El Resurrection Fest llegaba a su última jornada repleta de estrellas del metal clásico y las nuevas generaciones de subgéneros, consolidándose como uno de los referentes del circuito de festivales europeos. Con la promesa de tirar la casa por la ventana en su XX aniversario, la organización se prepara para grandes luminarias del rock y el metal.
En el Main Stage, Bolu2 Death, directos desde Huelva, atacaron con el primer minuto. Su puesta en escena poderosa y actitud arrolladora se adueñaron del escenario, con Bolu2 liderando la banda con maestría. La voz gutural y la guitarra afilada contagiaron al público de su pasión por el metal extremo. “Dystopia”, “La estamos liando” y “Dance Core Party” fueron solo una muestra del cóctel musical que ofrecieron, cada tema una explosión de energía.
Cuando Slaughter To Prevail apareció, la locura se desató. Los rusos, con su deathcore cargado de agresividad y técnica extrema, dominaron el ambiente desde el primer acorde. El Wall of Death más grande de la historia del Resurrection Fest, e incluso de Galicia, se formó durante su actuación, registrado en vídeo para la posteridad y viralizado en las redes del festival.
Luego, Babymetal tomó el relevo. Su paso por el festival no fue solo un concierto, sino una experiencia teatral. Las japonesas desplegaron su fusión de J-pop y metal con una puesta en escena llena de energía. Su-metal, Moametal y Momometal recorrieron himnos como “Babymetal Death”, la pegadiza “Pa Pa Ya!!” y la potente “Megitsune”. Las coreografías precisas y el despliegue visual impactante dejaron a todos encantados, culminando con la mítica “Road Of Resistance”.
Electric Callboy transformó el escenario en una auténtica explosión de sonidos, mezclando la fuerza del metal con la energía de la electrónica. Comenzaron con “Tekkno Train”, deslumbrantes con su iluminación y efectos especiales. “Hypa Hypa” fue soberbia, y el momentazo llegó cuando se unieron a Babymetal en la discotequera “RATATATA”. La fiesta continuó con “Hurrikan”, “MC Thunder”, “Pump It” y “Mindreader”, cerrando con “We Got The Moves”.
Megadeth, con Dave Mustaine a la cabeza, demostró por qué son leyendas del thrash metal. El público vibró con cada temazo, desde lo más nuevo como “The Sick, The Dying… And The Dead” hasta joyas como “Angry Again” y clásicos como “Hangar 18”, “Sweating Bullets” y “Symphony of Destruction”. La energía era palpable, cada canción una ovación ensordecedora, culminando con “Holy Wars… The Punishment Due”.
Avenged Sevenfold no decepcionó. Su setlist, repleto de clásicos y temas recientes, comenzó con fuerza con “Game Over”. El espectáculo de luces y pirotecnia acompañó a M. Shadows y compañía en un viaje a través de himnos como “So Far Away” y “Hail To The King”. La banda brilló con Synyster Gates y Zacky Vengeance deslumbrando con solos y riffs, mientras Brooks Wackerman se lucía en “Unholy Confessions”.
En el Ritual Stage, Balmog de Pontevedra trajo su propuesta oscura de black metal, creando atmósferas opresivas con blast beats frenéticos. Lovebites, la banda japonesa de power metal, cautivó con la voz potente y angelical de Asami y los riffs veloces de Midori y Miyako. Shadow of Intent dominó con su death sinfónico, liderado por la voz gutural de Ben Duerr, mientras Knosis, liderados por Ryo (ex vocalista de Crystal Lake) conectó con el público con su metalcore experimental.
El Reno Renardo ofreció un concierto divertido y lleno de sátira, con letras irónicas en himnos como “Tu Hamster” y “Yo Crecí en Los Ochenta”. Fear Factory, liderados por Dino Cazares y con Milo Silvestro debutando como vocalista, conquistaron con un setlist demoledor que incluyó clásicos como “Edgecrusher” y “Replica”.
Finntroll transportó a un mundo de fantasía y épica con su folk metal lleno de energía y teatralidad. La interacción con el público y la pirotecnia añadieron magia a su show. En el Chaos Stage, Death & Legacy ofrecieron un death metal melódico impecable, mientras Dream State llevó al público a un mundo de ensoñaciones con su sonido etéreo.
Proudz y Zulu demostraron que el hardcore sigue vivo y potente, y Cro-Mags, pioneros del hardcore neoyorquino, ofrecieron un show legendario lleno de energía y nostalgia. En el Desert Stage, Her Anxiety y Heretoir destacaron con su metal alternativo y brutalidad técnica, respectivamente.
Khemmis y Green Lung hipnotizaron con su doom metal cargado de matices psicodélicos, mientras Asomvel cerró la noche con su hard rock y speed metal, transportando al público a los orígenes del género con riffs brutales y pegadizos. Fue una noche inolvidable, una celebración del metal en todas sus formas, dejando una marca indeleble en el Resurrection Fest y en los corazones de todos los asistentes.
