Foto de Martin Delgado (Rock And Films)
El 9 de noviembre de este 2024, en la ciudad de Buenos Aires, el reloj marcó las 19, era la hora de apertura de puertas del Teatro Flores para concretar el reencuentro entre los californianos Suicidal Tendencies y el público argentino tras 8 años desde su última visita.
Al ingresar al recinto, pude notar que ya había un gran caudal de viejos hardcores, heavys, punks e incluso nuevos fans, algunos de los cuales recién conocían a la banda o habían sido recomendados por hermanos mayores, o incluso por sus padres. No importaba la procedencia, la gente llenó el lugar con la intención de pasarla bien, y ST no los iba a defraudar.
Los encargados de ser el acto soporte fueron los muchachos de Hueso, con su propuesta que reúne varios géneros entre death metal, thrash y algo de hardcore tuvieron una excelente labor y se puede asegurar que han ganado una buena cantidad de nuevos adeptos. Con un sonido claro, fuerte, un vocalista que dejó todo en las pistas y el resto de los músicos acompañando, ha demostrado que en Argentina no solo existen bandas clones a los grandes exponentes del heavy metal nacional y popular.
Normalmente la gente recorre el lugar, consume alguna cerveza o se queda charlando mientras los técnicos preparan el stage, pero parecería que nadie se lo dijo a los fans de Suicidal Tendencies quienes al escuchar temas de Bad Religion, Nofx entre otros, comenzaron a corear el clásico “Suicidal!, Suicidal!”, hacer circle pits, pogos, mucho antes que la banda saliera del escenario.
Se hicieron de esperar, se hicieron de rogar, la emoción de una sala repleta de fans se notaba en cada respiración, todo el ambiente antes de que estallara el show se podía cortar con un cuchillo. Pero como siempre, la espera valió la pena ya que Suicidal Tendencies, salieron cargados con tanta potencia que si hubiese sido electricidad, habrían provocado un gran apagón en toda la ciudad, cosa que casi lo logra uno de los integrantes y profundizaré más adelante.
La alegría del público era contagiosa ya que se trataba de una fecha especial, no sólo volvía ST, sino que lo hacía junto a Jay Weinberg, el talentoso ex baterista de Slipknot con su estilo veloz y agresivo junto a otro de los debutantes, Tye Trujillo en el bajo, el hijo de Robert (Metallica), quien con sus 20 años ya juega en las grandes ligas y es digno de ocupar el lugar que fue de su padre. La banda se completaría con el histórico Dean Pleasants en guitarra, Ben Weinmann (ex The Dillinger Escape Plan) en la otra viola y Mike Muir, cantante y líder que no paró un minuto, se pasó todo el show corriendo por el escenario y haciendo sus famosos bailes mientras entonaba cada una de las canciones.
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“¿What the hell’s going on around here?”, gritó Muir al finalizar los primeros acordes de la introducción. Decir que la agrupación era una gran bola de furia es quedarse corto, “You Can’t Bring Me Down” fue el primero de los temas, poniendo patas arribas el teatro que estuvo acorde a las circunstancias y quienes sufrimos la estampida fuimos los que nos encontrábamos ubicados en las vallas de contención.
El público y la banda se alimentaron mutuamente mientras la intensidad subía a niveles astronómicos. Canciones como “Send Me Your Money”, “War Inside My Head”, “Subliminal”, “Freedumb” mantuvieron alta la energía y en donde ya era casi imposible respirar algo que no fuera sudor ajeno y calor extremo.
Durante el atronador recorrido por canciones míticas, después de destruir a todos con el famoso hit “Cyco Vision”, hicieron una breve pausa para tomar aliento. Mike aprovechó el momento para hablar de distintos temas y dar la bienvenida al no tan pequeño bajista, antes de volver a la carga.
La masacre continuó con wall of deaths, circle pits y muchas cervezas voladoras, especialmente durante el coreado “Possessed to Skate”, donde Mike mostró su lado más juvenil, contagiando esa energía a la mayoría de los presentes. La edad promedio de la audiencia rondaba los 40 años; abundaban las camisas leñadoras, bandanas, tatuajes y actitudes pandilleras, que me recordaron a lo visto en la excelente película de los años 90, Blood in Blood Out.
Siguiendo con el setlist, tocaron “I Saw Your Mommy” y “How Will I Laugh Tomorrow”, otro de sus himnos aclamados por la audiencia. Para “Pledge Your Allegiance”, el inquieto Ben comenzó a treparse por los cables eléctricos ubicados debajo de la platea del teatro, poniendo en riesgo no solo su propia vida ante un posible chispazo eléctrico, sino también la de los asistentes.
Para el final, el vocalista hizo un pedido especial y fue señalando a ciertos elegidos para que subieran al escenario. Esto superó todas las expectativas, ya que al menos 50 personas se unieron en un abrazo con cada uno de los músicos, culminando el show con el grito de “S. T.“, poniendo el punto final a uno de los eventos del año.
El show fue entretenido y estuvo lleno de clásicos. Tocaron casi todos los temas que el público quería escuchar, aunque debo admitir que me hubiera encantado poder cantar a viva voz ese mega clásico que pasaba MTV en su pantalla, como “Institutionalized“. Sin embargo, no puedo negar que, gracias a Juan Manuel de HP Prensa y a California Sun Producciones, tuve el lujo de disfrutar de una de las mejores bandas de la vieja escuela del hardcore punk.
