The Godfathers juegan en casa y despiden su gira española en el lugar más underground de Badalona. El motivo de su visita es interpretar su mítico disco Birth, School, Work, Death, publicado a finales de los años ochenta, concretamente en 1988.
El concierto comenzó con algo de retraso, tal vez porque los promotores esperaban que llegara más público. Pasadas las 20:00 horas, se apagaron las luces y de fondo sonó la sintonía de la serie The Persuaders!, de principios de los setenta.
Pete Coyne, líder y único miembro fundador permanente de la banda, apareció vestido de etiqueta, como si hubiera salido de The Sopranos. Con su porte de gánster y su cara de pocos amigos, nos dio la bienvenida en un perfecto español: ¡Hola, Badalona!
“This War” fue el tema inicial, con el que los londinenses aceleraron el ritmo de la noche. Le siguieron clásicos como She Gives Me Love, OCD, How Low Is Low, Lay That Money Down y Walking Talking Johnny Cash Blues, que rompió con el registro habitual del rock para explorar un estilo country con tintes de rockabilly.
Tras este breve popurrí, Coyne y sus secuaces —Richie Simpson, relegado a los laterales del escenario pero impecable en los riffs; Billy Duncanson, preciso en la batería, acompañando con gestos y sonrisas; y Jon Priestley, al bajo, elegante y energético— demostraron estar completamente entregados. Sudaron sus camisas, chalecos e incluso corbatas mientras tocaban con una mezcla de elegancia y salvajismo.
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El núcleo de la noche llegó con la interpretación íntegra de Birth, School, Work, Death, disco que da nombre a su gira. La canción homónima fue una de las más coreadas, manteniendo vivo el sonido punk londinense y excitando a sus incondicionales. Coyne, un frontman de apariencia seria y poco carisma escénico, logró, sin embargo, transmitir una intensidad arrolladora desde el escenario.
Canción tras canción, los temas fueron descargados con la fuerza de balas: If I Only Had Time, Tell Me Why, It’s So Hard, When I’m Coming Down, Cause I Said So, The Strangest Boy, S.T.B., Just Like You, Obsession y cerraron con Love Is Dead.
Pete Coyne, comunicativo y agradecido a los asistentes, mantuvo un gran nivel vocal durante toda la noche. En la parte final del concierto, volvieron a la carga con temas como I’m Not Your Slave y This Damn Nation, que revolucionó las primeras filas. I Want Everything tuvo un momento participativo, con Coyne pidiendo palmas y acercando el micrófono al público.
Finalmente, la banda rindió homenaje a The Ramones con I Can’t Sleep Tonight, seguida por una versión macarra y sorpresiva de Fight for Your Right de los Beastie Boys.
Fue una gran noche de rock inglés y punk. The Godfathers demostraron por qué hay que verlos siempre que se presente la oportunidad. Una alegría saber que siguen activos y ofreciendo noches memorables como esta, dejando claro que aún tienen mucho por dar.
The Godfathers juegan en casa y despiden su gira española en el lugar más underground de Badalona. El motivo de su visita es interpretar su mítico disco Birth, School, Work, Death, publicado a finales de los años ochenta, concretamente en 1988.
El concierto comenzó con algo de retraso, tal vez porque los promotores esperaban que llegara más público. Pasadas las 20:00 horas, se apagaron las luces y de fondo sonó la sintonía de la serie The Persuaders!, de principios de los setenta.
Pete Coyne, líder y único miembro fundador permanente de la banda, apareció vestido de etiqueta, como si hubiera salido de The Sopranos. Con su porte de gánster y su cara de pocos amigos, nos dio la bienvenida en un perfecto español: ¡Hola, Badalona!
“This War” fue el tema inicial, con el que los londinenses aceleraron el ritmo de la noche. Le siguieron clásicos como She Gives Me Love, OCD, How Low Is Low, Lay That Money Down y Walking Talking Johnny Cash Blues, que rompió con el registro habitual del rock para explorar un estilo country con tintes de rockabilly.
Tras este breve popurrí, Coyne y sus secuaces —Richie Simpson, relegado a los laterales del escenario pero impecable en los riffs; Billy Duncanson, preciso en la batería, acompañando con gestos y sonrisas; y Jon Priestley, al bajo, elegante y energético— demostraron estar completamente entregados. Sudaron sus camisas, chalecos e incluso corbatas mientras tocaban con una mezcla de elegancia y salvajismo.
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Canción tras canción, los temas fueron descargados con la fuerza de balas: If I Only Had Time, Tell Me Why, It’s So Hard, When I’m Coming Down, Cause I Said So, The Strangest Boy, S.T.B., Just Like You, Obsession y cerraron con Love Is Dead.
Pete Coyne, comunicativo y agradecido a los asistentes, mantuvo un gran nivel vocal durante toda la noche. En la parte final del concierto, volvieron a la carga con temas como I’m Not Your Slave y This Damn Nation, que revolucionó las primeras filas. I Want Everything tuvo un momento participativo, con Coyne pidiendo palmas y acercando el micrófono al público.
Finalmente, la banda rindió homenaje a The Ramones con I Can’t Sleep Tonight, seguida por una versión macarra y sorpresiva de Fight for Your Right de los Beastie Boys.
Fue una gran noche de rock inglés y punk. The Godfathers demostraron por qué hay que verlos siempre que se presente la oportunidad. Una alegría saber que siguen activos y ofreciendo noches memorables como esta, dejando claro que aún tienen mucho por dar.