Flight b741 (2024)
p(doom)
TRACKLIST
1. Mirage City
2. Antarctica
3. Raw Feel
4. Field of Vision
5. Hog Calling Contest
6. Le risque
7. Flight b741
8. Sad Pilot
9. Rats in the Sky
10. Daily Blues
King Gizzard and The Lizard Wizard es uno de esos fenómenos que aparecen muy de vez en cuando: una banda de rock que interactúa y experimenta con una variedad de estilos musicales sin dejar de sonar como una banda ni que se sienta como un intento desesperado de andar tirando cosas a la pared a ver qué queda pegado, y al mismo tiempo logrando ganarse no sólo el favor de los críticos sino también el del público. Y acá no hablo sólo de la típica audiencia “melómana” / hipster que tiene OK Computer e In The Aeroplane Over The Sea en vinilo: incluso lograron llamar la atención de muchos metaleros con Infest The Rats’ Nest y Petrodragonic Apocalypse, promocionados por la misma banda como sus “discos metaleros”, una declaración donde no puedo decir que hayan mentido.
2024 ha sido un año extrañamente poco prolífico para King Gizzard, siendo que recién ahora en agosto tenemos a Flight b741, su primer lanzamiento del año: tengan en cuenta que hablamos de un grupo que editó cinco álbumes en 2017 y cuatro en 2022. El sexteto (antes un septeto con dos bateristas) viene en una de sus habituales seguidillas de eclecticismo, luego del menjunje R&B/pop/jazz del apropiadamente titulado Changes, el thrash/doom del antes mencionado Petrodragonic Apocalypse y el electrodisco de The Silver Cord, todos estos lanzados en 2023: está claro que no todos los seguidores de la banda serán fans de todos estos álbumes, pero esa disposición para probar diferentes estilos y estéticas es algo admirable.
Esta seguidilla continúa con Flight b741, que tiene a King Gizzard explorando el hard rock de fines de los sesentas y mediados de los setentas. Ya se podían ver ejemplos de este sonido en Fishing for Fishies de 2019, aunque acá no hay tanta influencia psicodélica sino un estilo mucho más directo en sus riffs: imaginen un escenario rodeado de gente tomando cerveza y detrás un montón de muscle cars con la toma de aire atravesando el capó del auto haciendo mucho ruido y tendrán la imagen perfecta que genera este disco al escucharlo. Piensen no tanto en Led Zeppelin o Deep Purple. sino en gente como Faces, Foghat, Canned Heat, Status Quo y demás bandas que compensaban su actitud bastante descerebrada con riffs llenos de groove y ritmos para ponerse a bailar, a lo que se suman varias instancias de un sonido sureño a lo Lynyrd Skynyrd.
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“Mirage City” arranca con unos machaques antes de pasar a unos versos con esa onda relajada sureña característica de los setentas, con una pizca de Crosby Stills Nash & Young en las armonías y unas líneas inquietas de guitarra y armónica. Es un gran inicio y aporta mucho el uso de diferentes cantantes principales dividiéndose los versos antes de finalizar con un break instrumental bien denso.
Una curiosidad es que la canción no tiene estribillo, y no es esta sola: con excepción de “Field of Vision”, “Hog Calling Contest”, “Sad Pilot” y “Daily Blues”, ninguna de las canciones de Flight b741 tiene un estribillo tradicional. Esto podrá sonar extraño, pero es algo que se tarda varias escuchas en notar, entre las melodías que utilizan en los versos que dan gancho a las canciones. Esta también es una manera de darle un sello propio a este sonido, además de mantener la idea conceptual desarrollada a través de sus numerosos álbumes, con elementos de ciencia ficción y ecologismo que se entrecruzan relacionando muchas de sus canciones.
