


Napalm Death sigue siendo un referente del grindcore y una banda infaltable en los escenarios europeos. En su gira “Campaign For Musical Destruction Tour 2025”, hicieron una parada en la Sala Apolo de Barcelona, acompañados por Crowbar, Full of Hell y Brat. Este cartel aseguraba una noche de brutalidad sónica con distintas vertientes del metal extremo, desde el sludge más denso hasta el grindcore más frenético.
Los encargados de abrir la velada fueron Brat, una banda joven pero llena de actitud que sorprendió al público con su mezcla de grindcore desquiciado e irreverente. Su vocalista, Liz Selfish, imprimió un aire de desenfado al show, con gestos teatrales y una selección de intros inesperadas, desde ABBA hasta Britney Spears. Con un sonido sólido y enérgico, dejaron claro que su propuesta es caótica pero efectiva, destacando su versión de “Barracuda” de Heart.
Full of Hell tomaron el relevo con su característico aluvión de ruido extremo y experimental. Su set, acompañado de proyecciones inquietantes, generó una atmósfera caótica y nihilista. El frontman, Dylan Walker, no se limitó a la voz, sino que incorporó elementos como teclados y trompetas de plástico para aportar un toque aún más desconcertante. Piezas como “Deluminate” y “Pile of Dead Horses” encendieron los primeros pogos, mientras que momentos más densos como “Schizoid Rupture” demostraron su conexión con el death metal.
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El tono del concierto cambió con Crowbar, quienes ralentizaron la intensidad sin perder fuerza. Su sludge metal opresivo convirtió la Sala Apolo en un pantano sonoro, con riffs pesados y voces desgarradoras. Clásicos como “Conquering” y “I Feel the Burning Sun” mostraron su esencia sureña, mientras que “Chemical Godz” confirmó su vigencia con material más reciente. La sorpresa de la noche llegó cuando Shane Embury, bajista de Napalm Death, se unió a la banda para “High Rate Extinction”, elevando la energía del público.
El cierre estuvo a cargo de Napalm Death, cuya conexión con su audiencia sigue intacta tras décadas de trayectoria. Desde los primeros acordes de “Multinational Corporations, Part II”, el caos se apoderó del recinto. Clásicos como “Scum” y “You Suffer” se combinaron con temas recientes como “Backlash Just Because”, manteniendo la intensidad sin tregua. Barney Greenway, enérgico como siempre, no dudó en lanzar proclamas políticas y dedicar “Twist the Knife (Slowly)” a la extrema derecha, gesto que el público celebró con euforia.
Sin necesidad de miembros originales en su alineación, Napalm Death sigue siendo una máquina imparable. Con un set demoledor que equilibró brutalidad, mensaje y actitud, la banda reafirmó su estatus como leyenda del metal extremo. Pocos grupos logran mantener esa energía con el paso del tiempo, pero visto lo visto, todavía hay Napalm Death para rato.



Napalm Death sigue siendo un referente del grindcore y una banda infaltable en los escenarios europeos. En su gira “Campaign For Musical Destruction Tour 2025”, hicieron una parada en la Sala Apolo de Barcelona, acompañados por Crowbar, Full of Hell y Brat. Este cartel aseguraba una noche de brutalidad sónica con distintas vertientes del metal extremo, desde el sludge más denso hasta el grindcore más frenético.
Los encargados de abrir la velada fueron Brat, una banda joven pero llena de actitud que sorprendió al público con su mezcla de grindcore desquiciado e irreverente. Su vocalista, Liz Selfish, imprimió un aire de desenfado al show, con gestos teatrales y una selección de intros inesperadas, desde ABBA hasta Britney Spears. Con un sonido sólido y enérgico, dejaron claro que su propuesta es caótica pero efectiva, destacando su versión de “Barracuda” de Heart.
Full of Hell tomaron el relevo con su característico aluvión de ruido extremo y experimental. Su set, acompañado de proyecciones inquietantes, generó una atmósfera caótica y nihilista. El frontman, Dylan Walker, no se limitó a la voz, sino que incorporó elementos como teclados y trompetas de plástico para aportar un toque aún más desconcertante. Piezas como “Deluminate” y “Pile of Dead Horses” encendieron los primeros pogos, mientras que momentos más densos como “Schizoid Rupture” demostraron su conexión con el death metal.
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El cierre estuvo a cargo de Napalm Death, cuya conexión con su audiencia sigue intacta tras décadas de trayectoria. Desde los primeros acordes de “Multinational Corporations, Part II”, el caos se apoderó del recinto. Clásicos como “Scum” y “You Suffer” se combinaron con temas recientes como “Backlash Just Because”, manteniendo la intensidad sin tregua. Barney Greenway, enérgico como siempre, no dudó en lanzar proclamas políticas y dedicar “Twist the Knife (Slowly)” a la extrema derecha, gesto que el público celebró con euforia.
Sin necesidad de miembros originales en su alineación, Napalm Death sigue siendo una máquina imparable. Con un set demoledor que equilibró brutalidad, mensaje y actitud, la banda reafirmó su estatus como leyenda del metal extremo. Pocos grupos logran mantener esa energía con el paso del tiempo, pero visto lo visto, todavía hay Napalm Death para rato.