

Los legendarios Tokio Hotel celebran The Tour 2025, conmemorando 25 años desde su formación. La banda se creó en 2001 en Magdeburgo, Alemania. Esta nueva gira demuestra su vigencia y su deseo de seguir conectando con el público. Afortunadamente, cuentan con dos fechas en la península, acompañados por Malou Lovis, la ahijada musical de la banda en el programa de talentos The Voice en Alemania.
Ayer arrasaron en Madrid y ahora trasladan la emoción a Barcelona en una lluviosa noche de marzo. El regreso de Bill Kaulitz, Tom Kaulitz, Georg Listing y Gustav Schäfer a España es un acontecimiento muy esperado por sus fans, tras su última visita en mayo de 2019.
Malou Lovis demuestra su talento y versatilidad interpretando canciones de diversos géneros, desde baladas emotivas hasta temas pop llenos de ritmo y energía. En su presentación, mostró sus más recientes creaciones: “Want It Back”, “Twenty-Five” y “Heart Run Riot”, además de sus sencillos más destacados, como “Glacier Rivers”. Cerró su actuación con “You Made Me”, en un ambiente íntimo y emotivo, donde logró una profunda conexión con el público. Su estilo, que fusiona elementos de pop, soul y R&B, se traduce en presentaciones en vivo llenas de energía y sentimiento.
La histeria adolescente se desata al ver a sus ídolos. Se apagan las luces y, tras una cortina negra con el logotipo de la banda en letras blancas, emergen entre sombras y una tenue luz. Bill Kaulitz, el vocalista, aparece al fondo del escenario como un ángel negro. Cae el telón y suena “Miss It (At All)”, provocando un estallido de euforia. Los gritos ensordecedores marcan el tono del concierto.
Sin dar tregua, “Dark Side of the Sun” toma el relevo. Elevados sobre una tarima a un metro del escenario y flanqueados por una pantalla que proyecta imágenes de su época dorada, el grupo nos sumerge en su universo. Cada gira tiene una temática y estética propias, reflejo de su evolución musical.
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La energía se transforma en pura adrenalina con “The Heart Get No Sleep”. Bill baja de la tarima, micrófono en mano, y con solo unos pasos convierte el recinto en una pista de baile. Sin perder el ritmo, el inconfundible riff de guitarra de Tom Kaulitz anuncia “Girl Got a Gun”, desatando su faceta más rockera. Mientras tanto, las visuales acompañan el espectáculo a modo de karaoke, proyectando la letra del coro.
El concierto da un giro inesperado con “Love Who Loves You Back”. Gustav Schäfer marca el ritmo con un groove de música disco. Bill, enfundado en un llamativo traje y un sombrero mexicano rosa, se sitúa en el centro del escenario y enciende la pista de baile.
Tras esta explosión de energía, el vocalista agradeció al equipo y lanzó un efusivo “¡Hola, amigos!”. Al notar las pancartas del público, invita a los asistentes a sacar sus teléfonos y presenta “Hands Up”.
Con “Feel It All”, la intensidad sigue en aumento. La guitarra y el bajo descienden del podio para acompañar a Bill, quien aprovecha la ocasión para declarar su amor por Barcelona. En tono de broma, menciona la falta de tatuajes de Georg Listing antes de hacer referencia a L’Home, una aclamada serie de Netflix.
La melancolía se apodera del recinto con la romántica “Easy”. Bill conecta visualmente con el público mientras dirige una coreografía de manos al aire, de un lado a otro. En ese momento, el protagonismo recae en Tom, que irrumpe con su guitarra.
El set acústico inicia con Tom en solitario, preparando el ambiente para uno de los momentos más emotivos de la noche. Bill reaparece con un elegante vestido negro y entona las primeras melodías de “Just a Moment”. A mitad de la canción, Malou Lovis se une a él, aportando una versatilidad única y explorando el lado más sentimental de la banda.
La puesta en escena se vuelve etérea con “In Your Shadow (I Can Shine)”. Bajo una luna de fondo y una densa niebla simulando nubes, los hermanos Kaulitz giran en una plataforma 360°, mientras el público estalla en gritos tras cada intervención. Las baladas se convierten en el puente emocional entre la banda y sus seguidores.
El show retoma su fuerza con el himno en alemán “Fahr Mit Mir (4×4)”. La energía sigue en lo más alto con “Fata Morgana”, manteniendo el ambiente de fiesta.
