

Es interesante pensar que el punk rock, un movimiento que en la cultura popular sigue teniendo esa imagen de ser anti todo y nihilista, rápidamente derivara en grandes escenas unidas justamente por ideologías fuertes. Primero fue el punk anarquista de Crass, pero en los ochentas tendríamos la gran explosión del hardcore punk y del “straight edge” anti drogas de Minor Threat y 7Seconds, el punk vegano de Gorilla Biscuits y Earth Crisis y, lo más llamativo para la gente que no está tan metida en este estilo, el llamado “krishnacore” de grupos como Cro-Mags y 108, estos últimos influenciados por la religión hare krishna y que encontraron un espacio importante en el hardcore debido a los puntos en común con las dos últimas anteriores. El krishnacore terminó teniendo una gran llegada internacional, incluso llegando a Argentina con bandas como Bhakti, Enquirer y, nuestros protagonistas del día de hoy, Sudarshana.
Comparados con muchas bandas de la punk hare krishna, tanto en Argentina como en el resto del mundo, Sudarshana se podían distinguir por su estilo extremadamente melódico y que más de una vez directamente caía en el pop punk, algo que se podía ver desde su debut Reviviendo La Emoción pero sobre todo en su segundo disco La Rebelión del Corazón. En 2012 Sudarshana se terminaría separando, pero en 2023 decidieron volver al ruedo y sacar al grupo a la ruta, dando lugar a una serie de conciertos por Latinoamérica, tocando en Chile, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay. Y tras otro descanso de dos años, en 2025 dio otra ocasión de tocar en vivo, esta vez para celebrar los 20 años de La Rebelión del Corazón. Fue esta razón por la que pudimos verlos el sábado 26 de junio en Vorterix, como anunciaban los carteles alrededor.
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Mientras estaba enfilando para Vorterix, estaba escuchando el disco homenajeado y está claro que tiene un sonido muy cálido y amigable. Había un contraste importante con el ambiente que me rodeaba, con una ola polar de invierno y unos vientos helados que me habían agarrado a mitad de camino y que había subestimado al llevar menos abrigo del que hubiera necesitado. Llegué al teatro unos minutos antes de que abrieran las puertas, y después de hacer el chequeo usual me encontré con un campo del Vorterix completamente vacío, a excepción de los que trabajaban en el lugar: debía ser la primera vez que podía decir que era el primero en llegar de todos. Pero la soledad no duró mucho, y apenas abrieron las puertas comenzó a acumularse la gente que no había podido ver afuera, que no había querido arriesgar un resfriado sólo por querer estar en primera fila.
Durante la siguiente hora y media, la gente fue acumulándose en el campo de Vorterix y también en la parte alta, dando lugar a un público que no habrá roto récords de números pero extremadamente respetable. Como señalé también cuando me tocó cubrir lo hecho con los straight edge Bane, seguro habría muchos en el público que siguieran de cerca las ideas antidrogas de la banda, pero también se podía ver una gran cantidad de gente dándole al cigarro, al porro y a la cerveza. Hey, son fans de la música más que nada.
Apenas pasadas las 21:30, se abrió el telón del teatro y entre el murmullo de la gente se empezó a escuchar un mantra hindú viniendo de los parlantes, mientras se podía ver la portada roja de La Rebelión del Corazón de fondo, con la imagen del logo de la banda sobre el símbolo de la flor de loto. Con la salida de la base instrumental (el baterista Emilio Ponti, el bajista Matías Solo y el guitarrista Javier Casa), se escucharon los gritos de emoción de la gente, los cuales aumentaron con la aparición del cantante Ariel Pavletic, ahora sí dando inicio al concierto en sí.
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La fecha estuvo íntegramente dedicada a La Rebelión del Corazón. ¿Pocas sorpresas? Obviamente, pero el chiste de tener a la banda tocando las canciones en vivo es poder sentir esa energía tremenda que se siente en el estudio desatada no sólo desde arriba de las tablas, sino también en el campo: escuchar a la gente acompañando a Ariel en los coros de las canciones, conociendo las letras de pe a pa, y verlos haciendo pogo a cada momento. Sudarshana no será una banda “dura” como Cro-Mags, pero el centro del campo estuvo muy movido con respecto al mosh.
