

Las huestes del rock se reunieron una vez más para disfrutar de Vitico y Los Leones quienes trajeron al presente los clásicos de Riff y brindaron, como siempre, un show de alto voltaje en El Teatrito.
La velada comenzó allá por las 19:30 con King Drago, de gran contundencia, repasando su muy buen primer disco “Amor Negro” con canciones como “Hijos de Fuego”, “Pierdes el Control” o “Te Necesito”. También hubo lugar para adelantar un tema de lo que será su próximo trabajo discográfico y cerraron con “Destrucción” (no aquel clásico sino uno de su propia autoría). Certera presentación para este cuarteto de Haedo liderados por Hernán Alonso Reyes.
Accidentada performance de Blas Mora, ya que debieron iniciar su set con la ausencia del bajista Charlie Giardina demorado por razones de fuerza mayor. Así, para no retrasar la programación, abrieron en inédito formato de dúo de guitarra y batería con una versión de “O Sole Mio” en clave de rock. Impactante el caudal vocal de Blas Mora, con dotes en el registro lírico, que también se luce en covers como “You Shook Me All Night Long”. Ya completada la formación y ahora sí como trío presentaron temas propios como “Rodando” o “En el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo Rock N Roll”. Cerraron con dos ultra clásicos: “Highway to Hell” y “Fortunate Son” que dan cuenta de qué se trata su propuesta. Muy destacable como lograron suplir con huevos, talento y rock un contratiempo.
La siguiente banda invitada fue Cien 1000 Años, con una actuación de gran factura también. Conjunto liderado por Carli La Rocca, de larga trayectoria, que hoy se ven renovados con nuevos integrantes, pero la potencia de siempre. Tras los acordes de “Symptom of the Universe” de Black Sabbath se despacharon con “La Luna”, y fueron repasando algunas de las canciones que integran su trabajo “Para Siempre”, como “Prefiero Ser Como Soy”; junto con otras más viejitas como “No Te Creo Más”. Luego de una breve versión de “Burn” de Purple, cerraron a puro rock con “Nueva Leña”, con un Teatrito ya colmado y listo para el acto principal.
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Todo preparado entonces para Vitico y Los Leones, que abrieron el set con una tremenda versión de “Ruedas de Metal”. Impresionante lo que suena esta banda que además del “Canciller” en voz y bajo, se completa con Alejandro Soto en batería, y los hermanos Demon y “Pollo” Pistarelli en guitarras y coros. Un sonido impecable y la imponente presencia de Vitico sobre el escenario que es la estampa del rock en persona.
Esos primeros minutos fueron todos de clásicos directos y sin pausas, festejados por todo el recinto: “Necesitamos más Acción”, “En la Ciudad del Grán Río”, “No Detenga su Motor” y “Sórdidez”. Recién ahí Vitico se dirigió al público con la ya clásica pregunta: “¿La están pasando bien?”. Por supuesto que sí.
Continuaron con dos canciones de “VII”, “La Espada Sagrada” y “Ex-terminador”; para luego cerrar la primera mitad del show con “Susy Cadillac”, esta vez ubicada estratégicamente promediando el recital, en lugar de ser el último número como es costumbre. Es que, si bien no hubo sorpresas en el setlist, se notó que cambiaron de orden algunas de las canciones.
Vitico, visiblemente aquejado por un dolor, se retiró por unos breves minutos mientras la banda se despachaba con una extendida ejecución de “Sube a mi Voiture”. El “Demonio” Pistarelli echó mano de todos sus recursos para esta improvisada versión mientras aguardaron el regreso del Canciller. Ya de nuevo como cuarteto, completaron la canción y continuaron la lista con una muy festejada “No Obstante lo Cual”.
Víctor tuvo unas palabras para recordar la reciente partida de Ozzy Osbourne y presentó a su nieto Felipe Agote a modo de invitado para cantar una inédita versión de “Paranoid”. Ya de nuevo en formato original, sucedieron otras dos canciones enganchadas que llevan el ADN de Vitico en su composición: “Es Tarde” y “Parece que Viene Bien”.
La recta final del recital fue apuntalada por otros dos clásicos, “Mucho por Hacer” coreada por la totalidad del recinto; y “Rayo Luminoso”, grabada recientemente por esta agrupación.
El cierre vino de la mano de “Macadam 3, 2, 1”, y de esta forma todos los discos de RIFF quedaron representados durante el transcurso de la noche. Vitico lleva casi 6 décadas de rock encima y sigue en pie, inoxidable, vigente, siempre con calidad y buen gusto, al frente de una banda que suena cada vez mejor. Contra todo, arriba del escenario, su motor no se detiene porque todavía queda… mucho por hacer.


