto tema: ”Á blanc”, el sonido sigue impregnado de ruidos creados por Benjamin y su maquinaria de guerra. La guitarra y el bajo crean un martilleo devorador y salvaje creando temblores en las venas. Mathias Jungbluth y Benjamin Moreau fusionan su voz y guitarra en una sinergia apabullante y casi ensordecedora.

De manera siniestra nos acercamos al final de este álbum. El track No.7: ”Dieux gémissants”, es el más industrial de todo el álbum, creando una mezcla de sonidos entre lo experimental y lo electrónico con gran potencia. De esta potencia sonora se desprende el último track del álbum, ”Total Serpent”, y cómo si de una serpiente se tratara, el tema sabe serpentear y arrastrar diversas melodías en la guitarra y envolver entre máquinas la voz de Mathias Jungbluth.

Nos encontramos frente a ocho temas enlodados de sonido exagerado, experimental e industrial de proporciones intensas. El álbum es un desafío para los puristas del sonido, debido a los contrastes abismales de melodías y en la descarga sin medida de máquinas.