

Sacred Reich, aquellos muchachos de Arizona retornaron una vez más para surfear sobre los headbangers catalanes. La veterana formación thrash se escapa de la gira europea junto a Exodus, para ofrecer otra magistral descarga en una repleta Razzmatazz 3, aunque inicialmente estaba previsto realizarse en la Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat.
Previo al disloque que provocan habitualmente los de Phoenix, teníamos a Injector, una desconocida formación, al menos para mí, recién llegada desde Cartagena, Murcia. Y que empezaron, al igual que en su cuarto álbum Endless Scorn (2024) con la tenebrosa intro titulada “Engelante”, y el incisivo corte “Path of Wrathgod”. Limitados estructuralmente al estar situada la batería de Anibal, frente a la de Dave McClain, de tal modo que Daniel MVN se mantuvo en un espacio bien reducido, justo para la caja de la pedalera, el pie de micro, y sus pies. Seguro que esto limitó muy mucho los movimientos del cantante y guitarra, que agradeció nuestra presencia en un puto lunes, y contentos de estar por acá tras mucho tiempo sin pasarse. Tuvieron un más que correcto y sincronizado directo que finalizaron con la versátil y armónica “Resetting Time”, la accesible “Crawling One”, y finalmente, la que abre su Hunt of the Rawhead (2020), la briosa “March to Kill” interpretada en parte por el bajista, Mafi, con final a base de tremolo a cargo de Danny B. que dejó la sala temblando. Aparte de los problemas de espacio por la batería, que quizás sonaba en exceso, con un sonido disruptivo y cercenado, lejos del que apreciamos en sus grabaciones en estudio. En fin, esperemos verlos de nuevo en mejores condiciones para dar un veredicto más fidedigno.
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Los norteamericanos no tardaron en acondicionar su equipo, y recibir los primeros signos de aprecio hacia los sobrevivientes de la travesía, con Phil Rind, y el guitarra solista Wiley Arnett al frente, el exbaterista de Machine Head, Dave McClain, y el chico nuevo, el joven guitarrista Joey Radziwill que entró en 2019, e hijo del batero Tim Radziwill. No sé si es un caso único, supongo que no, pero Sacred Reich ha actuado en las tres salas que componen el recinto Razzmatazz, anteriormente Zeleste, en la que actuaron en su sala principal junto a Sepultura en su mítica primera visita a la Ciudad Condal donde los brasileros grabaron su icónico video Under Siege. Posteriormente, los estadounidenses visitaron la sala dos hará unos tres años, de nuevo junto a Sepultura, y ahora caen en la sala pequeña, apta para unos doscientos cincuenta individuos, y volviendo un poco a los orígenes, cuando los vi por primera vez en la conflictiva KGB de Barcelona en 1990, junto a sus compadres de Atrophy, ante una audiencia similar.
Tras esta curiosidad, vamos con lo que interesa, y es la magistral lección de thrash metal que ofrecieron estos simpáticos cuatreros, y es que aparte de su buen hacer, repartieron sonrisas y buen rollo por doquier durante sus setenta minutos de directo, tanto antes, como después de su concluyente actuación. Ante una audiencia entregada a la causa, abrieron fuego con una cognitiva “The American Way”, seguida por “Divide and Conquer” que acabó con la peña haciendo el “oe, oeoeoe, oe, oe“, y Phil siguiendo el ritmo, golpeando el micrófono con la palma de la mano. Momento que aprovechó para dar gracias, y declarar su amor a Barcelona, rememorando su paso por la sala adyacente junto a Sepultura en 1991, para acto seguido presentar un tema del disco Ignorance (1987) dedicando al que fuera guitarra de Sacred Reich, el fallecido Jason Rainey, la criminal “Death Squad” con Phil literalmente a tocar de las primeras filas, y provocando los primeros pogos.
Cambio de rango con esa maravilla que es “Love …Hate”, tras la cual Dave aprovecha para ir a buscar toallas, mientras Phil explica el significado de “Salvation”, una canción sobre el hecho de estar juntos, de cómo la música llega a nuestros corazones, y la maravillosa gente que conocemos en todos los sitios donde tocamos, hoy en Barcelona, mañana en Madrid, este fin de semana en el Hellfest, etcétera. Pidieron la paz con perseverancia durante “One Nation”, y recordó las protestas que se han producido el sábado pasado con millones de personas en las calles, y que quizás deberían tomar lecciones de las protestas que se suceden acá en Europa, antes de atacar de forma acompasada con “Crimes Against Humanity”, empalmada con “Who’s to Blame” con una buena parte de la audiencia cantando los primeros versos de este tema que pasa por varios estadios musicales, y que relatan los tiempos del inquisidora asociación PMRC, Parents Music Resource Center.
