

La idea de una banda como In The Woods… haciendo el check-in en Ezeiza para presentarse en Argentina seguro fue parte de las fantasías de muchos metaleros hipsters durante años, y aunque tuvieran que pasar casi diez años desde la vuelta de la banda en 2014 para que esto se diera, el 9 de septiembre de 2023 tuvimos el evento esperado no sé si por muchos, pero ciertamente por un puñado grande de gente muy entusiasta. Es que el estatus de “banda de culto” de los noruegos y su estilo tan particular hacía pensar que no habría suficiente gente como para justificar una presentación del grupo por estas tierras, pero el poder de la Internet hace que cualquier cosa sea posible en estos días. Teniendo en cuenta sobre todo la situación económica que vivimos, hay que apreciar poder tener a estas bandas antes impensadas tocando por estos lares.
La cita se dio en una Buenos Aires fresca pero sin esa ola polar que habíamos tenido hace no mucho, y con el interior del Teatrito de Sarmiento 1752 muy lentamente llenándose de gente mientras las bandas teloneras iban calentando la noche con sus sets. Es para señalar que In The Woods… hacen complicado elegir grupos que acompañen la fecha si es que uno busca gente que coincida en estilo (si viniera Destruction sería fácil encontrar cinco o seis bandas de thrash, pero un grupo de “metal avantgarde/gótico/doom/progresivo” lo pone en modo difícil), así que es entendible que los organizadores hayan decidido ponerse creativos y meter tres grupos con propuestas muy diferentes entre sí.
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El cuarteto Cavernaria se hizo presente apenas pasadas las 19:00, con poco más de una treintena de personas en el bolichero campo del Teatrito. Estos locales practican un death melódico muy groovero, o un groove metal con mucha influencia de death melódico depende de cómo se lo mire, algo que el metalero de a pie argentino llamaría “moderno”. Con la particular máscara “slasher” del cantante Chris Goren al frente, el grupo dio rienda suelta a la fecha con un repertorio brutal, con una batería y bajo que retumbaban junto a una guitarra de riffs filosos. El sonido puede haber pecado de poco claro por momentos, algo usual cuando todavía hay pocas personas en el público y por eso la acústica es diferente, pero la del grupo es una fórmula interesante, con una combinación difícil de encontrar en la escena local.
Seguimos nuestro trayecto con Terror en Camino Negro, un quinteto encapuchado de Lomas de Zamora con una combinación de metal de tendencias progresivas y temas de películas de terror, con canciones casi instrumentales más allá de algunas letras minimalistas gritadas por el también guitarrista Pablo Visconti: piensen en el trabajo de los italianos Goblin, pero si su música fuera tan pesada como los asesinatos que ocurren en esas películas. Los teclados de Nicolás Chazarreta son el elemento clave, dando esa atmósfera cinematográfica a través de sus melodías, con canciones como “E’tugah” y “Mostron” sumergiendo a la audiencia en el mundo de pesadillas y criaturas de otros mundos de la banda. Dando tributo a sus influencias, se despacharon con un cover del tema de El Exorcista, compuesto por Mike Oldfield como parte de su álbum Tubular Bells. Un sonido difícil de describir en palabras, pero con una presentación muy satisfactoria.
Los últimos teloneros fueron Espiritismo, power trío de black metal de San Miguel que lamentablemente no tiene problemas con tocar y colaborar con bandas fanáticas del dictador austríaco.
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Tras los teloneros, era momento del plato principal de la noche. Y la salida de In The Woods… al escenario del Teatrito se dio sin mucha ceremonia de por medio, con el telón corriéndose para revelar al quinteto ya apostado y listo para darlo todo en el cierre de su primera gira latinoamericana, dando inicio a su set con la extensa “HEart of the Ages”, con su intro de teclados dando paso a la marcha de la batería y la dinámica entre las explosiones de distorsión de las guitarras y los momentos calmos. Aproximadamente 150 personas presentes coreaban (lo que podían) de la canción. mientras el cantante Bernt Fjellestad demostraba el poder de su voz melódica.
Párrafo aparte, llamaba la atención que la falta de espectáculo explosivo en el show musical de In The Woods.. se extendiera a la imagen misma del grupo: si uno viera un video de la banda sin el audio de fondo, bien podría creer que es alguna banda de bar tocando covers de AC/DC. Tal vez lo más llamativo fuera el prominente bigote hipster del bajista Nil Drivdal, pero no mucho más.
