


Pocas cosas hay más poderosas que una sala pequeña cuando la música se impone sin concesiones. En la segunda ciudad más poblada de la provincia de Tarragona, Lo Submarino de Reus se convirtió en epicentro de una descarga eléctrica que reunió a los argentinos V.I.D.A., Speed Kobra, Terminal Fith y Burial Ruthless en una noche donde la asistencia fue modesta, pero la energía se desbordó como si cada riff fuera el último, con moshpits fugaces que crecían con el paso de los temas.
Los primeros en romper el silencio fueron Burial Ruthless, banda venezolana de Groove/Tech-Death nacida en Maturín y actualmente establecida en Barcelona, que transformó el escenario en un auténtico campo de batalla. Su mezcla de death metal técnico y groove, con tintes de deathcore, afilada y precisa, golpeó como un mazo desde el primer segundo. En temas como “Blackheart”, el público se compactó frente al escenario, contagiado por una rabia que se siente más que se escucha. Pero fue “National Autopsy” la que terminó de prender la mecha: un grito por la libertad de Venezuela, escupido con la furia de quien carga años de frustración y resistencia. Victor no necesitó discursos; bastaba con ver su mirada y la tensión en su cuerpo para comprender y reivindicar el dolor real que su nación padece.
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Terminal Fith continuó con una descarga cercana a lo industrial, con riffs densos y una voz que sonaba como metal oxidado arrastrándose. El ambiente se volvió denso, casi claustrofóbico, mientras la banda jugaba con una tensión que solo quienes saben dominar el caos logran controlar.
Luego, Speed Kobra rompió todo con un set rabioso y sin filtros: punk, thrash y sudor. Nada de poses, solo actitud. Una batería disparando a mil por hora y guitarras que parecían cuchillas convirtieron el suelo en un hervidero.
Finalmente llegó el turno de V.I.D.A., una de las bandas más respetadas del metal argentino, con más de dos décadas de lucha, discos y escenarios a sus espaldas. No vinieron a evocar viejos tiempos, sino a demostrar que siguen siendo un puño cerrado en la cara del conformismo. Su actuación fue contundente, con un sonido envolvente y directo, como una muralla impenetrable, sin errores, para quedar grabada en la memoria de la cincuentena de fans presentes en el modesto espacio.
El setlist incluyó sus mejores temas junto con material más reciente: “Acción/Reacción”, “Mentes enfermas”, “En la oscuridad”, “Invisibles”, “Almas”, “Testigos ciegos”, “Guerrero”, “No hay opción”, “Espectadores de la masacre” e “Instinto”.
Los argentinos dejaron una huella imborrable en la capital del Baix Camp, que tuvo el honor de recibir a una de las mejores bandas de su país en lo que es, hoy, una de las catedrales del metal extremo.



Pocas cosas hay más poderosas que una sala pequeña cuando la música se impone sin concesiones. En la segunda ciudad más poblada de la provincia de Tarragona, Lo Submarino de Reus se convirtió en epicentro de una descarga eléctrica que reunió a los argentinos V.I.D.A., Speed Kobra, Terminal Fith y Burial Ruthless en una noche donde la asistencia fue modesta, pero la energía se desbordó como si cada riff fuera el último, con moshpits fugaces que crecían con el paso de los temas.
Los primeros en romper el silencio fueron Burial Ruthless, banda venezolana de Groove/Tech-Death nacida en Maturín y actualmente establecida en Barcelona, que transformó el escenario en un auténtico campo de batalla. Su mezcla de death metal técnico y groove, con tintes de deathcore, afilada y precisa, golpeó como un mazo desde el primer segundo. En temas como “Blackheart”, el público se compactó frente al escenario, contagiado por una rabia que se siente más que se escucha. Pero fue “National Autopsy” la que terminó de prender la mecha: un grito por la libertad de Venezuela, escupido con la furia de quien carga años de frustración y resistencia. Victor no necesitó discursos; bastaba con ver su mirada y la tensión en su cuerpo para comprender y reivindicar el dolor real que su nación padece.
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Luego, Speed Kobra rompió todo con un set rabioso y sin filtros: punk, thrash y sudor. Nada de poses, solo actitud. Una batería disparando a mil por hora y guitarras que parecían cuchillas convirtieron el suelo en un hervidero.
Finalmente llegó el turno de V.I.D.A., una de las bandas más respetadas del metal argentino, con más de dos décadas de lucha, discos y escenarios a sus espaldas. No vinieron a evocar viejos tiempos, sino a demostrar que siguen siendo un puño cerrado en la cara del conformismo. Su actuación fue contundente, con un sonido envolvente y directo, como una muralla impenetrable, sin errores, para quedar grabada en la memoria de la cincuentena de fans presentes en el modesto espacio.
El setlist incluyó sus mejores temas junto con material más reciente: “Acción/Reacción”, “Mentes enfermas”, “En la oscuridad”, “Invisibles”, “Almas”, “Testigos ciegos”, “Guerrero”, “No hay opción”, “Espectadores de la masacre” e “Instinto”.
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