Pyramaze es una banda que tuvo la desgracia de aparecer en una época donde el Power Metal más épico y sinfónico estaba sobresaturado de propuestas que parecían ser todas clones unas de las otras, allá por los albores del nuevo milenio. Quizás por ello al día de hoy sigan pasando un poco desapercibidos, lo cual es una verdadera lástima. Porque los daneses comandados por Toke Skjønnemand (guitarras) si bien no inventan nada nuevo, siempre supieron cómo utilizar sabiamente los recursos propios de este sub-género para no sonar a refritos y hacer de cada una de sus entregas un paquete cargado de himnos memorables. Y esto lo han demostrado a lo largo de todas sus encarnaciones.

En sus comienzos contaron con los servicios de Lance King como vocalista para sus dos primeros lanzamientos, los formidables “Melancholy Beast” (2004) y “Legend of the Bone Carver” (2006). Lamentablemente, King abandona la banda y para seguir en carrera los daneses unieron fuerzas con Matt Barlow (ex Iced Earth) con quien editaron el también muy interesante “Immortal” (2008). Pero esta formación no duraría mucho tiempo y Barlow también se bajaría del barco dejando a Pyramaze en un impasse que se prolongaría varios años. Finalmente en 2015 reaparecieron con el genial “Disciples of the Sun” presentando a su nuevo vocalista: Terje Harøy. Con las pilas recargadas y ostentando un excelente nivel compositivo, dejaron bien en claro que este retorno iba en serio de la mano de otro gran álbum: “Contingent” (2017).

De modo que para este “Epitaph” las expectativas eran muy altas y afortunadamente Skjønnemand y los suyos no defraudaron. Insistimos en que la banda no inventa nada nuevo pero la habilidad que tienen para crear melodías y estribillos fáciles de recordar no deja de sorprender. Quizás este es el punto en donde las bandas marcan diferencias unas con otras, porque cuando la innovación prácticamente es imposible solamente queda apelar a la inspiración para así captar la atención de las audiencias utilizando la misma fórmula que otros utilizan pero que muchas veces fallan en el intento. Es verdad que en Pyramaze hay un elemento gótico que los aleja un poco del Power Metal más clásico, en especial durante esta etapa iniciada con Harøy en voces. Pero lejos de sonar pomposos o aburridos, y comprendiendo que antes que los arreglos primero vienen las canciones como un todo, el quinteto es garantía de disfrute.

Además no se trata de una banda que suele extenderse en sus composiciones. Todo lo contrario, buscan ir directo al corazón con canciones que oscilan entre los cuatro y cinco minutos de duración. No se puede hacer nada ante estribillos como los de “A Stroke of Magic”, los de “Steal My Crown” o (y especialmente) los de “Indestructible”, donde toda la banda se erige como un pilar para que en su punta se alce Harøy y destile magia por todos los costados.

Al igual que en el disco anterior, volvieron en esta ocasión a contar con una voz femenina para participar en una canción. En este caso, la elegida fue Brittney Slayes (Unleash The Archers) para participar en “Transcendence”, otros de los momentos más interesantes del álbum. Hay quizás un intento de sonar más ¿comerciales? en ése medio tiempo llamado “Bird of Prey” el cual con su melodía demasiado edulcorada podría llegar a hacer fruncir el ceño en signo de desconfianza, pero conforme van pasando las escuchas el track se amolda perfectamente al disco. Y uno también se pregunta si era necesario hacer tan obvio el homenaje a “Bohemian Rhapsody” de Queen durante el solo de guitarra de “Final Hour”.

Pero la joya de esta placa sin duda está en el final con esa gloria épica de doce minutos titulada “The Time Traveller”. Aquí la banda nos lleva a un auténtico viaje en el tiempo (vaya uno a saber si el título de la canción es en cierta forma autorreferencial) porque aquí Pyramaze invita a participar a sus dos vocalistas previos, Lance King y Matt Barlow, para sumarse a Harøy y darle así al LP un cierre formidable. Es como si Iron Maiden alguna vez hiciera algo similar con Bruce Dickinson, Blaze Bayley y Paul Di’Anno juntos. Pero como sabemos que eso es algo casi imposible de que alguna vez suceda, aquí Pyramaze se anima con una jugada bastante inusual para cualquier banda y es así como le ponen el sello a este “Epitaph”, su nuevo acierto en su ya admirable carrera.