Con un sonido ya acomodado y óptimo, los noruegos se llevaron los aplausos de la gente, con Fjellestad mandando un “¡Salud!” al hidratarse y tirando un par de palabras en el peor español del mundo, aunque con una sonrisa de por medio como para dar a entender que se daba cuenta de ello. El cantante agradeció a los presentes y recordó a todos que la gira se daba con motivo de la salida de su nuevo álbum Diversum, al que visitarían con la siguiente “We Sinful Converge”. Ultra melódica al comenzar, al poco tiempo el cantante tiene oportunidad de demostrar su manejo de las voces podridas, intercalándolas con la vocalizaciones limpias y un estribillo casi tribunero.
Estas dos primeras canciones mostraban cómo había ido variando el sonido del grupo desde sus inicios blackmetaleros hasta estas composiciones letras y melancólicas que recuérdame a Paradise Lost, con el set teniendo varias instancias de cambio entre ambos estilos. Considerando que el baterista Anders Kobro es el único que queda de aquella primera formación, no es de extrañar.
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Antes de la siguiente canción, Fjellestad y Drivdal le pidieron a la gente que se acercara al escenario, ya que estaban algo desperdigados. Usar la frase “Queremos verlos aquí… bien cerquita” fue dicha con un tono que quedó extremadamente turbio fuera la intención o no, algo que los músicos se dieron cuenta rápidamente y acompañaron con unas risas. Ya con la gente cerca, continuaron recorriendo su disco más reciente de la mano de “The Coward’s Way”, de intro tranquila y hasta mística antes de dar paso a una marcha lenta y densa donde Fjellestad da rienda suelta a sus prodigiosos gritos guturales, haciendo las delicias del público. Uno de los mejores momentos de la noche, demostrando la solidez de las interpretaciones de esta formación.
Volviendo en el tiempo a aquel lejano primer álbum, la noche siguió con “Yearning The Seeds of a New Dimension”, nada menos que la primera canción de HEart of the Ages. Con la pista pregrabada recreando esa intro como de viaje a través del espacio, en el disco esta canción sirve para marcar que este no era un disco cualquiera de black metal, y con las baterías apenas acompañadas por teclados y más tarde los instrumentos yendo in crescendo hasta explotar con toda la furia y distorsión del invierno nórdico. Visto esto en vivo, fue un momento mágico incluso entre la violencia de los riffs y las voces gritadas, haciendo que hasta el blackmetalero más ortodoxo tuviera una razón para agitar la cabeza. Puede que alguno haya dudado de la legitimidad de esta formación, pero es innegable el talento de todos los músicos que la integran.
Presentando la siguiente canción uno pidió “The Divinity of Wisdom”, y tras un segundo de duda In The Woods… decidieron mantener su lista preestablecida y seguir con la extensa “Empty Rooms”, único representante de Cease The Day, con su introducción acústica acompañando la voz de Fjellestad seguida de unos riffs bien lentos y pesados, de lo más doom de sus últimos años. Tras unos “¡Vamos carajo!” del público en medio de una de las secciones acústicas, el bajista agitó antes de pasar a la sección de doble bombo y los rugidos del cantante acompañados de los coros de la gente. Un viaje a través de todas las sensaciones, con el ritmo doom continuando en la siguiente “The Malevolent God”, la tercera de Diversum, y después la black/doom “The Divinity of Wisdom”, con Fjellestad y Drivdal remarcando entre risas el tremendo olor a marihuana que se sentía en el lugar.
“A Wonderful Crisis” sería la última canción del disco nuevo, con su intro que samplea una grabación de Ronald Reagan dando paso a un doom muy melódico acompañado por letras melancólicas y más vocalizaciones limpias. Y con “299 796 km/s”, la banda marcaría su vuelta a los vestuarios con despedida de por medio, aunque era más que obvio que era sólo para tener a la gente pidiendo su vuelta, que se dio menos de un minuto después. Para los bises, el grupo se sumergió en su pasado con “In The Woods…”, la canción homónima de la banda y que ya aparecía en su demo Isle of Men de 1993, con otra intro doom seguida de los chillidos blackmetaleros, aunque en este caso también acompañados por sendos solos de guitarra pocas veces vistos en el género.
Ahora sí, los noruegos agradecieron a la gente y se retiraron, sin siquiera quedarse para la clásica foto con el público de fondo, aunque pudimos ver cómo Drivdal dobló la lista de temas como un avioncito y lo tiró al público, con un afortunado alcanzándolo. ¿Apuro para llegar al aeropuerto? Puede ser, pero ya saliendo al frío de la noche porteña quedaba en claro que nada iba a sacar que la de In The Woods… fue una de las grandes presentaciones del año, con un sonido cambiante pero siempre manteniendo la calidad y el talento de sus músicos. Esperemos que su vuelta no se haga esperar.