El vocalista vuelve a dirigirse a Barcelona y logra que toda la sala coree “World Behind My Wall”. La complicidad entre los hermanos Kaulitz se mantiene intacta, como en cada concierto.
La banda aprovecha el momento para agradecer sus 20 años de carrera y la increíble experiencia del tour. “Spring Nicht” suena con Bill sentado en una columna que se eleva sobre el escenario. Desde las alturas, su única arma es su voz, mientras la cámara capta abrazos y besos entre los fans, proyectándose en la pantalla gigante.
Para los más veteranos, llega un instante nostálgico: “Careless Whisper”, la icónica balada del fallecido vocalista George Michael en su etapa en Wham. Bill aparece sobre una cinta transportadora con un teclado keytar a su hombro, girando en 360° antes de terminar la canción a capela, envuelto en una ovación atronadora.
El festival de gritos continúa con “What If”. La pista de baile se llena, y hasta Georg Listing se deja llevar por el ritmo. Gustav Schäfer interactúa con el público lanzando una baqueta, que Bill recoge y arroja en tono de broma: “Todos mis músicos están casados, menos yo”. Acto seguido, sorprende con “Colors of the Wind”, envuelto en una inmensa nube de humo blanco.
El clímax llega con “White Lies”. Bajo el logo de la banda y las sinceras palabras de su cantante, una lluvia de confeti y aplausos sella la noche.
Pero aún queda más. Unos rayos en la pantalla anuncian el regreso de Tokio Hotel al escenario. Es momento del megahit “Monsoon”, una balada rock emotiva sobre la búsqueda del amor y la superación de la distancia. La sala estalla una vez más. El adiós definitivo llega con “Great Day”, cerrando el concierto con una explosión de emociones.
Uno a uno, los integrantes abandonan el escenario, en su particular forma de despedida. Gustav Schäfer es el último en decir adiós, arrojando sus baquetas al público.
Una noche marcada por 22 canciones, más de cinco cambios de vestuario deslumbrantes, los icónicos micrófonos brillantes de Bill, visuales envolventes y melenas al viento.
Tokio Hotel ha sabido mantener a su público a lo largo de los años, y sus conciertos lo confirman. Han logrado un éxito internacional con giras en Europa, América Latina, Estados Unidos y Asia, consolidando una base de fans diversa y apasionada en todo el mundo.


Los legendarios Tokio Hotel celebran The Tour 2025, conmemorando 25 años desde su formación. La banda se creó en 2001 en Magdeburgo, Alemania. Esta nueva gira demuestra su vigencia y su deseo de seguir conectando con el público. Afortunadamente, cuentan con dos fechas en la península, acompañados por Malou Lovis, la ahijada musical de la banda en el programa de talentos The Voice en Alemania.
Ayer arrasaron en Madrid y ahora trasladan la emoción a Barcelona en una lluviosa noche de marzo. El regreso de Bill Kaulitz, Tom Kaulitz, Georg Listing y Gustav Schäfer a España es un acontecimiento muy esperado por sus fans, tras su última visita en mayo de 2019.
Malou Lovis demuestra su talento y versatilidad interpretando canciones de diversos géneros, desde baladas emotivas hasta temas pop llenos de ritmo y energía. En su presentación, mostró sus más recientes creaciones: “Want It Back”, “Twenty-Five” y “Heart Run Riot”, además de sus sencillos más destacados, como “Glacier Rivers”. Cerró su actuación con “You Made Me”, en un ambiente íntimo y emotivo, donde logró una profunda conexión con el público. Su estilo, que fusiona elementos de pop, soul y R&B, se traduce en presentaciones en vivo llenas de energía y sentimiento.
La histeria adolescente se desata al ver a sus ídolos. Se apagan las luces y, tras una cortina negra con el logotipo de la banda en letras blancas, emergen entre sombras y una tenue luz. Bill Kaulitz, el vocalista, aparece al fondo del escenario como un ángel negro. Cae el telón y suena “Miss It (At All)”, provocando un estallido de euforia. Los gritos ensordecedores marcan el tono del concierto.
Sin dar tregua, “Dark Side of the Sun” toma el relevo. Elevados sobre una tarima a un metro del escenario y flanqueados por una pantalla que proyecta imágenes de su época dorada, el grupo nos sumerge en su universo. Cada gira tiene una temática y estética propias, reflejo de su evolución musical.
