


Foto de Portada: Pablo Gandara
En los últimos años han emergido varias bandas que, con trabajo constante y una propuesta artística definida, han logrado posicionarse como futuros referentes de sus respectivos géneros. En el caso del black metal, uno de los nombres más prometedores es el de Gaerea, grupo portugués que comenzó su camino con un sonido cercano al black melódico, al estilo de los polacos Mgła, pero que con el tiempo fue evolucionando hacia un enfoque más atmosférico, con claras influencias del post metal, creando así una identidad propia que los distingue dentro de la escena. Este crecimiento artístico también se refleja en su popularidad. Prueba de ello es que este concierto, inicialmente programado en una sala para 200 personas, fue trasladado a otra con capacidad para 1.250 asistentes, y aún así contó con una muy buena afluencia de público. Una muestra clara del interés que Gaerea está despertando.
La noche comenzó con la participación de Danefae, banda local que ofreció un set de aproximadamente 45 minutos. Su propuesta, muy técnica y moderna, bebe directamente del djent y el metal técnico actual. La música se estructuró a base de riffs entrecortados y cambios rítmicos vertiginosos, sostenidos por una batería extremadamente precisa. Sin embargo, lo que realmente elevó la propuesta fue su vocalista: con una voz melódica y cálida, logró añadir una dimensión emocional a las complejas composiciones, aportando momentos de calma dentro del caos. Incluso, en algunas secciones, acompañó con teclados que acentuaron esa atmósfera casi celestial. Su desempeño dejó una muy buena impresión, y se retiraron ovacionados por el público, probablemente ganando nuevos seguidores.
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Luego, con el escenario ya completamente preparado, comenzó la actuación de Gaerea. Las luces descendieron y el gran telón que muestra el ojo —símbolo de su último disco, Coma— se iluminó mientras sonaba la introspectiva “The Poet’s Ballet”. El vocalista apareció primero, de espaldas al público, entonando de forma casi susurrada la primera estrofa, antes de desatar un grito desgarrador que marcó el inicio de un concierto intenso y cargado de emoción. Con sus compañeros ya alineados, repasaron con fuerza temas de su anterior trabajo, Salve, como la autotitulada y “Deluge”. En “Unknown” se atrevieron a explorar sonidos que los alejan del black metal más tradicional, demostrando su voluntad de crecer sin encasillarse. A la vez, no olvidaron su pasado, interpretando temas potentes como “Mirage” y “Urge”.
La segunda mitad del show fue un torbellino de emociones. “Hope Shatters” desató la locura del público, mientras que en “World Ablaze” el vocalista sorprendió al colocarse una jaula metálica en la cabeza, intensificando la puesta en escena y reforzando el dramatismo de la canción. El cierre llegó con dos piezas poderosas: “Wilted Flower” y “Laude”. Con el último acorde, la banda se despidió entre gritos de “We are Gaerea”, coreado con fervor por los asistentes. Fue un momento de comunión total entre banda y público.
Gaerea ofreció un concierto impecable, tanto a nivel musical como escénico. Con una propuesta que combina técnica, presencia y emoción, queda claro que están en camino de convertirse en una de las grandes bandas del género. Y viendo lo de esta noche, no tengo dudas de que lo van a lograr.
Etiquetas: Copenhague, Danefae, Dinamarca, Gaerea, mgla



Foto de Portada: Pablo Gandara
En los últimos años han emergido varias bandas que, con trabajo constante y una propuesta artística definida, han logrado posicionarse como futuros referentes de sus respectivos géneros. En el caso del black metal, uno de los nombres más prometedores es el de Gaerea, grupo portugués que comenzó su camino con un sonido cercano al black melódico, al estilo de los polacos Mgła, pero que con el tiempo fue evolucionando hacia un enfoque más atmosférico, con claras influencias del post metal, creando así una identidad propia que los distingue dentro de la escena. Este crecimiento artístico también se refleja en su popularidad. Prueba de ello es que este concierto, inicialmente programado en una sala para 200 personas, fue trasladado a otra con capacidad para 1.250 asistentes, y aún así contó con una muy buena afluencia de público. Una muestra clara del interés que Gaerea está despertando.
La noche comenzó con la participación de Danefae, banda local que ofreció un set de aproximadamente 45 minutos. Su propuesta, muy técnica y moderna, bebe directamente del djent y el metal técnico actual. La música se estructuró a base de riffs entrecortados y cambios rítmicos vertiginosos, sostenidos por una batería extremadamente precisa. Sin embargo, lo que realmente elevó la propuesta fue su vocalista: con una voz melódica y cálida, logró añadir una dimensión emocional a las complejas composiciones, aportando momentos de calma dentro del caos. Incluso, en algunas secciones, acompañó con teclados que acentuaron esa atmósfera casi celestial. Su desempeño dejó una muy buena impresión, y se retiraron ovacionados por el público, probablemente ganando nuevos seguidores.
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Luego, con el escenario ya completamente preparado, comenzó la actuación de Gaerea. Las luces descendieron y el gran telón que muestra el ojo —símbolo de su último disco, Coma— se iluminó mientras sonaba la introspectiva “The Poet’s Ballet”. El vocalista apareció primero, de espaldas al público, entonando de forma casi susurrada la primera estrofa, antes de desatar un grito desgarrador que marcó el inicio de un concierto intenso y cargado de emoción. Con sus compañeros ya alineados, repasaron con fuerza temas de su anterior trabajo, Salve, como la autotitulada y “Deluge”. En “Unknown” se atrevieron a explorar sonidos que los alejan del black metal más tradicional, demostrando su voluntad de crecer sin encasillarse. A la vez, no olvidaron su pasado, interpretando temas potentes como “Mirage” y “Urge”.
La segunda mitad del show fue un torbellino de emociones. “Hope Shatters” desató la locura del público, mientras que en “World Ablaze” el vocalista sorprendió al colocarse una jaula metálica en la cabeza, intensificando la puesta en escena y reforzando el dramatismo de la canción. El cierre llegó con dos piezas poderosas: “Wilted Flower” y “Laude”. Con el último acorde, la banda se despidió entre gritos de “We are Gaerea”, coreado con fervor por los asistentes. Fue un momento de comunión total entre banda y público.
Gaerea ofreció un concierto impecable, tanto a nivel musical como escénico. Con una propuesta que combina técnica, presencia y emoción, queda claro que están en camino de convertirse en una de las grandes bandas del género. Y viendo lo de esta noche, no tengo dudas de que lo van a lograr.
Etiquetas: Copenhague, Danefae, Dinamarca, Gaerea, mgla