El orden de las bandas no altera el resultado final del concierto: una noche de metal nacional por todo lo alto. Reylobo hizo enroque y presentó en primer lugar, toda una estrategia, tal como lo haría el histórico rey medieval Ibn Mardanís, más conocido por los cristianos como Rey Lobo. Comandados por Nacho Fernández, letrista y cantante, dieron el vamos a la vuelta de los conciertos de sala postvacacional. “Hidalgo” fue la carta de presentación de su último disco Infinito (2023), con una dosis de heavy metal melódico cantado en nuestro idioma.
El aquelarre de material reciente continuó a rajatabla: “Hijo de las Estrellas”, una balada power metal con riffs centelleantes del guitarrista Pedro Gallego, y la nostálgica “Duelo”, con una intro de violín por todo lo alto. Como segundo acto, se centraron en su anterior producción discográfica, El Octavo Pecado. Un festín de estrellas como “La Jauría Humana” y “El Hombre Inquieto” no disminuyen el tono épico de lo progresivo con sólidos acordes. “Los Olvidados”, de corte más comercial pero sin perder la esencia heavy de las melodías, dio paso a la grandilocuente “Origen”, música incidental para los oídos. Lo nuevo apareció por segunda vez: “El Hambre” suavizó el heavy hacia lo más mainstream, acelerando con “Universo” para cerrar el set con el canto fúnebre “Valeria”, un sentido homenaje a un ser querido que hizo mirar al cielo a más de uno por la emotiva lírica.
“Requiem” dio paso al bis final. “Águilas Blancas” fue la canción que todos esperaban para el karaoke heavy, poniendo en modo opera prima a la sala del Poble Nou. Sin duda, se llevaron al público al bolsillo, con un carisma de calidad internacional hecho en Murcia. Seguramente, 2025 será su despegue en grandes festivales ibéricos o europeos, y ¿por qué no? saltar el charco hacia las Américas.
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SombraS jugó de local y, ya con la sala abarrotada, se dedicó a descargar su material de folk-heavy con su nueva formación, con Maribel a la voz y Jakob en el sonido cello rock de su violín mágico. La intro dio paso a “Héroe”, “El viaje de Caronte” y “La Nit de Sant Joan”, que calentaron el ambiente antes de presentar “Desconecta” y “El Rechazo”. Aarón, su guitar hero particular, ofreció un solo apoteósico, apoyado en el otro extremo por la guitarra rítmica de José Luis. Ambas canciones son parte de su nuevo disco, Atrapada por un Sueño, que saldrá el próximo año, y este fue un adelanto de lo que está por venir. A mitad del bloque, Mario, su baterista, tuvo sus cinco minutos de fama aporreando los parches.
“El Cementerio de los Olvidados” fue el momento de interactuar con sus fieles seguidores, que parecieron multiplicarse por arte de magia para ver a sus amigos músicos. La interlocutora principal fue sin duda Maribel, quien, a través de sus mensajes de superación y solipsismo, dejó clara su declaración de intenciones en las siguientes dos canciones: “El Declive” y la motivacional “Tu Nueva Vida”. Para despedirse, tocaron “Lady Cobra” y presentaron su pequeño tributo musical, mostrando su influencia musical al versionar “Los Molinos de Viento” de Mago de Oz, que sigue su curso en su particular nave de Teseo, capitaneada por Txus di Fellatio. La sorpresa final fue “Las Brujas de Zugarramurdi”, cantada a dúo por mi gran amigo Héctor Siviane, de la banda Anzestro, y la banda tributo a Ronnie James Dio, We Rock. Guardando las distancias, fue una especie de Avantasia en versión catalana. El debut de la nueva formación se mostró sólido, con un gran camino por recorrer en el negocio musical. ¡Larga vida al folk-metal, le guste a quien le guste!
El orden de las bandas no altera el resultado final del concierto: una noche de metal nacional por todo lo alto. Reylobo hizo enroque y presentó en primer lugar, toda una estrategia, tal como lo haría el histórico rey medieval Ibn Mardanís, más conocido por los cristianos como Rey Lobo. Comandados por Nacho Fernández, letrista y cantante, dieron el vamos a la vuelta de los conciertos de sala postvacacional. “Hidalgo” fue la carta de presentación de su último disco Infinito (2023), con una dosis de heavy metal melódico cantado en nuestro idioma.
El aquelarre de material reciente continuó a rajatabla: “Hijo de las Estrellas”, una balada power metal con riffs centelleantes del guitarrista Pedro Gallego, y la nostálgica “Duelo”, con una intro de violín por todo lo alto. Como segundo acto, se centraron en su anterior producción discográfica, El Octavo Pecado. Un festín de estrellas como “La Jauría Humana” y “El Hombre Inquieto” no disminuyen el tono épico de lo progresivo con sólidos acordes. “Los Olvidados”, de corte más comercial pero sin perder la esencia heavy de las melodías, dio paso a la grandilocuente “Origen”, música incidental para los oídos. Lo nuevo apareció por segunda vez: “El Hambre” suavizó el heavy hacia lo más mainstream, acelerando con “Universo” para cerrar el set con el canto fúnebre “Valeria”, un sentido homenaje a un ser querido que hizo mirar al cielo a más de uno por la emotiva lírica.
“Requiem” dio paso al bis final. “Águilas Blancas” fue la canción que todos esperaban para el karaoke heavy, poniendo en modo opera prima a la sala del Poble Nou. Sin duda, se llevaron al público al bolsillo, con un carisma de calidad internacional hecho en Murcia. Seguramente, 2025 será su despegue en grandes festivales ibéricos o europeos, y ¿por qué no? saltar el charco hacia las Américas.
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SombraS jugó de local y, ya con la sala abarrotada, se dedicó a descargar su material de folk-heavy con su nueva formación, con Maribel a la voz y Jakob en el sonido cello rock de su violín mágico. La intro dio paso a “Héroe”, “El viaje de Caronte” y “La Nit de Sant Joan”, que calentaron el ambiente antes de presentar “Desconecta” y “El Rechazo”. Aarón, su guitar hero particular, ofreció un solo apoteósico, apoyado en el otro extremo por la guitarra rítmica de José Luis. Ambas canciones son parte de su nuevo disco, Atrapada por un Sueño, que saldrá el próximo año, y este fue un adelanto de lo que está por venir. A mitad del bloque, Mario, su baterista, tuvo sus cinco minutos de fama aporreando los parches.
“El Cementerio de los Olvidados” fue el momento de interactuar con sus fieles seguidores, que parecieron multiplicarse por arte de magia para ver a sus amigos músicos. La interlocutora principal fue sin duda Maribel, quien, a través de sus mensajes de superación y solipsismo, dejó clara su declaración de intenciones en las siguientes dos canciones: “El Declive” y la motivacional “Tu Nueva Vida”. Para despedirse, tocaron “Lady Cobra” y presentaron su pequeño tributo musical, mostrando su influencia musical al versionar “Los Molinos de Viento” de Mago de Oz, que sigue su curso en su particular nave de Teseo, capitaneada por Txus di Fellatio. La sorpresa final fue “Las Brujas de Zugarramurdi”, cantada a dúo por mi gran amigo Héctor Siviane, de la banda Anzestro, y la banda tributo a Ronnie James Dio, We Rock. Guardando las distancias, fue una especie de Avantasia en versión catalana. El debut de la nueva formación se mostró sólido, con un gran camino por recorrer en el negocio musical. ¡Larga vida al folk-metal, le guste a quien le guste!