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Crónica: Ignacio Azzarita
En la gélida noche del jueves 13 de febrero en Copenhague, teníamos el plan perfecto para hacerle frente a los -5 grados de sensación térmica: asistir al concierto de Tribulation en la hermosa sala Hotel Cecil, de la mano de Live Nation.
A las 20:00 en punto, abrió la velada la banda telonera, Livgone, un proyecto multinacional integrado por músicos de Suecia, Polonia y Francia. Su propuesta fusiona el doom metal con una esencia setentera, pero con una impronta moderna. La alineación incluye dos guitarristas: uno con una guitarra de seis cuerdas y otro con una de ocho, lo que amplía la paleta sonora y genera disonancias muy interesantes.
Uno de los puntos más destacados fue su baterista, Emil Svennson, conocido por ser el baterista en vivo de Watain. Su potencia y precisión en los parches inyectaron una fuerza arrolladora al sonido de la banda. Sin embargo, la figura indiscutible del espectáculo fue la cantante Élise Aranguren, quien deslumbró con una voz poderosa, una presencia hipnótica y el aporte ocasional de sutiles colchones de teclados.
La actuación de Livgone fue impecable, dejando el escenario en ebullición para el plato fuerte de la noche.
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A las 21:00 en punto, el telón se abrió para revelar un escenario amplio, con un telón de fondo imponente, detalles decorativos a los costados, plataformas estratégicamente dispuestas para que los músicos se lucieran y sahumerios que impregnaron el recinto con su fragancia.
Tras una extensa introducción, Tribulation irrumpió en escena con las dos canciones que abren su más reciente trabajo, Sub Rosa in Æternum, y continuó con Nightbound y The Lament, ambas extraídas del aclamado Down Below (2018).
Desde los primeros acordes, quedó claro que los guitarristas tienen un gusto exquisito para componer riffs y solos: cada nota encajaba a la perfección. Además, la banda navega con absoluta naturalidad entre los distintos matices de su propuesta, alternando entre lo gótico y lo extremo con una fluidez orgánica.
El setlist avanzó con temas de su disco más oscuro, The Formulas of Death, destacando Suspiria, una obra de diez minutos que atraviesa múltiples estados anímicos. En este tramo del concierto, abundaron los pasajes instrumentales, pero lejos de ralentizar el espectáculo, aportaron profundidad y dinamismo.
La interacción con el público fue medida pero efectiva: gestos, miradas y un recorrido constante por el escenario bastaron para mantener la conexión. No hacía falta más; la audiencia estaba completamente entregada.
La recta final llegó con dos himnos, Melancholia e In Remembrance, celebrados con entusiasmo, seguidos por tres cortes de su último álbum, donde la banda profundizó en su faceta más gótica.
Cuando Tribulation abandonó el escenario, el público clamó por más, y la banda respondió con su tema más emblemático, Strange Gateways Beckon, extraído del brillante The Children of the Night.
Con la última nota aún resonando, la banda se despidió triunfante, cerrando su primer show como headliner en la ciudad con una actuación impecable.
Etiquetas: Copenhague, Dinamarca, Live Nation, Live Nation DK, Tribulation
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Crónica: Ignacio Azzarita
En la gélida noche del jueves 13 de febrero en Copenhague, teníamos el plan perfecto para hacerle frente a los -5 grados de sensación térmica: asistir al concierto de Tribulation en la hermosa sala Hotel Cecil, de la mano de Live Nation.
A las 20:00 en punto, abrió la velada la banda telonera, Livgone, un proyecto multinacional integrado por músicos de Suecia, Polonia y Francia. Su propuesta fusiona el doom metal con una esencia setentera, pero con una impronta moderna. La alineación incluye dos guitarristas: uno con una guitarra de seis cuerdas y otro con una de ocho, lo que amplía la paleta sonora y genera disonancias muy interesantes.
Uno de los puntos más destacados fue su baterista, Emil Svennson, conocido por ser el baterista en vivo de Watain. Su potencia y precisión en los parches inyectaron una fuerza arrolladora al sonido de la banda. Sin embargo, la figura indiscutible del espectáculo fue la cantante Élise Aranguren, quien deslumbró con una voz poderosa, una presencia hipnótica y el aporte ocasional de sutiles colchones de teclados.
La actuación de Livgone fue impecable, dejando el escenario en ebullición para el plato fuerte de la noche.
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A las 21:00 en punto, el telón se abrió para revelar un escenario amplio, con un telón de fondo imponente, detalles decorativos a los costados, plataformas estratégicamente dispuestas para que los músicos se lucieran y sahumerios que impregnaron el recinto con su fragancia.
Tras una extensa introducción, Tribulation irrumpió en escena con las dos canciones que abren su más reciente trabajo, Sub Rosa in Æternum, y continuó con Nightbound y The Lament, ambas extraídas del aclamado Down Below (2018).
Desde los primeros acordes, quedó claro que los guitarristas tienen un gusto exquisito para componer riffs y solos: cada nota encajaba a la perfección. Además, la banda navega con absoluta naturalidad entre los distintos matices de su propuesta, alternando entre lo gótico y lo extremo con una fluidez orgánica.
El setlist avanzó con temas de su disco más oscuro, The Formulas of Death, destacando Suspiria, una obra de diez minutos que atraviesa múltiples estados anímicos. En este tramo del concierto, abundaron los pasajes instrumentales, pero lejos de ralentizar el espectáculo, aportaron profundidad y dinamismo.
La interacción con el público fue medida pero efectiva: gestos, miradas y un recorrido constante por el escenario bastaron para mantener la conexión. No hacía falta más; la audiencia estaba completamente entregada.
La recta final llegó con dos himnos, Melancholia e In Remembrance, celebrados con entusiasmo, seguidos por tres cortes de su último álbum, donde la banda profundizó en su faceta más gótica.
Cuando Tribulation abandonó el escenario, el público clamó por más, y la banda respondió con su tema más emblemático, Strange Gateways Beckon, extraído del brillante The Children of the Night.
Con la última nota aún resonando, la banda se despidió triunfante, cerrando su primer show como headliner en la ciudad con una actuación impecable.
Etiquetas: Copenhague, Dinamarca, Live Nation, Live Nation DK, Tribulation