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La energía se transforma en pura adrenalina con “The Heart Get No Sleep”. Bill baja de la tarima, micrófono en mano, y con solo unos pasos convierte el recinto en una pista de baile. Sin perder el ritmo, el inconfundible riff de guitarra de Tom Kaulitz anuncia “Girl Got a Gun”, desatando su faceta más rockera. Mientras tanto, las visuales acompañan el espectáculo a modo de karaoke, proyectando la letra del coro.
El concierto da un giro inesperado con “Love Who Loves You Back”. Gustav Schäfer marca el ritmo con un groove de música disco. Bill, enfundado en un llamativo traje y un sombrero mexicano rosa, se sitúa en el centro del escenario y enciende la pista de baile.
Tras esta explosión de energía, el vocalista agradeció al equipo y lanzó un efusivo “¡Hola, amigos!”. Al notar las pancartas del público, invita a los asistentes a sacar sus teléfonos y presenta “Hands Up”.
Con “Feel It All”, la intensidad sigue en aumento. La guitarra y el bajo descienden del podio para acompañar a Bill, quien aprovecha la ocasión para declarar su amor por Barcelona. En tono de broma, menciona la falta de tatuajes de Georg Listing antes de hacer referencia a L’Home, una aclamada serie de Netflix.
La melancolía se apodera del recinto con la romántica “Easy”. Bill conecta visualmente con el público mientras dirige una coreografía de manos al aire, de un lado a otro. En ese momento, el protagonismo recae en Tom, que irrumpe con su guitarra.
El set acústico inicia con Tom en solitario, preparando el ambiente para uno de los momentos más emotivos de la noche. Bill reaparece con un elegante vestido negro y entona las primeras melodías de “Just a Moment”. A mitad de la canción, Malou Lovis se une a él, aportando una versatilidad única y explorando el lado más sentimental de la banda.
La puesta en escena se vuelve etérea con “In Your Shadow (I Can Shine)”. Bajo una luna de fondo y una densa niebla simulando nubes, los hermanos Kaulitz giran en una plataforma 360°, mientras el público estalla en gritos tras cada intervención. Las baladas se convierten en el puente emocional entre la banda y sus seguidores.
El show retoma su fuerza con el himno en alemán “Fahr Mit Mir (4×4)”. La energía sigue en lo más alto con “Fata Morgana”, manteniendo el ambiente de fiesta.
El vocalista vuelve a dirigirse a Barcelona y logra que toda la sala coree “World Behind My Wall”. La complicidad entre los hermanos Kaulitz se mantiene intacta, como en cada concierto.
La banda aprovecha el momento para agradecer sus 20 años de carrera y la increíble experiencia del tour. “Spring Nicht” suena con Bill sentado en una columna que se eleva sobre el escenario. Desde las alturas, su única arma es su voz, mientras la cámara capta abrazos y besos entre los fans, proyectándose en la pantalla gigante.
Para los más veteranos, llega un instante nostálgico: “Careless Whisper”, la icónica balada del fallecido vocalista George Michael en su etapa en Wham. Bill aparece sobre una cinta transportadora con un teclado keytar a su hombro, girando en 360° antes de terminar la canción a capela, envuelto en una ovación atronadora.
El festival de gritos continúa con “What If”. La pista de baile se llena, y hasta Georg Listing se deja llevar por el ritmo. Gustav Schäfer interactúa con el público lanzando una baqueta, que Bill recoge y arroja en tono de broma: “Todos mis músicos están casados, menos yo”. Acto seguido, sorprende con “Colors of the Wind”, envuelto en una inmensa nube de humo blanco.
El clímax llega con “White Lies”. Bajo el logo de la banda y las sinceras palabras de su cantante, una lluvia de confeti y aplausos sella la noche.
Pero aún queda más. Unos rayos en la pantalla anuncian el regreso de Tokio Hotel al escenario. Es momento del megahit “Monsoon”, una balada rock emotiva sobre la búsqueda del amor y la superación de la distancia. La sala estalla una vez más. El adiós definitivo llega con “Great Day”, cerrando el concierto con una explosión de emociones.
Uno a uno, los integrantes abandonan el escenario, en su particular forma de despedida. Gustav Schäfer es el último en decir adiós, arrojando sus baquetas al público.
Una noche marcada por 22 canciones, más de cinco cambios de vestuario deslumbrantes, los icónicos micrófonos brillantes de Bill, visuales envolventes y melenas al viento.
Tokio Hotel ha sabido mantener a su público a lo largo de los años, y sus conciertos lo confirman. Han logrado un éxito internacional con giras en Europa, América Latina, Estados Unidos y Asia, consolidando una base de fans diversa y apasionada en todo el mundo.