


Y llegó la última jornada del Rockstadt Extreme Fest, antes de ir a ver bandas, preferí conocer la fortaleza de Râșnov, así que subí caminando, si bien no era muy cansador subir a pie (tenías una opción de teleférico o ascensor), el problema es todo lo que he caminado durante estos 6 dias en Rumania. Muy bonita la fortaleza, que se construyó entre 1211 y 1225 por los caballeros Teutones para defender Transilvania de los avances turcos y tártaros. Pero esto no es una web de historia, así que al bajar de la fortaleza, comí en un restaurante que hay al lado del festival, la verdad excelente servicio (bastante más caro que en los puestos de afuera, pero valía la pena probar algo diferente y local).
Ahora sí, realizada la travesía turística y gastronómica, entramos al recinto para ver a Dope, quien tuvo muchos problemas técnicos y solamente pudieron tocar unas cuatro canciones, tocando dos veces “Die, Boom, Bang, Burn” por haber sido interrumpida por los problemas técnicos y cerrando con su cover clásico de “You Spin Me Round (Like a Record)” de los synthpop británicos Dead Or Alive.
Party Cannon fue la siguiente banda en salir a escena. Los británicos, formados en 2011, salieron a comerse el escenario, con una mascota que no paró de bailar, saltar, mostrar carteles al público y hasta tirarles agua con una pistola de juguete. La banda hizo un popurrí de canciones de sus tres álbumes de estudio convirtiendo la tarde de Rasnov, en una fiesta. A mitad del show de Party Cannon, me fui al escenario pequeño, para ver el show de los belgas Nasty, a quienes tuve el placer de ver este mismo año cuando visitaron Barcelona junto a Stick To Your Guns.
Ahora tocaría ver a una de las bandas que más viene ascendiendo, Paleface Swiss, quienes este año tocaron en un sitio muy chico en Barcelona y se agotaron las entradas muy rápido, quedando afuera. Comenzaron el show con “Hatred” y “Suppressing Times”, bajo un sol infernal. Los suizos se dedicaron a tocar principalmente canciones de su último álbum Cursed (2025) y solo dos canciones de Fear & Dagger (2022). Los liderados por el carismático Zelli, continuaron con “I am a Cursed One” y “The Gallow” con un público que les acompañaba en cada canción. El otro que se come el escenario es Yannick. La banda cerró con “Please end me” y “Love Burns”.
“AF Stomp” y “The Eliminator”, marcaban el comienzo de los veteranos Agnostic Front, con un Stigma inquieto como siempre. Un show intenso de los neoyorkinos, quienes hicieron 16 canciones, donde no faltaron”Only in America”, “For My Family”, o “Take me back”. El mítico Roger Miret en voces no daba tregua, y hubo cover de Iron Cross y de Ramones para cerrar la actuación.
En un contraste fuerte de atmósferas, por otro lado teníamos a los encapuchados Swallow The Sun, que abrieron su set con “Innocence Was Long Forgotten”. Los finlandeses son de las bandas más destacadas del metal más melancólico, y lo demostraron en los escenarios rumanos, aunque hayan decidido enfocar casi todo su set en Shining, su último y divisivo álbum.
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Los suecos Bloodbath pisarían el escenario principal, donde tocaron unos 13 temas, de hasta 6 discos diferentes, obviamente el que más resaltó fue Nightmares Made Flesh (2004), su segundo álbum del cual tocaron 5 temas. Es interesante cómo la llegada de Nick Holmes al grupo parece haber sido parte de la chispa que hizo que en los últimos álbumes Paradise Lost reincorporaran algunos elementos de death metal en su sonido, y que el cantante pudiera hacer esas voces sin problemas después de tanto tiempo.
Llegaría el momento de los locales Dirty Shirt. Cuando vi mucha gente en el escenario, violines y coristas me esperaba lo peor, una copia de Mago de Oz pero rumana. Por suerte, eso no pasó: ellos se definen como “Crossover Folkcore Metal”, y la realidad es que sonaron muy bien. Se generó un excelente clima y conexión entre la banda y el público. Confeti, fuego, bailes y hasta el vocalista Dan Crăciun se subió a un bote hinchable y cantó mientras recorría el “mar de espectadores”.
Pude ver poco de Dying Fetus, al final el solape de bandas, te hace elegir y a veces también uno tiene que descansar. La banda con bastante público que prefería machaques y guturales, antes que a Dirty Shirt, tocó unas 12 canciones, donde no faltó “Grotesque Impalement”, “In The Trenches” ni “Streaks of Blood”, su cover de Baphomet.
Llegaría una de las primeras bandas importantes de la noche, hablamos de Static X, quienes salían a escena con “Bled for Days”, “Wisconsin Death Trip” y “Fix”. Sigue llamando la atención que el actual vocalista, Edsel Dope (vocalista de Dope), utilice una mascara con luces rojas en los ojos, y un peinado que emula o es muy parecido al que utilizaba Wayne Static, vocalista y guitarrista fundador de la banda, fallecido en 2014. La banda, que tiene en sus filas a Tony Campos en bajo (Fear Factory y ex-Soulfly), cerraría su presentación con “Cold”, “I’m With Stupid” y el clásico “Push It”.
