

Puede que hablar de alegría no suene para nada oscuro, pero la verdad es que no se me ocurre una palabra mejor para describir el clima que se vivió el viernes 14 de octubre durante el show que Prong brindó en la Ciudad de Buenos Aires. La sede del evento fue Uniclub, un lugar que hace rato se ha convertido en un espacio donde tocan las bandas consagradas aunque distantes de la masividad que requeriría de grandes teatros o estadios.
Más allá de la pasión que cada persona pueda sentir por distintos grupos, la realidad es que algunos tienen una relevancia en la historia de ciertos géneros musicales que amerita que se los considere de culto y resulta muy difícil no ir a verlos cuando llegan por vez primera (y quizás única) a un país determinado. Esto se ve reforzado cuando se trata de una banda con más de tres décadas de trayectoria y de las que siempre se dice que han sido “criminalmente infravaloradas”.
Prong, cuya historia comenzó en 1986, es el grupo pionero del groove metal que luego explotaría con Pantera, y también tuvo una gran influencia sobre el metal industrial, o directamente, sobre todo el metal de los 90s. Así lo atestiguan los artistas con quienes Tommy Victor (fundador, líder y único miembro original de Prong) trabajó luego de que su propia banda se disolviera hasta su retorno en 2012: Trent Reznor, Danzig, Ministry, Rob Zombie y Marilyn Manson, entre otros.
Los grupos soporte fueron los locales Against y Banda de la Muerte, seguidos por Valvera, proveniente de Brasil. Cumplieron con sus shows, mientras la gente no paraba de llegar. Sonaron muy bien y dejaron todo listo para el acto principal. Hay que decir que reinaba una atmósfera muy relajada. Aparte de que la sensibilidad pandémica todavía está latente, hay que reconocer que el público promediaba los cuarenta años de edad. Uno podía permitirse dudar acerca de la intensidad que podía llegar a demostrar la audiencia.
El trío completado por Jason Christopher (bajo y coros) y Aaron Rossi (batería) brindó un espectáculo grandioso. Lo que más sobresalió fue la personalidad de Tommy Victor, un verdadero showman. Se lo notaba feliz, contento de estar compartiendo una noche con el público argentino. Su cara tenía una sonrisa constante, salvo cuando simulaba un gesto de enojo durante los riffs más agresivos. Saltaba mucho e interactuaba con sus compañeros de modos muy simpáticos. Arengaba constantemente a la gente y se acercaba a tocar sus manos. Cada vez que ejecutaba un solo, aproximaba su guitarra a los dedos extendidos desde el borde del escenario. Hacía breves comentarios y agradecía en español. Estaba totalmente decidido a convertir el concierto en una experiencia inolvidable para quienes esperaron por décadas para verlo.
Por supuesto, el setlist recorrió toda la trayectoria de la banda, incluyendo los clásicos que -obviamente- fueron los momentos más emotivos de la velada: “Prove You Wrong”, “Beg To Differ”, “Revenge Best Served Cold”, “Broken Peace”, “Rude Awakening”, “Whose Fist Is This Anyway?”, “Snap Your Fingers, Snap Your Neck”, entre otros. Cabe destacar, más allá de las melodías coreadas y el “olé, olé” idiosincrásico, cómo la audiencia cantaba todas las canciones. En contra de todo prejuicio, hubo pogo, y el pogo fue potente. También varios bises en un recital que fue extenso: la gente no quería dejar que Prong se marchara. Y así, después de tanto tiempo, la gran banda estadounidense vino, aunque sea una vez, al sur del mundo.
- Banda de la Muerte
- Valvera
- Prong
- Prong
- Prong


Puede que hablar de alegría no suene para nada oscuro, pero la verdad es que no se me ocurre una palabra mejor para describir el clima que se vivió el viernes 14 de octubre durante el show que Prong brindó en la Ciudad de Buenos Aires. La sede del evento fue Uniclub, un lugar que hace rato se ha convertido en un espacio donde tocan las bandas consagradas aunque distantes de la masividad que requeriría de grandes teatros o estadios.
Más allá de la pasión que cada persona pueda sentir por distintos grupos, la realidad es que algunos tienen una relevancia en la historia de ciertos géneros musicales que amerita que se los considere de culto y resulta muy difícil no ir a verlos cuando llegan por vez primera (y quizás única) a un país determinado. Esto se ve reforzado cuando se trata de una banda con más de tres décadas de trayectoria y de las que siempre se dice que han sido “criminalmente infravaloradas”.
Prong, cuya historia comenzó en 1986, es el grupo pionero del groove metal que luego explotaría con Pantera, y también tuvo una gran influencia sobre el metal industrial, o directamente, sobre todo el metal de los 90s. Así lo atestiguan los artistas con quienes Tommy Victor (fundador, líder y único miembro original de Prong) trabajó luego de que su propia banda se disolviera hasta su retorno en 2012: Trent Reznor, Danzig, Ministry, Rob Zombie y Marilyn Manson, entre otros.
Los grupos soporte fueron los locales Against y Banda de la Muerte, seguidos por Valvera, proveniente de Brasil. Cumplieron con sus shows, mientras la gente no paraba de llegar. Sonaron muy bien y dejaron todo listo para el acto principal. Hay que decir que reinaba una atmósfera muy relajada. Aparte de que la sensibilidad pandémica todavía está latente, hay que reconocer que el público promediaba los cuarenta años de edad. Uno podía permitirse dudar acerca de la intensidad que podía llegar a demostrar la audiencia.
El trío completado por Jason Christopher (bajo y coros) y Aaron Rossi (batería) brindó un espectáculo grandioso. Lo que más sobresalió fue la personalidad de Tommy Victor, un verdadero showman. Se lo notaba feliz, contento de estar compartiendo una noche con el público argentino. Su cara tenía una sonrisa constante, salvo cuando simulaba un gesto de enojo durante los riffs más agresivos. Saltaba mucho e interactuaba con sus compañeros de modos muy simpáticos. Arengaba constantemente a la gente y se acercaba a tocar sus manos. Cada vez que ejecutaba un solo, aproximaba su guitarra a los dedos extendidos desde el borde del escenario. Hacía breves comentarios y agradecía en español. Estaba totalmente decidido a convertir el concierto en una experiencia inolvidable para quienes esperaron por décadas para verlo.
Por supuesto, el setlist recorrió toda la trayectoria de la banda, incluyendo los clásicos que -obviamente- fueron los momentos más emotivos de la velada: “Prove You Wrong”, “Beg To Differ”, “Revenge Best Served Cold”, “Broken Peace”, “Rude Awakening”, “Whose Fist Is This Anyway?”, “Snap Your Fingers, Snap Your Neck”, entre otros. Cabe destacar, más allá de las melodías coreadas y el “olé, olé” idiosincrásico, cómo la audiencia cantaba todas las canciones. En contra de todo prejuicio, hubo pogo, y el pogo fue potente. También varios bises en un recital que fue extenso: la gente no quería dejar que Prong se marchara. Y así, después de tanto tiempo, la gran banda estadounidense vino, aunque sea una vez, al sur del mundo.
- Banda de la Muerte
- Valvera
- Prong
- Prong
- Prong