Una atronadora “Independent” terminó con un “Muchas gracias“, y con Phil pidiendo que alguien subiera a hacer una foto de la banda junto a los fans, siendo nuestro cameraman Markcerock el encargado de inmortalizar el instante. Antes de continuar con “Manifest Reality”, el bajista quiso hacer una especie de encuesta, preguntando por la edad de los presentes, los de cincuenta o más, los de treinta – cuarenta, de menos de treinta, y finalmente los menores, dirigiéndose a un pequeño de menos de diez, entre gritos coreando el nombre de la banda americana. La fiesta continua con la groovie “Free”, y esos ritmos cambiantes, y rompedores. Para llegar al trio de ases final compuesto por “Ignorance”, en la que Arnett hace sollozar su radioactiva Hamer, antes de agarrar velocidad de crucero. Una versión del “War Pigs” de Black Sabbath que incluyeron en su EP de 1988, Surf Nicaragua, cuyo tema homónimo sería con la que cerraron la barraca.
Unos setenta minutos fantásticos, llenos de remembranzas, en especial para los que los hemos visto en todas sus visitas, pero con un repertorio demasiado repetitivo, prácticamente idéntico al ejecutado en sus dos anteriores visitas, en 2019 presentando su último disco hasta la fecha Awakening (2018), y en 2022 junto a los Seps. Y no será por material, con temazos como “State of Emergency”, o clásicas del Ignorance como “Violent Solutions”, “Rest in Peace”, “Administrative Decisions” o “Victim of Demise”, así como “Blue Suit, Brown Shirt” de un desdeñado Heal (1996), del que no rescatan ni una. Pues así nos quedamos, a la espera de un nuevo álbum anunciado para este mismo año, aunque, de hecho, ya estaba prevista su salida para finales de 2024, así que seguiremos a la escucha.



Sacred Reich, aquellos muchachos de Arizona retornaron una vez más para surfear sobre los headbangers catalanes. La veterana formación thrash se escapa de la gira europea junto a Exodus, para ofrecer otra magistral descarga en una repleta Razzmatazz 3, aunque inicialmente estaba previsto realizarse en la Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat.
Previo al disloque que provocan habitualmente los de Phoenix, teníamos a Injector, una desconocida formación, al menos para mí, recién llegada desde Cartagena, Murcia. Y que empezaron, al igual que en su cuarto álbum Endless Scorn (2024) con la tenebrosa intro titulada “Engelante”, y el incisivo corte “Path of Wrathgod”. Limitados estructuralmente al estar situada la batería de Anibal, frente a la de Dave McClain, de tal modo que Daniel MVN se mantuvo en un espacio bien reducido, justo para la caja de la pedalera, el pie de micro, y sus pies. Seguro que esto limitó muy mucho los movimientos del cantante y guitarra, que agradeció nuestra presencia en un puto lunes, y contentos de estar por acá tras mucho tiempo sin pasarse. Tuvieron un más que correcto y sincronizado directo que finalizaron con la versátil y armónica “Resetting Time”, la accesible “Crawling One”, y finalmente, la que abre su Hunt of the Rawhead (2020), la briosa “March to Kill” interpretada en parte por el bajista, Mafi, con final a base de tremolo a cargo de Danny B. que dejó la sala temblando. Aparte de los problemas de espacio por la batería, que quizás sonaba en exceso, con un sonido disruptivo y cercenado, lejos del que apreciamos en sus grabaciones en estudio. En fin, esperemos verlos de nuevo en mejores condiciones para dar un veredicto más fidedigno.