Ariel explicando la idea detrás de “El Camino del Loto” de que si nos caemos mil veces entonces mil veces debemos levantarnos, o el circle pit que se amó en “El mundo gira (otra vez)”, hablando sobre la reedición en vinilo que estaba disponible en los puestos a cargo de Vegan Records y preguntando a la gente cuántos habían comprado el disco cuando salió (con varios levantando la mano), la gente abrazándose al momento de la emocionante “Dame Una Señal”, Matías Solo dedicando una canción a “su chica” que encima también cumplía años y la gente cantando el feliz cumpleaños, fueron todos momentos inolvidables.
También hay que mencionar el cover medio spanglish que hacen de “Boys Don’t Cry” de The Cure, con los versos en español y el estribillo en inglés, como otro gran punto, encima dedicado a Unicornio, un fan que había viajado desde Brasil para verlos. Por otro lado, los acompañamientos de teclados a veces sonaban un tanto extraños: no por su presencia, siendo que ya estaban en las versiones de estudio, sino más porque creo que nunca me va a terminar de convencer el sonido de Vorterix.
Después del cover de The Cure la banda se retiró, pero todavía faltaba al menos una canción para terminar. Así que tras los aplausos y pedidos de regreso, tuvimos el regreso de Sudarshana y ahora sí el final con “Sudarshana”, la canción homónima. Pura melodía punk, acompañada por los coros del público y dedicada a los hijos de Javier Casa, que lo veían desde la primera fila del lugar: no eran los únicos jóvenes, porque se veían un par de chicos acompañados por sus padres punks viejos. ¿La nueva generación? Esperemos.
Así que llegamos al final después de poco más de una hora de recital. Esto puede parecer poco considerando que encima Sudarshana eran la única banda de la fecha, pero como celebración de su álbum creo que cumplió con creces su propósito. Esperemos que próximamente apunten todavía más alto, y tal vez podamos escuchar canciones nuevas de su parte, para demostrar que la energía sigue presente.
Etiquetas: argentina, Hardcore Punk, Krishnacore, Melodic hardcore, Pop Punk, Sudarshana

Es interesante pensar que el punk rock, un movimiento que en la cultura popular sigue teniendo esa imagen de ser anti todo y nihilista, rápidamente derivara en grandes escenas unidas justamente por ideologías fuertes. Primero fue el punk anarquista de Crass, pero en los ochentas tendríamos la gran explosión del hardcore punk y del “straight edge” anti drogas de Minor Threat y 7Seconds, el punk vegano de Gorilla Biscuits y Earth Crisis y, lo más llamativo para la gente que no está tan metida en este estilo, el llamado “krishnacore” de grupos como Cro-Mags y 108, estos últimos influenciados por la religión hare krishna y que encontraron un espacio importante en el hardcore debido a los puntos en común con las dos últimas anteriores. El krishnacore terminó teniendo una gran llegada internacional, incluso llegando a Argentina con bandas como Bhakti, Enquirer y, nuestros protagonistas del día de hoy, Sudarshana.
Comparados con muchas bandas de la punk hare krishna, tanto en Argentina como en el resto del mundo, Sudarshana se podían distinguir por su estilo extremadamente melódico y que más de una vez directamente caía en el pop punk, algo que se podía ver desde su debut Reviviendo La Emoción pero sobre todo en su segundo disco La Rebelión del Corazón. En 2012 Sudarshana se terminaría separando, pero en 2023 decidieron volver al ruedo y sacar al grupo a la ruta, dando lugar a una serie de conciertos por Latinoamérica, tocando en Chile, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay. Y tras otro descanso de dos años, en 2025 dio otra ocasión de tocar en vivo, esta vez para celebrar los 20 años de La Rebelión del Corazón. Fue esta razón por la que pudimos verlos el sábado 26 de junio en Vorterix, como anunciaban los carteles alrededor.