Etiquetas: argentina, Black Metal, Cavernaria, Death Metal, In The Woods..., metal gótico, metal progresivo, noruega, Terror En Camino Negro


La idea de una banda como In The Woods… haciendo el check-in en Ezeiza para presentarse en Argentina seguro fue parte de las fantasías de muchos metaleros hipsters durante años, y aunque tuvieran que pasar casi diez años desde la vuelta de la banda en 2014 para que esto se diera, el 9 de septiembre de 2023 tuvimos el evento esperado no sé si por muchos, pero ciertamente por un puñado grande de gente muy entusiasta. Es que el estatus de “banda de culto” de los noruegos y su estilo tan particular hacía pensar que no habría suficiente gente como para justificar una presentación del grupo por estas tierras, pero el poder de la Internet hace que cualquier cosa sea posible en estos días. Teniendo en cuenta sobre todo la situación económica que vivimos, hay que apreciar poder tener a estas bandas antes impensadas tocando por estos lares.
La cita se dio en una Buenos Aires fresca pero sin esa ola polar que habíamos tenido hace no mucho, y con el interior del Teatrito de Sarmiento 1752 muy lentamente llenándose de gente mientras las bandas teloneras iban calentando la noche con sus sets. Es para señalar que In The Woods… hacen complicado elegir grupos que acompañen la fecha si es que uno busca gente que coincida en estilo (si viniera Destruction sería fácil encontrar cinco o seis bandas de thrash, pero un grupo de “metal avantgarde/gótico/doom/progresivo” lo pone en modo difícil), así que es entendible que los organizadores hayan decidido ponerse creativos y meter tres grupos con propuestas muy diferentes entre sí.
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El cuarteto Cavernaria se hizo presente apenas pasadas las 19:00, con poco más de una treintena de personas en el bolichero campo del Teatrito. Estos locales practican un death melódico muy groovero, o un groove metal con mucha influencia de death melódico depende de cómo se lo mire, algo que el metalero de a pie argentino llamaría “moderno”. Con la particular máscara “slasher” del cantante Chris Goren al frente, el grupo dio rienda suelta a la fecha con un repertorio brutal, con una batería y bajo que retumbaban junto a una guitarra de riffs filosos. El sonido puede haber pecado de poco claro por momentos, algo usual cuando todavía hay pocas personas en el público y por eso la acústica es diferente, pero la del grupo es una fórmula interesante, con una combinación difícil de encontrar en la escena local.
Seguimos nuestro trayecto con Terror en Camino Negro, un quinteto encapuchado de Lomas de Zamora con una combinación de metal de tendencias progresivas y temas de películas de terror, con canciones casi instrumentales más allá de algunas letras minimalistas gritadas por el también guitarrista Pablo Visconti: piensen en el trabajo de los italianos Goblin, pero si su música fuera tan pesada como los asesinatos que ocurren en esas películas. Los teclados de Nicolás Chazarreta son el elemento clave, dando esa atmósfera cinematográfica a través de sus melodías, con canciones como “E’tugah” y “Mostron” sumergiendo a la audiencia en el mundo de pesadillas y criaturas de otros mundos de la banda. Dando tributo a sus influencias, se despacharon con un cover del tema de El Exorcista, compuesto por Mike Oldfield como parte de su álbum Tubular Bells. Un sonido difícil de describir en palabras, pero con una presentación muy satisfactoria.
Los últimos teloneros fueron Espiritismo, power trío de black metal de San Miguel que lamentablemente no tiene problemas con tocar y colaborar con bandas fanáticas del dictador austríaco.
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Tras los teloneros, era momento del plato principal de la noche. Y la salida de In The Woods… al escenario del Teatrito se dio sin mucha ceremonia de por medio, con el telón corriéndose para revelar al quinteto ya apostado y listo para darlo todo en el cierre de su primera gira latinoamericana, dando inicio a su set con la extensa “HEart of the Ages”, con su intro de teclados dando paso a la marcha de la batería y la dinámica entre las explosiones de distorsión de las guitarras y los momentos calmos. Aproximadamente 150 personas presentes coreaban (lo que podían) de la canción. mientras el cantante Bernt Fjellestad demostraba el poder de su voz melódica.
Párrafo aparte, llamaba la atención que la falta de espectáculo explosivo en el show musical de In The Woods.. se extendiera a la imagen misma del grupo: si uno viera un video de la banda sin el audio de fondo, bien podría creer que es alguna banda de bar tocando covers de AC/DC. Tal vez lo más llamativo fuera el prominente bigote hipster del bajista Nil Drivdal, pero no mucho más.