Etiquetas: Bad Religion, California Sun Productions, Hardcore Punk, HP Prensa, Hueso, Jay Weinberg, metallica, NoFx, slipknot, Suicidal Tendencies, The Dillinger Escape Plan
Foto de Martin Delgado (Rock And Films)
El 9 de noviembre de este 2024, en la ciudad de Buenos Aires, el reloj marcó las 19, era la hora de apertura de puertas del Teatro Flores para concretar el reencuentro entre los californianos Suicidal Tendencies y el público argentino tras 8 años desde su última visita.
Al ingresar al recinto, pude notar que ya había un gran caudal de viejos hardcores, heavys, punks e incluso nuevos fans, algunos de los cuales recién conocían a la banda o habían sido recomendados por hermanos mayores, o incluso por sus padres. No importaba la procedencia, la gente llenó el lugar con la intención de pasarla bien, y ST no los iba a defraudar.
Los encargados de ser el acto soporte fueron los muchachos de Hueso, con su propuesta que reúne varios géneros entre death metal, thrash y algo de hardcore tuvieron una excelente labor y se puede asegurar que han ganado una buena cantidad de nuevos adeptos. Con un sonido claro, fuerte, un vocalista que dejó todo en las pistas y el resto de los músicos acompañando, ha demostrado que en Argentina no solo existen bandas clones a los grandes exponentes del heavy metal nacional y popular.
Normalmente la gente recorre el lugar, consume alguna cerveza o se queda charlando mientras los técnicos preparan el stage, pero parecería que nadie se lo dijo a los fans de Suicidal Tendencies quienes al escuchar temas de Bad Religion, Nofx entre otros, comenzaron a corear el clásico “Suicidal!, Suicidal!”, hacer circle pits, pogos, mucho antes que la banda saliera del escenario.
Se hicieron de esperar, se hicieron de rogar, la emoción de una sala repleta de fans se notaba en cada respiración, todo el ambiente antes de que estallara el show se podía cortar con un cuchillo. Pero como siempre, la espera valió la pena ya que Suicidal Tendencies, salieron cargados con tanta potencia que si hubiese sido electricidad, habrían provocado un gran apagón en toda la ciudad, cosa que casi lo logra uno de los integrantes y profundizaré más adelante.
La alegría del público era contagiosa ya que se trataba de una fecha especial, no sólo volvía ST, sino que lo hacía junto a Jay Weinberg, el talentoso ex baterista de Slipknot con su estilo veloz y agresivo junto a otro de los debutantes, Tye Trujillo en el bajo, el hijo de Robert (Metallica), quien con sus 20 años ya juega en las grandes ligas y es digno de ocupar el lugar que fue de su padre. La banda se completaría con el histórico Dean Pleasants en guitarra, Ben Weinmann (ex The Dillinger Escape Plan) en la otra viola y Mike Muir, cantante y líder que no paró un minuto, se pasó todo el show corriendo por el escenario y haciendo sus famosos bailes mientras entonaba cada una de las canciones.
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“¿What the hell’s going on around here?”, gritó Muir al finalizar los primeros acordes de la introducción. Decir que la agrupación era una gran bola de furia es quedarse corto, “You Can’t Bring Me Down” fue el primero de los temas, poniendo patas arribas el teatro que estuvo acorde a las circunstancias y quienes sufrimos la estampida fuimos los que nos encontrábamos ubicados en las vallas de contención.
El público y la banda se alimentaron mutuamente mientras la intensidad subía a niveles astronómicos. Canciones como “Send Me Your Money”, “War Inside My Head”, “Subliminal”, “Freedumb” mantuvieron alta la energía y en donde ya era casi imposible respirar algo que no fuera sudor ajeno y calor extremo.
Durante el atronador recorrido por canciones míticas, después de destruir a todos con el famoso hit “Cyco Vision”, hicieron una breve pausa para tomar aliento. Mike aprovechó el momento para hablar de distintos temas y dar la bienvenida al no tan pequeño bajista, antes de volver a la carga.
La masacre continuó con wall of deaths, circle pits y muchas cervezas voladoras, especialmente durante el coreado “Possessed to Skate”, donde Mike mostró su lado más juvenil, contagiando esa energía a la mayoría de los presentes. La edad promedio de la audiencia rondaba los 40 años; abundaban las camisas leñadoras, bandanas, tatuajes y actitudes pandilleras, que me recordaron a lo visto en la excelente película de los años 90, Blood in Blood Out.
Siguiendo con el setlist, tocaron “I Saw Your Mommy” y “How Will I Laugh Tomorrow”, otro de sus himnos aclamados por la audiencia. Para “Pledge Your Allegiance”, el inquieto Ben comenzó a treparse por los cables eléctricos ubicados debajo de la platea del teatro, poniendo en riesgo no solo su propia vida ante un posible chispazo eléctrico, sino también la de los asistentes.
Para el final, el vocalista hizo un pedido especial y fue señalando a ciertos elegidos para que subieran al escenario. Esto superó todas las expectativas, ya que al menos 50 personas se unieron en un abrazo con cada uno de los músicos, culminando el show con el grito de “S. T.“, poniendo el punto final a uno de los eventos del año.
El show fue entretenido y estuvo lleno de clásicos. Tocaron casi todos los temas que el público quería escuchar, aunque debo admitir que me hubiera encantado poder cantar a viva voz ese mega clásico que pasaba MTV en su pantalla, como “Institutionalized“. Sin embargo, no puedo negar que, gracias a Juan Manuel de HP Prensa y a California Sun Producciones, tuve el lujo de disfrutar de una de las mejores bandas de la vieja escuela del hardcore punk.
Etiquetas: Bad Religion, California Sun Productions, Hardcore Punk, HP Prensa, Hueso, Jay Weinberg, metallica, NoFx, slipknot, Suicidal Tendencies, The Dillinger Escape Plan