

Garbage es una banda que protagonizó el movimiento del rock alternativo de los 90’s, junto a otras como The Smashing Pumpkins y Hole, solo por nombrar algunas. La cantidad de hits que compuso este grupo, liderado por la carismática y combativa cantante escocesa Shirley Manson, es enorme y, al escucharlos hoy, lo cierto es que siguen sonando actuales, como si pudieran formar parte de los lanzamientos de este año. Esto es así, no solamente por la calidad musical, sino también por el contenido de las letras, que parecen haber sido escritas para agitar los movimientos por la liberación sexual y la lucha por los derechos civiles. Con el clima de ascenso global de la ultraderecha, escucharlos se siente totalmente oportuno. Por otro lado, el solo hecho de que el baterista Butch Vig haya sido el productor de Nevermind de Nirvana y de Gish y Siamese Dream de The Smashing Pumpkins, sobra para captar el nivel de importancia al que nos estamos refiriendo.
Que la música entretiene es innegable y, de hecho, la noche del martes 18 de marzo en el Estadio de Obras, fue una de las mejores de mi vida. No paré de saltar y cantar disfrutando de una puesta en escena y un sonido impecables, para que la maestría creativa explícita en el trabajo de la banda tuviera su más pleno impacto. Sin embargo, la música de Garbage no está hecha para distraer, sino todo lo contrario. Estamos hablando de un grupo con un posicionamiento claramente político, al nivel de otros como Rage Against The Machine o, incluso, las trayectorias solistas de Roger Waters y Annie Lennox. La máxima de Brecht de que el arte es un martillo para darle forma a la realidad, condensa el significado de su función social, y para Garbage la herramienta está pintada de todos los colores.
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La encargada de dar comienzo a la velada fue la artista local Barbi Recanati con su grupo. Admito que no había escuchado nada de ella antes del evento, y su propuesta me pareció un rock edulcorado, bastante simple y directo, que encuentra gran parte de su sustento en el activismo feminista y LGBTQ, punto de encuentro que nutre su vínculo de amistad con Manson. Terminó su recital diciendo; “nos vemos en el Congreso”, refiriéndose a las protestas que se están llevando a cabo todos los miércoles para reclamar por el aumento de la jubilación mínima en Argentina.
El escenario tenía de fondo una gris imagen de esculturas angelicales bastante lúgubres que remitían a la portada del álbum No Gods, No Masters. Era lo único aparte de los equipos de sonido y de luces estratégicamente ubicados, además, por supuesto, de la batería, los sintetizadores y los micrófonos. Desde el punto de vista de la apuesta visual, todo fue bastante sobrio. El colorido lumínico era encantador, pero nada realmente sorprendente. El extenso setlist de veintitrés canciones recorrió toda la discografía a lo largo de más de una hora y media. Creo que puede decirse que no faltó ningún clásico y, como si eso fuera poco, siguen recreándolos de tal modo que suenan potentes e imperecederos.
Antes de que el grupo saliera al escenario, en la penumbra comenzó a sonar “Laura Palmer’s Theme”, la icónica composición de Angelo Badalamenti para la serie “Twin Peaks” del recientemente fallecido David Lynch. La locura estalló con el ingreso de la banda tocando “Queer” para el deleite de la palpitante masa humana. Manson usaba un vestido brillante de formas sobresalientes que hacían parecer que llevaba el arcoíris enroscado en el cuerpo. Siguieron “Fix Me Now” y la ganchera “Empty”. La verdad es que cualquier persona honesta con un mínimo criterio musical, no puede más que admitir que la mediocridad es totalmente ajena a Garbage, aunque desde ya, hay algunas obras que sobresalen mucho.
“Sex Is Not the Enemy”, con su estribillo llamando a la revolución, tuvo una energía tremenda. Estamos viviendo tiempos en los que ciertas actitudes conservadoras que creíamos circunscriptas a sectores viejos y rancios, encontraron la forma de colonizar cerebros jóvenes a través de las redes sociales, y nos vemos discutiendo si dos mujeres tienen derecho a casarse, o si dos hombres tendrían que caminar tomados de la mano en la calle. No es casual que inmediatamente haya sonado la industrial “The Men Who Rule the World” que, lejos de ser un hit, cumplió con la función de profundizar la prédica feminista. Todos sabemos que a Shirley le gusta hablar con el público y, entre muchos de los mensajes que expresó durante el concierto, dejó muy claro que la opresión patriarcal sigue siendo la norma en el mundo entero y que la gente por cualquier motivo molesta con la diversidad sexogenérica debería, simplemente, dejar que todas las personas vivan sus vidas en paz. Butch Vig, Steve Marker y Duke Erikson permanecieron en silencio durante todo el show, aunque no paraban de moverse. Los dos guitarristas se alternaban en los sintetizadores. “Wicked Ways” dio lugar a un mashup con “Personal Jesus” de Depeche Mode, justamente al borde del 35° aniversario de la gloria que es el disco Violator.
