Esta vez, nos aventuramos hacia el pueblo de Hostalric, en las entrañas de la comunidad autónoma catalana, para presenciar y cubrir el primer festival del año para Track To Hell, el Fortalesa Open Air. Y vaya que nos lanzamos a lo grande. En la cima de una colina, la fortaleza de Hostalric se convirtió en el epicentro de una experiencia sonora que resonará en nuestras cabezas hasta que los tímpanos se rindan. Las bandas principales, auténticas joyas rara vez vistas en giras, se congregaron para ofrecernos una noche inolvidable. Darkened Nocturn Slaughtercult, Sacramentum, y Necrophobic encabezaron un cartel que prometía sumergirnos en las profundidades del metal extremo.
Tras dos horas de viaje en tren (sí, trenes, para ser más específico), llegamos al hermoso pueblo de Hostalric. Un lugar que rebosa historia, rodeado por una muralla que parece abrazar al visitante y acariciar las vistas panorámicas que nos regala. Pero ojo, este párrafo no está auspiciado por el ayuntamiento de Hostalric.
Siendo las 13:00 nuestra hora de llegada, tuvimos el privilegio de codearnos con los organizadores mientras terminaban de dar los últimos retoques al festival. Y qué mejor manera de iniciar esta odisea que con Estertor, un quinteto de thrash metal de la vieja escuela proveniente de Barcelona. Su único disco de estudio hasta la fecha, “Tales of the Ancient Grave” del 2021, inyectó una dosis de energía fresca y enérgica al ambiente.
“Assimilating Flesh”, “Repugnant Face of Death”, y “Blood for Sheetar” fueron como balas de metal ardiendo lanzadas desde el escenario, perforando el aire y nuestros tímpanos con una precisión letal. Con Estertor, la noche se puso en marcha, preparándonos para lo que vendría a continuación.
Luego, llegó el turno de Vidres a la Sang, originarios del Vallés Occidental de Barcelona. Su música, tan oscura como las profundidades del averno, resonó en cada rincón de la fortaleza. Interpretando su álbum debut de 2004 en su totalidad, la banda nos sumergió en un mar de letras profundas en catalán, acompañadas por riffs abrasadores y ritmos frenéticos. “Un dia qualsevol”, “La terra i tu”, y “La nostra estirp” fueron la banda sonora de esta inmersión en las sombras del death metal catalán.
Británicos y formados en 2017, Ante-Inferno nos mostró por qué son una de las promesas más brillantes del black metal actual. Su última producción, “Antediluvian Dreamscapes”, desplegó paisajes sonoros oscuros y atmosféricos que nos transportaron a mundos de pesadilla. Desde “No Light at Life’s End” hasta “Fragments”, cada canción fue un viaje a través de la oscuridad primigenia, ejecutado con una maestría que dejó a todos boquiabiertos.
Empty, una de las bandas de black metal más emblemáticas de España, hizo honor a su nombre con un sonido denso y envolvente que nos sumergió en un abismo de desolación y desesperación. Recorriendo su vasta discografía, se centraron en su último álbum, “Omia Amet Lorem”, convirtiendo la fortaleza en un templo de oscuridad y caos.
Ouija, los menos previsibles del cartel, nos recordaron que el horror no tiene límites geográficos. Originarios de Huesca, su música tan oscura como inquietante, nos llevó por un viaje a través de las profundidades del abismo. Con “When the Sun Shall Die” y “Crossing the Seventh Gate”, Ouija demostró que la oscuridad no conoce fronteras.
Y entonces, llegó el momento culminante. Darkened Nocturn Slaughtercult, mi banda favorita del festival, irrumpió en el escenario con una fuerza apabullante. Con su estética oscura y su música abrasadora, los alemanes nos sumergieron en un remolino de caos y oscuridad. “The Descent Into The Last Circle” y “A Sweven Most Devout” fueron como conjuros arcanos que invocaron la noche misma, mientras que el batería, digno de compararse con Kratos, golpeaba sus tambores con una ferocidad imparable.
Sacramentum, con su álbum debut “Far Away from the Sun”, nos guiaron a través de paisajes épicos y oscuros, llenando el aire con un aura de misterio y majestuosidad. Con cada nota de “Fog’s Kiss” y “Beyond All Horizons”, la banda nos recordó por qué son considerados una de las joyas del black metal sueco.
Necrophobic cerró la noche con broche de oro, recorriendo su vasta discografía y demostrando por qué son una de las bandas más respetadas del género. Desde “Stormcrow” hasta “The Nocturnal Silence”, su música fue un vendaval de furia y oscuridad que nos dejó sin aliento.
Pero, como suele suceder en estas ocasiones, la noche no terminó con el último acorde. A medida que nos adentramos en la fortaleza, nos esperaban nuevas sorpresas y desafíos. Con problemas de sonido y un ambiente menos controlado, la segunda parte del festival nos recordó que la perfección es un ideal inalcanzable, pero la pasión por la música sigue ardiendo en nuestros corazones.
Barbarian Swords no lograron tocar por problemas de sonido, pero Neton e Invernal ofrecieron una última dosis de metal extremo, recordándonos que la verdadera magia está en la experiencia en sí misma, más que en la perfección técnica. Y así, mientras el sol salía en el horizonte, nos despedimos de Hostalric con el alma llena de música y el corazón lleno de recuerdos inolvidables.