El Resurrection Fest llegaba a su última jornada repleta de estrellas del metal clásico y las nuevas generaciones de subgéneros, consolidándose como uno de los referentes del circuito de festivales europeos. Con la promesa de tirar la casa por la ventana en su XX aniversario, la organización se prepara para grandes luminarias del rock y el metal.
En el Main Stage, Bolu2 Death, directos desde Huelva, atacaron con el primer minuto. Su puesta en escena poderosa y actitud arrolladora se adueñaron del escenario, con Bolu2 liderando la banda con maestría. La voz gutural y la guitarra afilada contagiaron al público de su pasión por el metal extremo. “Dystopia”, “La estamos liando” y “Dance Core Party” fueron solo una muestra del cóctel musical que ofrecieron, cada tema una explosión de energía.
Cuando Slaughter To Prevail apareció, la locura se desató. Los rusos, con su deathcore cargado de agresividad y técnica extrema, dominaron el ambiente desde el primer acorde. El Wall of Death más grande de la historia del Resurrection Fest, e incluso de Galicia, se formó durante su actuación, registrado en vídeo para la posteridad y viralizado en las redes del festival.
Luego, Babymetal tomó el relevo. Su paso por el festival no fue solo un concierto, sino una experiencia teatral. Las japonesas desplegaron su fusión de J-pop y metal con una puesta en escena llena de energía. Su-metal, Moametal y Momometal recorrieron himnos como “Babymetal Death”, la pegadiza “Pa Pa Ya!!” y la potente “Megitsune”. Las coreografías precisas y el despliegue visual impactante dejaron a todos encantados, culminando con la mítica “Road Of Resistance”.
Electric Callboy transformó el escenario en una auténtica explosión de sonidos, mezclando la fuerza del metal con la energía de la electrónica. Comenzaron con “Tekkno Train”, deslumbrantes con su iluminación y efectos especiales. “Hypa Hypa” fue soberbia, y el momentazo llegó cuando se unieron a Babymetal en la discotequera “RATATATA”. La fiesta continuó con “Hurrikan”, “MC Thunder”, “Pump It” y “Mindreader”, cerrando con “We Got The Moves”.
Megadeth, con Dave Mustaine a la cabeza, demostró por qué son leyendas del thrash metal. El público vibró con cada temazo, desde lo más nuevo como “The Sick, The Dying… And The Dead” hasta joyas como “Angry Again” y clásicos como “Hangar 18”, “Sweating Bullets” y “Symphony of Destruction”. La energía era palpable, cada canción una ovación ensordecedora, culminando con “Holy Wars… The Punishment Due”.
Avenged Sevenfold no decepcionó. Su setlist, repleto de clásicos y temas recientes, comenzó con fuerza con “Game Over”. El espectáculo de luces y pirotecnia acompañó a M. Shadows y compañía en un viaje a través de himnos como “So Far Away” y “Hail To The King”. La banda brilló con Synyster Gates y Zacky Vengeance deslumbrando con solos y riffs, mientras Brooks Wackerman se lucía en “Unholy Confessions”.
En el Ritual Stage, Balmog de Pontevedra trajo su propuesta oscura de black metal, creando atmósferas opresivas con blast beats frenéticos. Lovebites, la banda japonesa de power metal, cautivó con la voz potente y angelical de Asami y los riffs veloces de Midori y Miyako. Shadow of Intent dominó con su death sinfónico, liderado por la voz gutural de Ben Duerr, mientras Knosis, liderados por Ryo (ex vocalista de Crystal Lake) conectó con el público con su metalcore experimental.
El Reno Renardo ofreció un concierto divertido y lleno de sátira, con letras irónicas en himnos como “Tu Hamster” y “Yo Crecí en Los Ochenta”. Fear Factory, liderados por Dino Cazares y con Milo Silvestro debutando como vocalista, conquistaron con un setlist demoledor que incluyó clásicos como “Edgecrusher” y “Replica”.
Finntroll transportó a un mundo de fantasía y épica con su folk metal lleno de energía y teatralidad. La interacción con el público y la pirotecnia añadieron magia a su show. En el Chaos Stage, Death & Legacy ofrecieron un death metal melódico impecable, mientras Dream State llevó al público a un mundo de ensoñaciones con su sonido etéreo.
Proudz y Zulu demostraron que el hardcore sigue vivo y potente, y Cro-Mags, pioneros del hardcore neoyorquino, ofrecieron un show legendario lleno de energía y nostalgia. En el Desert Stage, Her Anxiety y Heretoir destacaron con su metal alternativo y brutalidad técnica, respectivamente.
Khemmis y Green Lung hipnotizaron con su doom metal cargado de matices psicodélicos, mientras Asomvel cerró la noche con su hard rock y speed metal, transportando al público a los orígenes del género con riffs brutales y pegadizos. Fue una noche inolvidable, una celebración del metal en todas sus formas, dejando una marca indeleble en el Resurrection Fest y en los corazones de todos los asistentes.