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“The Trick Is to Keep Breathing” fue uno de esos momentos de comunión en la calma, diferente de la que acontece por la euforia rockera y bailable. Le siguió la fantástica “Blood for Poppies”, con su riff de guitarra afiladísimo, y el frenesí continuó con “Wolves” y “The Creeps”. “Cup of Coffee”, con esos teclados dramáticos, fue presentada como la canción más triste que Garbage haya escrito, y fue otro tramo de introspección compartida. Entonces explotó la maravillosa “Vow” para sacudir los cuerpos y las mentes. ¿Qué decir de la frescura noventera de “Special” o el groove encantador y ácido de “Stupid Girl”? Muchas de estas canciones ya tienen el status de himnos de la Generación X: “I’m Only Happy When It Rains”, definitivamente, es uno de ellos.
“Milk” fue otra delicia de la velada, una de las mejores muestras de esa mezcla oscura de rock y electrónica que supo ser una marca distintiva de la banda y que también se destaca en “#1 Crush”. En este punto, merece una mención especial la labor de la nueva bajista Nicole Fiorentino, quien también tocó con The Smashing Pumpkins. Las líneas de bajo de Garbage, ya de por sí son sumamente efectivas, pero, en varias ocasiones, este instrumento sonó con un poderío tal que enfatizaba ese ocasional y bienvenido aspecto industrial, con un nivel de presencia que me remitió a Godflesh.
“I Think I’m Paranoid” es otro fragmento cristalizado del espíritu alternativo de esa década que, cada vez más, va ganando su lugar de gloria junto a los 80’s, y que, de alguna manera, nos fuerza a preguntarnos qué pasó con la música a partir del cambio de milenio. “Cherry Lips”, de actitud totalmente pop, es una comprobación irrefutable de increíble versatilidad. Si me preguntan, en una vena parecida, hubiera preferido escuchar “Androgyny”, pero bueno, el setlist fue casi perfecto. “Push It” volvió a oscurecer todo y a conectar más con las almas melancólicas. Esto también hay que decirlo: Garbage ocupa su propio espacio marginal dentro de la subcultura dark. “You Look So Fine” es otra canción muy sentimental que se destacó. En “No Horses” la dimensión política adquirió un protagonismo aún mayor, para que todo termine con la nostálgica “When I Grow Up”, dejando a la concurrencia más que contenta, aunque reflexiva por las palabras de la rebelde escocesa, al aclarar que no podía prometer un pronto regreso porque ya nadie sabe qué puede pasar mañana.
Etiquetas: Barbi Recanati, Garbage, Hole, Metal Alternativo, The Smashing Pumpkins

Garbage es una banda que protagonizó el movimiento del rock alternativo de los 90’s, junto a otras como The Smashing Pumpkins y Hole, solo por nombrar algunas. La cantidad de hits que compuso este grupo, liderado por la carismática y combativa cantante escocesa Shirley Manson, es enorme y, al escucharlos hoy, lo cierto es que siguen sonando actuales, como si pudieran formar parte de los lanzamientos de este año. Esto es así, no solamente por la calidad musical, sino también por el contenido de las letras, que parecen haber sido escritas para agitar los movimientos por la liberación sexual y la lucha por los derechos civiles. Con el clima de ascenso global de la ultraderecha, escucharlos se siente totalmente oportuno. Por otro lado, el solo hecho de que el baterista Butch Vig haya sido el productor de Nevermind de Nirvana y de Gish y Siamese Dream de The Smashing Pumpkins, sobra para captar el nivel de importancia al que nos estamos refiriendo.
Que la música entretiene es innegable y, de hecho, la noche del martes 18 de marzo en el Estadio de Obras, fue una de las mejores de mi vida. No paré de saltar y cantar disfrutando de una puesta en escena y un sonido impecables, para que la maestría creativa explícita en el trabajo de la banda tuviera su más pleno impacto. Sin embargo, la música de Garbage no está hecha para distraer, sino todo lo contrario. Estamos hablando de un grupo con un posicionamiento claramente político, al nivel de otros como Rage Against The Machine o, incluso, las trayectorias solistas de Roger Waters y Annie Lennox. La máxima de Brecht de que el arte es un martillo para darle forma a la realidad, condensa el significado de su función social, y para Garbage la herramienta está pintada de todos los colores.
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La encargada de dar comienzo a la velada fue la artista local Barbi Recanati con su grupo. Admito que no había escuchado nada de ella antes del evento, y su propuesta me pareció un rock edulcorado, bastante simple y directo, que encuentra gran parte de su sustento en el activismo feminista y LGBTQ, punto de encuentro que nutre su vínculo de amistad con Manson. Terminó su recital diciendo; “nos vemos en el Congreso”, refiriéndose a las protestas que se están llevando a cabo todos los miércoles para reclamar por el aumento de la jubilación mínima en Argentina.