Los suecos Draconian saldrían con una luz muy tenue al escenario, donde comenzaron su set con “The Sacrificial Flame” y “Elysian Night”. Con el logo de la banda de fondo como única escenografía, el septeto dio su espectáculo de pesadez gótica, marcado por las voces angelicales de Lisa Johansson contrastadas con el vozarrón demoníaco de Anders Jacobsson. Una combinación clásica que el grupo explota de manera perfecta.
El solape de bandas, o el tiempo que uno a veces tiene que calcular para estar antes de empezar la siguiente banda, hace que te pierdas mucho de las canciones finales, en este caso, porque teníamos que estar para el comienzo de Sepultura.
Luego de varias intros, los brasileños Sepultura “coparon” el escenario con “Refuse/Resist”, “Inner Self” y “Desperate Cry”. La banda actualmente tiene a dos miembros fundadores como Andreas Kisser en guitarra y Paulo Xisto en bajo. Se le suma el ya respetable Derrick Green en voz y la última incorporación Greyson Nekrutman en batería, que ocupa el hueco libre que dejó Eloy Casagrande antes de irse a Slipknot. Hubo tiempo para recordar a Ozzy, antes de interpretar “Kaiowas”. Y no faltaron “Territory”, “Arise”, ni el megapopular “Roots Bloody Roots” para finalizar el espectáculo. ¿Será de verdad la última vez que veamos a Sepultura? ¡No lo creo!
En penumbras, con una fina capa de humo, y un escenario colmado de cables, pies y micrófonos, se vendría el cierre de los escenarios principales a mano de los noruegos Wardruna, que llevaron a cabo su espectáculo de paganismo nórdico reinventado para el siglo XXI.
Con mucho cansancio encima y ya habiéndonos despedido de la mayoría de colegas, solo un puñado de locos, nos quedamos para ver la presentación de Marduk, quien salió a escena con “Werwolf” y “Steel Inferno”, para sumergirnos en la oscuridad que esperábamos. Los suecos, liderados por Mortuus, no dieron tregua y lanzaron todas canciones de álbumes diferentes. “Slay the Nazarene”, “Marching Bones”, “With Satan and Victorious Weapons” iban sonando, tras un público fiel que allí estaba dejando hasta el último aliento luego de cinco días de puro metal. “The Blond Beast” y “The Black…” Cerraron una presentación impecable del grupo de black metal, digno magnífico de una etapa en Rasnov que se cierra a lo grande y se agradece por haber sido la casa del festival durante varios años.



Y llegó la última jornada del Rockstadt Extreme Fest, antes de ir a ver bandas, preferí conocer la fortaleza de Râșnov, así que subí caminando, si bien no era muy cansador subir a pie (tenías una opción de teleférico o ascensor), el problema es todo lo que he caminado durante estos 6 dias en Rumania. Muy bonita la fortaleza, que se construyó entre 1211 y 1225 por los caballeros Teutones para defender Transilvania de los avances turcos y tártaros. Pero esto no es una web de historia, así que al bajar de la fortaleza, comí en un restaurante que hay al lado del festival, la verdad excelente servicio (bastante más caro que en los puestos de afuera, pero valía la pena probar algo diferente y local).
Ahora sí, realizada la travesía turística y gastronómica, entramos al recinto para ver a Dope, quien tuvo muchos problemas técnicos y solamente pudieron tocar unas cuatro canciones, tocando dos veces “Die, Boom, Bang, Burn” por haber sido interrumpida por los problemas técnicos y cerrando con su cover clásico de “You Spin Me Round (Like a Record)” de los synthpop británicos Dead Or Alive.
Party Cannon fue la siguiente banda en salir a escena. Los británicos, formados en 2011, salieron a comerse el escenario, con una mascota que no paró de bailar, saltar, mostrar carteles al público y hasta tirarles agua con una pistola de juguete. La banda hizo un popurrí de canciones de sus tres álbumes de estudio convirtiendo la tarde de Rasnov, en una fiesta. A mitad del show de Party Cannon, me fui al escenario pequeño, para ver el show de los belgas Nasty, a quienes tuve el placer de ver este mismo año cuando visitaron Barcelona junto a Stick To Your Guns.
Ahora tocaría ver a una de las bandas que más viene ascendiendo, Paleface Swiss, quienes este año tocaron en un sitio muy chico en Barcelona y se agotaron las entradas muy rápido, quedando afuera. Comenzaron el show con “Hatred” y “Suppressing Times”, bajo un sol infernal. Los suizos se dedicaron a tocar principalmente canciones de su último álbum Cursed (2025) y solo dos canciones de Fear & Dagger (2022). Los liderados por el carismático Zelli, continuaron con “I am a Cursed One” y “The Gallow” con un público que les acompañaba en cada canción. El otro que se come el escenario es Yannick. La banda cerró con “Please end me” y “Love Burns”.