Esta vez, nos aventuramos hacia el pueblo de Hostalric, en las entrañas de la comunidad autónoma catalana, para presenciar y cubrir el primer festival del año para Track To Hell, el Fortalesa Open Air. Y vaya que nos lanzamos a lo grande. En la cima de una colina, la fortaleza de Hostalric se convirtió en el epicentro de una experiencia sonora que resonará en nuestras cabezas hasta que los tímpanos se rindan. Las bandas principales, auténticas joyas rara vez vistas en giras, se congregaron para ofrecernos una noche inolvidable. Darkened Nocturn Slaughtercult, Sacramentum, y Necrophobic encabezaron un cartel que prometía sumergirnos en las profundidades del metal extremo.
Tras dos horas de viaje en tren (sí, trenes, para ser más específico), llegamos al hermoso pueblo de Hostalric. Un lugar que rebosa historia, rodeado por una muralla que parece abrazar al visitante y acariciar las vistas panorámicas que nos regala. Pero ojo, este párrafo no está auspiciado por el ayuntamiento de Hostalric.
Siendo las 13:00 nuestra hora de llegada, tuvimos el privilegio de codearnos con los organizadores mientras terminaban de dar los últimos retoques al festival. Y qué mejor manera de iniciar esta odisea que con Estertor, un quinteto de thrash metal de la vieja escuela proveniente de Barcelona. Su único disco de estudio hasta la fecha, “Tales of the Ancient Grave” del 2021, inyectó una dosis de energía fresca y enérgica al ambiente.
“Assimilating Flesh”, “Repugnant Face of Death”, y “Blood for Sheetar” fueron como balas de metal ardiendo lanzadas desde el escenario, perforando el aire y nuestros tímpanos con una precisión letal. Con Estertor, la noche se puso en marcha, preparándonos para lo que vendría a continuación.
Luego, llegó el turno de Vidres a la Sang, originarios del Vallés Occidental de Barcelona. Su música, tan oscura como las profundidades del averno, resonó en cada rincón de la fortaleza. Interpretando su álbum debut de 2004 en su totalidad, la banda nos sumergió en un mar de letras profundas en catalán, acompañadas por riffs abrasadores y ritmos frenéticos. “Un dia qualsevol”, “La terra i tu”, y “La nostra estirp” fueron la banda sonora de esta inmersión en las sombras del death metal catalán.
Británicos y formados en 2017, Ante-Inferno nos mostró por qué son una de las promesas más brillantes del black metal actual. Su última producción, “Antediluvian Dreamscapes”, desplegó paisajes sonoros oscuros y atmosféricos que nos transportaron a mundos de pesadilla. Desde “No Light at Life’s End” hasta “Fragments”, cada canción fue un viaje a través de la oscuridad primigenia, ejecutado con una maestría que dejó a todos boquiabiertos.
Empty, una de las bandas de black metal más emblemáticas de España, hizo honor a su nombre con un sonido denso y envolvente que nos sumergió en un abismo de desolación y desesperación. Recorriendo su vasta discografía, se centraron en su último álbum, “Omia Amet Lorem”, convirtiendo la fortaleza en un templo de oscuridad y caos.
Ouija, los menos previsibles del cartel, nos recordaron que el horror no tiene límites geográficos. Originarios de Huesca, su música tan oscura como inquietante, nos llevó por un viaje a través de las profundidades del abismo. Con “When the Sun Shall Die” y “Crossing the Seventh Gate”, Ouija demostró que la oscuridad no conoce fronteras.
Y entonces, llegó el momento culminante. Darkened Nocturn Slaughtercult, mi banda favorita del festival, irrumpió en el escenario con una fuerza apabullante. Con su estética oscura y su música abrasadora, los alemanes nos sumergieron en un remolino de caos y oscuridad. “The Descent Into The Last Circle” y “A Sweven Most Devout” fueron como conjuros arcanos que invocaron la noche misma, mientras que el batería, digno de compararse con Kratos, golpeaba sus tambores con una ferocidad imparable.
Sacramentum, con su álbum debut “Far Away from the Sun”, nos guiaron a través de paisajes épicos y oscuros, llenando el aire con un aura de misterio y majestuosidad. Con cada nota de “Fog’s Kiss” y “Beyond All Horizons”, la banda nos recordó por qué son considerados una de las joyas del black metal sueco.
Necrophobic cerró la noche con broche de oro, recorriendo su vasta discografía y demostrando por qué son una de las bandas más respetadas del género. Desde “Stormcrow” hasta “The Nocturnal Silence”, su música fue un vendaval de furia y oscuridad que nos dejó sin aliento.
Pero, como suele suceder en estas ocasiones, la noche no terminó con el último acorde. A medida que nos adentramos en la fortaleza, nos esperaban nuevas sorpresas y desafíos. Con problemas de sonido y un ambiente menos controlado, la segunda parte del festival nos recordó que la perfección es un ideal inalcanzable, pero la pasión por la música sigue ardiendo en nuestros corazones.
Barbarian Swords no lograron tocar por problemas de sonido, pero Neton e Invernal ofrecieron una última dosis de metal extremo, recordándonos que la verdadera magia está en la experiencia en sí misma, más que en la perfección técnica. Y así, mientras el sol salía en el horizonte, nos despedimos de Hostalric con el alma llena de música y el corazón lleno de recuerdos inolvidables.