El escenario tenía de fondo una gris imagen de esculturas angelicales bastante lúgubres que remitían a la portada del álbum No Gods, No Masters. Era lo único aparte de los equipos de sonido y de luces estratégicamente ubicados, además, por supuesto, de la batería, los sintetizadores y los micrófonos. Desde el punto de vista de la apuesta visual, todo fue bastante sobrio. El colorido lumínico era encantador, pero nada realmente sorprendente. El extenso setlist de veintitrés canciones recorrió toda la discografía a lo largo de más de una hora y media. Creo que puede decirse que no faltó ningún clásico y, como si eso fuera poco, siguen recreándolos de tal modo que suenan potentes e imperecederos.
Antes de que el grupo saliera al escenario, en la penumbra comenzó a sonar “Laura Palmer’s Theme”, la icónica composición de Angelo Badalamenti para la serie “Twin Peaks” del recientemente fallecido David Lynch. La locura estalló con el ingreso de la banda tocando “Queer” para el deleite de la palpitante masa humana. Manson usaba un vestido brillante de formas sobresalientes que hacían parecer que llevaba el arcoíris enroscado en el cuerpo. Siguieron “Fix Me Now” y la ganchera “Empty”. La verdad es que cualquier persona honesta con un mínimo criterio musical, no puede más que admitir que la mediocridad es totalmente ajena a Garbage, aunque desde ya, hay algunas obras que sobresalen mucho.
“Sex Is Not the Enemy”, con su estribillo llamando a la revolución, tuvo una energía tremenda. Estamos viviendo tiempos en los que ciertas actitudes conservadoras que creíamos circunscriptas a sectores viejos y rancios, encontraron la forma de colonizar cerebros jóvenes a través de las redes sociales, y nos vemos discutiendo si dos mujeres tienen derecho a casarse, o si dos hombres tendrían que caminar tomados de la mano en la calle. No es casual que inmediatamente haya sonado la industrial “The Men Who Rule the World” que, lejos de ser un hit, cumplió con la función de profundizar la prédica feminista. Todos sabemos que a Shirley le gusta hablar con el público y, entre muchos de los mensajes que expresó durante el concierto, dejó muy claro que la opresión patriarcal sigue siendo la norma en el mundo entero y que la gente por cualquier motivo molesta con la diversidad sexogenérica debería, simplemente, dejar que todas las personas vivan sus vidas en paz. Butch Vig, Steve Marker y Duke Erikson permanecieron en silencio durante todo el show, aunque no paraban de moverse. Los dos guitarristas se alternaban en los sintetizadores. “Wicked Ways” dio lugar a un mashup con “Personal Jesus” de Depeche Mode, justamente al borde del 35° aniversario de la gloria que es el disco Violator.
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“The Trick Is to Keep Breathing” fue uno de esos momentos de comunión en la calma, diferente de la que acontece por la euforia rockera y bailable. Le siguió la fantástica “Blood for Poppies”, con su riff de guitarra afiladísimo, y el frenesí continuó con “Wolves” y “The Creeps”. “Cup of Coffee”, con esos teclados dramáticos, fue presentada como la canción más triste que Garbage haya escrito, y fue otro tramo de introspección compartida. Entonces explotó la maravillosa “Vow” para sacudir los cuerpos y las mentes. ¿Qué decir de la frescura noventera de “Special” o el groove encantador y ácido de “Stupid Girl”? Muchas de estas canciones ya tienen el status de himnos de la Generación X: “I’m Only Happy When It Rains”, definitivamente, es uno de ellos.
“Milk” fue otra delicia de la velada, una de las mejores muestras de esa mezcla oscura de rock y electrónica que supo ser una marca distintiva de la banda y que también se destaca en “#1 Crush”. En este punto, merece una mención especial la labor de la nueva bajista Nicole Fiorentino, quien también tocó con The Smashing Pumpkins. Las líneas de bajo de Garbage, ya de por sí son sumamente efectivas, pero, en varias ocasiones, este instrumento sonó con un poderío tal que enfatizaba ese ocasional y bienvenido aspecto industrial, con un nivel de presencia que me remitió a Godflesh.
“I Think I’m Paranoid” es otro fragmento cristalizado del espíritu alternativo de esa década que, cada vez más, va ganando su lugar de gloria junto a los 80’s, y que, de alguna manera, nos fuerza a preguntarnos qué pasó con la música a partir del cambio de milenio. “Cherry Lips”, de actitud totalmente pop, es una comprobación irrefutable de increíble versatilidad. Si me preguntan, en una vena parecida, hubiera preferido escuchar “Androgyny”, pero bueno, el setlist fue casi perfecto. “Push It” volvió a oscurecer todo y a conectar más con las almas melancólicas. Esto también hay que decirlo: Garbage ocupa su propio espacio marginal dentro de la subcultura dark. “You Look So Fine” es otra canción muy sentimental que se destacó. En “No Horses” la dimensión política adquirió un protagonismo aún mayor, para que todo termine con la nostálgica “When I Grow Up”, dejando a la concurrencia más que contenta, aunque reflexiva por las palabras de la rebelde escocesa, al aclarar que no podía prometer un pronto regreso porque ya nadie sabe qué puede pasar mañana.
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