Combinar ese tipo de letras y estructuras con este estilo de rock cuadrado funciona mejor de lo que uno se esperaría: a fin de cuentas, querer meter las letras de Coheed and Cambria en una canción de Grand Funk Railroad es una mejor idea que querer meter las letras de Grand Funk Railroad en una canción de Coheed and Cambria. Y la falta de estribillos no es algo que se note de inmediato (a mí me tomó múltiples excusas para darme cuenta) porque los versos tiene unas melodías que se quedan en la mente: mientras escribía esto me puse a tararear algo y recién ahora me di cuenta de que era el inicio de “Field of Vision”, otro gran tema con una onda medio Rolling Stones por momentos.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR: Deep Purple – =1 (2024)
“Le Risque” es un temazo de principio a fin, tomando los riffs glam de T-Rex y pasándolos al pantano sureño estadounidense: ese “Hello, Evel Knievel!” que gritan todos juntos sale completamente de la nada y lo tengo grabado en la cabeza como si fuera alguna canción que hubiera acumulado 50 años de reproducciones en las radios. ¿Y el ritmo repetitivo pero adictivo de “Rats in the Sky”? Hay bandas que están años para sacarse algo así de la manga.
El sonido del álbum es otra parte importante detrás de su encanto: no es para nada “lo-fi”, pero tampoco es esa producción ultra limpia que aqueja a mucho del rock moderno y que no me imagino que pudiera llegar a mezclarse con este sonido tan asociado con la suciedad. Casi todos los integrantes se encargaron de diferentes instrumentos en diferentes canciones, por primera vez todos aportaron voces en las canciones y están acreditados en overdubs y demás así que no se grabó todo en vivo en el estudio, pero bien suenan de esa manera con los seis integrantes metidos en la cabina de grabación.
Flight b741 es un disco con buenos riffs, buenos ritmos, buenos arreglos y buenos ganchos en las canciones, pero que ante todo es un álbum extremadamente divertido y muy entretenido: es la banda sonora perfecta para poner en un viaje en auto con amigos por el medio del campo y ver cómo pasan las granjas a los lados. Si la lista de Creedence Clearwater Revival está un poco quemada para eso, lo nuevo de King Gizzard es perfecto como acompañamiento, porque estos australianos volvieron a marcarse todo un logro en su discografía.
Flight b741 (2024)
p(doom)
TRACKLIST
1. Mirage City
2. Antarctica
3. Raw Feel
4. Field of Vision
5. Hog Calling Contest
6. Le risque
7. Flight b741
8. Sad Pilot
9. Rats in the Sky
10. Daily Blues
King Gizzard and The Lizard Wizard es uno de esos fenómenos que aparecen muy de vez en cuando: una banda de rock que interactúa y experimenta con una variedad de estilos musicales sin dejar de sonar como una banda ni que se sienta como un intento desesperado de andar tirando cosas a la pared a ver qué queda pegado, y al mismo tiempo logrando ganarse no sólo el favor de los críticos sino también el del público. Y acá no hablo sólo de la típica audiencia “melómana” / hipster que tiene OK Computer e In The Aeroplane Over The Sea en vinilo: incluso lograron llamar la atención de muchos metaleros con Infest The Rats’ Nest y Petrodragonic Apocalypse, promocionados por la misma banda como sus “discos metaleros”, una declaración donde no puedo decir que hayan mentido.
2024 ha sido un año extrañamente poco prolífico para King Gizzard, siendo que recién ahora en agosto tenemos a Flight b741, su primer lanzamiento del año: tengan en cuenta que hablamos de un grupo que editó cinco álbumes en 2017 y cuatro en 2022. El sexteto (antes un septeto con dos bateristas) viene en una de sus habituales seguidillas de eclecticismo, luego del menjunje R&B/pop/jazz del apropiadamente titulado Changes, el thrash/doom del antes mencionado Petrodragonic Apocalypse y el electrodisco de The Silver Cord, todos estos lanzados en 2023: está claro que no todos los seguidores de la banda serán fans de todos estos álbumes, pero esa disposición para probar diferentes estilos y estéticas es algo admirable.