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Mientras estaba enfilando para Vorterix, estaba escuchando el disco homenajeado y está claro que tiene un sonido muy cálido y amigable. Había un contraste importante con el ambiente que me rodeaba, con una ola polar de invierno y unos vientos helados que me habían agarrado a mitad de camino y que había subestimado al llevar menos abrigo del que hubiera necesitado. Llegué al teatro unos minutos antes de que abrieran las puertas, y después de hacer el chequeo usual me encontré con un campo del Vorterix completamente vacío, a excepción de los que trabajaban en el lugar: debía ser la primera vez que podía decir que era el primero en llegar de todos. Pero la soledad no duró mucho, y apenas abrieron las puertas comenzó a acumularse la gente que no había podido ver afuera, que no había querido arriesgar un resfriado sólo por querer estar en primera fila.
Durante la siguiente hora y media, la gente fue acumulándose en el campo de Vorterix y también en la parte alta, dando lugar a un público que no habrá roto récords de números pero extremadamente respetable. Como señalé también cuando me tocó cubrir lo hecho con los straight edge Bane, seguro habría muchos en el público que siguieran de cerca las ideas antidrogas de la banda, pero también se podía ver una gran cantidad de gente dándole al cigarro, al porro y a la cerveza. Hey, son fans de la música más que nada.
Apenas pasadas las 21:30, se abrió el telón del teatro y entre el murmullo de la gente se empezó a escuchar un mantra hindú viniendo de los parlantes, mientras se podía ver la portada roja de La Rebelión del Corazón de fondo, con la imagen del logo de la banda sobre el símbolo de la flor de loto. Con la salida de la base instrumental (el baterista Emilio Ponti, el bajista Matías Solo y el guitarrista Javier Casa), se escucharon los gritos de emoción de la gente, los cuales aumentaron con la aparición del cantante Ariel Pavletic, ahora sí dando inicio al concierto en sí.
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La fecha estuvo íntegramente dedicada a La Rebelión del Corazón. ¿Pocas sorpresas? Obviamente, pero el chiste de tener a la banda tocando las canciones en vivo es poder sentir esa energía tremenda que se siente en el estudio desatada no sólo desde arriba de las tablas, sino también en el campo: escuchar a la gente acompañando a Ariel en los coros de las canciones, conociendo las letras de pe a pa, y verlos haciendo pogo a cada momento. Sudarshana no será una banda “dura” como Cro-Mags, pero el centro del campo estuvo muy movido con respecto al mosh.
Ariel explicando la idea detrás de “El Camino del Loto” de que si nos caemos mil veces entonces mil veces debemos levantarnos, o el circle pit que se amó en “El mundo gira (otra vez)”, hablando sobre la reedición en vinilo que estaba disponible en los puestos a cargo de Vegan Records y preguntando a la gente cuántos habían comprado el disco cuando salió (con varios levantando la mano), la gente abrazándose al momento de la emocionante “Dame Una Señal”, Matías Solo dedicando una canción a “su chica” que encima también cumplía años y la gente cantando el feliz cumpleaños, fueron todos momentos inolvidables.
También hay que mencionar el cover medio spanglish que hacen de “Boys Don’t Cry” de The Cure, con los versos en español y el estribillo en inglés, como otro gran punto, encima dedicado a Unicornio, un fan que había viajado desde Brasil para verlos. Por otro lado, los acompañamientos de teclados a veces sonaban un tanto extraños: no por su presencia, siendo que ya estaban en las versiones de estudio, sino más porque creo que nunca me va a terminar de convencer el sonido de Vorterix.
Después del cover de The Cure la banda se retiró, pero todavía faltaba al menos una canción para terminar. Así que tras los aplausos y pedidos de regreso, tuvimos el regreso de Sudarshana y ahora sí el final con “Sudarshana”, la canción homónima. Pura melodía punk, acompañada por los coros del público y dedicada a los hijos de Javier Casa, que lo veían desde la primera fila del lugar: no eran los únicos jóvenes, porque se veían un par de chicos acompañados por sus padres punks viejos. ¿La nueva generación? Esperemos.
Así que llegamos al final después de poco más de una hora de recital. Esto puede parecer poco considerando que encima Sudarshana eran la única banda de la fecha, pero como celebración de su álbum creo que cumplió con creces su propósito. Esperemos que próximamente apunten todavía más alto, y tal vez podamos escuchar canciones nuevas de su parte, para demostrar que la energía sigue presente.
Etiquetas: argentina, Hardcore Punk, Krishnacore, Melodic hardcore, Pop Punk, Sudarshana