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Los norteamericanos no tardaron en acondicionar su equipo, y recibir los primeros signos de aprecio hacia los sobrevivientes de la travesía, con Phil Rind, y el guitarra solista Wiley Arnett al frente, el exbaterista de Machine Head, Dave McClain, y el chico nuevo, el joven guitarrista Joey Radziwill que entró en 2019, e hijo del batero Tim Radziwill. No sé si es un caso único, supongo que no, pero Sacred Reich ha actuado en las tres salas que componen el recinto Razzmatazz, anteriormente Zeleste, en la que actuaron en su sala principal junto a Sepultura en su mítica primera visita a la Ciudad Condal donde los brasileros grabaron su icónico video Under Siege. Posteriormente, los estadounidenses visitaron la sala dos hará unos tres años, de nuevo junto a Sepultura, y ahora caen en la sala pequeña, apta para unos doscientos cincuenta individuos, y volviendo un poco a los orígenes, cuando los vi por primera vez en la conflictiva KGB de Barcelona en 1990, junto a sus compadres de Atrophy, ante una audiencia similar.
Tras esta curiosidad, vamos con lo que interesa, y es la magistral lección de thrash metal que ofrecieron estos simpáticos cuatreros, y es que aparte de su buen hacer, repartieron sonrisas y buen rollo por doquier durante sus setenta minutos de directo, tanto antes, como después de su concluyente actuación. Ante una audiencia entregada a la causa, abrieron fuego con una cognitiva “The American Way”, seguida por “Divide and Conquer” que acabó con la peña haciendo el “oe, oeoeoe, oe, oe“, y Phil siguiendo el ritmo, golpeando el micrófono con la palma de la mano. Momento que aprovechó para dar gracias, y declarar su amor a Barcelona, rememorando su paso por la sala adyacente junto a Sepultura en 1991, para acto seguido presentar un tema del disco Ignorance (1987) dedicando al que fuera guitarra de Sacred Reich, el fallecido Jason Rainey, la criminal “Death Squad” con Phil literalmente a tocar de las primeras filas, y provocando los primeros pogos.
Cambio de rango con esa maravilla que es “Love …Hate”, tras la cual Dave aprovecha para ir a buscar toallas, mientras Phil explica el significado de “Salvation”, una canción sobre el hecho de estar juntos, de cómo la música llega a nuestros corazones, y la maravillosa gente que conocemos en todos los sitios donde tocamos, hoy en Barcelona, mañana en Madrid, este fin de semana en el Hellfest, etcétera. Pidieron la paz con perseverancia durante “One Nation”, y recordó las protestas que se han producido el sábado pasado con millones de personas en las calles, y que quizás deberían tomar lecciones de las protestas que se suceden acá en Europa, antes de atacar de forma acompasada con “Crimes Against Humanity”, empalmada con “Who’s to Blame” con una buena parte de la audiencia cantando los primeros versos de este tema que pasa por varios estadios musicales, y que relatan los tiempos del inquisidora asociación PMRC, Parents Music Resource Center.
Una atronadora “Independent” terminó con un “Muchas gracias“, y con Phil pidiendo que alguien subiera a hacer una foto de la banda junto a los fans, siendo nuestro cameraman Markcerock el encargado de inmortalizar el instante. Antes de continuar con “Manifest Reality”, el bajista quiso hacer una especie de encuesta, preguntando por la edad de los presentes, los de cincuenta o más, los de treinta – cuarenta, de menos de treinta, y finalmente los menores, dirigiéndose a un pequeño de menos de diez, entre gritos coreando el nombre de la banda americana. La fiesta continua con la groovie “Free”, y esos ritmos cambiantes, y rompedores. Para llegar al trio de ases final compuesto por “Ignorance”, en la que Arnett hace sollozar su radioactiva Hamer, antes de agarrar velocidad de crucero. Una versión del “War Pigs” de Black Sabbath que incluyeron en su EP de 1988, Surf Nicaragua, cuyo tema homónimo sería con la que cerraron la barraca.
Unos setenta minutos fantásticos, llenos de remembranzas, en especial para los que los hemos visto en todas sus visitas, pero con un repertorio demasiado repetitivo, prácticamente idéntico al ejecutado en sus dos anteriores visitas, en 2019 presentando su último disco hasta la fecha Awakening (2018), y en 2022 junto a los Seps. Y no será por material, con temazos como “State of Emergency”, o clásicas del Ignorance como “Violent Solutions”, “Rest in Peace”, “Administrative Decisions” o “Victim of Demise”, así como “Blue Suit, Brown Shirt” de un desdeñado Heal (1996), del que no rescatan ni una. Pues así nos quedamos, a la espera de un nuevo álbum anunciado para este mismo año, aunque, de hecho, ya estaba prevista su salida para finales de 2024, así que seguiremos a la escucha.