Las huestes del rock se reunieron una vez más para disfrutar de Vitico y Los Leones quienes trajeron al presente los clásicos de Riff y brindaron, como siempre, un show de alto voltaje en El Teatrito.
La velada comenzó allá por las 19:30 con King Drago, de gran contundencia, repasando su muy buen primer disco “Amor Negro” con canciones como “Hijos de Fuego”, “Pierdes el Control” o “Te Necesito”. También hubo lugar para adelantar un tema de lo que será su próximo trabajo discográfico y cerraron con “Destrucción” (no aquel clásico sino uno de su propia autoría). Certera presentación para este cuarteto de Haedo liderados por Hernán Alonso Reyes.
Accidentada performance de Blas Mora, ya que debieron iniciar su set con la ausencia del bajista Charlie Giardina demorado por razones de fuerza mayor. Así, para no retrasar la programación, abrieron en inédito formato de dúo de guitarra y batería con una versión de “O Sole Mio” en clave de rock. Impactante el caudal vocal de Blas Mora, con dotes en el registro lírico, que también se luce en covers como “You Shook Me All Night Long”. Ya completada la formación y ahora sí como trío presentaron temas propios como “Rodando” o “En el Nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo Rock N Roll”. Cerraron con dos ultra clásicos: “Highway to Hell” y “Fortunate Son” que dan cuenta de qué se trata su propuesta. Muy destacable como lograron suplir con huevos, talento y rock un contratiempo.
La siguiente banda invitada fue Cien 1000 Años, con una actuación de gran factura también. Conjunto liderado por Carli La Rocca, de larga trayectoria, que hoy se ven renovados con nuevos integrantes, pero la potencia de siempre. Tras los acordes de “Symptom of the Universe” de Black Sabbath se despacharon con “La Luna”, y fueron repasando algunas de las canciones que integran su trabajo “Para Siempre”, como “Prefiero Ser Como Soy”; junto con otras más viejitas como “No Te Creo Más”. Luego de una breve versión de “Burn” de Purple, cerraron a puro rock con “Nueva Leña”, con un Teatrito ya colmado y listo para el acto principal.
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Todo preparado entonces para Vitico y Los Leones, que abrieron el set con una tremenda versión de “Ruedas de Metal”. Impresionante lo que suena esta banda que además del “Canciller” en voz y bajo, se completa con Alejandro Soto en batería, y los hermanos Demon y “Pollo” Pistarelli en guitarras y coros. Un sonido impecable y la imponente presencia de Vitico sobre el escenario que es la estampa del rock en persona.
Esos primeros minutos fueron todos de clásicos directos y sin pausas, festejados por todo el recinto: “Necesitamos más Acción”, “En la Ciudad del Grán Río”, “No Detenga su Motor” y “Sórdidez”. Recién ahí Vitico se dirigió al público con la ya clásica pregunta: “¿La están pasando bien?”. Por supuesto que sí.
Continuaron con dos canciones de “VII”, “La Espada Sagrada” y “Ex-terminador”; para luego cerrar la primera mitad del show con “Susy Cadillac”, esta vez ubicada estratégicamente promediando el recital, en lugar de ser el último número como es costumbre. Es que, si bien no hubo sorpresas en el setlist, se notó que cambiaron de orden algunas de las canciones.
Vitico, visiblemente aquejado por un dolor, se retiró por unos breves minutos mientras la banda se despachaba con una extendida ejecución de “Sube a mi Voiture”. El “Demonio” Pistarelli echó mano de todos sus recursos para esta improvisada versión mientras aguardaron el regreso del Canciller. Ya de nuevo como cuarteto, completaron la canción y continuaron la lista con una muy festejada “No Obstante lo Cual”.
Víctor tuvo unas palabras para recordar la reciente partida de Ozzy Osbourne y presentó a su nieto Felipe Agote a modo de invitado para cantar una inédita versión de “Paranoid”. Ya de nuevo en formato original, sucedieron otras dos canciones enganchadas que llevan el ADN de Vitico en su composición: “Es Tarde” y “Parece que Viene Bien”.
La recta final del recital fue apuntalada por otros dos clásicos, “Mucho por Hacer” coreada por la totalidad del recinto; y “Rayo Luminoso”, grabada recientemente por esta agrupación.
El cierre vino de la mano de “Macadam 3, 2, 1”, y de esta forma todos los discos de RIFF quedaron representados durante el transcurso de la noche. Vitico lleva casi 6 décadas de rock encima y sigue en pie, inoxidable, vigente, siempre con calidad y buen gusto, al frente de una banda que suena cada vez mejor. Contra todo, arriba del escenario, su motor no se detiene porque todavía queda… mucho por hacer.