Con un sonido ya acomodado y óptimo, los noruegos se llevaron los aplausos de la gente, con Fjellestad mandando un “¡Salud!” al hidratarse y tirando un par de palabras en el peor español del mundo, aunque con una sonrisa de por medio como para dar a entender que se daba cuenta de ello. El cantante agradeció a los presentes y recordó a todos que la gira se daba con motivo de la salida de su nuevo álbum Diversum, al que visitarían con la siguiente “We Sinful Converge”. Ultra melódica al comenzar, al poco tiempo el cantante tiene oportunidad de demostrar su manejo de las voces podridas, intercalándolas con la vocalizaciones limpias y un estribillo casi tribunero.
Estas dos primeras canciones mostraban cómo había ido variando el sonido del grupo desde sus inicios blackmetaleros hasta estas composiciones letras y melancólicas que recuérdame a Paradise Lost, con el set teniendo varias instancias de cambio entre ambos estilos. Considerando que el baterista Anders Kobro es el único que queda de aquella primera formación, no es de extrañar.
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Antes de la siguiente canción, Fjellestad y Drivdal le pidieron a la gente que se acercara al escenario, ya que estaban algo desperdigados. Usar la frase “Queremos verlos aquí… bien cerquita” fue dicha con un tono que quedó extremadamente turbio fuera la intención o no, algo que los músicos se dieron cuenta rápidamente y acompañaron con unas risas. Ya con la gente cerca, continuaron recorriendo su disco más reciente de la mano de “The Coward’s Way”, de intro tranquila y hasta mística antes de dar paso a una marcha lenta y densa donde Fjellestad da rienda suelta a sus prodigiosos gritos guturales, haciendo las delicias del público. Uno de los mejores momentos de la noche, demostrando la solidez de las interpretaciones de esta formación.
Volviendo en el tiempo a aquel lejano primer álbum, la noche siguió con “Yearning The Seeds of a New Dimension”, nada menos que la primera canción de HEart of the Ages. Con la pista pregrabada recreando esa intro como de viaje a través del espacio, en el disco esta canción sirve para marcar que este no era un disco cualquiera de black metal, y con las baterías apenas acompañadas por teclados y más tarde los instrumentos yendo in crescendo hasta explotar con toda la furia y distorsión del invierno nórdico. Visto esto en vivo, fue un momento mágico incluso entre la violencia de los riffs y las voces gritadas, haciendo que hasta el blackmetalero más ortodoxo tuviera una razón para agitar la cabeza. Puede que alguno haya dudado de la legitimidad de esta formación, pero es innegable el talento de todos los músicos que la integran.
Presentando la siguiente canción uno pidió “The Divinity of Wisdom”, y tras un segundo de duda In The Woods… decidieron mantener su lista preestablecida y seguir con la extensa “Empty Rooms”, único representante de Cease The Day, con su introducción acústica acompañando la voz de Fjellestad seguida de unos riffs bien lentos y pesados, de lo más doom de sus últimos años. Tras unos “¡Vamos carajo!” del público en medio de una de las secciones acústicas, el bajista agitó antes de pasar a la sección de doble bombo y los rugidos del cantante acompañados de los coros de la gente. Un viaje a través de todas las sensaciones, con el ritmo doom continuando en la siguiente “The Malevolent God”, la tercera de Diversum, y después la black/doom “The Divinity of Wisdom”, con Fjellestad y Drivdal remarcando entre risas el tremendo olor a marihuana que se sentía en el lugar.
“A Wonderful Crisis” sería la última canción del disco nuevo, con su intro que samplea una grabación de Ronald Reagan dando paso a un doom muy melódico acompañado por letras melancólicas y más vocalizaciones limpias. Y con “299 796 km/s”, la banda marcaría su vuelta a los vestuarios con despedida de por medio, aunque era más que obvio que era sólo para tener a la gente pidiendo su vuelta, que se dio menos de un minuto después. Para los bises, el grupo se sumergió en su pasado con “In The Woods…”, la canción homónima de la banda y que ya aparecía en su demo Isle of Men de 1993, con otra intro doom seguida de los chillidos blackmetaleros, aunque en este caso también acompañados por sendos solos de guitarra pocas veces vistos en el género.
Ahora sí, los noruegos agradecieron a la gente y se retiraron, sin siquiera quedarse para la clásica foto con el público de fondo, aunque pudimos ver cómo Drivdal dobló la lista de temas como un avioncito y lo tiró al público, con un afortunado alcanzándolo. ¿Apuro para llegar al aeropuerto? Puede ser, pero ya saliendo al frío de la noche porteña quedaba en claro que nada iba a sacar que la de In The Woods… fue una de las grandes presentaciones del año, con un sonido cambiante pero siempre manteniendo la calidad y el talento de sus músicos. Esperemos que su vuelta no se haga esperar.
Etiquetas: argentina, Black Metal, Cavernaria, Death Metal, In The Woods..., metal gótico, metal progresivo, noruega, Terror En Camino Negro