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En la bulliciosa sala Razzmatazz, el 23 de abril, la atmósfera era una mezcla ferviente de anticipación y devoción. La multitud, densa y vibrante, estaba salpicada con devotos seguidores de Rise of the Northstar, algunos tan comprometidos con el espíritu de la banda que se presentaron ataviados con el icónico estilo japonés de la banda. Un puesto de merchandising intrigante ofrecía suvenires únicos que añadían un aire coleccionable a la velada.
La velada comenzó con el dinámico acto local We Exist Even Dead, que aportó una dosis de energía desenfrenada al escenario. Originarios de España, la banda inundó el lugar con un setlist desenfadado y enérgico. Su presencia escénica, caracterizada por un estilo histriónico, sumó una dimensión teatral que cautivó a la audiencia desde el primer acorde.
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Rise of the Northstar, procedentes de Francia, irrumpió en el escenario con su distintiva fusión de nu metal y estética japonesa. El vocalista, enigmático bajo una máscara, encabezó el espectáculo con una presencia magnética. La lista de canciones fue un torrente de energía incontenible, con temas como “The Anthem” y “Raijin” que desataron un frenesí entre los presentes.
Cada canción en el set de Rise of the Northstar fue una descarga eléctrica: “Kozo” y “Shogun No Shi” golpearon con la fuerza de un tsunami, mientras que “Here Comes the Boom” hizo temblar los cimientos de la sala. Los ritmos vertiginosos de “Nekketsu” y “Bosozoku” mantuvieron a la multitud en movimiento frenético, encabezado por himnos como “Welcame (Furyo State of Mind)” y “Crank It Up”.
El punto culminante llegó con “Samurai Spirit” y “Rise”, himnos que evocan una lealtad feroz. La banda cerró con una explosión de éxitos, desde “The Legacy of Shi” hasta “Again and Again”, dejando a la audiencia con la sensación de haber experimentado algo más que música: un rito de pasaje, una conexión visceral con la potencia e intensidad de Rise of the Northstar.
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En la bulliciosa sala Razzmatazz, el 23 de abril, la atmósfera era una mezcla ferviente de anticipación y devoción. La multitud, densa y vibrante, estaba salpicada con devotos seguidores de Rise of the Northstar, algunos tan comprometidos con el espíritu de la banda que se presentaron ataviados con el icónico estilo japonés de la banda. Un puesto de merchandising intrigante ofrecía suvenires únicos que añadían un aire coleccionable a la velada.
La velada comenzó con el dinámico acto local We Exist Even Dead, que aportó una dosis de energía desenfrenada al escenario. Originarios de España, la banda inundó el lugar con un setlist desenfadado y enérgico. Su presencia escénica, caracterizada por un estilo histriónico, sumó una dimensión teatral que cautivó a la audiencia desde el primer acorde.
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Cada canción en el set de Rise of the Northstar fue una descarga eléctrica: “Kozo” y “Shogun No Shi” golpearon con la fuerza de un tsunami, mientras que “Here Comes the Boom” hizo temblar los cimientos de la sala. Los ritmos vertiginosos de “Nekketsu” y “Bosozoku” mantuvieron a la multitud en movimiento frenético, encabezado por himnos como “Welcame (Furyo State of Mind)” y “Crank It Up”.
El punto culminante llegó con “Samurai Spirit” y “Rise”, himnos que evocan una lealtad feroz. La banda cerró con una explosión de éxitos, desde “The Legacy of Shi” hasta “Again and Again”, dejando a la audiencia con la sensación de haber experimentado algo más que música: un rito de pasaje, una conexión visceral con la potencia e intensidad de Rise of the Northstar.