

Matt Barlow y Freddie Vidales (ambos parte del proyecto Ashes Of Ares) anunciaron una gira europea para septiembre/octubre de 2025 conmemorando los 30 años de The Dark Saga, uno de los discos más icónicos de Iced Earth. “Fue una renovación para la banda, un momento muy positivo”, recordó Barlow en diálogo con The Metal Voice. “Los fans europeos lo amaron. Era melódico, potente, pegadizo. Y ahí también empecé a consolidar mi identidad vocal”.
La gira, claro, tuvo que contar con la aprobación tácita de Schaffer. “Hablamos con él. Nos aseguramos de no usar logos de Iced Earth, y por supuesto Jon, como compositor, recibirá lo que le corresponde por las canciones”, explicó Barlow, aclarando que actuaron con respeto por el legado compartido.
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El exvocalista está abierto a la idea, pero todo depende de Jon Schaffer, el hombre al timón de la nave. Mientras la comunidad metalera mantiene la respiración, Barlow y Schaffer miran hacia un posible futuro con una pizca de nostalgia y una tormenta de incertidumbre.
Consultado directamente sobre una posible reunión con Schaffer, Barlow fue honesto: “Eso dependería completamente de Jon. Es su banda, al cien por ciento. Si decide que puedo ser parte, lo consideraré. Pero hoy, ni siquiera es algo que esté sobre la mesa”. Con cierta nostalgia y resignación, dejó claro que la posibilidad existe, pero está lejos de materializarse.
Para muchos fans, The Dark Saga no es solo un disco, es un símbolo de una era. Y la reunión de Barlow con esas canciones reaviva la esperanza de una alineación histórica. Pero también enfrenta el obstáculo más grande: un Jon Schaffer que ha cambiado profundamente, no solo como músico, sino como persona.
Una historia suspendida entre la fe, la música y el perdón
El presente de Iced Earth es una hoja en blanco. Con Schaffer reconfigurando su vida a través de la espiritualidad y Barlow honrando el pasado sin renegar del futuro, el legado de la banda sigue vivo, aunque en pausa. “No quiero hacer nada forzado. Solo algo que glorifique a Dios”, dijo Schaffer sobre sus planes musicales.
La comunidad metalera observa con atención. ¿Habrá redención? ¿Habrá reunión? Por ahora, solo hay pasos inciertos, una cruz al hombro, y una guitarra que todavía puede volver a sonar.


Matt Barlow y Freddie Vidales (ambos parte del proyecto Ashes Of Ares) anunciaron una gira europea para septiembre/octubre de 2025 conmemorando los 30 años de The Dark Saga, uno de los discos más icónicos de Iced Earth. “Fue una renovación para la banda, un momento muy positivo”, recordó Barlow en diálogo con The Metal Voice. “Los fans europeos lo amaron. Era melódico, potente, pegadizo. Y ahí también empecé a consolidar mi identidad vocal”.
La gira, claro, tuvo que contar con la aprobación tácita de Schaffer. “Hablamos con él. Nos aseguramos de no usar logos de Iced Earth, y por supuesto Jon, como compositor, recibirá lo que le corresponde por las canciones”, explicó Barlow, aclarando que actuaron con respeto por el legado compartido.
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Consultado directamente sobre una posible reunión con Schaffer, Barlow fue honesto: “Eso dependería completamente de Jon. Es su banda, al cien por ciento. Si decide que puedo ser parte, lo consideraré. Pero hoy, ni siquiera es algo que esté sobre la mesa”. Con cierta nostalgia y resignación, dejó claro que la posibilidad existe, pero está lejos de materializarse.
Para muchos fans, The Dark Saga no es solo un disco, es un símbolo de una era. Y la reunión de Barlow con esas canciones reaviva la esperanza de una alineación histórica. Pero también enfrenta el obstáculo más grande: un Jon Schaffer que ha cambiado profundamente, no solo como músico, sino como persona.
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El presente de Iced Earth es una hoja en blanco. Con Schaffer reconfigurando su vida a través de la espiritualidad y Barlow honrando el pasado sin renegar del futuro, el legado de la banda sigue vivo, aunque en pausa. “No quiero hacer nada forzado. Solo algo que glorifique a Dios”, dijo Schaffer sobre sus planes musicales.
La comunidad metalera observa con atención. ¿Habrá redención? ¿Habrá reunión? Por ahora, solo hay pasos inciertos, una cruz al hombro, y una guitarra que todavía puede volver a sonar.