Después de un corto parón en mis visitas a las salas de Madrid tenía unas ganas enormes de fotografiar. Puse mis pies camino a la Revi esperando que las cuatro bandas se entregaran, en una tarde calurosa de agosto, hasta dejar el escenario a la altura del suelo. Nada más llegar me sorprendió que no hubiera cola en la entrada y ver con caras largas algunos pocos en la terraza. Una vez dentro había más eco que otra cosa. Conté 5 personas esperando el inicio. Era vera, agosto en Madrid, había otros conciertos en la capital… pero nunca sospeché la poca entrada que tuvimos. Este detalle marcó bastante el ambiente general de todas las bandas. Hay que decir que dieron lo mejor de sí, pero un cartel que era puro fuego quedó como un grito bajo el agua. La parte buena, todos pudimos elegir sitio y pillar bebida al instante
La sala prácticamente vacía recibió a Critual, un proyecto nacido de los antiguos Unnamed y de muy reciente creación. A pesar de las circunstancias, los toledanos ofrecieron un concierto enérgico, con Vero, su vocalista, destacando por su carisma y valentía. Llevaba un maquillaje espectacular que me hubiera encantado llevara también el resto de la banda, me parece que eso “vende” mucho y crea sentido de unión. Una actuación intensa y emotiva, con una vocalista carismática que intentó conectar con el público pidiendo palmas, algo de movimiento y dejando grandes poses o miradas para la cámara. La interpretación me resultó correcta pero me faltó fluidez en los temas, nada que no se arregle con más ensayos y por supuesto mucho más bolos. Estuvo clara la entrega de los guitarristas y bajo, con escenas doblando guitarras o saltos al unísono, puro metal. Cuando Vero bajó a cantar la versión de “Enjoy the silence” quedó claro que capacidad de actuar y sorprender no les falta. Ojalá podamos volver a verles pronto. El sonido estuvo a la altura de la sala, así como las luces, de principio a fin de su actuación.
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Vanagloria, por su parte, presentó su último disco “La Sabiduría Inconcebible” en su totalidad, demostrando una gran solidez como banda, me transmitieron muchísima seguridad en su trabajo y se marcaron un concierto super redondo. Creo que los cuatro disfrutaron de estar en el escenario y aprovecharon la oportunidad para dejar su mejor versión. Con canciones de temáticas variadas tienen letras que hablan de la separación, la depresión e incluso un rap. Si no conoces la banda pásate por su discografía porque es larga y buena. Vanagloria me resultó en escena una banda más caótica y energética, con un sonido contundente y una puesta en escena más agresiva con momentos de gran intensidad.
Exodia, con su Thrash Metal renovado, ofreció un show contundente y lleno de energía. Amando, vocalista, destacó por su versatilidad vocal y carisma, se nota que tiene alma de líder, cada línea conectaba con el poco público y sus gestos, movimientos, recorrer el escenario te obligaba a seguirle como un imán. Me gustó mucho como se acercaba a los compañeros y les daba a cada uno algún gesto. Desparpajo y alegría de la que se contagia, estaban aprovechando el momento. El resto de la banda por su parte estuvo algo más estática, ambos guitarristas centrados en clavar su interpretación mantuvieron la posición sin dejar, eso si, de subir y bajar la cabeza o sacar la melena a volar al ritmo. El bajista por su parte se quedó casi todo el tiempo en un segundo plano, algo escondido bajo su gorra, pero también me hizo sentir su energía al tocar con muestras de entrega y satisfacción, pude verle cantar algún tema aunque no tuviera micro. La batería estuvo al mismo nivel dejando tras sus platos momentos de gran energía y constancia. Exodiadesprende energía y agresiva, la música rápida y los riffs contundentes podrían haber generado un ambiente de pogo y mosh pit, aunque la escasa asistencia lo intentó quedó como algo simbólico que reflejaba que los que estaban valoraban y disfrutaban.
The Troops of Doom, la banda más esperada de la noche (se llenó algo más la sala pero no conté más de 50 personas), ofreció una actuación potente y super profesional. Sonaron estupendos y con luces a la altura. En las fotos se puede ver que predominó el rojo pero sin ser muy saturado con haces blancos que daban contraste y algo de profundidad. Se me hizo super corto y creo que fue también por la falta de público. La interpretación de la banda fue excelsa y demostraron que son músicos consagrados. Todos los temas me parecieron contundes y me obligaron a mover la cabeza. Dedicaron un tema a un compatriota Brasileño y en varios temas se vieron pogos y circle pits, eran pocos pero disfrutones. Sí sentí su conexión con Sepultura en algunos ritmos y en sonidos del bajo, se puede decir que es un old school que particularmente me llegó y le he dado varias vueltas a su último disco “A mass to the Grotesque”, os invito a escucharlo.
En resumen, buen metal, bandas entregadas, cerveza y un poco de soledad. ¿Se puede pedir más? La noche demostró que el metal no necesita multitudes para ser grande.