“AF Stomp” y “The Eliminator”, marcaban el comienzo de los veteranos Agnostic Front, con un Stigma inquieto como siempre. Un show intenso de los neoyorkinos, quienes hicieron 16 canciones, donde no faltaron”Only in America”, “For My Family”, o “Take me back”. El mítico Roger Miret en voces no daba tregua, y hubo cover de Iron Cross y de Ramones para cerrar la actuación.
En un contraste fuerte de atmósferas, por otro lado teníamos a los encapuchados Swallow The Sun, que abrieron su set con “Innocence Was Long Forgotten”. Los finlandeses son de las bandas más destacadas del metal más melancólico, y lo demostraron en los escenarios rumanos, aunque hayan decidido enfocar casi todo su set en Shining, su último y divisivo álbum.
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Los suecos Bloodbath pisarían el escenario principal, donde tocaron unos 13 temas, de hasta 6 discos diferentes, obviamente el que más resaltó fue Nightmares Made Flesh (2004), su segundo álbum del cual tocaron 5 temas. Es interesante cómo la llegada de Nick Holmes al grupo parece haber sido parte de la chispa que hizo que en los últimos álbumes Paradise Lost reincorporaran algunos elementos de death metal en su sonido, y que el cantante pudiera hacer esas voces sin problemas después de tanto tiempo.
Llegaría el momento de los locales Dirty Shirt. Cuando vi mucha gente en el escenario, violines y coristas me esperaba lo peor, una copia de Mago de Oz pero rumana. Por suerte, eso no pasó: ellos se definen como “Crossover Folkcore Metal”, y la realidad es que sonaron muy bien. Se generó un excelente clima y conexión entre la banda y el público. Confeti, fuego, bailes y hasta el vocalista Dan Crăciun se subió a un bote hinchable y cantó mientras recorría el “mar de espectadores”.
Pude ver poco de Dying Fetus, al final el solape de bandas, te hace elegir y a veces también uno tiene que descansar. La banda con bastante público que prefería machaques y guturales, antes que a Dirty Shirt, tocó unas 12 canciones, donde no faltó “Grotesque Impalement”, “In The Trenches” ni “Streaks of Blood”, su cover de Baphomet.
Llegaría una de las primeras bandas importantes de la noche, hablamos de Static X, quienes salían a escena con “Bled for Days”, “Wisconsin Death Trip” y “Fix”. Sigue llamando la atención que el actual vocalista, Edsel Dope (vocalista de Dope), utilice una mascara con luces rojas en los ojos, y un peinado que emula o es muy parecido al que utilizaba Wayne Static, vocalista y guitarrista fundador de la banda, fallecido en 2014. La banda, que tiene en sus filas a Tony Campos en bajo (Fear Factory y ex-Soulfly), cerraría su presentación con “Cold”, “I’m With Stupid” y el clásico “Push It”.
Los suecos Draconian saldrían con una luz muy tenue al escenario, donde comenzaron su set con “The Sacrificial Flame” y “Elysian Night”. Con el logo de la banda de fondo como única escenografía, el septeto dio su espectáculo de pesadez gótica, marcado por las voces angelicales de Lisa Johansson contrastadas con el vozarrón demoníaco de Anders Jacobsson. Una combinación clásica que el grupo explota de manera perfecta.
El solape de bandas, o el tiempo que uno a veces tiene que calcular para estar antes de empezar la siguiente banda, hace que te pierdas mucho de las canciones finales, en este caso, porque teníamos que estar para el comienzo de Sepultura.
Luego de varias intros, los brasileños Sepultura “coparon” el escenario con “Refuse/Resist”, “Inner Self” y “Desperate Cry”. La banda actualmente tiene a dos miembros fundadores como Andreas Kisser en guitarra y Paulo Xisto en bajo. Se le suma el ya respetable Derrick Green en voz y la última incorporación Greyson Nekrutman en batería, que ocupa el hueco libre que dejó Eloy Casagrande antes de irse a Slipknot. Hubo tiempo para recordar a Ozzy, antes de interpretar “Kaiowas”. Y no faltaron “Territory”, “Arise”, ni el megapopular “Roots Bloody Roots” para finalizar el espectáculo. ¿Será de verdad la última vez que veamos a Sepultura? ¡No lo creo!
En penumbras, con una fina capa de humo, y un escenario colmado de cables, pies y micrófonos, se vendría el cierre de los escenarios principales a mano de los noruegos Wardruna, que llevaron a cabo su espectáculo de paganismo nórdico reinventado para el siglo XXI.
Con mucho cansancio encima y ya habiéndonos despedido de la mayoría de colegas, solo un puñado de locos, nos quedamos para ver la presentación de Marduk, quien salió a escena con “Werwolf” y “Steel Inferno”, para sumergirnos en la oscuridad que esperábamos. Los suecos, liderados por Mortuus, no dieron tregua y lanzaron todas canciones de álbumes diferentes. “Slay the Nazarene”, “Marching Bones”, “With Satan and Victorious Weapons” iban sonando, tras un público fiel que allí estaba dejando hasta el último aliento luego de cinco días de puro metal. “The Blond Beast” y “The Black…” Cerraron una presentación impecable del grupo de black metal, digno magnífico de una etapa en Rasnov que se cierra a lo grande y se agradece por haber sido la casa del festival durante varios años.