Esta seguidilla continúa con Flight b741, que tiene a King Gizzard explorando el hard rock de fines de los sesentas y mediados de los setentas. Ya se podían ver ejemplos de este sonido en Fishing for Fishies de 2019, aunque acá no hay tanta influencia psicodélica sino un estilo mucho más directo en sus riffs: imaginen un escenario rodeado de gente tomando cerveza y detrás un montón de muscle cars con la toma de aire atravesando el capó del auto haciendo mucho ruido y tendrán la imagen perfecta que genera este disco al escucharlo. Piensen no tanto en Led Zeppelin o Deep Purple. sino en gente como Faces, Foghat, Canned Heat, Status Quo y demás bandas que compensaban su actitud bastante descerebrada con riffs llenos de groove y ritmos para ponerse a bailar, a lo que se suman varias instancias de un sonido sureño a lo Lynyrd Skynyrd.
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“Mirage City” arranca con unos machaques antes de pasar a unos versos con esa onda relajada sureña característica de los setentas, con una pizca de Crosby Stills Nash & Young en las armonías y unas líneas inquietas de guitarra y armónica. Es un gran inicio y aporta mucho el uso de diferentes cantantes principales dividiéndose los versos antes de finalizar con un break instrumental bien denso.
Una curiosidad es que la canción no tiene estribillo, y no es esta sola: con excepción de “Field of Vision”, “Hog Calling Contest”, “Sad Pilot” y “Daily Blues”, ninguna de las canciones de Flight b741 tiene un estribillo tradicional. Esto podrá sonar extraño, pero es algo que se tarda varias escuchas en notar, entre las melodías que utilizan en los versos que dan gancho a las canciones. Esta también es una manera de darle un sello propio a este sonido, además de mantener la idea conceptual desarrollada a través de sus numerosos álbumes, con elementos de ciencia ficción y ecologismo que se entrecruzan relacionando muchas de sus canciones.
Combinar ese tipo de letras y estructuras con este estilo de rock cuadrado funciona mejor de lo que uno se esperaría: a fin de cuentas, querer meter las letras de Coheed and Cambria en una canción de Grand Funk Railroad es una mejor idea que querer meter las letras de Grand Funk Railroad en una canción de Coheed and Cambria. Y la falta de estribillos no es algo que se note de inmediato (a mí me tomó múltiples excusas para darme cuenta) porque los versos tiene unas melodías que se quedan en la mente: mientras escribía esto me puse a tararear algo y recién ahora me di cuenta de que era el inicio de “Field of Vision”, otro gran tema con una onda medio Rolling Stones por momentos.
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“Le Risque” es un temazo de principio a fin, tomando los riffs glam de T-Rex y pasándolos al pantano sureño estadounidense: ese “Hello, Evel Knievel!” que gritan todos juntos sale completamente de la nada y lo tengo grabado en la cabeza como si fuera alguna canción que hubiera acumulado 50 años de reproducciones en las radios. ¿Y el ritmo repetitivo pero adictivo de “Rats in the Sky”? Hay bandas que están años para sacarse algo así de la manga.
El sonido del álbum es otra parte importante detrás de su encanto: no es para nada “lo-fi”, pero tampoco es esa producción ultra limpia que aqueja a mucho del rock moderno y que no me imagino que pudiera llegar a mezclarse con este sonido tan asociado con la suciedad. Casi todos los integrantes se encargaron de diferentes instrumentos en diferentes canciones, por primera vez todos aportaron voces en las canciones y están acreditados en overdubs y demás así que no se grabó todo en vivo en el estudio, pero bien suenan de esa manera con los seis integrantes metidos en la cabina de grabación.
Flight b741 es un disco con buenos riffs, buenos ritmos, buenos arreglos y buenos ganchos en las canciones, pero que ante todo es un álbum extremadamente divertido y muy entretenido: es la banda sonora perfecta para poner en un viaje en auto con amigos por el medio del campo y ver cómo pasan las granjas a los lados. Si la lista de Creedence Clearwater Revival está un poco quemada para eso, lo nuevo de King Gizzard es perfecto como acompañamiento, porque estos australianos volvieron a marcarse todo un logro en su discografía.