Después de un corto parón en mis visitas a las salas de Madrid tenía unas ganas enormes de fotografiar. Puse mis pies camino a la Revi esperando que las cuatro bandas se entregaran, en una tarde calurosa de agosto, hasta dejar el escenario a la altura del suelo. Nada más llegar me sorprendió que no hubiera cola en la entrada y ver con caras largas algunos pocos en la terraza. Una vez dentro había más eco que otra cosa. Conté 5 personas esperando el inicio. Era vera, agosto en Madrid, había otros conciertos en la capital… pero nunca sospeché la poca entrada que tuvimos. Este detalle marcó bastante el ambiente general de todas las bandas. Hay que decir que dieron lo mejor de sí, pero un cartel que era puro fuego quedó como un grito bajo el agua. La parte buena, todos pudimos elegir sitio y pillar bebida al instante
La sala prácticamente vacía recibió a Critual, un proyecto nacido de los antiguos Unnamed y de muy reciente creación. A pesar de las circunstancias, los toledanos ofrecieron un concierto enérgico, con Vero, su vocalista, destacando por su carisma y valentía. Llevaba un maquillaje espectacular que me hubiera encantado llevara también el resto de la banda, me parece que eso “vende” mucho y crea sentido de unión. Una actuación intensa y emotiva, con una vocalista carismática que intentó conectar con el público pidiendo palmas, algo de movimiento y dejando grandes poses o miradas para la cámara. La interpretación me resultó correcta pero me faltó fluidez en los temas, nada que no se arregle con más ensayos y por supuesto mucho más bolos. Estuvo clara la entrega de los guitarristas y bajo, con escenas doblando guitarras o saltos al unísono, puro metal. Cuando Vero bajó a cantar la versión de “Enjoy the silence” quedó claro que capacidad de actuar y sorprender no les falta. Ojalá podamos volver a verles pronto. El sonido estuvo a la altura de la sala, así como las luces, de principio a fin de su actuación.
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Vanagloria, por su parte, presentó su último disco “La Sabiduría Inconcebible” en su totalidad, demostrando una gran solidez como banda, me transmitieron muchísima seguridad en su trabajo y se marcaron un concierto super redondo. Creo que los cuatro disfrutaron de estar en el escenario y aprovecharon la oportunidad para dejar su mejor versión. Con canciones de temáticas variadas tienen letras que hablan de la separación, la depresión e incluso un rap. Si no conoces la banda pásate por su discografía porque es larga y buena. Vanagloria me resultó en escena una banda más caótica y energética, con un sonido contundente y una puesta en escena más agresiva con momentos de gran intensidad.
Exodia, con su Thrash Metal renovado, ofreció un show contundente y lleno de energía. Amando, vocalista, destacó por su versatilidad vocal y carisma, se nota que tiene alma de líder, cada línea conectaba con el poco público y sus gestos, movimientos, recorrer el escenario te obligaba a seguirle como un imán. Me gustó mucho como se acercaba a los compañeros y les daba a cada uno algún gesto. Desparpajo y alegría de la que se contagia, estaban aprovechando el momento. El resto de la banda por su parte estuvo algo más estática, ambos guitarristas centrados en clavar su interpretación mantuvieron la posición sin dejar, eso si, de subir y bajar la cabeza o sacar la melena a volar al ritmo. El bajista por su parte se quedó casi todo el tiempo en un segundo plano, algo escondido bajo su gorra, pero también me hizo sentir su energía al tocar con muestras de entrega y satisfacción, pude verle cantar algún tema aunque no tuviera micro. La batería estuvo al mismo nivel dejando tras sus platos momentos de gran energía y constancia. Exodiadesprende energía y agresiva, la música rápida y los riffs contundentes podrían haber generado un ambiente de pogo y mosh pit, aunque la escasa asistencia lo intentó quedó como algo simbólico que reflejaba que los que estaban valoraban y disfrutaban.
The Troops of Doom, la banda más esperada de la noche (se llenó algo más la sala pero no conté más de 50 personas), ofreció una actuación potente y super profesional. Sonaron estupendos y con luces a la altura. En las fotos se puede ver que predominó el rojo pero sin ser muy saturado con haces blancos que daban contraste y algo de profundidad. Se me hizo super corto y creo que fue también por la falta de público. La interpretación de la banda fue excelsa y demostraron que son músicos consagrados. Todos los temas me parecieron contundes y me obligaron a mover la cabeza. Dedicaron un tema a un compatriota Brasileño y en varios temas se vieron pogos y circle pits, eran pocos pero disfrutones. Sí sentí su conexión con Sepultura en algunos ritmos y en sonidos del bajo, se puede decir que es un old school que particularmente me llegó y le he dado varias vueltas a su último disco “A mass to the Grotesque”, os invito a escucharlo.
En resumen, buen metal, bandas entregadas, cerveza y un poco de soledad. ¿Se puede pedir más? La noche demostró que el metal no necesita multitudes para ser grande.